La concentración de cortisol en el cabello es un biomarcador viable en estudios de estrés psicológico crónico, de acuerdo a un estudio multicéntrico publicado en PLOS Global Public Health.
El estrés se define como las reacciones cognitivas, emocionales y psicológicas que resultan de un desequilibrio entre demanda y recursos de acuerdo a la percepción de un individuo. El cortisol es una hormona secretada por la corteza adrenal por influencia de varios factores, dentro de los cuales sobresale la respuesta al estrés; sus niveles pueden ser medidos en sangre, orina y saliva. Sin embargo, estas mediciones reflejan los niveles únicamente del momento en el que se toma la muestra, por lo que en esta forma resultan en un biomarcador de estrés agudo.
El crecimiento promedio del cabello es de un centÃmetro al mes, lo que permite la medición de compuestos a los que ha sido expuesto a lo largo del tiempo. Por décadas el análisis del cabello ha sido utilizado para monitorear la exposición a compuestos exógenos, con énfasis en la detección de abuso de fármacos y recientemente hay gran interés en cuantificar compuestos endógenos como el cortisol.
Se cree que la incorporación de cortisol en el cabello se da por medio de su difusión desde los folÃculos capilares a la médula del tallo piloso durante el crecimiento a través de un mecanismo basado en la estructura esteroidea y la naturaleza lipofÃlica del cortisol. Esta hormona se deposita en el cabello en crecimiento de manera proporcional a la cantidad de cortisol circulante en cualquier punto dado en el tiempo.
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