Desde la OPS

La OPS pide a los países priorizar las pruebas rápidas para las personas con síntomas de COVID-19

Rapid Covid-19 antigen test kit

Con el aumento de las infecciones por COVID-19 en las Américas y la demanda de pruebas diagnósticas más alta que nunca, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne, pidió a los países dar prioridad a las pruebas rápidas de antígenos para las personas con síntomas, que son quienes corren más riesgo de propagar la enfermedad.

Con 7,2 millones de nuevos casos de COVID-19 notificados en la región durante la última semana, los países deben «ampliar las pruebas a nivel comunitario para aliviar la presión sobre los hospitales, que están trabajando horas extras», afirmó hoy Etienne en conferencia de prensa.

Las pruebas rápidas de antígenos, que ofrecen un diagnóstico en tan solo unos minutos, no requieren equipos ni formación especializada, por lo que «pueden desplegarse en los centros de salud primaria, donde pueden llegar a más personas cerca de sus hogares», añadió la directora de la OPS.

Dada la actual escasez de pruebas -un problema que continuará por algún tiempo a medida que ómicron se extienda rápidamente por la región-, Etienne también instó a los países a aconsejar a quienes no presenten síntomas y hayan estado expuestos a la COVID-19 a hacer cuarentena cuando sea posible y seguir las medidas de salud pública.

«Para frenar la propagación de la COVID-19 se necesitarán todas las herramientas de nuestro arsenal: vacunas, distanciamiento físico, mascarillas bien ajustadas, evitar grandes reuniones y realizar pruebas», sostuvo.

La directora de la OPS destacó el trabajo de la organización para mejorar la capacidad de los laboratorios de la región para responder a patógenos emergentes incluso antes de que la pandemia llegara a la región «Todos los países recibieron formación, suministros y contaron con la capacidad para realizar pruebas de diagnóstico de la COVID-19», añadió.

La OPS lidera ahora una red de más de 32 laboratorios en todo el continente americano que permite a los países hacer un seguimiento del virus y detectar nuevas variantes «con el fin de que nuestra región esté preparada».

Esta red fue clave para detectar la llegada de ómicron a países como Guatemala, Honduras y República Dominicana, ayudando a los gobiernos a adaptar sus respuestas a esta última ola.

Desde el inicio de la pandemia, la OPS ha adquirido más de 42 millones de pruebas moleculares de RT-PCR y rápidas de antígenos para 36 países, con fondos propios y a través del Fondo Estratégico de la OPS, un mecanismo de adquisición conjunta que ofrece a los países de la región la posibilidad de acceder a medicamentos y dispositivos médicos de calidad a precios asequibles.

La organización también ha desplegado 10 millones de diagnósticos de PCR y 2,8 millones de pruebas rápidas de antígeno de sus reservas a los países que lo necesitan, y ha establecido acuerdos a largo plazo con dos fabricantes de pruebas COVID-19 aprobados por la OMS para asegurar suministros de estas herramientas para la región a una fracción del precio.

«Los países pueden y deben aprovechar estos acuerdos para comprar pruebas de diagnóstico a través de nuestro Fondo Estratégico», subrayó la directora de la OPS.

En cuanto a la situación de la COVID-19 en la región, Etienne dijo que los Estados Unidos y Canadá siguen experimentando un aumento de las hospitalizaciones.

En América del Sur, Paraguay, Uruguay y Argentina también están atravesando un incremento de las hospitalizaciones, y se reportan picos de infecciones en Colombia, Perú, Brasil y Bolivia.

En Centroamérica, los casos se han duplicado en Panamá, Costa Rica y Honduras durante la última semana.

En las islas del Caribe también se ha producido un fuerte aumento de las infecciones, con casos que se han duplicado en más de 17 países y territorios.

Más del 60% de los habitantes de América Latina y el Caribe tienen su esquema completo de vacunación contra el SARS-CoV-2. «Las vacunas nos protegen de los peores síntomas de la COVID-19 y reducen las posibilidades de necesitar atención hospitalaria», destacó la directora de la OPS, y pidió a quienes son elegibles y aún no se han vacunado, hacerlo cuanto antes.

