El Día Internacional de las Familias se celebra el 15 de mayo de cada año para crear conciencia sobre el papel fundamental de las familias en la educación de los hijos desde la primera infancia, y las oportunidades de aprendizaje permanente que existen para los niños y las niñas y los jóvenes.
En la década de los ochenta, las Naciones Unidas comenzaron a centrarse en temas relacionados con la familia. En 1983, siguiendo las recomendaciones del Consejo Económico y Social, la Comisión de Desarrollo Social, a través de su resolución 1983/23 sobre la función de la familia en el proceso de desarrollo, pidió al Secretario General que promoviera «entre los encargados de adoptar decisiones y el público una mayor conciencia de los problemas y las necesidades de la familia, así como de las formas eficaces de satisfacer dichas necesidades».
Más tarde el Consejo, en su resolución 1985/29, pidió a la Asamblea General que considerara la posibilidad de incluir en su programa provisional para el cuadragésimo primero periodo de sesiones el tema titulado «Las familias en el proceso de desarrollo», con la idea de pedir al Secretario General que iniciase un proceso para crear conciencia sobre este asunto entre los gobiernos, las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales, y la opinión pública.
Atendiendo a las recomendaciones de la Comisión de Desarrollo Social formulada en su trigésimo periodo de sesiones, la Asamblea invitó a los Estados Miembros a que manifestaran su parecer acerca de la posible proclamación de un año internacional de la familia y formulasen observaciones y propuestas al respecto.
Finalmente, en su resolución 44/82 el 9 de diciembre de 1989, la Asamblea General proclamó el Año Internacional de la Familia. Más tarde, en 1993, con la resolución A/RES/47/237, decidió celebrar el Día Internacional de la Familia cada 15 de mayo, con el fin de dar a conocer la cuestiones relativas a las familias y reflexionar acerca de cómo les afectan los procesos sociales, económicos y demográficos.
Las familias y el cambio climático
El cambio climático repercute negativamente en la salud y el bienestar de las familias a causa de una mayor contaminación, al mismo tiempo que fenómenos meteorológicos extremos exacerbados por el cambio climático, como huracanes, sequías e inundaciones, provocan a menudo desplazamientos forzosos y la pérdida de los medios de subsistencia de las familias y las personas. Estos fenómenos afectan a la productividad agrícola y al acceso al agua, lo que intensifica el hambre y situaciones de vulnerabilidad. Además, provocan daños económicos en sectores sensibles a los efectos del clima, como la agricultura y la pesca.
Si no actuamos drásticamente, la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático serán cada vez más difíciles y costosas.
Para actuar de forma significativa y eficaz contra el cambio climático es fundamental empoderar a las familias a través de la educación, el cambio de hábitos de consumo y la sensibilización. Las familias, como transmisoras de valores de una generación a otra, deben adoptar desde una edad temprana hábitos sostenibles y de concienciación sobre el cambio climático. Integrar los principios de la economía circular en la educación infantil puede ayudar a construir un modelo económico sostenible basado en la reducción de los residuos y la regeneración de los recursos naturales. Las familias, como consumidoras y activistas, pueden conducir la transición hacia una economía circular.
La celebración en 2024 del Día Internacional de la Familia se centra en sensibilizar sobre el impacto del cambio climático en las familias y el papel que estas pueden desempeñar en la acción por el clima. A través de iniciativas familiares y de la comunidad, podemos fomentar la acción por el clima con educación, acceso a la información, formación y la implicación de la comunidad.
¿Sabías que…?
- La esperanza de vida mundial al nacer alcanzó los 72,8 años en 2019, lo que supone una mejora de unos nueve años con respecto a 1990.
- En 2030, casi el 12 % de la población mundial tendrá 65 años o más. Para 2050, la longevidad media mundial se situará en torno a los 77,2 años.
- En todo el mundo, más del 23 % de los individuos, lo que equivale a más de 1000 millones de personas, vive en barrios marginales en zonas urbanas. Se calcula que un crecimiento del 1 % de la población urbana aumenta la incidencia de los suburbios en un 5,3 % en Asia y un 2,3 % en África.
- Se estima que el 2 % de la población mundial no tiene hogar y que otro 20 % vive en condiciones de vivienda inadecuadas.
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