La pandemia de COVID-19 como eje de la conservación biológica

El aislamiento por la COVID-19 redujo la movilidad humana y condujo a conocimientos inmediatos sobre cómo los humanos impactan en la naturaleza. Sin embargo, es probable que se produzcan impactos ecológicos más fuertes. A medida que salimos de la pandemia, los gobiernos deben evitar dar prioridad a las ganancias económicas a corto plazo que comprometen los ecosistemas y los servicios que brindan a la humanidad. En cambio, la pandemia puede ser un punto de inflexión para la transformación social a fin de valorar la sostenibilidad económica y del ecosistema a más largo plazo.

Impactos de la pandemia COVID-19 en la conservación biológica

La pandemia de COVID-19 ha provocado cambios en las actividades humanas y los patrones de movilidad que han alterado todos los aspectos de la sociedad. Han surgido oportunidades inesperadas para examinar las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza. Los hallazgos iniciales apuntan a diversas vías directas e indirectas que vinculan los cambios en la presencia y actividad humanas con resultados tanto positivos como negativos para la vida silvestre, los ecosistemas y la conservación.

Por ejemplo, el Experimento internacional de océanos tranquilos ha alentado el monitoreo mundial de los paisajes sonoros de nuestros océanos para medir cómo la reducción, relacionada con la pandemia, en el transporte marítimo y otras actividades marinas afecta los niveles de ruido y, posteriormente, los ecosistemas oceánicos, desde el zooplancton hasta las grandes ballenas1. El aislamiento ha puesto de manifiesto la necesidad de establecer pautas mundiales y adoptar tecnologías silenciosas para «reducir el ruido».

Sin embargo, a medida que avanzamos hacia un mundo pospandémico, algunos países están reduciendo su gestión y vigilancias ambientales, y los recursos naturales se consideran «capital» para elaborar planes de recuperación económica. Por lo tanto, la pandemia está revelando desafíos emergentes que requieren soluciones innovadoras y nuevas formas de trabajar que puedan mejorar los esfuerzos para mantener ecosistemas saludables y apoyar el bienestar humano.

Desafíos emergentes

Si bien el lanzamiento de vacunas contra la COVID-19 está actualmente en marcha, el legado ecológico, social y económico de este evento persistirá. Inmediatamente se hizo evidente que los impactos del aislamiento pandémico serían brechas permanentes en los programas de monitoreo y conservación ambiental 2. De hecho, la escala global generalizada del evento enfatizó muchos desafíos.

Las brechas en las políticas son prolíficas y los gobiernos carecen de capacidad para reaccionar de manera adaptativa a múltiples perturbaciones y amenazas emergentes. Por ejemplo, las máscaras y los desechos plásticos de un solo uso han aumentado debido al uso de equipos de protección personal contra COVID-19. Este problema ha puesto de relieve la necesidad de unificar las autoridades fragmentadas que rigen la producción de plástico y coordinar las políticas destinadas a controlar la contaminación plástica, incluida la regulación de la industria del plástico y la promoción del reingreso de los residuos plásticos en los circuitos económicos 3,4.

Varias crisis resultaron de los impactos acumulativos e interactivos de la pandemia de COVID-19 5. En las regiones del Caribe y el Pacífico, varios ciclones causaron daños generalizados, que desviaron fondos gubernamentales limitados a los esfuerzos de socorro de emergencia y crearon nuevos desafíos que incluyen abordar las crisis humanitarias superpuestas con fronteras cerradas y restricciones de movimiento (por ejemplo, refs. 5,6). La capacidad de los sistemas humanos de permanecer resilientes o amortiguar los impactos de estos eventos extremos ha provocado un gran daño en ecosistemas ya vulnerables. Justo antes del inicio de un cierre nacional, las organizaciones de la sociedad civil en Argentina habían lanzado una iniciativa clave para detener la deforestación del Chaco, el segundo ecosistema forestal más grande de América del Sur. Pero las medidas de cierre sofocaron la supervisión sobre el terreno, con la intensificación de la extracción ilegal y los incendios que batieron todos los récords 7.

Se están tomando decisiones miopes a medida que el mundo entra en la incertidumbre económica y se requieren políticas para recuperar comunidades después de desastres naturales. Si bien los medios de vida están naturalmente a la vanguardia, esta falta de visión está provocando una reducción económica y un uso no regulado de los recursos, con fuertes impactos negativos en los sistemas naturales, incluidas las pérdidas de biodiversidad que afectarán la sostenibilidad económica en el futuro. Los países en desarrollo, el Sur Global y los pequeños estados insulares en desarrollo, cuyas economías se basan en sus recursos naturales, pueden enfrentar un mayor riesgo de decisiones que, en última instancia, pueden dañar tanto a los seres humanos como a la vida silvestre, como la tala a gran escala para producir productos de madera 8,9. Por ejemplo, las prohibiciones estacionales del mero en Fiji destinadas a proteger las poblaciones reproductoras se levantaron temprano para permitir a los pescadores cosechar y vender estas especies, a pesar de la disminución de las poblaciones antes de la pandemia6. Esta realidad contrasta marcadamente con la posibilidad de que la pandemia ofrezca un punto de inflexión para la transformación social. Tanto la sostenibilidad ecosistémica como la económica son posibles si se implementan medidas que se alejen de las actividades que dañan los ecosistemas en favor de aquellas que promueven la resiliencia10. De hecho, la pandemia ofrece un potencial de transformación social para promover una visión a más largo plazo para la sostenibilidad económica y del ecosistema.

