La primera administración exitosa de la vacuna contra la viruela en nuestra isla tuvo lugar en Santiago de Cuba, el 12 de enero de 1804. El cirujano francés J. A. Vignaud (apellidado Vignard, en palabras de Tomás Romay; también aparece en ocasiones como Duvigneau, fonéticamente similar al primero) trajo la vacuna en cristales preparados al efecto desde la isla de Santo Tomás, entonces colonia danesa, en una escala de su viaje hacia Guadalupe.
En la villa caribeña la administró a una niña que desarrolló las lesiones requeridas para propagar el proceder; se dice que inmunizó a más de 600 personas y dejó a cargo al Dr. Miguel (Manuel en algunas fuentes) Rolland, quien para el 26 de febrero la habÃa aplicado a 115 habitantes, de acuerdo con cifras dadas por Romay.
Parece que el recelo de la población, por el desconocimiento ante el nuevo proceder y las campañas en su contra, terminó por limitar la diseminación de la profilaxis antivariólica y el inóculo se perdió. Por ello se califica esta experiencia como aislada, al no lograrse su sostenibilidad y la protección de la población, mientras se reconoce a Romay como el verdadero introductor de la vacuna en Cuba. La experiencia sirvió a Romay para trabajar insistentemente en la educación de los insulares como medio para lograr el éxito.
Para leer más:
– Historia de la InmunologÃa en Cuba del siglo xv hasta mediados del siglo XIX. Revista Cubana de HematologÃa, InmunologÃa y Hemoterapia, 2017;33(2).