Archivos Anuales 2025

La OMS promueve intervención para salvar vidas para bebés pequeños y prematuros en el primer Día Mundial de la Prematuridad

La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra por primera vez el Día Mundial de la Prematuridad con el lanzamiento de una nueva guía de práctica clínica mundial para el Cuidado de la Madre Canguro (KMC), una intervención sencilla, probada y que salva vidas y que mejora significativamente la supervivencia de los bebés prematuros y de bajo peso al nacer.

Cada año, se estima que 15 millones de bebés nacen demasiado pronto (antes de las 37 semanas de embarazo), y las complicaciones del parto prematuro son la principal causa de muerte entre los niños menores de cinco años. En los países más pobres, la mayoría de los bebés extremadamente prematuros mueren en cuestión de días, mientras que, en los países de altos ingresos, casi todos sobreviven.

Se ha demostrado que la KMC, que combina el contacto prolongado piel con piel con la alimentación con leche materna, mejora drásticamente los resultados para los recién nacidos pequeños y prematuros, y es factible y rentable en todos los entornos.

Entre otros impactos positivos, se asocia con una reducción de más del 30 % en las muertes de recién nacidos, una reducción cercana al 70 % en la hipotermia y una reducción del 15 % en las infecciones graves, así como un mejor aumento de peso y una mejor salud y desarrollo cognitivo a largo plazo.

«La KMC no es solo una intervención clínica, sino que empodera a las madres y las familias y transforma la atención del recién nacido», dijo el Dr. Jeremy Farrar, subdirector general de Promoción de la Salud, Prevención y Atención de Enfermedades de la OMS. «Ahora debería ser una práctica clínica universal para todos los bebés pequeños y prematuros, asegurando que tengan la mejor oportunidad de sobrevivir y prosperar».

Una intervención que salva vidas para todos los bebés prematuros o pequeños

Dirigida a trabajadores de la salud, gerentes de instalaciones y cuidadores, la nueva guía de la OMS ofrece una guía detallada, paso a paso y adaptable para iniciar, mantener y monitorear KMC. Establece que todos los recién nacidos prematuros o de bajo peso al nacer deben recibir KMC inmediatamente después del nacimiento, a menos que no puedan respirar por sí mismos o que su presión arterial y circulación caigan a niveles peligrosamente bajos, lo que requiere tratamiento urgente.

Si bien las madres generalmente deben ser los proveedores principales, los padres y otros miembros de la familia también pueden brindar KMC si la madre no puede, además de brindar apoyo emocional y práctico crítico. La KMC se puede practicar en todos los niveles de los centros de salud, desde la sala de partos o el quirófano hasta las salas posnatales y las unidades de cuidados especiales o intensivos para recién nacidos, y se puede continuar en el hogar.

La guía incluye consejos prácticos sobre cómo asegurar al bebé en la posición KMC, ya sea utilizando simples envolturas de tela, fajas elásticas o prendas especialmente diseñadas. También describe cómo los centros de salud crean entornos propicios para KMC a través de políticas de apoyo y capacitación del personal. Los enfoques favorables a la familia son cruciales para una implementación exitosa, señala la guía, incluida la garantía de que las madres siempre puedan estar juntas en la misma habitación que sus bebés.

Todos los recién nacidos pequeños y enfermos necesitan atención médica y atención dedicada

En este Día Mundial de la Prematuridad, con el tema «Un buen comienzo para un futuro esperanzador», la OMS hace un llamamiento a los gobiernos, los sistemas de salud y los asociados para que den prioridad a la atención de calidad para los recién nacidos prematuros y de bajo peso al nacer. Esto significa garantizar salas o instalaciones dedicadas con personal neonatal especialmente capacitado que brinde atención las 24 horas del día a los recién nacidos pequeños y enfermos, así como el acceso universal a equipos y medicamentos esenciales como antibióticos.

Debido a que tienen menos tiempo en el útero, muchos bebés prematuros tienen pulmones, cerebros, sistemas inmunológicos y capacidad de regulación de la temperatura subdesarrollados. Esto aumenta los riesgos de infecciones, hipotermia, problemas cardíacos, dificultad respiratoria y otras complicaciones potencialmente mortales.

