Comportamiento clínico epidemiológico del cáncer de cabeza y cuello

El área de cabeza y cuello comprende estructuras anatómicas importantes. Sitio de inicio de la vía respiratoria-digestiva que incluye: cavidad oral, faringe, fosas nasales, senos paranasales, laringe y glándulas salivales. Además, incluyen los tumores de piel, partes blandas, huesos, estructuras neuro-vasculares, y lesiones malignas de tiroides y paratiroides. Afecciones en estas regiones son motivo frecuente de consulta en el hospital Clínico Quirúrgico “Dr. Salvador Allende”.

En este trabajo, publicado en el más reciente número de la Revista Cubana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, se describe el comportamiento clínico-epidemiológico de cáncer de cabeza y cuello en pacientes que asistieron a la consulta de otorrinolaringología de dicho centro de salud.

Se desarrolló un estudio descriptivo, transversal, de enero 2015 a diciembre 2019. En un universo compuesto por 186 pacientes, la muestra quedó constituida por 111 pacientes que cumplieron con los criterios de inclusión. Se estudiaron las variables sociodemográficas, localización, factor de riesgo, síntomas, estadiamiento, tipo histológico, grado de diferenciación y tratamiento oncológico.

Predominaron los pacientes con edades entre 61 y 70 años, del sexo masculino, así como la localización del cáncer en la laringe. El factor de riesgo de mayor prevalencia fue el tabaquismo, y la disfagia resultó el síntoma más frecuente,. La mayoría de los enfermos se diagnosticaron en etapas iniciales con tipo histológico epitelial, grado de medianamente diferenciado y recibieron tratamiento combinado.

Vea el artículo en: Cepeda Uceta MM, Añel Uria AK, González Hechavarría Y, Mustelier Cardona L. Comportamiento clínico epidemiológico del cáncer de cabeza y cuello. Rev Cubana Otorrinolaringol Cirug Cabeza Cuello [Internet]. 2021 [citado 29 Jul 2021];5(3):[aprox. 0 p.]. Disponible en: http://www.revotorrino.sld.cu/index.php/otl/article/view/275

La interrupción de servicios de salud durante la pandemia por COVID-19 amenaza la eliminación de la hepatitis en América Latina y el Caribe

Una encuesta recientemente realizada por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) indica que la pandemia de COVID-19 ha afectado el diagnóstico y tratamiento de las infecciones virales por hepatitis B y C en América Latina y el Caribe, lo que ha frenado el avance hacia la meta de eliminar estas enfermedades infecciosas para 2030.

Esta encuesta se llevó a cabo previo al Día Mundial de contra la Hepatitis, el 28 de julio, el cual se reconoce anualmente para aumentar la conciencia sobre las hepatitis virales, un grupo de enfermedades infecciosas que provocan la inflamación del hígado y pueden provocar cirrosis y cáncer hepático.

En las Américas, unos 5,4 millones de personas viven con hepatitis B, mientras que 4,8 millones están infectados con hepatitis C. Este año, la campaña se centra en el objetivo de la OPS/OMS de eliminar las hepatitis B y C para 2030, con el lema «la hepatitis no puede esperar».

«La eliminación de las infecciones por hepatitis virales B y C para 2030 es un objetivo alcanzable para mejorar la salud y el bienestar en toda América», afirmó la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne. «Sin embargo la pandemia ha frenado nuestros avances. Debemos redoblar nuestros esfuerzos para mantener el paso en la eliminación de la hepatitis. Las personas que viven con hepatitis virales no pueden esperar».

La encuesta de la OPS/OMS, conocida como la Encuesta nacional de pulso sobre la continuidad de los servicios sanitarios esenciales durante la pandemia de COVID-19, indica que más de la mitad de los 18 países de América Latina y el Caribe encuestados informaron tener algún nivel de interrupción en el diagnóstico y el tratamiento de las hepatitis B y C. El 17% de los países encuestados informaron de interrupciones graves que afectaron principalmente los nuevos diagnósticos y tratamientos.

Ante estas interrupciones, la OPS/OMS ha renovado su exhorto a los países para que mantengan los servicios de testeo, prevención, vacunación y tratamiento de hepatitis y los integren en la atención primaria de salud. La OPS/OMS también recomienda que todos los recién nacidos sean vacunados contra la hepatitis B y que reciban al menos dos dosis adicionales de la vacuna en el plazo de un año después del nacimiento para estar protegidos de por vida.

