Tema de salud: Rehabilitación

Responsable: Patricia Alonso Galbán

Dpto. Servicios Especiales de Información

Datos y cifras

» La rehabilitación es una parte esencial de la cobertura sanitaria universal, junto con la promoción de la buena salud, la prevención de enfermedades, el tratamiento y los cuidados paliativos.
» La rehabilitación ayuda a los niños, los adultos o las personas mayores a ser lo más independientes posible en su día a día y les permite participar en actividades educativas, laborales o recreativas o llevar a cabo las tareas que dan sentido a su vida, como atender a la familia.
» En el ámbito mundial, se estima que 2400 millones de personas tienen alguna afección de salud que se beneficia de la rehabilitación.
» Se prevé que la necesidad de rehabilitación aumente en todo el mundo debido a los cambios en la salud y las características de la población. Por ejemplo, se vive durante más tiempo, pero con más enfermedades crónicas y discapacidad.
» En la actualidad, buena parte de las necesidades de rehabilitación no están atendidas. En algunos países de ingreso bajo y mediano, más del 50 % de las personas no reciben los servicios de rehabilitación que precisan. Los servicios de rehabilitación se encuentran también entre los servicios de salud más afectados por la pandemia de COVID-19.

¿Qué es la rehabilitación?

La rehabilitación se define como «un conjunto de intervenciones encaminadas a optimizar el funcionamiento y reducir la discapacidad en personas con afecciones de salud en la interacción con su entorno».

En pocas palabras, la rehabilitación ayuda a los niños, los adultos o las personas mayores a ser lo más independientes posible en su día a día y les permite participar en actividades educativas, laborales o recreativas o llevar a cabo las tareas que dan sentido a su vida, como atender a la familia. Para ello, se tratan las afecciones subyacentes (como el dolor) y se mejora la forma en que una persona funciona en su día a día, apoyándola para que supere las dificultades que pueda tener para entender, ver, oír, comunicarse, alimentarse o desplazarse.

Cualquier persona puede necesitar rehabilitación en algún momento de su vida, como consecuencia de una lesión, intervención quirúrgica o enfermedad, o porque su capacidad para funcionar se ha reducido con la edad.

La rehabilitación puede consistir, por ejemplo, en:

» Ejercicios para mejorar el habla, lenguaje y comunicación de una persona tras una lesión cerebral.
» La modificación del entorno domiciliario de una persona mayor para mejorar su seguridad e independencia en el hogar y reducir el riesgo de caídas.
» Ofrecer ejercicios y educar a las personas con cardiopatías para que lleven una vida saludable.
» Fabricar y ajustar una prótesis y enseñar al interesado a utilizarla tras la amputación de una pierna.
» Técnicas de posicionamiento y colocación de férulas para asistir en la cicatrización de la piel, reducir la hinchazón y recuperar el movimiento tras una intervención quirúrgica por quemadura.
» Prescribir medicamentos para reducir la rigidez muscular en los niños con parálisis cerebral.
» El apoyo psicológico a las personas con depresión.
» Enseñar a las personas con pérdida de visión a utilizar un bastón blanco.

La rehabilitación se centra mucho en la persona, lo que significa que las intervenciones y enfoque seleccionados en cada caso dependerán de los objetivos y preferencias de la persona interesada. Puede ofrecerse rehabilitación en muchos entornos diferentes, desde entornos hospitalarios o ambulatorios, a clínicas privadas o entornos comunitarios, como el domicilio.

En la rehabilitación participan diversos tipos de profesionales de la salud, entre ellos: psicoterapeutas, ergoterapeutas, logopedas, ortesistas y protesistas, psicólogos clínicos, fisiatras y personal de enfermería especializado en rehabilitación. 

Los beneficios de la rehabilitación

La rehabilitación puede reducir los efectos de multitud de problemas de salud, como enfermedades (agudas o crónicas), afecciones, lesiones o traumatismos. Asimismo, puede complementar otras intervenciones sanitarias, como las médicas o quirúrgicas, y contribuye a conseguir el mejor resultado posible. Así, por ejemplo, la rehabilitación puede contribuir a reducir, gestionar o evitar las complicaciones de muchos problemas de salud, como las lesiones medulares, los accidentes cerebrovasculares o las fracturas.

