Desde la OPS

En la Región de las Américas, el número de casos de COVID-19 se triplicó en el 2021, pero millones de personas están protegidas gracias a la vacuna

La inequidad en torno a las vacunas continúa dividiendo a nuestra Región. Será necesario aplicar algunas de las enseñanzas de la pandemia para lograr el acceso a futuras opciones terapéuticas contra la COVID-19.

Si bien el número de casos de COVID-19 se triplicó en el 2021 y los sistemas de salud tuvieron dificultades para hacer frente a esto, «hemos aprendido lo que hay que hacer para controlar este virus» y debemos abordar urgentemente las brechas en el acceso a las vacunas para garantizar que todas las personas estén protegidas, afirmó la Directora de la Organización Panamericana de la Salud, Carissa F. Etienne.

Con más de 98 millones de casos de COVID-19 y 2,3 millones de muertes, la Directora afirmó en reciente rueda de prensa que, «si comparamos el 2020 con el 2021, este año fue, sin duda, peor».

A medida que se acerca el fin del segundo año de pandemia, la doctora Etienne pidió a los países de la Región que empleen todos los recursos disponibles para controlar el virus, incluidas las vacunas, las mascarillas, el distanciamiento físico y la vigilancia.

Se han administrado más de 1300 millones de dosis de las vacunas contra la COVID‑19 en la Región de las Américas, y 56% de la población de América Latina y el Caribe está completamente vacunada.

Sin embargo, a pesar de esta cobertura de la vacunación, la Directora advirtió que «millones de personas en nuestra Región aún no han recibido una sola dosis».

Agregó que «la inequidad en torno a las vacunas continúa dividiendo a nuestra Región y, si no abordamos estas brechas evidentes, no lograremos controlar este virus».

A medida que se acerca el nuevo año y algunas nuevas opciones terapéuticas prometedoras para la COVID-19 que pueden ayudar a tratar la enfermedad, frenar las hospitalizaciones y evitar muertes, debemos aplicar las enseñanzas del despliegue de las vacunas, dijo la doctora Etienne.

Los países deben tener en cuenta las recomendaciones de la OMS, los comités de expertos, los científicos y los reguladores, cuyo trabajo es revisar minuciosamente la seguridad y eficacia de los medicamentos, y recomendar cuándo, dónde y cómo desplegarlos.

Pero los países también deben comenzar a prepararse para garantizar el acceso oportuno y asequible a estas nuevas opciones terapéuticas.

La Directora de la OPS remarcó la importancia de ampliar la capacidad de producción regional, «para que los países no sigan dependiendo de la importación de productos farmacéuticos».

La Región “cuenta con experiencia técnica, y con una capacidad de producción bien establecida, una sólida infraestructura regulatoria y un mecanismo efectivo de compras mancomunadas, nuestro Fondo Estratégico, que si lo aprovechamos bien puede ayudarnos a acelerar el acceso a las tecnologías contra la COVID-19” explicó la doctora Etienne.

Pero, sobre todo, la Región debe continuar trabajando unida.

La Directora agregó que la colaboración efectiva entre los países permitió desarrollar vacunas en un tiempo récord, detectar rápidamente las variantes y ajustar la respuesta de los países en función de la evidencia más reciente disponible.

«Cada vez que trabajamos juntos, logramos nuevos avances», afirmó. Colaborar es un eje fundamental de la estrategia para derrotar esta pandemia.

La semana pasada se notificaron más de 926.056 casos nuevos de COVID-19 en la Región de las Américas, lo que representa un aumento de 18,4% con respecto a las semanas anteriores. El número de casos está aumentando nuevamente en Estados Unidos y Canadá, a la vez que sigue disminuyendo en México. En Centroamérica, el número de casos también ha disminuido, excepto en Panamá.

En América del Sur, el número de casos de COVID-19 ha disminuido en Bolivia por primera vez desde septiembre, pero ha aumentado en Ecuador, Paraguay y Uruguay, y se mantiene estable en Brasil y Perú.

En el Caribe, el número de casos ha disminuido en términos generales, excepto en Trinidad y Tobago, Santa Lucía y las Islas Caimán, donde se registró la tasa de incidencia semanal más alta de la Región.

Ante las nuevas variantes, la prioridad más urgente es acelerar el acceso a las vacunas, según afirma la Directora de la OPS

Health worker applies COVID-19 vaccine

Hay 20 países que aún no han alcanzado la meta establecida por la OMS de lograr 40% de cobertura de la vacunación para fines de este año, y la variante ómicron se ha detectado en siete países de la Región. En este contexto, la Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne, afirmó que acelerar el acceso a las vacunas será fundamental para proteger a la población y, en especial, a las personas más vulnerables.