Las estimaciones de la OMS sobre la hepatitis viral C indican que cada año se producen 67 mil nuevas infecciones y 84 mil muertes en las Américas. Los antivirales pueden curar a más del 95% de los infectados por hepatitis C, pero sólo el 22% de los infectados crónicos están diagnosticados y sólo el 18% de ellos han recibido tratamiento.

Los datos de la OMS también muestran que se producen alrededor de 10 mil nuevas infecciones de hepatitis B y 23 mil muertes anualmente en las Américas. Sólo un 18% de las personas que viven con hepatitis B han sido diagnosticadas y sólo un 3% de ellas reciben tratamiento.

«La hepatitis es una enfermedad grave pero muy tratable», matizó la doctora Etienne. «Sin embargo, estamos muy lejos de garantizar que todas las personas con hepatitis estén recibiendo los servicios que podrían representar su recuperación. No podemos permitirnos descuidar la hepatitis».

«La vacunación ha permitido eliminar la transmisión de la hepatitis B en la primera infancia en las Américas, pero las tasas de vacunación infantil también han disminuido, lo que pone en peligro ese logro», continuó. «No podemos permitir que nuestros avances se erosionen».

El Fondo Estratégico de la OPS ha ayudado a algunos países a acceder a los antivirales de acción directa (AAD) capaces de curar la hepatitis C en tres meses. Sin embargo, varios países no están ampliando el tratamiento porque los precios siguen siendo una barrera para muchas personas.

En 2019, la OPS lanzó su Iniciativa de Eliminación para acabar con más de 30 enfermedades infecciosas en la región para 2030, entre ellas las hepatitis virales. Para lograrlo, los sistemas de salud deben garantizar el acceso a las pruebas y al tratamiento para todas las personas con hepatitis virales, así como a medidas preventivas como la vacunación.

La valoración de sitios web relacionados con Dengue para la selección de materiales como aporte a la formación docente

El sitio web cubano sobre Dengue, que integra la red de portales temáticos de Infomed, propone la lectura de este  artículo, en el cual se analizaron sitios y páginas web relacionados con esa enfermedad transmisible.

Para ello, se desarrolló un instrumento que permitió valorar la calidad de la información disponible en estos sitios a partir de cinco dimensiones, con sus respectivas categorías e indicadores. Este análisis permitió seleccionar páginas/sitios Web, cuyas características fueron las más acordes a la perspectiva teórica presentada en el estudio trabajo, para ser incluidos en diferentes propuestas educativas que permitieran trabajar la temática del Dengue en procesos de enseñanza y aprendizaje orientados a promover la participación de toda la comunidad en el control integral de esta problemática.

Asimismo, y de acuerdo con los autores, este tipo de trabajos permitiría conocer las fuentes que utilizan profesores y estudiantes al abordar el tema Dengue en el contexto escolar, así como aportar elementos teórico metodológicos para que docentes e investigadores puedan conocer, clasificar y organizar los sitios/páginas Web disponibles sobre la temática. Podría así generarse una base de datos específica para pensar propuestas sobre Dengue mediadas por tecnologías, recuperando a esta problemática como bandera en la lucha vectorial en Latinoamérica.

Vea el artículo completo en: Biber PA, Garcia L, Peláez C. La valoración de sitios web relacionados con Dengue para la selección de materiales como aporte a la formación docente. Revista Electrónica de Enseñanza de las Ciencias Vol. 20, Nº 2, 291-32 0 (2021).

Certezas de la COVID-19 tras 16 meses en Cuba

coronavirus

Durante más de16 meses los profesionales de la salud del país han lidiado con el enorme reto que representa la pandemia de la COVID-19, que puso a prueba las capacidades de los sistemas sanitarios del mundo en materia de diagnóstico, tratamiento y seguimiento de los pacientes.

Aún son muchas las interrogantes que se ciñen acerca del SARS-CoV-2, a pesar de que la ciencia da pasos agigantados en aras de conocerlo y poder controlar los constantes rebrotes.

