Publicación científica

Calculan cuántos años de vida nos quitó el covid

La pandemia del covid-19 hizo que la esperanza de vida media mundial disminuyera en 1,6 años entre 2019 y 2021, y esto significa que tuvo un mayor impacto de lo que se creía hasta ahora, según un estudio publicado este lunes en la revista científica The Lancet.

Los investigadores del Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington (EE.UU.) identificaron una elevada mortalidad durante la emergencia sanitaria en lugares que anteriormente habían sido menos reconocidos y/o notificados, por ejemplo, Jordania.

«Para los adultos de todo el mundo, la pandemia del covid-19 ha tenido un impacto más profundo que cualquier evento visto en medio siglo, incluidos los conflictos y los desastres naturales», explicó Austin Schumacher, profesor asistente interino de Ciencias de la Métrica de la Salud en el IHME y coautor del estudio.

Asimismo, señaló que la esperanza de vida se redujo en el 84 % de los países y territorios durante la pandemia, lo que —subrayó— demuestra los «devastadores impactos potenciales de los nuevos patógenos».

Leer el artículo completo en:

Global age-sex-specific mortality, life expectancy, and population estimates in 204 countries and territories and 811 subnational locations, 1950–2021, and the impact of the COVID-19 pandemic: a comprehensive demographic analysis for the Global Burden of Disease Study 2021. Schumacher, Austin E et al. GBD 2021 Demographics Collaborators*. The Lancet. Published:March 11, 2024. DOI:https://doi.org/10.1016/S0140-6736(24)00476-8

Lan

Estudian inmunidad de paciente alemán que se vacunó 217 veces contra la covid-19

Un hombre de 62 años que se vacunó en reiteradas ocasiones tiene un sistema inmunitario que funciona con total normalidad. Los motivos para inyectarse el preparado anticovid continúan siendo un misterio.

Por motivos personales que aún permanecen en privado, un hombre de 62 años en Alemania recibió más de 200 vacunaciones contra la covid-19. Su caso no solo llamó la atención por la cantidad de preparados, sino que también porque tiene un sistema inmunitario sano, según detallan unos científicos en un estudio publicado por la revista The Lancet Infectious Diseases.

Los investigadores de la Universidad y del Hospital Universitario de Erlangen (sureste), que se enteraron de la existencia de este hombre a través de la prensa, analizaron muestras de sangre del paciente de años diferentes, incluso almacenadas en congelación por años.

Fue así como descubrieron que su sistema inmunitario no solo funcionaba con total normalidad, sino que ciertas células de defensa y anticuerpos contra el SARS-CoV-2 eran incluso significativamente más frecuentes que en personas que habían recibido solo tres vacunas, informó el equipo.

El misterio de por qué tantas vacunas

Según sus propias declaraciones, el hombre se había vacunado contra el coronavirus 217 veces por motivos personales. De esas veces solo pudieron confirmarse oficialmente 134 vacunaciones.

Aparentemente, este paciente fue capaz de comprar y administrarse estas vacunas de forma privada en un periodo de 29 meses. Además, los registros de vacunación revelaron que había recibido ocho preparados diferentes, entre ellas varias de ARNm.

No se pudo precisar qué motivos impulsaron al hombre a recibir tantas vacunas.

Una vacuna más durante el estudio

Los científicos invitaron al paciente a averiguar si sus células de defensa ya no eran capaces de combatir los coronavirus con la misma eficacia debido a los efectos de habituación, pero no encontraron pruebas de ello.

Asimismo, durante el estudio, el hombre también se vacunó de nuevo. Esto aumentó significativamente el número de anticuerpos, según los autores del estudio. El sistema inmunitario también siguió siendo eficaz contra otros patógenos, como demostraron otras pruebas.

Es un caso aislado

Sin embargo, los investigadores subrayaron que el hombre era un caso aislado. De los resultados no podían extraerse conclusiones sobre la población general ni mucho menos recomendaciones: «Es importante destacar que no respaldamos la hipervacunación como estrategia para mejorar la inmunidad adaptativa», escribieron los expertos.