«La aparición de una nueva variante no significa necesariamente un empeoramiento de la situación, pero sí significa que debemos aumentar las precauciones», dijo en la rueda de prensa de hoy, instando a continuar aplicando las medidas de salud pública y la vacunación.

La semana pasada se notificaron más de 782.655 casos nuevos de COVID-19 y 10.950 muertes conexas en la Región de las Américas, pero solamente 55 % de la población de América Latina y el Caribe está completamente vacunada. En algunos países, como Guatemala, Haití, Jamaica y San Vicente y las Granadinas, la cobertura de la vacunación sigue siendo mucho menor.

Si bien la Región está «trabajando contra reloj para proteger a las personas de este virus», la Directora de la OPS pidió una estrategia a largo plazo que tenga en cuenta cuánto dura la protección brindada por las vacunas, su impacto en diferentes grupos etarios y el comportamiento de las nuevas variantes.

Con la entrega de 1,6 millones de dosis de las vacunas contra la COVID-19 a la Región esta semana, y más dosis en camino, la doctora Etienne afirmó que «los primeros en recibir una vacuna contra la COVID-19 deben ser los grupos de población vulnerables, como los pueblos indígenas, las personas mayores y las personas con afecciones de salud subyacentes que aumentan el riesgo de enfermar gravemente por la COVID-19.»

Sin embargo, en países donde la cobertura general de la vacunación es alta, la cobertura en las personas mayores de 60 años es más baja que en otros grupos. Y en países donde la vacunación está más rezagada, también se está protegiendo antes a las personas sanas.

«Esta falta de priorización es peligrosa porque hace que nuestras personas mayores sigan siendo vulnerables y pone en riesgo nuestros sistemas de salud», agregó la Directora.

La doctora Etienne también destacó la importancia de garantizar un acceso a las vacunas sostenible a largo plazo, y subrayó el papel fundamental que tiene el Fondo Rotatorio de la OPS, un mecanismo de compra de vacunas que este año ya ha adquirido para la Región vacunas de rutina y de COVID-19 por un valor de 1.000 millones de dólares.

«Al utilizar nuestro Fondo Rotatorio, los países tienen asegurado el acceso a vacunas de calidad garantizada y a precios justos, por medio de un mecanismo transparente», agregó la Directora.

A medida que el año llega a su fin y los países despliegan más dosis para alcanzar las metas de cobertura de la vacunación establecidas por la OMS, la Directora hizo un llamamiento a la equidad y la preparación.

«Necesitamos un suministro confiable de dosis para que nuestras campañas de vacunación contra la COVID-19 no amplíen las inequidades que han dividido a nuestra Región durante tanto tiempo», afirmó.

La semana pasada, el número de casos de COVID-19 aumentó en Canadá y algunas zonas de México, así como en algunos países de América del Sur como Bolivia, Perú y Colombia. En el Caribe, el número de casos, hospitalizaciones y muertes sigue aumentando en Trinidad y Tabago. En otras islas más pequeñas, como las Islas Caimán, también está aumentando el número de casos nuevos.

En Centroamérica, el número de casos de COVID-19 está disminuyendo significativamente en todos los países a excepción de Panamá, y también está disminuyendo en Ecuador, Chile y Argentina.

Ómicron y otras variantes de preocupación identificadas en las Américas

Variantes del virus de COVID-19

Las cinco variantes de preocupación del virus del SARS-COV-2 han sido identificadas en las Américas, incluida ómicron, que ahora está en tres países, según una actualización epidemiológica de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

La variante que aparece con más frecuencia es la Delta, y desde que se notificó por primera vez en julio del 2020, 181 países de todo el mundo– incluidos 54 países y territorios de las Américas– han notificado su detección, señala la Actualización de la OPS.

La variante ómicron, designada como Variante de Preocupación por la Organización Mundial de la Salud la semana pasada, ha sido reportada en al menos 25 países del mundo, pero «no está claro si la infección con la VOC Ómicron causa una enfermedad más grave en comparación con las infecciones con otras variantes”, o si causa una enfermedad más grave.

«Comprender el nivel de gravedad de VOC Omicron podría tomar varias semanas. Todas las variantes del SARS-CoV-2, incluida la VOC Delta que es dominante a nivel mundial, pueden causar una enfermedad grave o la muerte, en particular para las personas más vulnerables; por lo que la prevención siempre es lo más importante», dice la actualización epidemiológica de la OPS.

Las otras variantes que ahora circulan, predominantemente Delta, pero también Alfa, Beta y Gamma con menor ocurrencia, están asociadas con un aumento de la transmisibilidad “en comparación con las variantes ancestrales.”