Sobre algunas de las certezas que se tienen de este patógeno, altamente transmisible, el doctor Narciso Argelio Jiménez Pérez, especialista en Medicina Interna, Intensiva y Emergencia, e infectólogo del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), ofreció algunas declaraciones.

COVID-19: más que un catarro

Luego de tantos meses, diagnosticar un paciente COVID-19 por sus manifestaciones clínicas resulta complicado, porque el resto de las enfermedades no han dejado de existir y en este contexto de pandemia hay síntomas distinguibles, pero otros son muy comunes.

No obstante, si se piensa solo en manifestaciones respiratorias se dejarían de diagnosticar muchos casos, porque hay personas que solo manifiestan mareos y diarrea antes de la fiebre, mientras que otros pueden tener escalofríos, dolor de garganta o lesiones en la piel. Estas últimas aparecen en momentos diferentes de la evolución de la enfermedada partir de varios patrones.

Una investigación realizada en el IPK –para medir el impacto del coronavirus en egresados de la institución– evidenció que el 47 por ciento de los pacientes tuvieron un patrón maculopapular (conocido como rash y parecido al del dengue)que puede aparecer hasta tres semanas después de la infección.

Existe otro patrón que surge de manera más temprana y simulala varicela, aunque se diferencia en que todas las lesiones son del mismo tamaño.También están los habones urticarianos (como si estuvieran intoxicados) y lesiones violáceas en la piel ovasculitis, las cuales pueden resultar indistinguibles debido a las múltiples causas de la inflamación de los vasos pequeños.

El SARS-CoV-2 es un virus sistémico

Está demostrado que el SARS-COV-2 está presente en muchos órganos. Las manifestaciones respiratorias son más comunes al ser el aparato respiratorio la puerta de entrada al organismo, aunque existen receptores en todos los sistemas por los cuales entra a la célula y se une a ella.

A pesar de que más del 80 por ciento de los infectados eliminan el virus de su organismo, muchos llegan a la convalecencia manteniendo síntomas de la enfermedad y secuelas tanto neurológicas, pulmonares, cardiovasculares, renales y psicológicas que pueden extenderse durante seis meses o por más de un año.

Los convalecientes no son inmunes

Existen evidencias científicas de que las personas recuperadas pueden reinfectarse, riesgo que aumenta con la aparición de nuevas variantes genéticas.

A partir del seguimiento a los convalecientes se ha evidenciado que muchos no desarrollan anticuerpos frente al virus, sin embargo tienen respuesta de memoria de linfocitos B y T,que de ponerse en contacto con él se reactiva la respuesta de anticuerpos.

El SARS-COV-2 ha cambiado

En el país hay un empeoramiento en cuanto a la incidencia de la enfermedad, lo que hace que aumenten los casos graves, críticos y los fallecidos. En este incremento influye la presencia de las variantes Beta y Delta que son más transmisibles y provocan cuadros más graves de la enfermedad, lo que pudiera explicar los fallecimientos de personas jóvenes y sin comorbilidades.

Las mutaciones son modificaciones que realiza el virus para mejorar su eficacia al adherirse al receptor e infectar a un mayor número de células, por lo que las personas tienen más carga viral y eso incrementa la probabilidad de una evolución menos favorable.

Aunque la variante puede ser muy virulenta, si se cumple con el uso correcto de la mascarilla sanitaria y las medidas higiénicas y de distanciamiento, es más difícil que se propague porque existen barreras de contención.Por lo general, las personas ven en el otro la responsabilidad del cuidado y eso es algo quenos corresponde a todos.

La evolución de los pacientes también se ha modificado

La COVID-19 es una enfermedad viral que funciona por fases, es decir, tiene una primera semana que se conoce como de replicación viral o infección temprana y luego viene otra semana donde aparece la neumonía, las complicaciones y la gravedad.

Teníamos marcado que alrededor de los ocho días las personas infectadas que iban a presentar una peor evolucióncomenzaban con disnea, saturación de oxígeno, además de los síntomas habituales. Para los 10 días se trasladaban a terapia intensiva con una respuesta inflamatoria exacerbada y a las 48 horas iniciaban con ventilación mecánica. Sin embargo, ese orden cronológico se ha modificado.

Hemos tenido pacientes que al día 13 o 14 –cuando se supone que el organismo realizó la seroconversión al desarrollar anticuerpos contra el virus–transitan hacia formas graves de manera tardía, por lo que no tienen un comportamiento igual y el virus se replicó más en ellos, de ahí que su evolución sea menos favorable.