El Comité Permanente de Vacunación (Stiko) alemán recomienda que los adultos sanos de hasta 59 años reciban una inmunización básica consistente de tres vacunas. Las personas mayores de 60 años, como el hombre estudiado y los grupos de riesgo, deben recibir una vacuna de refuerzo anual.

«La investigación actual indica que la vacunación con tres dosis, junto con vacunas de refuerzo periódicas para los grupos vulnerables, sigue siendo el enfoque preferido. No hay indicios de que se necesiten más vacunas», afirman los investigadores en el sitio web de la universidad.

Leer artículo en:

Katharina Kocher,  Carolin Moosmann, Felix Drost, Christine Schülein, Pascal Irrgang, Philipp Steininger et al. Adaptive immune responses are larger and functionally preserved in a hypervaccinated individual. Lancet Infectious Diseases. Published:March 04, 2024. DOI:https://doi.org/10.1016/S1473-3099(24)00134-8

La esquizofrenia y el envejecimiento pueden compartir bases neurobiológicas comunes

Investigadores del Broad Institute del MIT y Harvard, la Escuela de Medicina de Harvard y el Hospital McLean (EE.UU.) han descubierto un conjunto sorprendentemente similar de cambios en la actividad genética en el tejido cerebral de personas con esquizofrenia y de adultos mayores.

Estos cambios sugieren una base biológica común para el deterioro cognitivo que a menudo se observa en personas con esquizofrenia y ancianos. Así, en un estudio publicado en Nature, el equipo describe cómo analizaron la expresión genética en más de un millón de células individuales del tejido cerebral post mortem de 191 personas.

Los autores señalan que los cerebros humanos varían de unas personas a otras y a lo largo del tiempo; esta variación aún no se entiende en términos celulares. Por ello, el estudio ha intentado describir una relación entre las neuronas corticales y los astrocitos corticales de los seres humanos, para lo cual se utilizó la secuenciación de ARN de un solo núcleo para analizar el córtex prefrontal de 191 donantes humanos de entre 22 y 97 años de edad, entre los que había individuos sanos y personas con esquizofrenia.

El análisis de factores latentes de estos datos reveló que, en las personas cuyas neuronas corticales expresaban con mayor intensidad genes que codifican componentes sinápticos, los astrocitos corticales expresaban con mayor intensidad genes distintos con funciones sinápticas y genes para sintetizar colesterol, un componente de las membranas sinápticas suministrado por los astrocitos. A esta relación se denominó Programa de Astrocitos y Neuronas Sinápticas (SNAP).

En la esquizofrenia y el envejecimiento -dos afecciones que implican un declive de la flexibilidad y plasticidad cognitivas- las células despojadas de SNAP: astrocitos, neuronas glutamatérgicas (excitadoras) y neuronas GABAérgicas (inhibidoras) mostraron todas ellas una expresión reducida de SNAP en grados correspondientes.

Los distintos componentes astrocíticos y neuronales de SNAP implicaban genes en los que se concentraban fuertemente factores genéticos de riesgo de esquizofrenia.

Para su sorpresa, los investigadores también encontraron que SNAP variaba mucho incluso entre personas sin esquizofrenia, lo que sugiere que SNAP podría estar involucrado en diferencias cognitivas en humanos sanos. Gran parte de esta variación se explica por la edad; SNAP disminuyó sustancialmente en muchas personas mayores, pero no en todas, incluidas personas con y sin esquizofrenia.

Vea el texto completo en:

Ling, E., Nemesh, J., Goldman, M. et al. A concerted neuron–astrocyte program declines in ageing and schizophrenia. Nature (2024).

¿Qué nivel de lipoproteína (a) indica un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular?

La lipoproteína (a) o Lp(a), es un nuevo punto de interés como factor de riesgo cardiovascular independiente, con varios fármacos nuevos que reducen esta lipoproteína en el horizonte. Dado que los niveles de lipoproteína (a) están determinados en gran medida genéticamente, las personas con niveles elevados están expuestas a un mayor riesgo cardiovascular a lo largo de su vida, por lo que identificar a estos individuos y reducir sus niveles de este elemento será de suma importancia. Pero ¿qué niveles de lipoproteína (a) deberían utilizarse para indicar un riesgo cardiovascular significativamente mayor? ¿Estos umbrales difieren para los distintos grupos de riesgo?