Nuevos enfoques y soluciones de conservación que han surgido de la pandemia

La pandemia mundial de COVID-19 ha puesto de relieve cómo los cambios en el alcance, los tipos y las escalas de las actividades humanas afectan la conservación biológica. Es necesario considerar respuestas más sutiles de la vida silvestre a las perturbaciones. Las actividades humanas, por ejemplo, que anteriormente pueden haber parecido relativamente benignas (como el senderismo y el buceo con esnórquel), pueden disuadir a los animales de utilizar sus hábitats preferidos11. El acceso limitado a áreas preferidas para buscar alimento, evitar depredadores o termorregulación puede tener importantes impactos energéticos que a su vez pueden influir en si un animal sobrevivirá a la exposición a enfermedades o al hambre. Por lo tanto, las estrategias que minimizan de manera más explícita las interacciones entre los seres humanos y la vida silvestre pueden mejorar los resultados de la conservación. De hecho, los efectos negativos de las interrupciones en los programas para proteger la naturaleza brindan un fuerte apoyo al valor de las estrategias de conservación ya implementadas, por ejemplo, programas para erradicar depredadores invasores o apoyar el enriquecimiento del hábitat de especies en peligro de extinción11.

Las actividades de conservación también se han adaptado y, en algunos casos, pueden tener más éxito. Por ejemplo, el uso de perros para rastrear y estudiar especies se priorizó y fue posible bajo el cierre, simplemente porque esto minimiza la cantidad de personas necesarias para el trabajo de campo12. En Hawái, la pandemia restableció los impactos de los visitantes a cero, lo que provocó una mejor gestión de los recursos naturales financiada a través de tarifas de usuario, descansos prolongados y limitaciones de visitantes una vez que se reanudó el turismo, como se instituyó en la Reserva Natural de la Bahía de Hanauma. A la luz del alto desempleo y la pérdida de negocios de la pandemia, Hawái ha comenzado a reconsiderar su dependencia excesiva del turismo como principal motor económico13.

También ha quedado aún más claro que la administración local, incluidos los sistemas de gestión indígenas, y la autosuficiencia son la columna vertebral de programas exitosos para apoyar la conservación a escala local y global. Aunque comprenden menos de 5% de la población mundial, los pueblos indígenas tienen derechos de tenencia sobre algunos de los hábitats y ecosistemas más intactos de este planeta14. Estos incluyen áreas de bosques intactos que son cruciales para abordar la pérdida de biodiversidad global y las crisis del cambio climático. Las tasas de pérdida de bosques han sido considerablemente más bajas en las tierras de los pueblos indígenas que en otras tierras, aunque estos bosques siguen siendo vulnerables a la tala y otras amenazas15. Es necesario establecer mecanismos para garantizar que los derechos y sistemas de gestión de los pueblos indígenas no estén en riesgo durante la pandemia de COVID-19, sino que se apoyen para garantizar ecosistemas más saludables para las generaciones futuras.

Muchos científicos han cambiado la forma en que trabajan durante el cierra, pasando a plataformas de reuniones virtuales para conectarse con expertos locales para lograr los objetivos de investigación. Como resultado de los cierres de fronteras, se ha producido un cambio hacia un modelo menos «extractivo» en las prácticas de investigación. Los científicos a menudo se “lanzan en paracaídas” a países y comunidades para recolectar especímenes y datos, sin dejar nada de valor atrás, pero también perdiendo oportunidades de beneficiarse de la historia natural y el conocimiento local 16. Este enfoque no ha sido posible durante el aislamiento y, en cambio, los científicos externos han tenido que trabajar de forma remota a través de operaciones de campo ejecutadas por científicos locales y expertos de la comunidad. Por ejemplo, los investigadores de las universidades de Dalhousie y Memorial en el Atlántico canadiense (incluido el coautor Bates) se asociaron con el gobierno de Nunatsiavut (gobierno regional inuit) para desarrollar y codirigir un proyecto de investigación sobre sistemas oceánicos sostenibles 17. Parte de la respuesta del proyecto a los protocolos de aislamiento relacionados con la COVID-19 fue contratar a cuatro coordinadores de investigación inuit locales en diferentes comunidades de Nunatsiavut (en lugar de solo uno) para realizar y dirigir la investigación durante el período de cierra, como desplegar instrumentos a través del hielo para medir las condiciones del océano. La creación de una red de puestos basados en la comunidad ahora ha sido reconocida como invaluable para el éxito y el codesarrollo de los resultados del proyecto, y continuará durante la vida del proyecto. De hecho, la respuesta a la pandemia ha acelerado en general el reconocimiento de los equipos de investigación locales que tienen conocimientos relevantes y experiencia en el campo, combinados con las habilidades para dirigir y realizar investigaciones en asociaciones colegiales con científicos basados en otros lugares.

Estrategias para asegurar que se reconozcan los impactos positivos

El mundo entero ha respondido y se ha visto afectado por la pandemia de COVID-19. Los seres humanos hemos cambiado nuestras actividades y comportamientos, lo que ilustra que es posible un cambio social rápido. Es importante reconocer que muchas de las causas fundamentales de esta pandemia son las mismas que están empeorando el cambio climático global y las crisis de biodiversidad. A medida que aprendemos y nos adaptamos de esta pandemia, no se deben desaprovechar las oportunidades de transformación social que podrían cambiar el mundo y la salud de los sistemas naturales. Nuestros líderes mundiales y los influyentes necesitan una visión ahora más que nunca para salir de los años de la pandemia con caminos hacia una mayor sostenibilidad. Sugerimos siete estrategias para maximizar la pandemia de COVID-19 como un punto de pivote para la conservación biológica (Fig. 1).