La detección temprana y el estado clínico de los pacientes marcan la diferencia

Nosotros no tratamos una PCR (Reacción en la Cadena de la Polimerasa), sino a una persona, esa es la prueba confirmatoria por excelencia y forma parte de los exámenes complementarios, pero lo fundamental es el pensamiento médico y las evidencias clínicas y epidemiológicas de COVID-19, más cuando se trata de contactos de casos confirmados.

Es determinante acudir a las instituciones de salud ante cualquier síntoma, y es que en el desarrollo de una enfermedad infecciosa influyen muchos factores: el agente, el estado de la persona, sus comorbilidades y las circunstancias ambientales y socioeconómicas que ubican a los pacientes en una posición de ventaja o desventaja.

Asimismo, estas condicionantes repercuten en la posibilidad de una recaída,  al evidenciarse mejoría y luego volver al punto inicial –proceso que ocurre con otras enfermedades como el paludismo–, también puede ocurrir una recrudescencia al mantenerse en un punto medio y después empeorar, además de la mencionada reinfección con el SARS-CoV-2.

Esta reinfección puede ocurrir como mínimo a los tres meses de padecerlo y no es el caso de las PCR persistentes. Una persona puede tener una primera PCR evolutiva negativa, luego realizarse otra y encontrarse positiva y resulta normal, pues esas pruebas detectan ácidos nucleicos del virus y la media de negativización es 21 días. Para considerarse una PCR como persistente debe mantenerse por un periodo superior a ese tiempo.

Comunicación de las autoridades sanitarias con el público acerca de los riesgos para la salud durante las pandemias

Las respuestas a la pandemia de gripe porcina H1N1 y la reciente pandemia de COVID-19 brindan una oportunidad para comprender la función de las formas de las autoridades sanitarias de comunicar, al público, la información sobre riesgos para la salud.  El objetivo de este trabajo fue sintetizar la evidencia existente sobre los diferentes modos de comunicación utilizados por las autoridades sanitarias en la comunicación con el público de los riesgos para la salud durante una pandemia.

Para ello, se realizó una rápida revisión del alcance. Se examinaron las publicaciones en MEDLINE y EMBASE, en inglés, de enero de 2009 hasta octubre de 2020, que cubran tanto la pandemia H1N1 completa como la fase de respuesta durante la pandemia COVID-19. La búsqueda dio como resultado 1440 registros, de los cuales 48 estudios cumplieron con los criterios de elegibilidad.

La revisión identificó estudios en un amplio campo interdisciplinario de la comunicación de los riesgos para la salud. La mayoría se centró en la pandemia de H1N1 y la pandemia de COVID-19. Un análisis de contenido de los estudios identificó tres categorías para los modos de comunicación: i) canales de comunicación, ii) credibilidad de la fuente y iii) cómo se comunica el mensaje. Los estudios identificados en las redes sociales se centraron principalmente en el contenido y el compromiso, mientras que faltaron estudios sobre el efecto del uso de las redes sociales y el comportamiento de autoprotección. Faltan estudios sobre los modos de comunicación que tengan en cuenta la diversidad de receptores en el campo. Se identificó un número limitado de estudios sobre el uso de medios gráficos y audiovisuales por parte de las autoridades sanitarias, pero estos no consideraron o evaluaron opciones de comunicación creativa.

En conclusión, se necesitan estudios experimentales que investiguen el efecto de los videos y mensajes de las autoridades sanitarias en las plataformas de redes sociales y el comportamiento de la autoprotección. Se necesitan más estudios en los campos de la comunicación de los riesgos para la salud y los estudios de medios, que incluya la comunicación visual, el diseño web, el video y el marketing digital, en un momento en que la comunicación digital en línea es fundamental para llegar al público.

Vea el artículo en: Berg, S.H., O’Hara, J.K., Shortt, M.T. et al. Health authorities’ health risk communication with the public during pandemics: a rapid scoping review. BMC Public Health 21, 1401 (2021). https://doi.org/10.1186/s12889-021-11468-3.

***/ Traducción: Gretchen González Nieto
Servicio de traducción
CNICM-Infomed
28 de julio 2021

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