«La OPS/OMS recomienda a los Estados Miembros continuar sus esfuerzos para aumentar la cobertura de vacunación contra la COVID-19 y mejorar la adherencia a las medidas de salud pública que disminuyen la transmisión del virus del SARS-CoV-2», dice la actualización. También pide a los países que sigan realizando la secuenciación genómica de las muestras de SARS-CoV-2 y que vigilen cambios en la incidencia de COVID-19. Las pruebas actuales de PCR pueden detectar ómicron y las demás variantes.

Con relación a la efectividad de las vacunas, “la OPS/OMS resalta que las vacunas actuales siguen siendo eficaces para prevenir el desarrollo de enfermedad grave y la muerte. La Organización está trabajando con socios técnicos para comprender el impacto potencial de esta variante en las medidas de salud pública, incluidas las vacunas,” señala la Actualización Epidemiológica de la OPS.

La OPS destaca la crisis de salud mental poco reconocida a causa de la COVID-19 en las Américas

Una nueva publicación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) destaca el efecto devastador de la pandemia por COVID-19 en la salud mental y el bienestar de las poblaciones de las Américas, así como el impacto que tuvieron las interrupciones de los servicios en toda la región.

«Fortaleciendo las respuestas de salud mental a la COVID-19 en las Américas: un análisis de la política sanitaria y recomendaciones», publicado recientemente en The Lancet Regional Health – Americas, examina estudios y datos de los países de la región en un esfuerzo por comprender mejor el impacto de la pandemia en la salud mental de la población.

Los datos analizados muestran que más de cuatro de cada diez brasileños han tenido problemas de ansiedad, los síntomas de depresión se quintuplicaron en Perú, y la proporción de canadienses que informaron de altos niveles de ansiedad se cuadruplicó como resultado de la pandemia.

«El mensaje es claro: hemos estado operando en modo de crisis desde el inicio de la pandemia», afirmó el doctor Anselm Hennis, Director de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la OPS. «Además de manejar el miedo a enfermar y el trauma de perder a los seres queridos a causa del nuevo coronavirus, la gente de las Américas ha sufrido desempleo, pobreza e inseguridad alimentaria, y el impacto adverso en la salud mental ha sido generalizado», destacó.

El documento también indica un marcado aumento de los incidentes de violencia doméstica durante la pandemia, citando estudios nacionales basados en los registros de las líneas telefónicas de ayuda, los informes policiales y los datos de los proveedores de servicios, lo que agrava los ya elevados índices de violencia de la región, que triplican la media mundial.

En el documento se analizan además las consecuencias para la salud mental de las personas que padecieron el nuevo coronavirus. «Los datos existentes sugieren que a un tercio de las personas que sufrieron COVID-19 se les ha diagnosticado un trastorno neurológico o mental», dijo la autora principal del documento de la OPS, Amy Tausch. «Esperamos que el aumento de la carga de la salud mental pueda ser uno de los efectos más importantes de la COVID-19 a largo plazo», vaticinó.

En un momento en que la atención y el tratamiento son más necesarios, la publicación señala continuas interrupciones en los servicios esenciales para los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias en más de la mitad de los países de la región.

«La falta de acceso a los servicios de consejería, la menor disponibilidad de atención en persona y el cierre de escuelas han limitado las formas en que las personas pueden recibir apoyo en materia de salud mental, dejando a muchos aislados, vulnerables y en mayor riesgo», consideró el doctor Renato Oliveira, jefe de la Unidad de Salud Mental y Consumo de Sustancias de la OPS.

El material también documenta el impacto de la COVID-19 en la salud mental de las poblaciones vulnerables, como los jóvenes, las mujeres, las personas con enfermedades mentales preexistentes, así como los trabajadores de la salud y de primera línea y las personas de menor nivel socioeconómico, y señala que estos se han visto más gravemente afectados por las interrupciones de los servicios de salud mental.

Los autores piden que se actúe de inmediato para reforzar los sistemas y servicios de salud mental en la región, con especial atención a la integración del apoyo psicosocial en sectores y entornos como la atención primaria de salud, la educación, los servicios sociales y los sistemas de apoyo comunitario. Para mitigar el impacto de la pandemia, los autores subrayan que la salud mental debe incorporarse a los planes de preparación, respuesta y recuperación ante emergencias.

Antes de la pandemia, se había calculado que los trastornos mentales costarán a la economía mundial 16 billones de dólares en 2030 si no se abordan. Se necesitan urgentemente inversiones adicionales, y a medida que los países aumentan las inversiones en servicios de salud mental, los autores instan a dar mayor prioridad a los grupos en situación de vulnerabilidad.

