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Las sobrevivientes de cáncer de cuello uterino tienen un mayor riesgo de otro tipo de cáncer

Las mujeres que superan el cáncer de cuello uterino podrían tener otra crisis de salud potencialmente letal en su horizonte, señalan los investigadores.

Las supervivientes al cáncer de cuello uterino tienen casi el doble de riesgo de desarrollar cánceres anales en comparación con la población general, informaron los investigadores el 11 de septiembre en la revista JAMA Network Open.

Y su riesgo aumenta a medida que envejecen, y a medida que pasa el tiempo desde su tratamiento contra el cáncer de cuello uterino, muestran los resultados.

Ambos tipos de cáncer se vinculan con la infección con el virus del papiloma humano (VPH), anotaron los investigadores. El virus se propaga principalmente durante el contacto íntimo.

«Sabemos desde hace mucho tiempo que tanto el cáncer de cuello uterino como el de ano son provocados por el VPH, el virus del papiloma humano», señaló en un comunicado de prensa el investigador principal, Ashish Deshmukh . Es codirector del Programa de Investigación sobre Prevención y Control del Cáncer en el Centro Oncológico Hollings de la Universidad Médica de Carolina del Sur en Charleston.

«Pero lo que no se ha entendido bien es cómo ese riesgo compartido podría conectar las dos enfermedades a lo largo de la vida de una mujer», dijo Deshmukh.

En el estudio, los investigadores analizaron datos de más de 85 000 mujeres estadounidenses diagnosticadas con cáncer de cuello uterino, y las siguieron durante dos décadas para ver cuántas desarrollaron cáncer anal.

Los resultados mostraron que las tasas de cáncer anal entre las sobrevivientes de cáncer de cuello uterino aumentaron con la edad y con el tiempo, y la mayoría de los casos ocurrieron entre mujeres de 65 a 74 años más de 15 años después de su diagnóstico original.

En las mujeres de ese grupo de edad, la tasa de cánceres anales es tan alta que las califica para las pruebas de rutina como pacientes de alto riesgo, dijeron los investigadores.

Actualmente, las pruebas de detección del cáncer anal se recomiendan solo para ciertos grupos de alto riesgo, incluidas las personas que viven con el VIH, las receptoras de trasplantes de órganos y las mujeres que han tenido cáncer de vulva, anotaron los investigadores.

«Nuestro estudio muestra que el riesgo no desaparece, en realidad aumenta con la edad y con el tiempo», señaló en un comunicado de prensa el investigador principal, Haluk Damgacioglu, profesor asistente de la Universidad Médica de Carolina del Sur.

Esto se debe a que los cánceres relacionados con el VPH pueden tardar años, y a veces décadas, en desarrollarse, dijeron los investigadores.

«Es un proceso lento, y eso es parte de por qué ha sido tan difícil de detectar», dijo Deshmukh. «Para cuando aparecen los síntomas, el cáncer a menudo está avanzado».

Las pruebas de detección del cáncer anal no son tan rutinarias como las pruebas de detección de otros cánceres, pero existen métodos confiables, dijeron los investigadores.

«Estos resultados nos dicen que las mujeres que tuvieron cáncer de cuello uterino hace años deben ser consideradas para las pruebas de detección de cáncer anal de rutina», dijo Damgacioglu. «En este momento, eso no está sucediendo».

El equipo ahora está trabajando en un proyecto para determinar cuándo y con qué frecuencia deben realizarse las pruebas de detección entre los sobrevivientes de cáncer de cuello uterino.

«No tenemos los recursos para evaluar a todos», dijo Deshmukh. «Pero podemos usar estos datos para ser estratégicos. La detección basada en el riesgo garantiza que ayudemos a las personas que más lo necesitan».

Damgacioglu dijo que hay un objetivo.

«Se trata de ayudar a los sobrevivientes de cáncer a largo plazo a proteger su salud», dijo. «Ya han luchado contra un cáncer, queremos ayudar a prevenir un segundo».

