Día Mundial de la lucha contra el Cáncer de Mama

Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada 19 de octubre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, con el objetivo de crear conciencia y promover que cada vez más mujeres accedan a controles, diagnósticos y tratamientos oportunos y efectivos, así como a los cuidados paliativos.

La detección precoz a fin de mejorar el pronóstico y la supervivencia de los casos de cáncer de mama siguen siendo la piedra angular de la lucha contra esta enfermedad.

De acuerdo con la OMS, cada año se producen 1,38 millones de nuevos casos y 458 000 muertes por cáncer de mama (IARC Globocan, 2008). El cáncer de mama es, de lejos, el más frecuente en las mujeres, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. En los países de ingresos bajos y medios, su incidencia ha aumentado constantemente en los últimos años debido al aumento de la esperanza de vida y de la urbanización, así como a la adopción de modos de vida occidentales.

Entre los factores de riesgos destacan los antecedentes familiares de cáncer de mama y los factores reproductivos asociados a una exposición prolongada a estrógenos endógenos, como una menarquia precoz, una menopausia tardía y una edad madura cuando el primer parto. Las hormonas exógenas también conllevan un mayor riesgo de cáncer de mama, por lo que las pacientes que utilizan anticonceptivos orales o tratamientos de sustitución hormonal tienen más riesgo que aquellas que no usan esos productos. La lactancia materna tiene un efecto protector.

El control de factores de riesgo específicos modificables, así como una prevención integrada eficaz de las enfermedades no transmisibles que promueva los alimentos saludables, la actividad física y el control del consumo de alcohol, el sobrepeso y la obesidad, podrían llegar a tener un efecto de reducción de la incidencia de cáncer de mama a largo plazo.

El cáncer de mama no es una enfermedad exclusiva de mujeres. Aunque en un porcentaje pequeño, los hombres también pueden padecerlo. Algunos de los factores de riesgo identificados para este grupo poblacional son:

– Edad avanzada. El riesgo de tener cáncer de mama aumenta con la edad. El cáncer de mama masculino se diagnostica con mayor frecuencia en los hombres después de los 60 años.
– Exposición a estrógeno. Si tomas medicamentos relacionados con el estrógeno, como los usados en la terapia hormonal para el cáncer de próstata, corres un mayor riesgo de padecer cáncer de mama.
– Antecedentes familiares de cáncer de mama. Si tienes un familiar cercano con cáncer de mama, tienes mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad.
– Síndrome de Klinefelter. Este síndrome genético ocurre cuando un niño nace con más de una copia del cromosoma X. El síndrome de Klinefelter provoca el desarrollo anormal de los testículos. Como resultado, los hombres con este síndrome producen menores niveles de ciertas hormonas masculinas (andrógenos) y más hormonas femeninas (estrógenos).
– Enfermedad hepática. Ciertas enfermedades, como la cirrosis hepática, pueden reducir las hormonas masculinas e incrementar las hormonas femeninas, lo que aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama.
– Obesidad. La obesidad está relacionada con los niveles elevados de estrógeno en el cuerpo, lo que incrementa el riesgo de padecer cáncer de mama masculino.
– Enfermedad o cirugía testicular. Tener los testículos inflamados (orquitis) o haber tenido una cirugía para extirpar un testículo (orquiectomía) pueden incrementar el riesgo de padecer cáncer de mama masculino.

Más información:

Cáncer de mama: prevención y control
Octubre: Mes de Sensibilización sobre el Cáncer de Mama
Infomed. Obstetricia y Ginecología: Cáncer de Mama

Revisión de artículos: Ejercicio, ecocardiograma y revascularización

Como parte de la alianza editorial entre Medscape en español y la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), en esta ocasión el Dr. Guillermo Liniado presenta 3 artículos recientes publicados en las principales revistas científicas de cardiología. El Dr. Guillermo Liniado es médico, coordinador del Área de Insuficiencia Cardiaca en el Hospital General de Agudos Dr. Cosme Argerich. Asimismo, funge como vocal del Consejo de Insuficiencia Cardiaca de la Sociedad Argentina de Cardiología y es miembro del Comité Científico de la alianza editorial.

Ejercicio y corazón: ¿cuánto más mejor?