Los nuevos conocimientos adquiridos a través de la pandemia se pueden incorporar en los planes de conservación que avanzan, lo que requerirá una planificación cuidadosa y perspicaz (Fig. 1 (1)). Esto incluye perfeccionar los modelos predictivos y la teoría de la conservación con mayor habilidad y precisión. Por ejemplo, confinar a los humanos en sus residencias a escalas tan grandes ha respaldado las estimaciones del impacto causal de la reducción de la actividad humana en la vida silvestre en todo el mundo11.

Múltiples perturbaciones y amenazas están aumentando en frecuencia e intensidad (por ejemplo, pandemias, pérdida de biodiversidad, cambio climático). Se requieren nuevas metodologías con una perspectiva de riesgo multirriesgo (Fig. 1 (2)). Hacemos un llamado a mejorar los modelos de gestión y las herramientas de pronóstico para analizar y cuantificar las vulnerabilidades en los sistemas ecológicos, sociales y económicos en escenarios futuros de pospandémica, junto con inversiones para desarrollar la resiliencia en estos diversos sistemas a múltiples perturbaciones. Hacerlo mejorará la gestión de riesgos antes, durante y después de las perturbaciones, incluidas las que se superponen, y cambiará a un enfoque más preventivo que reactivo.

Las soluciones deben ser multisectoriales y coordinadas, en lugar de sacrificar un sector por otro (Fig. 1 (3)). Se pueden diseñar y probar estrategias para la toma de decisiones para equilibrar las ganancias a corto plazo con la inversión en transformaciones a largo plazo. Esto implica aprovechar el conocimiento, la experiencia y los recursos multidisciplinarios hacia un objetivo compartido de producir mejores resultados ambientales y de bienestar humano. Las asociaciones con expertos locales pueden apoyar las agendas de conservación compartida para lograr tanto ecosistemas sostenibles como el bienestar humano (Fig. 1 (4)). La inversión en la administración y los expertos de la comunidad local también tienen el potencial de construir economías locales más fuertes y la capacidad a largo plazo. Esto requiere del desarrollo de la legislación y las políticas apropiadas y la asignación adecuada de recursos (especialmente fondos) para apoyar a los Pueblos Indígenas y las comunidades a participar y liderar los esfuerzos de conservación. Por ejemplo, el apoyo de los esfuerzos de conservación locales (la expansión de las áreas de pesca de subsistencia basadas en la comunidad de Hawái) y la inclusión de sistemas de gestión indígenas están siendo apoyados en colaboración por los pueblos indígenas, las comunidades locales, las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales y los científicos de todo el mundo.

Las regiones, que dependen en gran medida y de manera limitada de la financiación de un solo sector (como el turismo internacional) para apoyar la conservación de la biodiversidad, son vulnerables a los impactos externos y requieren diversificación. Esto es fundamental para la resiliencia económica y la protección contra las crisis globales como las pandemias (Fig. 1 (5)). La diversificación de las economías locales puede ofrecer alternativas viables a la (sobre) explotación o el uso ilegal y no regulado de recursos.

Igualmente han salido a la luz fuertes vínculos entre el medio ambiente y la salud humana (“Una sola salud”) que refuerzan el apoyo a los programas de conservación y las soluciones basadas en la naturaleza 18. Esto debe reflejarse mejor en las políticas, las estrategias y las acciones desde el nivel global hasta el local. Vincular la conservación de la naturaleza a la salud humana puede frenar la caída económica y conducir a un sólido bienestar humano y resultados de conservación (Fig. 1(6)).

Los sistemas sociales, económicos y biológicos están íntimamente conectados.

Instamos a los economistas a participar con los ecologistas (y viceversa) en las discusiones sobre cómo la valoración de los ecosistemas puede fortalecer la relación entre el desarrollo sostenible, la naturaleza y la sociedad (Fig. 1 (7)).

 

***/ Traducción: Gretchen González Nieto
Servicio de traducción
CNICM-Infomed

 

Bibliomed: Meningoencefalitis viral

Las enfermedades infecciosas y su tratamiento son un motivo de constante preocupación.  En comparación con la prevalencia de infecciones sistémicas virales, las enfermedades virales del sistema nervioso central (SNC), son poco comunes y aunque se han logrado avances considerables en su profilaxis y tratamiento, son causa de mortalidad y morbilidad en el mundo.  Las meningoencefalitis constituyen un grupo de gran importancia entre estas enfermedades, en las que la introducción de los antibióticos hizo posible que fuesen curables.

La Biblioteca Médica Nacional ha dedicado el boletín Bibliomed Número 10 del Volumen 28 al tema: Meningoencefalitis viral. Esta publicación seriada brinda información bibliográfica actualizada acerca de las primeras causas de muerte y principales problemas de salud del país que responde a las directrices del Ministerio de Salud Pública de Cuba.

Nota informativa sobre la COVID-19 en Cuba: 19 de octubre

Al cierre del día de ayer, 18 de octubre, Cuba reportó mil 768 nuevos casos de COVID-19, 22 fallecidos y 2 mil 323 altas médicas, de acuerdo con la información ofrecida por el Ministerio de Salud Pública (Minsap) en su parte diario.

La autoridad sanitaria cubana informó que se encuentran ingresados para vigilancia clínica epidemiológica 22 mil 693 pacientes, sospechosos 13 mil 295, en vigilancia 1 mil 714 y confirmados activos 7 mil 684.

Para la COVID-19 se realizaron un total de 22 mil 152 muestras para la vigilancia en el día, resultando mil 768 positivas. El país acumula 10 millones 222 mil 153 muestras realizadas y 938 mil 577 positivas.