Estudio advierte sobre elevados niveles de depresión y pensamientos suicidas en personal de salud de América Latina durante la pandemia

El personal de salud de once países de América Latina presenta elevadas tasas de síntomas depresivos, pensamiento suicida y malestar psicológico, según los resultados de un estudio liderado por las universidades de Chile y Columbia, con la colaboración de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El informe The COVID-19 HEalth caRe wOrkErs Study (HEROES) muestra que entre 14,7 % y 22 % del personal de salud entrevistado en 2020 presentó síntomas que permitían sospechar un episodio depresivo, mientras que entre un 5 y 15 % del personal dijo que pensó en suicidarse. El estudio también da cuenta que en algunos países solo recibieron atención psicológica cerca de un tercio de quienes dijeron necesitarla.

“La pandemia evidenció el desgaste del personal de salud y en los países en los que el sistema de salud colapsó, el personal sufrió jornadas extenuantes y dilemas éticos que impactaron en su salud mental”, afirmó Anselm Hennis, director del Departamento de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental de la OPS. “La pandemia no ha terminado. Es esencial cuidar a quienes nos cuidan”, subrayó.

HEROES consistió en entrevistas a 14 mil 502 trabajadores sanitarios de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Bolivia, Guatemala, México, Perú, Puerto Rico, Venezuela y Uruguay, y contó con la participación académicos e investigadores de decenas de instituciones de esos países.

La necesidad de apoyo emocional y económico, la preocupación por contagiar a los familiares, los conflictos con los familiares de las personas contagiadas y los cambios en las funciones laborales habituales fueron algunos de los factores principales que afectaron la salud mental del personal.

Por otro lado, confiar en que la institución de salud y el gobierno podrían manejar la pandemia, contar con el apoyo de los compañeros de trabajo y considerarse una persona espiritual o religiosa fueron mencionados como algunos de los factores que ayudaron a proteger su salud mental.

“La pandemia aumentó el estrés, la ansiedad y la depresión de los trabajadores de la salud y dejó al descubierto que los países no han desarrollado políticas específicas para proteger su salud mental. Existe una deuda sanitaria que se debe saldar”, consideró Rubén Alvarado, académico del programa de salud mental de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y uno de los investigadores principales del estudio.

El informe subraya que es urgente el desarrollo de políticas específicas que permitan organizar acciones que protejan la salud mental de estos trabajadores. En ese sentido recomienda modificar el ambiente laboral y garantizar condiciones de trabajo adecuadas. También, otorgar remuneraciones dignas, condiciones contractuales estables y crear espacios donde los equipos puedan conversar, desahogarse y realizar prácticas de autocuidado.

Asimismo, el documento llama a brindar apoyo a los trabajadores de salud para el cuidado de sus hijos y personas mayores a su cargo, dado que en su mayoría son mujeres y cuidadoras. También recomienda poner en práctica los lineamientos para proteger la salud mental del personal en los centros de salud y hacer accesibles los servicios de salud mental para estos trabajadores.

“Después de dos años de pandemia, muchos trabajadores siguen sin recibir el apoyo que necesitan y eso puede hacer que desarrollen diferentes trastornos mentales en los próximos años, algo para lo que tenemos que estar preparados”, advirtió Ezra Susser, de la Universidad Columbia y otro de los investigadores principales del informe.

Aprender a cuidarse para cuidar a los demás

Para ayudar al personal de respuesta en situaciones de emergencia a prevenir problemas de salud mental y a fomentar de estilos de vida saludables, la OPS lanzó hoy un curso virtual gratuito de autocuidado. El curso permitirá a los participantes reconocer el estrés laboral y los riesgos asociados, identificar factores de riesgo y protección, detectar signos de alarma de problemas de salud mental e incorporar estrategias de autocuidado para lograr hábitos saludables.

Mientras los casos de COVID-19 casi se duplican en las Américas, los trabajadores de la salud deben ser protegidos, afirma la OPS

La vacunación, la realización de pruebas a las personas sintomáticas y la garantía de que el personal sanitario sea el primero en recibir dosis adicionales de vacuna son fundamentales para salvaguardar los sistemas de salud.

Ante la aceleración de las infecciones por COVID-19 en las Américas y la detección de la variante ómicron en al menos 42 países y territorios de la región, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne, pidió a los países que se aseguren de que los trabajadores de la salud tengan acceso a equipos de protección y a dosis adicionales de la vacuna contra COVID-19 cuando estén disponibles.

Mientras los casos se triplican en algunos países, la capacidad de la región para responder a la actual ola depende del personal de salud que mantiene en funcionamiento los centros de atención primaria, las clínicas y los hospitales.