El beneficio del ejercicio físico regular es indiscutido. Es mediado en parte, pero no exclusivamente, por su impacto sobre los factores de riesgo coronario, en especial sobre la presión arterial, el perfil lipídico, el índice de masa corporal y la resistencia a la insulina. También actúa a nivel vascular mejorando la capacidad de vasodilatación (aumenta la producción de óxido nítrico), la homeostasis vascular y la liberación de radicales libres, entre otros mecanismos.

El ejercicio regular y moderado tiene un efecto antiinflamatorio, pero el ejercicio intenso produce, en forma aguda, una acción proinflamatoria que potencialmente aumenta el riesgo de inflamación coronaria, rotura y desestabilización de la placa aterosclerótica, aunque esto suele ser de corta duración y se resuelve en unas pocas horas.

Las guías recomiendan 150 minutos de ejercicio físico moderado o 75 minutos de ejercicio físico vigoroso por semana. Sin embargo, los deportistas de resistencia multiplican varias veces esas recomendaciones y en la última década se ha reportado una curva en forma de J de dosis-respuesta en la relación entre la cantidad de ejercicio realizado en la vida y la morbilidad cardiovascular, sugiriendo que existe un límite en el beneficio, por encima del cual podría ser perjudicial.

El ejercicio vigoroso de resistencia se asocia a un aumento transitorio de los biomarcadores de daño miocárdico, incluyendo las troponinas y los péptidos natriuréticos, así como a un trastorno temporario de la función sistólica del ventrículo derecho y en menor medida del ventrículo izquierdo y de la relajación.

El aumento de la troponina estaría vinculado a mínimos grados de inflamación o microinfartos, que en forma repetida podrían conducir a remodelado ventricular y arritmias. El aumento de los péptidos natriuréticos parece estar asociado a la disfunción sistólica del ventrículo derecho y posiblemente represente la consecuencia de un estrés parietal elevado generado por un volumen/minuto aumentado. Una proporción, aunque menor, de atletas mayores de 35 años, desarrolla fibrilación auricular, calcificación coronaria y fibrosis miocárdica y se ha especulado que a través de estos mecanismos el ejercicio vigoroso de resistencia en el largo plazo puede ser dañino. Los atletas de resistencia de mediana edad quintuplican el riesgo de fibrilación auricular respecto de sus pares sedentarios.

El puntaje de calcio medido por tomografía computarizada fue mayor en atletas masculinos mayores de 35 años que en sus pares sedentarios con perfil similar de riesgo cardiovascular, aunque la morfología de la placa podría sugerir mayor estabilidad clínica. Los mecanismos involucrados en estos hallazgos podrían vincularse a un mayor estrés que produciría una intensa contracción miocárdica sobre arterias epicárdicas sometidas durante el ejercicio a mayor flexuosidad, a una presión arterial elevada en forma persistente, aumento de la hormona paratiroidea y el mencionado efecto proinflamatorio transitorio.

Aparentemente el significado de este aumento en el puntaje de calcio en atletas de alto rendimiento no tendría el mismo significado que en el paciente sedentario. La aptitud cardiorrespiratoria le conferiría cierto grado de protección mediado por una mejor reserva coronaria, mayor precondicionamiento isquémico, colateralización y mayor capacidad vasodilatadora. Las mujeres atletas fueron menos estudiadas, pero los hallazgos en pequeñas poblaciones no muestran las mismas diferencias en el puntaje de calcio que se observan en los hombres, mediados presumiblemente por un efecto hormonal protector.

Lo más importante
Resulta imperativo considerar dentro de nuestro accionar médico la indicación de ejercicio y su refortalecimiento periódico, dado que prácticamente en toda área de la cardiología (y por supuesto, mucho más allá) traerá beneficios indiscutibles. Que los hallazgos referidos no soslayen dicha indicación, ya que a pesar de la especulación de que estas anomalías confieren un mayor riesgo de futuros eventos adversos, los atletas de resistencia de élite tienen una mayor esperanza de vida, en comparación con la población general.


Referencia:

Parry-Williams G, Gati S, Sharma S. The heart of the ageing endurance athlete: the role of chronic coronary stress. Eur Heart J. 21 Jul 2021;42(28):2737-2744. doi: 10.1093/eurheartj/ehab095. PMID: 33748860.