De los mil 768 casos diagnosticados:

– 1743 fueron contactos de casos confirmados
– 23 tienen fuente de infección en el extranjero
– 2 no tienen fuente de infección precisada
– El 10,2% (181) de los mil 768 casos positivos fue asintomático
– Sexo femenino: 918; sexo masculino: 850

De los 938 mil 577 pacientes diagnosticados con la enfermedad se encuentran ingresados 7 mil 684, de ellos 7 mil 461 con evolución clínica estable. Hasta el momento se reportan 8 mil 101 fallecidos (22 en el día), dos evacuados, 55 retornados a sus países y 922 mil 735 pacientes recuperados (98,3%) (2 mil 323 altas en el día). Se atienden en las terapias intensivas 223 pacientes confirmados, de ellos 80 en estado crítico y 143 en estado grave.

Residencia por provincia y municipios de los casos confirmados:

Pinar del Río: 257 casos

  • Consolación del Sur: 58 (contactos de casos confirmados)
  • Guane: 25 (contactos de casos confirmados).
  • La Palma: 13 (contactos de casos confirmados).
  • Los Palacios: 18 (contactos de casos confirmados).
  • Mantua: 23 (contactos de casos confirmados).
  • Minas de Matahambre: 22 (contactos de casos confirmados).
  • Pinar del Río: 23 (contactos de casos confirmados).
  • San Juan y Martínez: 21 (contactos de casos confirmados).
  • San Luis: 4 (contactos de casos confirmados).
  • Sandino: 31 (contactos de casos confirmados).
  • Viñales: 19 (contactos de casos confirmados).

Artemisa: 61 casos

  • Alquízar: 1 (contactos de casos confirmados).
  • Artemisa: 4 (contactos de casos confirmados).
  • Bahía Honda: 17 (contactos de casos confirmados).
  • Bauta: 3 (contactos de casos confirmados).
  • Caimito: 12 (contactos de casos confirmados).
  • Candelaria: 3 (contactos de casos confirmados).
  • Guanajay: 10 (contactos de casos confirmados).
  • San Antonio de los Baños: 6 (contactos de casos confirmados).
  • San Cristóbal: 5 (contactos de casos confirmados).

La Habana: 106 casos

  • Arroyo Naranjo: 9 (contactos de casos confirmados).
  • Boyeros: 14 (contactos de casos confirmados).
  • Centro Habana: 3 (contactos de casos confirmados).
  • Cerro: 4 (contactos de casos confirmados).
  • Cotorro: 4 (contactos de casos confirmados).
  • Diez de Octubre: 13 (contactos de casos confirmados).
  • Guanabacoa: 7 (contactos de casos confirmados).
  • Habana del Este: 11 (contactos de casos confirmados).
  • Habana Vieja: 7 (contactos de casos confirmados).
  • Lisa: 8 (contactos de casos confirmados).
  • Marianao: 6 (contactos de casos confirmados).
  • Playa: 9 (contactos de casos confirmados).
  • Plaza de La Revolución: 5 (contactos de casos confirmados).
  • Regla: 2 (contactos de casos confirmados).
  • San Miguel del Padrón: 4 (contactos de casos confirmados).

Mayabeque: 30 casos

  • Bejucal: 3 (contactos de casos confirmados).
  • Jaruco: 8 (contactos de casos confirmados).
  • Madruga: 3 (contactos de casos confirmados).
  • Melena: 3 (contactos de casos confirmados).
  • Nueva Paz: 5 (contactos de casos confirmados).
  • San José de las Lajas: 7 (contactos de casos confirmados).
  • Santa Cruz del Norte: 1 (contacto de caso confirmado).

Matanzas: 16 casos

  • Calimete: 1 (contacto de caso confirmado).
  • Cárdenas: 2 (contactos de casos confirmados).
  • Colón: 2 (contactos de casos confirmados).
  • Jovellanos: 1 (contacto de caso confirmado).
  • Limonar: 1 (contacto de caso confirmado).
  • Los Arabos: 2 (contactos de casos confirmados).
  • Martí: 1 (contacto de caso confirmado).
  • Matanzas: 6 (contactos de casos confirmados).

Cienfuegos: 16 casos

  • Cienfuegos: 3 (contactos de casos confirmados).
  • Cruces: 5 (contactos de casos confirmados).
  • Cumanayagua: 3 (contactos de casos confirmados).
  • Palmira: 1 (contacto de caso confirmado).
  • Rodas: 4 (contactos de casos confirmados).

Villa Clara: 113 casos

  • Caibarién: 2 (contactos de casos confirmados).
  • Camajuaní: 4 (contactos de casos confirmados).
  • Cifuentes: 9 (contactos de casos confirmados).
  • Corralillo: 3 (contactos de casos confirmados).
  • Encrucijada: 16 (contactos de casos confirmados).
  • Manicaragua: 13 (contactos de casos confirmados).
  • Quemado de Güines: 6 (contactos de casos confirmados).
  • Ranchuelo: 12 (contactos de casos confirmados).
  • Remedios: 15 (contactos de casos confirmados).
  • Sagua La Grande: 12 (contactos de casos confirmados).
  • Santa Clara: 6 (contactos de casos confirmados).
  • Santo Domingo: 15 (contactos de casos confirmados).

Sancti Spíritus: 265 casos

  • Cabaiguán: 56 (49 contactos de casos confirmados y 7 importados).
  • Fomento: 2 (contactos de casos confirmados).
  • Jatibonico: 41 (38 contactos de casos confirmados y 3 importados).
  • La Sierpe: 17 (contactos de casos confirmados).
  • Sancti Spíritus: 75 (66 contactos de casos confirmados y 9 importados).
  • Taguasco: 11 (contactos de casos confirmados).
  • Trinidad: 8 (6 contactos de casos confirmados y 2 importados).
  • Yaguajay: 55 (54 contactos de casos confirmados y 1 importado).