Leer el texto completo del artículo en:

Damgacioglu HCurtis CSonawane K, et al. Anal Cancer Incidence Among Women With a History of Cervical Cancer by Age and Time Since Diagnosis. JAMA Netw Open. 2025;8(9):e2531362. doi:10.1001/jamanetworkopen.2025.31362

Descubierto un código de barras que mide el envejecimiento de la sangre a partir de los 50 años

Una de cada dos personas vivas desarrollará una enfermedad relacionada con la sangre. Serán sobre todo dolencias cardiovasculares, pero también cáncer o deficiencias del sistema inmune. Es un cálculo realizado por el biólogo molecular Lars Velten, que trabaja en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona intentando desentrañar los muchos enigmas que existen aún sobre cómo evoluciona la sangre a medida que envejecemos y por qué unas personas sufrirán esas enfermedades potencialmente mortales y otras no.

Los científicos han analizado la sangre de ratones de laboratorio y de una docena de personas de entre 23 y 77 años. Han descubierto que el nuevo marcador comienza a aparecer a partir de los 50 años y que, cumplidos los 60, es “universal” e “inevitable”, en palabras de Rodríguez-Fraticelli.

Una persona joven tiene unas 100.000 células madre de la sangre. Cada una es un clon capaz de dar lugar a cientos de miles de millones de hijos adultos: glóbulos rojos, plaquetas, linfocitos y otros agentes del sistema inmune. Los investigadores querían conocer el linaje exacto de estas células. Para ello han desarrollado un nuevo sistema —EPI-Clone— para leer su “código de barras”, que está escrito no en el genoma de la célula, sino sobre este. Se trata de un cambio epigenético llamado metilación y que transforma la adenina (A), una de las cuatro letras químicas del ADN, en citosina (C). Esta marca se hereda de generación en generación, y permite identificar de qué clon viene cada célula sanguínea. Rodríguez-Fraticelli lo compara con “apellidos” que permiten remontarse en el árbol genealógico.

Los resultados del estudio muestran que, pasados los 60 años, la variedad genética de clones en la sangre cae drásticamente hasta apenas unas decenas. Estas células madre siguen siendo capaces de generar miles de millones de células adultas, pero su diversidad genética es mucho menor, lo que puede estar relacionado con la aparición de enfermedades relacionadas con el envejecimiento.

“Hemos observado este patrón en 10 de las 10 personas de más de 50 años que hemos analizado”, explica Velten a este diario. “Con toda probabilidad estamos ante un fenómeno universal”, añade.

El estudio muestra que los clones predominantes a edades avanzadas tienen mayor tendencia a convertirse en células mieloides. Por un lado, son esenciales para la producción de glóbulos rojos y blancos, pero por otro pueden favorecer la inflamación crónica. Los autores sugieren que estos clones envejecidos podrían fomentar dolencias cardiovasculares, cáncer, ictus, incluso el alzhéimer. Estudios preliminares con ratones muestran que limpiar estos clones de la sangre puede rejuvenecer el sistema circulatorio e inmune.

Hasta ahora, la forma de estudiar el envejecimiento celular de los tejidos era solo a través de las mutaciones que aparecen en el ADN. Es una técnica muy fiable, pero costosa y laboriosa, pues cada célula tiene un genoma de unos 3.000 millones de letras químicas (TCAGG…) que hay que leer. Los responsables del nuevo trabajo reconocen que su nuevo método tampoco es viable aún, pues cuesta unos 5.000 euros por paciente, pero creen que es más fácil de usar, y que su precio puede caer rápidamente hasta convertirse en un barato chequeo para el diagnóstico temprano.

El biólogo molecular Íñigo Martincorena es uno de los líderes mundiales en el estudio de mutaciones genéticas que pueden predecir el cáncer. Se trata de erratas en el genoma que aumentan exponencialmente la posibilidad de que se generen tumores. El investigador, que no ha participado en el estudio, resalta su importancia. “Es una herramienta nueva y muy útil para poder estudiar las expansiones clonales durante el envejecimiento”, reconoce a este diario. “Conforme envejecemos, cada célula de nuestro cuerpo acumula unas 1.000 mutaciones, pero al mismo tiempo hay muchísimos más cambios epigenéticos de metilación, probablemente decenas de miles.