 

¿Debemos hacer sistemáticamente un ecocardiograma transesofágico antes de una cardioversión o una ablación de una fibrilación auricular?

La prevalencia de trombo en la aurícula izquierda en pacientes con fibrilación auricular o aleteo auricular anticoagulados es un tema relativamente incierto y, por tanto, indica la necesidad de tener un ecocardiograma transesofágico previo a un procedimiento de cardioversión o de ablación. Las guías recomiendan 3 semanas de anticoagulación completa previo a la cardioversión o la ablación de fibrilación auricular sin la necesidad de realizar un ecocardiograma transesofágico.

Recientemente en Journal of the American College of Cardiology se publicó un metanálisis sobre la prevalencia de trombo en la aurícula izquierda en 14.653 participantes sobre un total de 35 estudios con pacientes con fibrilación auricular o aleteo auricular en quienes se realizó un ecocardiograma transesofágico luego de al menos 3 semanas de anticoagulación oral, ya sea con antagonistas de la vitamina K o anticoagulantes orales directos previo a un procedimiento de cardioversión o ablación.

Se analizó la prevalencia general de trombo en la aurícula izquierda y los factores asociados a mayor riesgo del aumento de dicha prevalencia. Se observó trombo en la aurícula izquierda en 2,73% en toda la población (IC 95%: 1,95% a 3,80%) que no difirió significativamente entre aquellos tratados con antagonistas de la vitamina K respecto de los que recibían anticoagulantes orales directos : 2,80% (IC 95%: 1,86% a 4,21%) frente a 3,12% (IC 95%: 1,92% a 5,03%); p = 0,67.

Los pacientes con fibrilación auricular no paroxística cuadruplicaron la probabilidad de tener trombo (4,81%; IC 95%: 3,35% a 6,86% frente a 1,03%; IC 95%: 0,52% a 2,03%; p < 0,001). Los que iban a cardioversión triplicaron la probabilidad de aquellos que iban a ablación (5,55% frente a 1,65%; p < 0,001) y los pacientes con puntaje de CHA2DS2-VASc ≥ 3 tenían 6 veces más probabilidades que aquellos con CHA2DS2-VASc ≤ 2 (6,31%; IC 95%: 3,72% a 10,49% frente a 1,06%; IC 95%: 0,45% a 2,49%; p < 0,001).

Los autores concluyen que la prevalencia de trombo en la aurícula izquierda es alta en determinados subgrupos de pacientes que reciben anticoagulación oral y este subgrupo podría beneficiarse de un ecocardiograma transesofágico previo a la cardioversión o la ablación.

Esta información excede simplemente el dato crudo de la prevalencia en la población de pacientes con fibrilación auricular anticoagulados y en los subgrupos de mayor riesgo. En nuestra práctica cotidiana la cantidad de pacientes que están fuera de rango de anticoagulación probablemente excede con creces ese 3% y en pacientes que no reciben tratamiento anticoagulante la prevalencia de trombo en la aurícula izquierda llega casi a 10%.

Como bien se observa en el comentario editorial del artículo, la tasa de eventos tromboembólicos en pacientes con anticoagulación plena es muchísimo menor, rondando entre 0,1% y 0,5% y la implementación de un ecocardiograma transesofágico preprocedimiento no cambió significativamente esa incidencia.[1]

Es relevante observar que 51% de los miembros del consenso de fibrilación auricular de 2017 refiere hacer un ETE a todos los pacientes que van a ablación o cardioversión y hasta 71% lo hace en pacientes que han recibido tratamiento anticoagulante durante las 3 semanas previas al procedimiento.[2]

Lo más importante
Podemos concluir que el estudio arroja alguna luz en el conocimiento de la prevalencia de trombo en la aurícula izquierda en pacientes con fibrilación auricular. Dicha prevalencia difiere entre los procedimientos a realizar, el tipo de fibrilación auricular (paroxística o no) y el riesgo embolígeno que se calcula a través del puntaje de CHA2DS2-VASc. Es probable que uno se incline a tener la información del ecocardiograma transesofágico en quienes reúnen criterios de mayor riesgo aun cuando hubieran cumplido tratamiento anticoagulante por 3 o más semanas.


