
Dicen que en Antigua y Barbuda el mar tiene memoria, que cuando amanece deja en la orilla mensajes escritos con espuma para quienes saben leerlos. Luis Enrique Leyva Vázquez comprendió eso desde que llegó como enfermero al servicio de hemodiálisis del Hospital Sir Lester Bird. Supo entonces que no estaba en una isla cualquiera, sino en un territorio donde la realidad camina tan cerca de la magia que a veces se rozan los lÃmites.
Su función durante los últimos tres años ha sido atender a pacientes dependientes del ritmo constante de máquinas que suenan como caracolas eléctricas. Cada uno, sin saberlo, le devuelve un cariño que viene de lejos: del recuerdo de los enfermeros cubanos que llegaron en el 2000 … su formación profesional y humana. De cada sitio guardó un gesto, un rostro, una lección. Como si cada paÃs fuera un capÃtulo distinto de un mismo libro de fe y servicio.
Pero de todos los caminos recorridos, ninguno como La Pradera, ese lugar al que siempre regresa para confirmar que la salud —como la magia— es un acto de fe.
Uno cree, y entonces funciona.
Quizás por eso hoy, en Antigua y Barbuda, cuando el mar deja sus mensajes en la arena, «Kike» sabe que también le habla a él.
Por Mylenys Torres Labrada