Uno de los resultados de este proceso es el cáncer, pero lo que se ha visto en la última década es que este proceso es muy generalizado en muchos tejidos en la ausencia de cáncer, y se cree que probablemente contribuya a muchas enfermedades crónicas. Este trabajo demuestra muy inteligentemente que las marcas epigenéticas se pueden usar como un código de barras preciso y asequible para estudiar estos clones, y ver cómo cambian de frecuencia con la edad, y qué relación tienen con enfermedades”, añade.

Una de las primeras preguntas a responder ahora es si la nueva herramienta funciona en otros tejidos más allá de la sangre. “Como todo estudio novedoso, son mayores las promesas que las limitaciones”, explica Iñaki Martín-Subero, experto en epigenética del Instituto de Investigación IDIBAPS, en declaraciones al portal SMC España. “Es un trabajo que abre camino para otros investigadores en múltiples ámbitos de la biomedicina. Por ahora, no se prevén aplicaciones clínicas, pero su potencial en investigación es enorme”, añade.

Leer el texto completo del artículo en:

Scherer, M., Singh, I., Braun, M.M. et al. Clonal tracing with somatic epimutations reveals dynamics of blood ageing. Nature 643, 478–487 (2025). https://doi.org/10.1038/s41586-025-09041-8

Inmunogenicidad y seguridad de las vacunas tetravalentes contra el dengue: una revisión sistemática de ensayos clínicos

Las vacunas tetravalentes contra el dengue han sido objeto de estudio, especialmente en la prevención de casos graves de la enfermedad. Sin embargo, la variabilidad en los resultados y la calidad metodológica de los estudios existentes plantean interrogantes sobre su efectividad.

El objetivo es valuar la inmunogenicidad y la seguridad de las vacunas tetravalentes en comparación con placebo en la prevención de casos graves de dengue mediante una revisión sistemática de ensayos clínicos aleatorizados.

Se realizó una búsqueda sistemática en las bases de datos PubMed, Scopus y Web of Science, incluyendo ensayos clínicos aleatorizados publicados entre 2019 y 2024. Se aplicaron criterios de inclusión y exclusión para seleccionar los estudios relevantes, y se evaluó la calidad metodológica utilizando el nivel de evidencia del Oxford Centre for Evidence Based Medicine (OCEBM).

Se incluyeron seis ensayos clínicos aleatorizados, con un total de 24 249 participantes. Los estudios evaluaron desenlaces como la incidencia de dengue grave, la seropositividad y la respuesta inmunitaria a las vacunas TV003 y TV005.

Las vacunas tetravalentes muestran un panorama prometedor en la reducción de la incidencia de dengue grave, aunque se identificaron limitaciones en los diseños de los estudios y heterogeneidad en las poblaciones estudiadas. Se requieren más investigaciones para confirmar la eficacia y la seguridad en diversas poblaciones.

Leer el texto completo del artículo en:

Montes-Sevilla Lenyn D., Hernández-Montes Paul E., Ramírez-García Erick, Guzmán-Ríos Edgar D., Flores-Reyes Marco F., Acosta-Gutiérrez Gilberto H. et al . Inmunogenicidad y seguridad de las vacunas tetravalentes contra el dengue: una revisión sistemática de ensayos clínicos. Gac. Méd. Méx  [revista en la Internet]. 2025  Jun [citado  2025  Sep  16] ;  161( 3 ): 239-248. Disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0016-38132025000300001&lng=es.  Epub 29-Ago-2025.  https://doi.org/10.24875/gmm.24000397.

 

Los niños sanos pueden verse gravemente afectados por VRS, especialmente en los primeros 3 meses de vida

El virus respiratorio sincitial (VRS) es la principal causa de infecciones respiratorias graves en lactantes y niños pequeños, y representa un importante problema de salud pública en Europa y a nivel mundial. Cada año, el VRS provoca aproximadamente 245.000 hospitalizaciones en niños menores de cinco años en el continente europeo, la mayoría de ellas en menores de un año.

Tradicionalmente, se consideraba que los bebés prematuros o aquellos con enfermedades crónicas subyacentes eran los más vulnerables a sufrir complicaciones graves por VRS. Sin embargo, un estudio reciente del Instituto Karolinska, publicado en The Lancet Regional Health – Europe, y respaldado por datos nacionales suecos de más de 2,3 millones de niños nacidos entre 2001 y 2022, muestra que incluso los lactantes sanos a término, especialmente menores de tres meses, tienen un riesgo significativo de hospitalización prolongada o ingreso en cuidados intensivos por infección por VRS.