«Debemos asegurarnos de que están protegidos de las peores consecuencias de este virus», afirmó Etienne hoy en una rueda de prensa.

En la última semana, los países de las Américas notificaron 6,1 millones de nuevos casos de COVID-19, lo que significa un aumento del 250 % con respecto al mismo periodo del año pasado.

Gracias al aumento de la vacunación en la región, la tasa de mortalidad por COVID-19 se mantiene estable, pero el incremento de las visitas a las salas de emergencia y las hospitalizaciones ha hecho que muchos sistemas de salud tengan dificultades para hacer frente a la situación.

La directora de la OPS destacó que una dosis adicional de vacuna «ayudará a reforzar la capacidad de los trabajadores de la salud para resistir la exposición al virus», sobre todo teniendo en cuenta el aumento de las infecciones.

Mientras que Delta sigue causando nuevos casos de COVID-19 en las Américas, ómicron va camino de convertirse en la variante dominante, ya que se propaga más rápidamente que otras variantes detectadas, especialmente en espacios cerrados. Hasta el momento, ómicron ha sido reportada en 42 países y territorios de la región, y en varios de ellos se está produciendo una transmisión comunitaria generalizada.

Aunque los informes sugieren que puede causar síntomas menos graves, la doctora Etienne advirtió que «esta nueva ola de infecciones no será ‘leve’ para nuestros sistemas de salud, porque la variante ómicron ya está desafiando a nuestro personal sanitario y limitando la atención de otras enfermedades».

«En los estados insulares más pequeños, algunos hospitales ya estaban sobrecargados por los casos de la variante delta, y ahora más hospitales se enfrentan a la perspectiva de verse desbordados por los casos», añadió.

La directora de la OPS también destacó el aumento de las reinfecciones. «Las infecciones por ómicron pueden ser letales, especialmente para los inmunodeprimidos y los que no están vacunados», sostuvo, haciendo un llamamiento a las personas para que se mantengan a salvo siguiendo las medidas de salud pública, como el uso de mascarillas y el distanciamiento físico, vacunándose y haciéndose pruebas cuando experimenten síntomas.

La cobertura de vacunación en América Latina y el Caribe es actualmente de casi el 60 % y muchos países, como Chile, Cuba y Argentina, cuentan con algunas de las tasas de cobertura más altas del mundo. Sin embargo, es vital que la cobertura equitativa siga siendo una prioridad, remarcó Etienne.

«Tanto si luchamos por la equidad de las vacunas, como si apoyamos a nuestros trabajadores de salud o ponemos de nuestra parte para reducir el riesgo de transmisión, la solidaridad nos allanará el camino para salir de la pandemia», consideró.

En la última semana, la mayor parte de los nuevos casos de COVID-19 se han notificado en Estados Unidos, y los casos están aumentando en las provincias del este de Canadá.

En el Caribe, Puerto Rico y la República Dominicana han experimentado un aumento de nuevas infecciones, y también se observan incrementos en Jamaica, Aruba, Curazao y Martinica.

En América Central, Belice y Panamá son los países que notifican la mayor incidencia de COVID-19, y en América del Sur, los aumentos son especialmente pronunciados en Bolivia, Ecuador, Perú y Brasil, así como en Argentina y Paraguay, donde los nuevos casos han aumentado en un 300 %.

Aumentan 50 % los casos de COVID-19 en la última semana de 2021 en las Américas

Datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) muestran que en la última semana los casos de COVID-19 aumentaron 50 % y las muertes 11% en la región de las Américas. Entre el 19 y el 25 de diciembre, más de la mitad de los países y territorios de la región notificaron un aumento de casos superior al 20 %. La variante de preocupación ómicron se ha notificado en 27 países y territorios de las Américas.

El mayor número de casos nuevos se ha reportado en Estados Unidos, seguido por Canadá y Argentina.

En Centroamérica no se han notificado aumentos de casos, excepto en Panamá y Belice, que vieron subir los casos en algunas de sus regiones.

Bolivia lidera el aumento de casos en la región andina, y Colombia, Ecuador y Perú también informan de un incremento de casos.

En el Cono Sur, Paraguay y Uruguay registraron aumentos, mientras que en Brasil disminuyeron los casos.

El número de casos de COVID-19 también está creciendo en el Caribe. Puerto Rico, República Dominicana y Jamaica registran aumentos significativos en comparación con la semana anterior. Trinidad y Tobago, en cambio, informó de un descenso.

