
Pocos microorganismos causan tanta alarma en el planeta como el Staphylococcus aureus resistente a la meticilina. Esta bacteria, que pasa por modificaciones genéticas, adquiere resistencia a antibióticos y se dispersa en olas de clones cambiantes que desencadenan infecciones que llegan a ser graves.
Una investigación reciente, con epicentro en Chile, sumó preocupación al asociar desastres naturales, como un terremoto y posterior tsunami, con la evolución del patógeno. Fue publicada en la revista mBio y sus resultados enfatizaron la necesidad de integrar al monitoreo ambiental entre las estrategias de salud pública destinadas a controlar la resistencia bacteriana en Latinoamérica.
«Nunca buscamos estudiar las presiones ecológicas. Solamente querÃamos entender qué pasaba con el clon chileno/cordobés en Latinoamérica. Bien exploratorio era el estudio en el comienzo», comentó a Medscape en español Rodrigo MartÃnez, biólogo, doctor en Ciencias e Innovación en Medicina, además de investigador del Grupo de Genómica y Resistencia Microbiana (GeRM) en el Instituto de Ciencias e Innovación en Medicina de la Universidad del Desarrollo, en Santiago, Chile.
El clon citado por MartÃnez ha sido muy exitoso y dominante en su dispersión por el territorio latinoamericano, desde su primera descripción en Chile y Argentina durante 1998, pero investigaciones recientes han dado cuenta de que paulatinamente sufre un reemplazo en distintos paÃses de la región. Por ejemplo, en Colombia y Ecuador ha cedido ante el linaje USA300, un clon de Staphylococcus aureus hipervirulento, comunitario y multirresistente que comenzó a propagarse en Estados Unidos hace ya más de 20 años.
En Chile, una investigación de 2023 encabezada por el grupo que integra MartÃnez, incluyó el análisis de muestras clÃnicas aisladas durante el periodo 2000-2016 con el que identificó que el clon chileno/cordobés persistÃa como dominante entre los Staphylococcus aureus resistentes a la meticilina, aunque ya su reinado mostraba signos de debilitamiento, con un reemplazo gradual por otros clones emergentes.
Por otro lado, un hallazgo de dicho estudio que llamó poderosamente la atención fue que alrededor de 80 % de las bacterias que pertenecÃan al clon chileno/cordobés albergaban genes que codificaban resistencia a metales pesados, como el arsénico, el cadmio y el mercurio. Ya investigaciones previas han relacionado la resistencia a metales pesados con la resistencia a distintos antibióticos, debido a que en dichas bacterias comparten mecanismos no selectivos.
La caracterización genómica permitió detectar la presencia de un plásmido (pSCL4752) que contenÃa genes para resistencia al arsénico, cadmio y mercurio en 65 % de las bacterias estudiadas, pero también encontró una divergencia geográfica en el subgrupo de bacterias chilenas (n: 53) aisladas en las ciudades de Santiago y Concepción. Alrededor de 88 % de las bacterias de Concepción conservaban el citado plásmido, mientras que entre las de la capital chilena el porcentaje apenas llegaba a 29 %.
«Pero algo hizo que en Concepción no se perdiera el plásmido y en Santiago, sÃ. Y mientras buscábamos ese evento, no entendÃamos bien, no sabÃamos, no habÃa nada. Absolutamente nada», comentó MartÃnez.
Hasta que sucedió algo que MartÃnez definió como un momento eureka: le vino en mente el devastador terremoto (8,8 grados en la escala MW) y posterior tsunami que el 27 de febrero de 2010 azotó Concepción.
Lea el texto completo en: MicrobiologÃa del desastre: terremoto y tsunami chilenos asociados a cambios en bacterias – Medscape – 3 de jul de 2025 (debe registrarse en el sitio web).