El análisis identificó que solo un 1,7 % de los niños del estudio fueron diagnosticados con VRS, pero de ellos casi el 12 % desarrolló enfermedad grave. La mediana de edad de los niños que necesitaron cuidados intensivos fue inferior a dos meses, y la mayoría carecía de comorbilidades conocidas.

Además, varios factores de riesgo se asociaron con una mayor probabilidad de desenlaces graves, entre ellos nacer en invierno, tener hermanos de entre 0 y 3 años, ser parte de un parto múltiple o tener bajo peso al nacer. Los niños con afecciones médicas subyacentes presentaron un riesgo más de cuatro veces superior de enfermedad grave o muerte, consolidando la evidencia de que las comorbilidades siguen siendo determinantes importantes.

Factores de riesgo

El estudio también distinguió entre factores que aumentan la probabilidad de infección y aquellos que influyen en la gravedad de la enfermedad. Mientras que los factores sociodemográficos, como la presencia de hermanos pequeños o antecedentes familiares de asma, se asociaron con un mayor riesgo de exposición, las características intrínsecas del niño —prematuridad, nacimiento pequeño para la edad gestacional (PEG) y comorbilidades— determinaron de manera más clara la severidad de la infección una vez contraída.

En particular, los lactantes menores de tres meses fueron los más afectados, con casi el 60 % de los que requirieron cuidados intensivos y el 67 % de los hospitalizados durante más de una semana perteneciendo a este grupo y sin antecedentes de enfermedad crónica.

Estos hallazgos tienen implicaciones directas para la prevención del VRS. En el caso de Suecia han decidido implementar un programa nacional de inmunoprofilaxis para todos los recién nacidos a partir del 10 de septiembre de 2025, durante la temporada de VRS. El tratamiento preventivo, que actúa de manera similar a una vacuna, proporciona protección durante aproximadamente seis meses y representa un cambio significativo respecto a las políticas anteriores, en las que solo se ofrecía profilaxis a un número limitado de niños de alto riesgo mediante palivizumab. Las nuevas directrices también contemplan la administración de nirsevimab a bebés menores de tres meses y a niños menores de 12 meses con factores de riesgo, extendiéndose a niños de hasta 24 meses que continúen en situación de vulnerabilidad.

Ampliar la estrategia de prevención

Los investigadores destacan que una estrategia de prevención basada únicamente en la presencia de comorbilidades podría ser insuficiente para reducir la incidencia de resultados graves. Factores como el parto múltiple, el nacimiento PEG y tener hermanos pequeños, actualmente no incluidos en las políticas de inmunización, podrían aumentar la vulnerabilidad de los lactantes y deberían considerarse en futuras estrategias de salud pública. Una intervención integral que combine la ampliación de criterios de elegibilidad con medidas de educación dirigidas a los padres podría ser clave para proteger a los bebés más vulnerables.

El estudio sueco también señala fortalezas metodológicas significativas. La utilización de registros nacionales de salud y población durante 23 años permitió un análisis exhaustivo y representativo de la población pediátrica, incluyendo resultados poco frecuentes como ingreso en UCI y muerte. Esta aproximación a gran escala permite superar limitaciones de estudios más pequeños, donde la potencia estadística dificulta evaluar desenlaces graves.

Además, el análisis diferenció entre factores de riesgo para hospitalización y para enfermedad grave, aportando información valiosa para la formulación de políticas de inmunización y asignación de recursos sanitarios.

Por otro lado, entre las limitaciones del estudio se incluyen posibles variaciones en las prácticas de diagnóstico del VRS a lo largo del tiempo y entre regiones, así como la ausencia de datos clínicos detallados sobre los pacientes, que podrían haber influido en la caracterización precisa de la gravedad de la enfermedad. No obstante, los registros utilizados capturaron de manera confiable los eventos más críticos, como ingresos prolongados y en UCI, garantizando la relevancia de los hallazgos para la planificación sanitaria.