Referencia:

 

¿Hay que revascularizar a los pacientes con insuficiencia cardiaca y fracción de eyección reducida de origen isquémico-necrótico? ¿Con qué procedimiento?

La enfermedad coronaria es la causa más frecuente de insuficiencia cardiaca y es responsable de hasta dos tercios de los casos.

La revascularización miocárdica confiere mayor beneficio, en términos de mortalidad, respecto del tratamiento médico óptimo y es la recomendación de las guías europeas en pacientes con enfermedad de múltiples vasos y fracción de eyección reducida.

Sin embargo, los efectos de la angioplastia transluminal coronaria en este grupo de pacientes no ha sido evaluada en estudios aleatorizados y no todas las guías de práctica se expresan de igual forma en las recomendaciones. Mientras la guía de la European Society of Cardiology (ESC) lo recomienda, la guía de American College of Cardiology (ACC) y American Heart Association (AHA) considera que las pruebas son aún insuficientes. La comparación entre cirugía y angioplastia está limitada a estudios observacionales y la óptima forma de revascularizar aún es tema de debate.

Recientemente se ha publicado una evaluación comparativa entre ambos tipos de procedimiento que surge del registro de angiografía y angioplastia coronaria sueco (Swedish Coronary Angiography and Angioplasty Registry, SCAAR) que evaluó una cohorte de pacientes con insuficiencia cardiaca y fracción de eyección reducida de etiología coronaria con enfermedad de múltiples vasos (definida como estenosis > 50% en 2 o más arterias o enfermedad de tronco de la coronaria izquierda).

El periodo analizado comprendió de enero de 2000 a marzo de 2018. Se incluyó un total de 2.509 pacientes (83%: hombres; 36%: diabetes y 35%: infarto previo) con una edad media de 68,1 ± 9,4 años; 56,2% fue a angioplastia y 43,8% a cirugía de revascularización, con un seguimiento medio de 3,9 años (rango: 1 día a 10 años). Los pacientes de grupo angioplastia fueron, en promedio, 2 años mayores y presentaban mayor tasa de hipertensión arterial, dislipidemia, infarto previo, angioplastia o cirugía previas. Los pacientes del grupo cirugía tenían más enfermedad de tronco de coronaria izquierda.

Fallecieron 1.010 pacientes (40,5%). El riesgo de muerte fue menor en el grupo cirugía respecto al de angioplastia (OR: 0,62; IC 95%: 0,41 a 0,96; p = 0,031). Las diferencias empezaron a observarse a partir del cuarto año posterior a la cirugía.

Hubo una tendencia a indicar más cantidad de angioplastia respecto de revascularización quirúrgica con el correr de los años en el registro, siendo la cirugía la indicación prevalente hasta el año 2008 y sobrepasada por la angioplastia a partir de 2009, al punto que en 2018 el empleo de angioplastia fue 3,4 veces mayor que el de cirugía. Se observó una fuerte tendencia a indicar uno u otro procedimiento en los distintos hospitales que participaron del registro, con un rango de 27% a 86% para angioplastia y de 14% a 73% para cirugía, respectivamente.

Sin embargo, esta tendencia no se apoya en datos objetivos de mayor beneficio de la cirugía sobre la angioplastia en esta población.

Lo más importante
Los resultados de este estudio apoyan los hallazgos de estudio STICH (Surgical Treatment for Ischaemic Heart Failure), que comparó cirugía de revascularización frente a tratamiento médico óptimo en forma aleatorizada y demostró superioridad del tratamiento quirúrgico en el largo plazo.[3] Esta información debería ser considerada en la toma de decisiones sobre la elección del procedimiento. Si bien los mecanismos subyacentes a los beneficios no pueden ser establecidos debido a la naturaleza observacional de este estudio, es probable que se asocie a una revascularización más completa y a un menor riesgo de nuevos infartos en parte porque la cirugía actúa sobre las lesiones obstructivas y las no obstructivas que se consideran responsables de una alta tasa de eventos.
Como conclusión, este y otros estudios han demostrado el beneficio de la cirugía de revascularización sobre la angioplastia o el tratamiento médico. Sin embargo, a la hora de decidir sobre el paciente individual, serán varios los factores que inclinen la decisión del médico tratante, en especial los resultados obtenidos por uno u otro procedimiento en el centro asistencial en el que trabaja. Por supuesto también influirán el tipo de anatomía coronaria y la disponibilidad del centro para uno otro procedimiento.
Cabe preguntarse si lo que se consideró tratamiento médico óptimo en el correr de estos registros y estudios equivale al actual con el advenimiento de sacubitril/valsartán y gliflozinas. Respuestas que tendremos en el correr de los años.