También contribuye a reducir al mínimo o frenar los efectos discapacitantes de enfermedades crónicas como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes, dotando a los pacientes de estrategias de autogestión y de las ayudas técnicas que precisen, o manejando el dolor u otras complicaciones.

La rehabilitación es una inversión que aporta beneficios en términos de costos tanto a quien la precisa como a la sociedad en conjunto. Puede ayudar a evitar hospitalizaciones costosas, reducir la duración de estas y evitar los reingresos. Asimismo, hace posible que quienes la reciben puedan participar en actividades educativas y tener un empleo remunerado, llevar una vida independiente en su casa y reducir al mínimo la necesidad de recibir apoyo financiero o de que otra persona se ocupe de cuidarlas.

La rehabilitación es un componente importante de la cobertura sanitaria universal y una estrategia fundamental para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3 («Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades»).

Ideas erróneas sobre la rehabilitación

La rehabilitación no es solo para las personas con trastornos prolongados o deficiencias físicas. Al contrario, es una parte esencial del servicio de salud que ha de recibir cualquier persona con algún problema de salud, agudo o crónico, alguna deficiencia o alguna lesión que suponga una limitación para su vida cotidiana, por lo que todo aquel que necesite rehabilitación ha de poder acceder a los servicios pertinentes.

La rehabilitación no es un lujo ni un servicio de salud disponible solo para quienes puedan permitírselo. Tampoco es un servicio opcional que pueda intentarse cuando fallen otras intervenciones para prevenir o curar una afección de salud.

Para que se materialicen todos los beneficios sociales, económicos y sanitarios de la rehabilitación, es necesario que todas las personas tengan acceso a intervenciones de rehabilitación oportunas, de calidad y asequibles. En muchos casos, ello implica empezar con la rehabilitación en cuanto se detecta un problema de salud, y continuar con ella mientras se llevan a cabo otras intervenciones sanitarias.

Necesidades no satisfechas de rehabilitación en el mundo

En el ámbito mundial, se estima que unos 2400 millones de personas tienen alguna afección de salud que se beneficia de la rehabilitación. Con los cambios que se están produciendo en la salud y las características de la población mundial, esta necesidad estimada de rehabilitación solo puede ir en aumento en los años venideros.

Se vive más años, de hecho se prevé que el número de personas mayores de 60 años se haya duplicado para 2050, y más personas viven con enfermedades crónicas, como diabetes, accidentes cerebrovasculares y cáncer. Al mismo tiempo, persiste la incidencia continuada de lesiones (como quemaduras) o afecciones del desarrollo infantil (como la parálisis cerebral). Estas afecciones de salud pueden afectar a la funcionalidad de una persona y están vinculadas con niveles más altos de discapacidad, para los que la rehabilitación puede ser beneficiosa.

En muchas partes del mundo, estas necesidades en aumento de rehabilitación quedan en gran medida desatendidas. Más de las mitad de las personas de algunos países de ingreso bajo y mediano que precisan servicios de rehabilitación no los reciben. Los servicios de rehabilitación se encuentran en general entre los servicios de salud más afectados por la pandemia de COVID-19.

Rehabilitación en las emergencias

Los peligros naturales, como los terremotos o los brotes de enfermedades, y los peligros antropogénicos, como los conflictos, el terrorismo o los accidentes industriales, pueden generar ingentes necesidades de rehabilitación como resultado de traumatismos o enfermedades. Además, conjuntamente perturban los servicios existentes y afectan especialmente a las poblaciones más vulnerables y los sistemas de salud más frágiles.

Si bien en las orientaciones clínicas y humanitarias se reconoce la importancia de la rehabilitación en las emergencias, esta rara vez se considera parte de la preparación y respuesta temprana de los sistemas de salud. El resultado es que se magnifican las limitaciones preexistentes de los servicios de rehabilitación, la prestación de los servicios de salud es menos eficiente y las personas directamente afectadas corren el riesgo de mayores trastornos y discapacidad. 

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