Era el primero de junio de 2001 cuando Elsa Cabrales Soto, junto a otros 28 pacientes del Instituto de AngiologÃa y CirugÃa Cardiovascular, comenzarÃan un tratamiento experimental que, de ser efectivo, contribuirÃa a disminuir el Ãndice de amputaciones por úlceras de pie diabético en Cuba.
Al respecto, el profesor, doctor José Ignacio Fernández MontequÃn, en aquel entonces director del Instituto de AngiologÃa y CirugÃa Cardiovascular, hoy, pionero en la aplicación de este medicamento en la Isla, rememora para Granma sobre las circunstancias que lo llevaron, como lÃder de las investigaciones relacionadas con angiopatÃas diabéticas, a impulsar los ensayos clÃnicos con este fármaco.
Por esa época, aclaró, las cifras de amputaciones en Cuba por complicaciones en las úlceras de pie diabético eran altas. La institución contaba con 43 camas para el ingreso de estos pacientes y, regularmente, el 50 % de los que ingresaban perdÃan alguna extremidad, de forma parcial o completa.
Ante esta situación, relató el doctor MontequÃn, Cuba siempre estaba buscando alternativas, se llevaban a cabo investigaciones y se estudiaba qué estaba ocurriendo en el mundo para ver qué innovaciones podÃan ayudar a disminuir esa cifra de amputaciones, una verdadera tragedia familiar. A pesar de la existencia del bloqueo económico de EE. UU., no se escatimaron esfuerzos en este empeño.
Es asà que, como parte de estas investigaciones, el grupo del Proyecto de Cicatrización y Citoprotección del Centro de IngenierÃa Genética y BiotecnologÃa (CIGB), dirigido por el doctor Jorge Berlanga Acosta, lÃder cientÃfico del Heberprot-P, trabajaba aceleradamente con ratas y animales para estudiar el uso del factor de crecimiento epidérmico en terapéuticas neuropáticas y curación de heridas.
En 2001, explicó, luego de varios años demostrando la eficacia y bioseguridad de la nueva terapia en animales, y comparando las ventajas que representaba inyectar el factor de crecimiento epidérmico en las heridas contra aplicarlo tópicamente, se solicitó a la Autoridad Regulatoria cubana el permiso para pasar a un ensayo clÃnico en humanos.
«Ante esta situación, tenÃamos que dar el paso al frente y a mi equipo le correspondió ser lÃder del primer ensayo clÃnico Fase I, que se realizó en 29 pacientes del Instituto Nacional de AngiologÃa y CirugÃa Vascular, que tenÃan úlceras complejas en sus extremidades con alto criterio de amputación».
Es entonces, el 1ro. de junio de 2001, según apuntó el doctor MontequÃn, cuando la paciente santiaguera Elsa Cabrales Soto, ingresada en el centro desde el 27 de abril, se convierte en la primera persona en recibir este promisorio medicamento.
Cabrales Soto, con sÃntomas de isquemia, ya tenÃa una amputación transmetatarsiana, o sea que habÃa perdido la mitad del pie, sin embargo, aún conservaba la planta y el talón, y era lo que los médicos intentaban salvarle.
«Recuerdo que la primera vez que tuve que hacerle la inoculación le dolió mucho, y es que era una inyección en la misma lesión, pero ella lo soportó, querÃa conservar su extremidad, y lo logramos», agregó nuestro entrevistado.
Tras 20 años de trabajo con este medicamento -continuó- ya se ha perfeccionado la técnica, y existen variantes de cómo usarlo de manera menos dolorosa.
A Cabrales Soto le siguieron los restantes 28 pacientes del ensayo, y finalmente, de los 29 pacientes, 19 salvaron su extremidad; esto representó que aproximadamente el 58 % de los casos tratados logró resultados favorables.
«Y esa fue la primera aplicación que se hizo de un factor de crecimiento epidérmico, de forma recombinante, como lo es el Heberprot-P, no solo en Cuba, sino en el mundo», afirmó el doctor MontequÃn, quien en la actualidad se desempeña como profesor del Instituto de AngiologÃa y CirugÃa Cardiovascular.
Asimismo, puntualizó, que luego de finalizada la primera prueba, desde 2001 hasta 2008, se iniciaron y concluyeron los ensayos clÃnicos fase II y III en diferentes centros del Sistema Nacional de Salud, y en estos escenarios se logró que cerca del 86 % de los pacientes lograse sanar sus heridas, mostrando altos porcientos de granulación efectiva y de cicatrización total.
Después de obtenido el registro sanitario de la terapia en la Isla, se comenzó a capacitar al personal de la Salud en el manejo terapéutico del Heberprot-P, con el entrenamiento a cirujanos vasculares, angiólogos, podólogos, enfermeras e intensivistas, agregó.
«Hoy es un orgullo decir que 26 paÃses han registrado el Heberprot-P, fármaco cubano que ha favorecido la calidad de vida de casi 450 000 personas que lo han recibido a nivel mundial, entre ellos a 90 000 cubanos», concluyó.