Campo electromagnético como tratamiento del accidente cerebrovascular isquémico

Los accidentes cerebrovasculares son una de las principales causas de muerte y discapacidad adquirida en adultos en todo el mundo. Hasta la fecha, las opciones de tratamiento son limitadas; de ahí que prosiga la búsqueda de nuevos enfoques terapéuticos. Los campos electromagnéticos (CEM) afectan una amplia variedad de procesos biológicos y la evidencia acumulada muestra su potencial como tratamiento para el accidente cerebrovascular isquémico. Según sus características, se pueden dividir en CEM estacionario, pulsado y sinusoidal. El objetivo de esta revisión es proporcionar una descripción general extensa de la literatura -desde estudios in vitro hasta estudios clínicos- sobre el uso de todos los tipos de CEM en el campo del accidente cerebrovascular isquémico. Se proporciona una comparación exhaustiva entre los tipos de CEM y sus efectos, así como una descripción general de las vías de señal activadas en los tipos de células relevantes para el accidente cerebrovascular isquémico, como neuronas, microglia, astrocitos y células endoteliales. También se discute qué pasos deben tomarse para mejorar su eficacia terapéutica en el marco de la traducción clínica de esta prometedora terapia.

Vea el artículo completo en:

Moya Gómez A, Font LP, Brône B, Bronckaers A. Electromagnetic Field as a Treatment for Cerebral Ischemic Stroke. Front Mol Biosci. 2021 Sep 7;8:742596. doi: 10.3389/fmolb.2021.742596. PMID: 34557522; PMCID: PMC8453690.

Megacolon tóxico en paciente con COVID-19

La pandemia de COVID-19 se ha convertido en una emergencia de salud pública mundial, debido a que esta enfermedad puede ocasionar complicaciones que amenazan la vida. Si bien se sabe que el SARS-CoV-2 causa enfermedad pulmonar sustancial, se han observado muchas manifestaciones extrapulmonares, incluyendo el compromiso del sistema gastrointestinal. El megacolon tóxico es una complicación rara pero, potencialmente, mortal que se asocia más con la enfermedad inflamatoria intestinal. Sin embargo, cualquier afección que conduzca a la inflamación del colon puede conducir a una dilatación tóxica.

En este trabajo se presenta el caso de un paciente con un Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda (SDRA) secundario a una infección por SARS-COV-2. De manera concomitante presentó un cuadro de dilatación no obstructiva del colon, asociado con toxicidad sistémica.

El desarrollo de megacolon tóxico en un paciente con SARS-COV-2 puede estar justificado debido a que el virus infecta las células huésped a través del receptor de la enzima convertidora de angiotensina 2. Esta también se encuentra altamente expresada en las células epiteliales intestinales, por lo que la aparición esta complicación puede estar justificada. Por lo tanto, se debe considerar su diagnóstico oportuno para una intervención temprana, en aras de reducir la tasa de mortalidad tanto como sea posible.

Vea el artículo completo en:

Ortega Rosales AJ, Romero Ulloa G, Burneo Rosales C, Gutiérrez Vásquez R. Megacolon tóxico en paciente con COVID-19. Rev Cubana Med [Internet]. 2021 [citado 18 Oct 2021]; 60(3):[aprox. 0 p.].

 

El actual escenario es un nuevo reto para los profesionales de la Salud, las instituciones, el Gobierno y las familias cubanas

Las cifras de contagios por COVID-19 reportadas en Cuba durante el mes de octubre continúan su comportamiento al descenso. Dieciséis mil quinientas ochenta y dos personas fueron diagnosticadas con la enfermedad en la pasada semana, lo cual representa 10 321 casos menos que en los anteriores siete días.