Ciego de Ávila: 28 casos

  • Baraguá: 1 (contacto de caso confirmado).
  • Bolivia: 9 (contactos de casos confirmados).
  • Chambas: 4 (contactos de casos confirmados).
  • Ciego de Ávila: (contacto de caso confirmado).
  • Florencia: 7 (contactos de casos confirmados).
  • Majagua: 1 (contacto de caso confirmado).
  • Morón: 2 (1 contacto de caso confirmado y 1 importado).
  • Primero de Enero: 3 (contactos de casos confirmados).

Camagüey: 239 casos

  • Camagüey: 99 (contactos de casos confirmados).
  • Esmeralda: 5 (contactos de casos confirmados).
  • Florida: 7 (contactos de casos confirmados).
  • Guáimaro: 37 (contactos de casos confirmados).
  • Jimaguayú: 10 (contactos de casos confirmados).
  • Minas: 13 (contactos de casos confirmados).
  • Najasa: 6 (contactos de casos confirmados).
  • Nuevitas: 31 (contactos de casos confirmados).
  • Santa Cruz del Sur: 7 (contactos de casos confirmados).
  • Sibanicú: 16 (contactos de casos confirmados).
  • Sierra de Cubitas: 3 (contactos de casos confirmados).
  • Vertientes: 5 (contactos de casos confirmados).

Las Tunas: 198 casos

  • Amancio: 24 (contactos de casos confirmados).
  • Colombia: 8 (contactos de casos confirmados).
  • Jesús Menéndez: 11 (contactos de casos confirmados).
  • Jobabo: 7 (contactos de casos confirmados).
  • Las Tunas: 11 (contactos de casos confirmados).
  • Majibacoa: 6 (contactos de casos confirmados).
  • Manatí: 1 (contactos de casos confirmados).
  • Puerto Padre: 130 (contactos de casos confirmados).

Granma: 81 casos

  • Bartolomé Masó: 2 (contactos de casos confirmados).
  • Bayamo: 7 (contactos de casos confirmados).
  • Buey Arriba: 3 (contactos de casos confirmados).
  • Campechuela: 11 (contactos de casos confirmados).
  • Cauto Cristo: 16(contactos de casos confirmados).
  • Guisa: 3 (contactos de casos confirmados).
  • Jiguaní: 4 (contactos de casos confirmados).
  • Manzanillo: 6 (contactos de casos confirmados).
  • Media Luna: 2 (contactos de casos confirmados).
  • Niquero: 17 (contactos de casos confirmados).
  • Pilón: 3 (contactos de casos confirmados).
  • Río Cauto: 5 (contactos de casos confirmados).
  • Yara: 2 (contactos de casos confirmados).

Holguín: 294 casos

  • Antilla: 27 (contactos de casos confirmados).
  • Báguanos: 18 (contactos de casos confirmados).
  • Banes: 96 (contactos de casos confirmados).
  • Cacocum: 17 (contactos de casos confirmados).
  • Calixto García: 15 (contactos de casos confirmados).
  • Cueto: 10 (contactos de casos confirmados).
  • Frank País: 1 (contacto de caso confirmado).
  • Gibara: 25 (contactos de casos confirmados).
  • Holguín: 50 (contactos de casos confirmados).
  • Mayarí: 2 (contactos de casos confirmados).
  • Rafael Freyre: 18 (contactos de casos confirmados).
  • Sagua de Tánamo: 4 (contactos de casos confirmados).
  • Urbano Noris: 11 (contactos de casos confirmados).

Santiago de Cuba: 26 casos

  • Contramaestre: 3 (contactos de casos confirmados).
  • Guama: 2 (contactos de casos confirmados).
  • II Frente: 2 (contactos de casos confirmados).
  • lll Frente: 6 (contactos de casos confirmados).
  • Mella: 1 (contacto de caso confirmado).
  • Palma Soriano: 3 (contactos de casos confirmados).
  • San Luis: 1 (contacto de caso confirmado).
  • Santiago de Cuba: 8 (6 contactos de casos confirmados y 2 sin fuente de infección precisada).

Guantánamo: 38 casos

  • Baracoa: 8 (contactos de casos confirmados).
  • El Salvador: 6 (contactos de casos confirmados).
  • Imías: 8 (contactos de casos confirmados).
  • Maisí: 7 (contactos de casos confirmados).
  • San Antonio del Sur: 8 (contactos de casos confirmados).
  • Yateras: 1 (contacto de caso confirmado).

COVID-19 en el mundo

Hasta el 18 octubre se reportan 190 países y 32 territorios con casos de COVID-19, ascienden a 241 millones 762 mil 60 los casos confirmados (+ 353 mil 108) con 17 millones 816 mil 570 casos activos y 4 millones 918 mil 238 fallecidos (+ 5 mil 130) para una letalidad de 2,03% (-0,01).

En la región de las Américas se reportan 93 millones 248 mil 31 casos confirmados (+ 76 mil 939), el 38,57% del total de casos reportados en el mundo, con 10 millones 972 mil 586 casos activos y 2 millones 285 mil 3 fallecidos (+ 1 mil 417) para una letalidad de 2,45% (=).

Más información:

– Infomed. Infecciones por coronavirus. COVID-19

Día Mundial de la lucha contra el Cáncer de Mama

Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada 19 de octubre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, con el objetivo de crear conciencia y promover que cada vez más mujeres accedan a controles, diagnósticos y tratamientos oportunos y efectivos, así como a los cuidados paliativos.