En pocas palabras, el VRS no solo afecta a los niños con enfermedades crónicas o prematuros, sino que también puede provocar enfermedad grave en lactantes sanos, especialmente en los primeros meses de vida. La introducción de profilaxis para todos los recién nacidos en Suecia representa un avance importante en la prevención de los desenlaces más graves y subraya la necesidad de estrategias de inmunización amplias que consideren tanto las comorbilidades como otros factores de riesgo clave.

Este enfoque integral tiene el potencial de reducir significativamente la carga hospitalaria y la mortalidad asociadas al VRS, protegiendo de manera más efectiva a los niños más vulnerables durante la temporada de mayor circulación del virus.

Leer el texto completo del artículo en:

Risk factors for severe outcomes of respiratory syncytial virus infection in children: a nationwide cohort study in Sweden. Dallagiacoma, Giulia et al. The Lancet Regional Health – Europe, Volume 0, Issue 0, 101447

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Un análisis de sangre detecta cáncer de cabeza y cuello asociado al VPH hasta diez años antes de los síntomas

Un equipo de investigadores del Hospital General Brigham de Massachusetts, afiliado a la Universidad de Harvard, ha dado un paso decisivo en la detección temprana del cáncer de cabeza y cuello vinculado al virus del papiloma humano (VPH). Según un estudio publicado en el Journal of the National Cancer Institute, una novedosa herramienta de biopsia líquida denominada HPV-DeepSeek puede identificar la presencia de este tipo de tumores hasta una década antes de que aparezcan los primeros síntomas clínicos.

El hallazgo, publicado en Journal of the National Cancer Institute, abre la puerta a la primera estrategia de cribado eficaz para un grupo de cánceres que, a pesar de estar en aumento, carecían hasta ahora de métodos preventivos similares a los que existen frente al cáncer de cuello uterino, también causado por el VPH.

Un problema creciente y sin pruebas de cribado

En Estados Unidos, se estima que el 70 % de los cánceres de cabeza y cuello están relacionados con el VPH, lo que convierte a este virus en el principal factor de riesgo de este grupo de tumores. El más común es el cáncer orofaríngeo asociado al VPH (VPH+OPSCC, por sus siglas en inglés), cuya incidencia ha aumentado de forma sostenida en las últimas décadas, especialmente en varones de mediana edad.

A diferencia del cáncer de cuello uterino —donde las pruebas de Papanicolaou y la detección del ADN del VPH han demostrado gran eficacia en la prevención—, los cánceres orofaríngeos asociados al VPH no disponen de ninguna herramienta de cribado. En la mayoría de los casos, los pacientes llegan al hospital cuando los síntomas ya se manifiestan, lo que obliga a aplicar tratamientos agresivos con efectos secundarios de por vida.

“Cuando los pacientes ingresan a nuestras clínicas con síntomas de cáncer, requieren tratamientos que causan efectos secundarios significativos de por vida”, explicó Daniel L. Faden, autor principal del estudio e investigador del Centro de Investigación de Cáncer de Cabeza y Cuello Mike Toth en el Mass Eye and Ear. “Esperamos que herramientas como HPV-DeepSeek nos permitan detectar estos cánceres en sus etapas más tempranas, lo que, en última instancia, puede mejorar los resultados y la calidad de vida de los pacientes”.

Una biopsia líquida de alta precisión

HPV-DeepSeek se basa en la secuenciación completa del genoma del ADN del VPH presente en tumores que liberan fragmentos microscópicos al torrente sanguíneo, conocidos como ADN tumoral circulante (ctHPVDNA). Estos fragmentos pueden ser detectados incluso cuando la enfermedad aún no ha provocado síntomas.

La prueba había demostrado previamente una sensibilidad y especificidad del 99 % en el momento del diagnóstico, superando con creces a los métodos disponibles. Sin embargo, la incógnita era si podía detectar el cáncer años antes de que apareciera.

Para comprobarlo, los investigadores analizaron 56 muestras de plasma almacenadas en el biobanco Mass General Brigham: 28 procedentes de personas que años más tarde desarrollaron cáncer de cabeza y cuello asociado al VPH y 28 controles sanos emparejados por edad y sexo.