Si bien durante la semana 41 del año se produjeron algunas variaciones en los números diarios, lo cierto es que las últimas cuatro semanas han mostrado de manera consecutiva una disminución sostenida de quienes enferman como consecuencia del SARS-CoV-2.

Puede ser una imagen de texto que dice "300000 COVID-19 CASOS SEGÚN MESES. CUBA 2021. 250000 200000 265121 150000 200398 223013 100000 50000 15536 22998 25686 0 31346 50622 35701 ene feb 52488 mar abr may jun jul ago 2021 sept oct"

Sin que esa realidad nos lleve a mirar el actual contexto epidemiológico con complacencia alguna, es válido destacar que la pasada semana también marcó un punto de giro en la cantidad de pacientes ingresados por ser positivos a la COVID-19. Ocho mil seiscientas ochenta y tres personas seguían siendo portadoras del virus, lo cual significa 8 292 pacientes menos que al concluir la semana 40 del año, es decir menor cantidad de casos activos en un 28,8%.

Puede ser una imagen de texto que dice "70000 61375 60000 COVID-19. CASOS, SEGÚN SEMANAS. CUBA. 2021. 63876 65631 59449 50000 57139 55528 56165 52800 49236 40000 30000 20000 37280 10000 26936 0 16582 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 2021 40 41"

Al cierre del 16 de octubre Cuba había aplicado 24 464 590 dosis de vacunas, lo que ha permitido que el 99,2% de la población vacunable haya recibido al menos la primera dosis de alguno de nuestros inmunógenos, y el 69,2% tenga completo su esquema de vacunación.

Las medidas adoptadas, unido al avance de la campaña de vacunación emprendida por nuestro país, han permitido, además, que fallezcan menos enfermos como consecuencia del virus. Por seis semanas consecutivas menos familias cubanas han sufrido la muerte de alguno de sus miembros y hasta el 16 de octubre se acumulaba una letalidad de 0,86%.

Puede ser una imagen de una o varias personas y texto que dice "DOSIS ADMINISTRADAS SEGÚN TIPO DE INTERVENCIÓN POBLACIÓN TOTAL Y VACUNABLE DE CUBA HASTA EL 16 DE OCTUBRE 2021 TIPO DE INTERVENCIÓN PRIMERA DOSIS % SEGUNDA DOSIS TERCERA DOSIS ENSAYO CLÍNICO % 92.675 Esquema Completo % TOTAL 88.504 ESTUDIO DE INTERVENCIÓN 85.287 86,8 168.461 85.887 73,7 150.928 266.466 INTERVENCIÓN SANITARIA 134.675 58,2 147.222 222 3.305.344 60,6 3.213.375 454.064 VACUNACIÓN 3.096.600 6.147 3.096.600 TOTAL 9.615.319 4.786.853 3.194.390 3.448.062 14.128.741 99,2 84,2 66,5 69,2 9.713.978 8.239.660 MINISTERIO SALUD PUBLICA República de Cuba 6.510.952 6.777.771 24.464.590"

Aun cuando de manera general se ha producido una mejoría incuestionable en todos los indicadores sanitarios, varias provincias son seguidas con especial interés por la incidencia que en ellas sigue teniendo la enfermedad. En la última semana, Camagüey, Pinar del Río, Sancti Spíritus, Holguín, Las Tunas y Villa Clara confirmaron 12 278 casos positivos, el 74% de los diagnósticos en ese periodo.

Más allá de los números globales del país en las más recientes jornadas, que evidencian un avance indiscutible en el control de la epidemia, el actual escenario es, ante todo, un nuevo reto para los profesionales de la Salud, las instituciones, el Gobierno y las familias cubanas.

La reapertura gradual de espacios y actividades que ha comenzado a vivir la nación necesita ser acompañada con responsabilidad y mucha disciplina en todos los escenarios, para que la disminución sostenida de diagnósticos que mantenemos en las últimas semanas no solo sea cosa de un mes con “buenos números”.

Tomado de la página en Facebook del ministro de Salud Pública Dr. José Angel Portal Miranda.

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