La detección precoz a fin de mejorar el pronóstico y la supervivencia de los casos de cáncer de mama siguen siendo la piedra angular de la lucha contra esta enfermedad.

De acuerdo con la OMS, cada año se producen 1,38 millones de nuevos casos y 458 000 muertes por cáncer de mama (IARC Globocan, 2008). El cáncer de mama es, de lejos, el más frecuente en las mujeres, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. En los países de ingresos bajos y medios, su incidencia ha aumentado constantemente en los últimos años debido al aumento de la esperanza de vida y de la urbanización, así como a la adopción de modos de vida occidentales.

Entre los factores de riesgos destacan los antecedentes familiares de cáncer de mama y los factores reproductivos asociados a una exposición prolongada a estrógenos endógenos, como una menarquia precoz, una menopausia tardía y una edad madura cuando el primer parto. Las hormonas exógenas también conllevan un mayor riesgo de cáncer de mama, por lo que las pacientes que utilizan anticonceptivos orales o tratamientos de sustitución hormonal tienen más riesgo que aquellas que no usan esos productos. La lactancia materna tiene un efecto protector.

El control de factores de riesgo específicos modificables, así como una prevención integrada eficaz de las enfermedades no transmisibles que promueva los alimentos saludables, la actividad física y el control del consumo de alcohol, el sobrepeso y la obesidad, podrían llegar a tener un efecto de reducción de la incidencia de cáncer de mama a largo plazo.

El cáncer de mama no es una enfermedad exclusiva de mujeres. Aunque en un porcentaje pequeño, los hombres también pueden padecerlo. Algunos de los factores de riesgo identificados para este grupo poblacional son:

– Edad avanzada. El riesgo de tener cáncer de mama aumenta con la edad. El cáncer de mama masculino se diagnostica con mayor frecuencia en los hombres después de los 60 años.
– Exposición a estrógeno. Si tomas medicamentos relacionados con el estrógeno, como los usados en la terapia hormonal para el cáncer de próstata, corres un mayor riesgo de padecer cáncer de mama.
– Antecedentes familiares de cáncer de mama. Si tienes un familiar cercano con cáncer de mama, tienes mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad.
– Síndrome de Klinefelter. Este síndrome genético ocurre cuando un niño nace con más de una copia del cromosoma X. El síndrome de Klinefelter provoca el desarrollo anormal de los testículos. Como resultado, los hombres con este síndrome producen menores niveles de ciertas hormonas masculinas (andrógenos) y más hormonas femeninas (estrógenos).
– Enfermedad hepática. Ciertas enfermedades, como la cirrosis hepática, pueden reducir las hormonas masculinas e incrementar las hormonas femeninas, lo que aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama.
– Obesidad. La obesidad está relacionada con los niveles elevados de estrógeno en el cuerpo, lo que incrementa el riesgo de padecer cáncer de mama masculino.
– Enfermedad o cirugía testicular. Tener los testículos inflamados (orquitis) o haber tenido una cirugía para extirpar un testículo (orquiectomía) pueden incrementar el riesgo de padecer cáncer de mama masculino.

Más información:

Cáncer de mama: prevención y control
Octubre: Mes de Sensibilización sobre el Cáncer de Mama
Infomed. Obstetricia y Ginecología: Cáncer de Mama

Revisión de artículos: Ejercicio, ecocardiograma y revascularización

Como parte de la alianza editorial entre Medscape en español y la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), en esta ocasión el Dr. Guillermo Liniado presenta 3 artículos recientes publicados en las principales revistas científicas de cardiología. El Dr. Guillermo Liniado es médico, coordinador del Área de Insuficiencia Cardiaca en el Hospital General de Agudos Dr. Cosme Argerich. Asimismo, funge como vocal del Consejo de Insuficiencia Cardiaca de la Sociedad Argentina de Cardiología y es miembro del Comité Científico de la alianza editorial.

Ejercicio y corazón: ¿cuánto más mejor?

El beneficio del ejercicio físico regular es indiscutido. Es mediado en parte, pero no exclusivamente, por su impacto sobre los factores de riesgo coronario, en especial sobre la presión arterial, el perfil lipídico, el índice de masa corporal y la resistencia a la insulina. También actúa a nivel vascular mejorando la capacidad de vasodilatación (aumenta la producción de óxido nítrico), la homeostasis vascular y la liberación de radicales libres, entre otros mecanismos.

El ejercicio regular y moderado tiene un efecto antiinflamatorio, pero el ejercicio intenso produce, en forma aguda, una acción proinflamatoria que potencialmente aumenta el riesgo de inflamación coronaria, rotura y desestabilización de la placa aterosclerótica, aunque esto suele ser de corta duración y se resuelve en unas pocas horas.

Las guías recomiendan 150 minutos de ejercicio físico moderado o 75 minutos de ejercicio físico vigoroso por semana. Sin embargo, los deportistas de resistencia multiplican varias veces esas recomendaciones y en la última década se ha reportado una curva en forma de J de dosis-respuesta en la relación entre la cantidad de ejercicio realizado en la vida y la morbilidad cardiovascular, sugiriendo que existe un límite en el beneficio, por encima del cual podría ser perjudicial.

El ejercicio vigoroso de resistencia se asocia a un aumento transitorio de los biomarcadores de daño miocárdico, incluyendo las troponinas y los péptidos natriuréticos, así como a un trastorno temporario de la función sistólica del ventrículo derecho y en menor medida del ventrículo izquierdo y de la relajación.