La OPS advierte que el aumento de la circulación del virus SARS-CoV-2 en varios países, junto con un mayor contacto personal debido a la temporada de fiestas y vacaciones, puede provocar un incremento de los casos, las hospitalizaciones y las muertes en las próximas semanas.

Para reducir la transmisión, la OPS sigue recomendando acelerar la cobertura de vacunación contra el COVID-19, y continuar con las medidas de salud pública. Estas incluyen el uso de mascarillas bien ajustadas, el distanciamiento físico, la ventilación de los espacios interiores, evitar las aglomeraciones y practicar la higiene de las manos.

Hasta el 28 de diciembre, se han administrado más de 1.400 millones de dosis en las Américas, y el 57 % de la población de América Latina y el Caribe está completamente vacunada.

El Mecanismo COVAX, a través del Fondo Rotatorio de la OPS, ha entregado hasta ahora más de 76,2 millones de dosis de vacunas a 33 países de las Américas, muchas de ellas donadas por otros países.

La OPS lanza un proyecto para mejorar las políticas sobre trastornos por uso de sustancias en países de América Latina y el Caribe

Grupo de apoyo

Un nuevo proyecto de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) brindará apoyo técnico a Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guyana, Jamaica y Panamá para mejorar la capacidad nacional de desarrollar e implementar respuestas de salud y sociales para los problemas relacionados con el uso de sustancias.

Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2021 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), 83 millones de personas en las Américas utilizaron drogas en 2018, principalmente cannabis, opioides, cocaína, anfetaminas y otros estimulantes. Se prevé que 87 millones las usen en 2030. Esto podría aumentar la carga asociada a los trastornos por consumo de sustancias en los sistemas de salud de la región, que se concentra de manera desproporcionada en los países de ingresos bajos y medios.

El proyecto, titulado Atención de salud universal para los trastornos por consumo de sustancias en América Latina y el Caribe, tendrá una duración de 18 meses, y se centrará en la formación de trabajadores sociales y de salud. «La idea es desarrollar la capacidad de los países para formular, implementar y evaluar políticas y programas para abordar los problemas de consumo de sustancias con un enfoque de salud pública», sostuvo el doctor Luis Alfonzo, asesor de la OPS en materia de consumo de sustancias.

Las actividades de formación se centrarán en la mejora de las capacidades de los trabajadores de salud y sociales para detectar los trastornos por consumo de sustancias, realizar intervenciones tempranas, gestionar mejor a las poblaciones de riesgo y formular políticas de salud. También se trabajará para mejorar la colaboración entre los organismos nacionales de salud y de control de drogas. Como la formación se impartirá de forma virtual, otros países de la región también se beneficiarán indirectamente de ella.

Las personas que padecen trastornos por consumo de sustancias suelen enfrentarse a la estigmatización, el aislamiento social y la muerte prematura. Sin embargo, la UNODC estima que, a nivel mundial, sólo una de cada ocho personas que requieren tratamiento para un trastorno por consumo de sustancias lo recibe.

La pandemia agrava la presión sobre las personas con trastornos por consumo de sustancias, que a su vez también se enfrentan a un mayor riesgo de malos resultados en su salud relacionados con la COVD-19. «Existe una relación entre los trastornos por consumo de sustancias y la probabilidad de desarrollar complicaciones derivadas de la COVID-19, como resultado de las condiciones de vulnerabilidad en las que viven muchas de estas personas», explicó el doctor Renato Oliveira e Souza, jefe de la Unidad de Salud Mental y Consumo de Sustancias de la OPS.

Financiado por la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley del Departamento de Estado de los Estados Unidos, el proyecto está alineado con la Estrategia y el Plan de Acción sobre el Uso de Sustancias y la Salud Pública de la OPS, que promueve «iniciativas de reducción de la demanda que abarcan medidas de prevención, intervención temprana, tratamiento, atención, recuperación, rehabilitación y reinserción social, así como iniciativas y medidas destinadas a minimizar las consecuencias adversas del abuso de drogas en el ámbito social y de la salud pública».

El proyecto también apoya el trabajo de la OPS para fortalecer los enfoques de salud pública con el fin de abordar los problemas de uso de sustancias y fomentará una mayor colaboración entre la OPS y socios relevantes, como la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) de la Organización de Estados Americanos (OEA), la ONUDC, el Plan Colombo y la Red Iberoamericana de Organizaciones No Gubernamentales que Trabajan en Drogodependencia (RIOD).

 

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