Los hallazgos de un nuevo estudio de registro estadounidense publicado en Journal of the American College of Cardiology, están ayudando a responder estas preguntas. El registro, que representa la cohorte más grande de umbrales de lipoproteína (a) que se han estudiado en Estados Unidos hasta ahora, sugiere que el umbral relacionado con un mayor riesgo de eventos cardiovasculares puede ser diferente para las poblaciones de prevención primaria y secundaria.

«En individuos que ya tenían enfermedades cardiovasculares conocidas, encontramos que el umbral en el que tenían un mayor riesgo de eventos cardiovasculares era alrededor del percentil 70, que se correlacionaba aproximadamente con 112 nm/l; luego el riesgo comienza a estabilizarse», dijo a Medscape Noticias Médicas el autor principal, Dr. Ron Blankstein.

«En la población que aún no ha tenido un evento cardiovascular, parece haber una relación más gradual entre la lipoproteína (a) y el riesgo de eventos cardiovasculares, y el verdadero riesgo alto no se observa hasta que los niveles de lipoproteína (a) se encuentran en el percentil 90, es decir, alrededor de 216 nm/l», anotó.

El Dr. Blankstein, cardiólogo preventivo en el Brigham and Women’s Hospital y profesor de medicina y radiología en la Escuela de Medicina Harvard, en Boston, Massachusetts, Estados Unidos, cree que todavía falta conocimiento sobre la importancia de la lipoproteína (a).

«Es posible que nos estemos acercando a un momento en el que tengamos terapias para reducir la lipoproteína (a), y estemos empezando a pensar en cómo deberíamos utilizar los niveles de lipoproteína (a) para decirnos qué pacientes tienen un mayor riesgo y, más allá de eso, qué pacientes incluir en ensayos futuros o tratar con estos medicamentos», afirmó. «Es importante que la comunidad médica y el público comprendan qué es esta lipoproteína, cómo aumenta el riesgo cardiovascular y quién se ve afectado. Nuestros datos ayudarán con eso».

Vea el artículo completo en: ¿Qué nivel de lipoproteína (a) indica un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular? – Medscape – 6 de marzo de 2024 (debe registrarse en el sitio web).

Describen dos cambios biológicos en bebés nacidos durante la pandemia del covid-19

El encierro durante la pandemia del coronavirus cambió el microbioma intestinal de los bebés nacidos en ese periodo, concluye un estudio publicado el jueves en la revista Allergy.

Los investigadores compararon muestras de heces de 351 bebés irlandeses nacidos entre marzo y mayo de 2020 con las de niños que nacieron antes de la pandemia y descubrieron diferencias significativas en la composición del microbioma intestinal entre los dos grupos.

Según el estudio, las diferencias pueden haber estado condicionadas por el entorno único del confinamiento, incluida una mayor duración de la lactancia materna y menores tasas de infección, debido a que se redujo la exposición a gérmenes y bacterias, lo que derivó en una menor necesidad de antibióticos: solo el 17 % de los bebés consumieron antibióticos al año de edad, frente al 80 % de los niños prepandémicos. El menor consumo de antibióticos se tradujo en un mejor microbioma.

Además, los científicos encontraron que los bebés nacidos durante la pandemia presentaron tasas más bajas de lo esperado de enfermedades alérgicas, como las alergias alimentarias. Así, solo cerca del 5 % de los bebés habían desarrollado una alergia alimentaria cuando tenían un año de edad, en comparación con el 22,8 % de los niños nacidos antes de la pandemia.

Ver el artículo a texto completo en:

Korpela K, Hurley S, Ford SA, et al. Association between gut microbiota development and allergy in infants born during pandemic-related social distancing restrictions. Allergy. 2024; 00: 1-14.

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