El aumento de la troponina estaría vinculado a mínimos grados de inflamación o microinfartos, que en forma repetida podrían conducir a remodelado ventricular y arritmias. El aumento de los péptidos natriuréticos parece estar asociado a la disfunción sistólica del ventrículo derecho y posiblemente represente la consecuencia de un estrés parietal elevado generado por un volumen/minuto aumentado. Una proporción, aunque menor, de atletas mayores de 35 años, desarrolla fibrilación auricular, calcificación coronaria y fibrosis miocárdica y se ha especulado que a través de estos mecanismos el ejercicio vigoroso de resistencia en el largo plazo puede ser dañino. Los atletas de resistencia de mediana edad quintuplican el riesgo de fibrilación auricular respecto de sus pares sedentarios.

El puntaje de calcio medido por tomografía computarizada fue mayor en atletas masculinos mayores de 35 años que en sus pares sedentarios con perfil similar de riesgo cardiovascular, aunque la morfología de la placa podría sugerir mayor estabilidad clínica. Los mecanismos involucrados en estos hallazgos podrían vincularse a un mayor estrés que produciría una intensa contracción miocárdica sobre arterias epicárdicas sometidas durante el ejercicio a mayor flexuosidad, a una presión arterial elevada en forma persistente, aumento de la hormona paratiroidea y el mencionado efecto proinflamatorio transitorio.

Aparentemente el significado de este aumento en el puntaje de calcio en atletas de alto rendimiento no tendría el mismo significado que en el paciente sedentario. La aptitud cardiorrespiratoria le conferiría cierto grado de protección mediado por una mejor reserva coronaria, mayor precondicionamiento isquémico, colateralización y mayor capacidad vasodilatadora. Las mujeres atletas fueron menos estudiadas, pero los hallazgos en pequeñas poblaciones no muestran las mismas diferencias en el puntaje de calcio que se observan en los hombres, mediados presumiblemente por un efecto hormonal protector.

Lo más importante
Resulta imperativo considerar dentro de nuestro accionar médico la indicación de ejercicio y su refortalecimiento periódico, dado que prácticamente en toda área de la cardiología (y por supuesto, mucho más allá) traerá beneficios indiscutibles. Que los hallazgos referidos no soslayen dicha indicación, ya que a pesar de la especulación de que estas anomalías confieren un mayor riesgo de futuros eventos adversos, los atletas de resistencia de élite tienen una mayor esperanza de vida, en comparación con la población general.


Referencia:

Parry-Williams G, Gati S, Sharma S. The heart of the ageing endurance athlete: the role of chronic coronary stress. Eur Heart J. 21 Jul 2021;42(28):2737-2744. doi: 10.1093/eurheartj/ehab095. PMID: 33748860.

 

¿Debemos hacer sistemáticamente un ecocardiograma transesofágico antes de una cardioversión o una ablación de una fibrilación auricular?

La prevalencia de trombo en la aurícula izquierda en pacientes con fibrilación auricular o aleteo auricular anticoagulados es un tema relativamente incierto y, por tanto, indica la necesidad de tener un ecocardiograma transesofágico previo a un procedimiento de cardioversión o de ablación. Las guías recomiendan 3 semanas de anticoagulación completa previo a la cardioversión o la ablación de fibrilación auricular sin la necesidad de realizar un ecocardiograma transesofágico.

Recientemente en Journal of the American College of Cardiology se publicó un metanálisis sobre la prevalencia de trombo en la aurícula izquierda en 14.653 participantes sobre un total de 35 estudios con pacientes con fibrilación auricular o aleteo auricular en quienes se realizó un ecocardiograma transesofágico luego de al menos 3 semanas de anticoagulación oral, ya sea con antagonistas de la vitamina K o anticoagulantes orales directos previo a un procedimiento de cardioversión o ablación.

Se analizó la prevalencia general de trombo en la aurícula izquierda y los factores asociados a mayor riesgo del aumento de dicha prevalencia. Se observó trombo en la aurícula izquierda en 2,73% en toda la población (IC 95%: 1,95% a 3,80%) que no difirió significativamente entre aquellos tratados con antagonistas de la vitamina K respecto de los que recibían anticoagulantes orales directos : 2,80% (IC 95%: 1,86% a 4,21%) frente a 3,12% (IC 95%: 1,92% a 5,03%); p = 0,67.

Los pacientes con fibrilación auricular no paroxística cuadruplicaron la probabilidad de tener trombo (4,81%; IC 95%: 3,35% a 6,86% frente a 1,03%; IC 95%: 0,52% a 2,03%; p < 0,001). Los que iban a cardioversión triplicaron la probabilidad de aquellos que iban a ablación (5,55% frente a 1,65%; p < 0,001) y los pacientes con puntaje de CHA2DS2-VASc ≥ 3 tenían 6 veces más probabilidades que aquellos con CHA2DS2-VASc ≤ 2 (6,31%; IC 95%: 3,72% a 10,49% frente a 1,06%; IC 95%: 0,45% a 2,49%; p < 0,001).

Los autores concluyen que la prevalencia de trombo en la aurícula izquierda es alta en determinados subgrupos de pacientes que reciben anticoagulación oral y este subgrupo podría beneficiarse de un ecocardiograma transesofágico previo a la cardioversión o la ablación.

Esta información excede simplemente el dato crudo de la prevalencia en la población de pacientes con fibrilación auricular anticoagulados y en los subgrupos de mayor riesgo. En nuestra práctica cotidiana la cantidad de pacientes que están fuera de rango de anticoagulación probablemente excede con creces ese 3% y en pacientes que no reciben tratamiento anticoagulante la prevalencia de trombo en la aurícula izquierda llega casi a 10%.