Los resultados fueron concluyentes: HPV-DeepSeek detectó ADN tumoral del VPH en 22 de 28 muestras de pacientes que posteriormente desarrollaron cáncer, mientras que ninguno de los controles dio positivo. La especificidad alcanzó así el 100%. La primera detección positiva se registró en una muestra de sangre tomada 7,8 años antes del diagnóstico clínico.

El refuerzo del aprendizaje automático

El equipo dio un paso más incorporando técnicas de aprendizaje automático para refinar la interpretación de los datos. Con esta estrategia, aplicada sobre una cohorte independiente de 306 casos y controles, la sensibilidad aumentó hasta el 96 %, permitiendo identificar 27 de los 28 casos y extendiendo el tiempo máximo de detección anticipada hasta 10,3 años.

El estudio también comparó esta técnica con otros biomarcadores, como los anticuerpos frente al VPH, utilizados en algunos ensayos previos de detección. Los resultados mostraron que la biopsia líquida basada en ctHPVDNA fue claramente superior, con diferencias estadísticamente significativas en los cuatro años previos al diagnóstico.

“Nuestro estudio demuestra por primera vez que podemos detectar con precisión los cánceres asociados al VPH en personas asintomáticas muchos años antes de que se les diagnostique la enfermedad”, señaló Faden.

Implicaciones clínicas y de salud pública

La detección temprana no solo aumenta las probabilidades de curación, sino que también reduce la necesidad de tratamientos agresivos, como la radioterapia y la quimioterapia intensiva, que suelen dejar secuelas permanentes en la deglución, la voz o la calidad de vida general de los pacientes.

Si estos hallazgos se confirman en estudios más amplios, HPV-DeepSeek podría convertirse en la primera herramienta de cribado poblacional para cáncer de cabeza y cuello asociado al VPH, de forma similar a lo que ocurrió con la introducción de la citología en el cribado de cáncer cervical.

Además, el hallazgo se produce en un contexto en el que la vacunación frente al VPH ya está mostrando beneficios en la prevención de infecciones y lesiones precancerosas en hombres y mujeres. Una prueba como HPV-DeepSeek podría complementar la estrategia preventiva, ofreciendo una vía para reducir de manera significativa la carga de cánceres relacionados con el virus en las próximas décadas.

Próximos pasos

Actualmente, los autores están validando sus resultados en un segundo estudio ciego financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH). Para ello emplean cientos de muestras recogidas en el marco del ensayo de detección de cáncer de próstata, pulmón, colorrectal y ovario del Instituto Nacional del Cáncer.

Si los resultados se replican, el desarrollo comercial y la aplicación clínica de HPV-DeepSeek podrían estar más cerca, aunque aún será necesario definir cuestiones clave:

  • ¿A qué población debería dirigirse el cribado? Principalmente hombres de mediana edad con factores de riesgo, aunque podrían ampliarse los criterios.
  • ¿Con qué frecuencia debería realizarse la prueba? La durabilidad de los resultados positivos y el tiempo de anticipación detectado (hasta 10 años) serán determinantes.
  • ¿Cómo se integraría con la vacunación? El cribado podría complementarse con la inmunización para maximizar la prevención.

Los investigadores son prudentes, pero optimistas. La posibilidad de detectar el cáncer de cabeza y cuello asociado al VPH hasta una década antes de los síntomas representa un avance sin precedentes en oncología preventiva.

De confirmarse, la introducción de esta prueba supondría un cambio de paradigma: de una estrategia basada en el tratamiento de tumores avanzados a una prevención activa mediante cribado. Un cambio que, en palabras de Faden, “puede mejorar los resultados y la calidad de vida de los pacientes”.

Leer el texto completo del artículo en:

Dipon Das, Shun Hirayama, Ling Aye, Michael E Bryan, Saskia Naegele, Brian Zhao, Vasileios Efthymiou, Julia Mendel, Adam S Fisch, Zoe Guan, Lea Kröller, Birgitta E Michels, Tim Waterboer, Jeremy D Richmon, Viktor Adalsteinsson, Michael S Lawrence, Matthew G Crowson, A John Iafrate, Daniel L Faden, Circulating tumor human papillomavirus DNA whole genome sequencing enables human papillomavirus-associated oropharynx cancer early detection, JNCI: Journal of the National Cancer Institute, 2025;, djaf249,

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