«La salud mental ha sido durante mucho tiempo un área descuidada de la salud pública en las Américas. Los gobiernos deben aprovechar la pandemia por COVID-19 como una oportunidad para reforzar sus servicios de salud mental y hacer las inversiones necesarias para reconstruir mejor y en forma más justa», subrayó el doctor Oliveira.

Aumentan las infecciones resistentes a los medicamentos en las Américas debido al mal uso de los antimicrobianos durante la pandemia

Misuse of antimicrobial drugs

Los países de la Región de las Américas informan un aumento en el número de infecciones resistentes a los medicamentos, probablemente como resultado del uso indebido y sin precedentes de antimicrobianos para tratar la COVID-19, afirmó la Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne, durante la rueda de prensa ofrecida el pasado 17 de noviembre.

«A lo largo de esta pandemia hemos dado por sentado el poder de los antimicrobianos», dijo la doctora Etienne, en vísperas de la Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de los Antimicrobianos. “Y, si bien pueden pasar meses o incluso años hasta que veamos todas las repercusiones de su uso indebido y excesivo, no podemos permitirnos el lujo de esperar para tomar medidas.»

Los datos muestran que más de 90 % de los pacientes con COVID-19 hospitalizados en la Región recibieron un antimicrobiano, a pesar de que solo 7 % de estos pacientes presentaban una infección secundaria que justificaba su uso. Medicamentos como la ivermectina, la azitromicina y la cloroquina también fueron ampliamente utilizados, aunque hubiera evidencia sólida de que no tenían ningún beneficio para los pacientes con COVID-19.

Durante la pandemia, muchas UCI en la Región operaron al doble o el triple de su capacidad, y también aumentó el uso de procedimientos invasivos como la intubación o el uso de respiradores. Esta situación, agravada por problemas como el hacinamiento y la poca disponibilidad de equipo de protección personal (EPP), incluidos guantes y batas, contribuyó a acelerar la propagación de las infecciones hospitalarias.

«Los antimicrobianos son medicamentos cruciales para salvar vidas, pero deben usarse de manera responsable, ya que las bacterias pueden desarrollar resistencia y hacer que sean ineficaces con el tiempo», afirmó la Directora de la OPS.

Varios países, entre ellos Argentina, Uruguay, Ecuador, Guatemala y Paraguay, están informando aumentos en la detección de infecciones resistentes a los medicamentos. Una de las alertas epidemiológicas recientes de la OPS  también muestra un aumento en la aparición de bacterias resistentes a los antimicrobianos en la Región.


«Todos los profesionales de la salud deberían usar los antimicrobianos de forma responsable y prescribir antibióticos solo cuando sea necesario. El uso indebido de estos medicamentos es perjudicial para los pacientes y también para la salud pública.»

Doctora Carissa F. Etienne


La Directora de la OPS también hizo un llamado a mejorar la vigilancia y el uso de los antimicrobianos para mantener su poder.

Si bien muchos países han ampliado sus sistemas de vigilancia durante la pandemia, deben aprovechar las redes de laboratorios para rastrear la resistencia a los antimicrobianos. Los países también deben promover pautas de tratamiento claras y basadas en la evidencia, así como invertir en medicamentos antimicrobianos nuevos y mejores.

«Necesitamos que todos los países trabajen juntos ahora para controlar el aumento de la resistencia a los antimicrobianos. Solo así podremos seguir confiando en estos medicamentos para tratar enfermedades y prevenir una crisis sin precedentes», afirmó.

En cuanto a la situación epidemiológica de la COVID-19 en la Región, la doctora Etienne señaló que, en la última semana, el número de casos nuevos disminuyó 5 %. En algunos de los países más poblados, como Estados Unidos, Brasil y Colombia, así como en países de Centroamérica y América del Sur, el número de casos nuevos se estabilizó, con la excepción de Bolivia, Uruguay y Chile.

En América del Norte, el número de casos continúa disminuyendo en Canadá.

En el Caribe, el número de casos continúa aumentando en República Dominicana y Barbados. En las Islas Caimán y Trinidad y Tabago también se registró una incidencia elevada de casos.

La Directora de la OPS advirtió que, si bien la mitad de las personas en América Latina y el Caribe ya están completamente vacunadas, «la pandemia de COVID-19 sigue muy activa en nuestra región.»

A medida que nos acercamos a las fiestas de fin de año, la Directora afirmó que «debemos recordar que depende de todos nosotros mantenernos seguros y vacunarnos y seguir las medidas de salud pública que han demostrado ser efectivas contra este virus, como el distanciamiento físico y el uso de mascarillas.»

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