Como bien se observa en el comentario editorial del artículo, la tasa de eventos tromboembólicos en pacientes con anticoagulación plena es muchísimo menor, rondando entre 0,1% y 0,5% y la implementación de un ecocardiograma transesofágico preprocedimiento no cambió significativamente esa incidencia.[1]

Es relevante observar que 51% de los miembros del consenso de fibrilación auricular de 2017 refiere hacer un ETE a todos los pacientes que van a ablación o cardioversión y hasta 71% lo hace en pacientes que han recibido tratamiento anticoagulante durante las 3 semanas previas al procedimiento.[2]

Lo más importante
Podemos concluir que el estudio arroja alguna luz en el conocimiento de la prevalencia de trombo en la aurícula izquierda en pacientes con fibrilación auricular. Dicha prevalencia difiere entre los procedimientos a realizar, el tipo de fibrilación auricular (paroxística o no) y el riesgo embolígeno que se calcula a través del puntaje de CHA2DS2-VASc. Es probable que uno se incline a tener la información del ecocardiograma transesofágico en quienes reúnen criterios de mayor riesgo aun cuando hubieran cumplido tratamiento anticoagulante por 3 o más semanas.


Referencia:

 

¿Hay que revascularizar a los pacientes con insuficiencia cardiaca y fracción de eyección reducida de origen isquémico-necrótico? ¿Con qué procedimiento?

La enfermedad coronaria es la causa más frecuente de insuficiencia cardiaca y es responsable de hasta dos tercios de los casos.

La revascularización miocárdica confiere mayor beneficio, en términos de mortalidad, respecto del tratamiento médico óptimo y es la recomendación de las guías europeas en pacientes con enfermedad de múltiples vasos y fracción de eyección reducida.

Sin embargo, los efectos de la angioplastia transluminal coronaria en este grupo de pacientes no ha sido evaluada en estudios aleatorizados y no todas las guías de práctica se expresan de igual forma en las recomendaciones. Mientras la guía de la European Society of Cardiology (ESC) lo recomienda, la guía de American College of Cardiology (ACC) y American Heart Association (AHA) considera que las pruebas son aún insuficientes. La comparación entre cirugía y angioplastia está limitada a estudios observacionales y la óptima forma de revascularizar aún es tema de debate.

Recientemente se ha publicado una evaluación comparativa entre ambos tipos de procedimiento que surge del registro de angiografía y angioplastia coronaria sueco (Swedish Coronary Angiography and Angioplasty Registry, SCAAR) que evaluó una cohorte de pacientes con insuficiencia cardiaca y fracción de eyección reducida de etiología coronaria con enfermedad de múltiples vasos (definida como estenosis > 50% en 2 o más arterias o enfermedad de tronco de la coronaria izquierda).

El periodo analizado comprendió de enero de 2000 a marzo de 2018. Se incluyó un total de 2.509 pacientes (83%: hombres; 36%: diabetes y 35%: infarto previo) con una edad media de 68,1 ± 9,4 años; 56,2% fue a angioplastia y 43,8% a cirugía de revascularización, con un seguimiento medio de 3,9 años (rango: 1 día a 10 años). Los pacientes de grupo angioplastia fueron, en promedio, 2 años mayores y presentaban mayor tasa de hipertensión arterial, dislipidemia, infarto previo, angioplastia o cirugía previas. Los pacientes del grupo cirugía tenían más enfermedad de tronco de coronaria izquierda.

Fallecieron 1.010 pacientes (40,5%). El riesgo de muerte fue menor en el grupo cirugía respecto al de angioplastia (OR: 0,62; IC 95%: 0,41 a 0,96; p = 0,031). Las diferencias empezaron a observarse a partir del cuarto año posterior a la cirugía.

Hubo una tendencia a indicar más cantidad de angioplastia respecto de revascularización quirúrgica con el correr de los años en el registro, siendo la cirugía la indicación prevalente hasta el año 2008 y sobrepasada por la angioplastia a partir de 2009, al punto que en 2018 el empleo de angioplastia fue 3,4 veces mayor que el de cirugía. Se observó una fuerte tendencia a indicar uno u otro procedimiento en los distintos hospitales que participaron del registro, con un rango de 27% a 86% para angioplastia y de 14% a 73% para cirugía, respectivamente.

Sin embargo, esta tendencia no se apoya en datos objetivos de mayor beneficio de la cirugía sobre la angioplastia en esta población.

Lo más importante
Los resultados de este estudio apoyan los hallazgos de estudio STICH (Surgical Treatment for Ischaemic Heart Failure), que comparó cirugía de revascularización frente a tratamiento médico óptimo en forma aleatorizada y demostró superioridad del tratamiento quirúrgico en el largo plazo.[3] Esta información debería ser considerada en la toma de decisiones sobre la elección del procedimiento. Si bien los mecanismos subyacentes a los beneficios no pueden ser establecidos debido a la naturaleza observacional de este estudio, es probable que se asocie a una revascularización más completa y a un menor riesgo de nuevos infartos en parte porque la cirugía actúa sobre las lesiones obstructivas y las no obstructivas que se consideran responsables de una alta tasa de eventos.
Como conclusión, este y otros estudios han demostrado el beneficio de la cirugía de revascularización sobre la angioplastia o el tratamiento médico. Sin embargo, a la hora de decidir sobre el paciente individual, serán varios los factores que inclinen la decisión del médico tratante, en especial los resultados obtenidos por uno u otro procedimiento en el centro asistencial en el que trabaja. Por supuesto también influirán el tipo de anatomía coronaria y la disponibilidad del centro para uno otro procedimiento.
Cabe preguntarse si lo que se consideró tratamiento médico óptimo en el correr de estos registros y estudios equivale al actual con el advenimiento de sacubitril/valsartán y gliflozinas. Respuestas que tendremos en el correr de los años.
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