«Ningún recién nacido debería morir por causas prevenibles», dijo el Dr. Per Ashorn, jefe de la Unidad de Salud y Desarrollo del Recién Nacido y el Niño de la OMS. «Es hora de garantizar que todos los bebés reciban la atención que necesitan, invirtiendo en atención especial para bebés pequeños o enfermos, junto con servicios de maternidad de calidad que puedan prevenir muchos casos de parto prematuro».

Descargar la Guía: Kanguroo Mother Care (En inglés, 5.9 Mb, pdf)

“En el Pico, juramos servir”: Conversación con el Dr. Cs. José Hurtado, uno de los médicos graduados junto a Fidel

El 14 de noviembre se cumplen 60 años de la histórica graduación del primer curso de médicos formados íntegramente por la Revolución, en una ceremonia única encabezada por el comandante en jefe Fidel Castro en el Pico Turquino, la mayor elevación de Cuba.

A seis décadas de aquel juramento, conversamos con el Dr.Cs. José Domingo Hurtado de Mendoza Amat, profesor consultante de Anatomía patológica del Hospital Naval “Dr. Luis Díaz Soto”, testigo y protagonista de ese momento fundacional de la medicina revolucionaria cubana.

—Doctor, ¿cómo recuerda aquel momento histórico de la graduación en el Pico Turquino junto a Fidel Castro?

Fue un acontecimiento inolvidable. Fidel no solo aprobó nuestra propuesta de realizar la graduación en el Pico Turquino, sino que la organizó, la dirigió y nos acompañó desde el tren de ida hasta el final. Aquella ceremonia fue un símbolo del compromiso de los nuevos médicos con la patria y con la Revolución. Este año celebramos con orgullo su 60 aniversario, coincidiendo además con el centenario del natalicio de Fidel.

—Usted formó parte del primer curso de médicos formados íntegramente por la Revolución. ¿Qué significó eso en aquel contexto?

Fuimos el primer curso de médicos de la Revolución, y eso marcó profundamente nuestra formación. Comenzamos en septiembre de 1959 más de mil estudiantes; muchos provenían de familias acomodadas que veían en la medicina una fuente de lucro. Pero la lucha de clases dentro de la Universidad transformó esa realidad.

Los estudiantes revolucionarios asumimos la dirección de las asociaciones y participamos activamente en el cogobierno de la Facultad y de la Universidad. De esa efervescencia nacieron el Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y la AJR, que luego se integraron a la UJC.

—¿Cómo fue la participación de su curso en los procesos revolucionarios de aquellos años?

Nuestra generación no solo estudió medicina: vivió la Revolución desde las aulas y desde el combate. Participamos en la creación de las milicias universitarias, en la lucha del Escambray, y en Playa Girón, donde cayó nuestro compañero Pedro Borrás Astorga, el primer mártir de nuestro curso.

Fidel entregó a sus padres su título de Doctor en Medicina junto con los otros ocho primeros expedientes del grupo.

Luego perdimos a otros tres compañeros —Miguel Zerquera Palacios, Martín Chang Puga y Raúl Currás Regalado—, que dieron su vida como médicos internacionalistas en África. Nuestro curso aportó la mitad de los mártires del martirologio médico internacionalista cubano.

—En aquel acto se pronunció un juramento muy especial. ¿Qué significado tuvo y conserva hoy?

Ese juramento médico revolucionario fue una declaración de principios. Ratificamos entonces:

  • Nuestra renuncia al ejercicio privado de la profesión.
  • El compromiso de servir al pueblo con sacrificio y entrega, demostrado una y otra vez.
  • La disposición permanente de brindar ayuda médica y científica a otros pueblos del mundo.
  • Y la decisión de defender con nuestras vidas esta Revolución.

Fue un compromiso ético, político y humano que sigue guiando a los médicos cubanos dondequiera que estén.

—Después de tantos años, ¿cómo ha continuado su labor profesional?

Tras mi licenciamiento militar, continué como profesor consultante de Anatomía Patológica en el Hospital Naval “Dr. Luis Díaz Soto”. Hoy, con 85 años, imparto clases a cadetes, participo en tribunales académicos y mantengo una intensa labor científica.

He publicado 144 trabajos, entre ellos siete libros, dos de los cuales están disponibles en el sitio web de la Sociedad Cubana de Anatomía Patológica (SCAP). La docencia me mantiene activo; enseñar y aprender son actos que no se detienen nunca.

—¿Qué legado cree que deja su generación a los médicos de hoy?

El amor a la profesión. La medicina exige entrega total. Toda carrera requiere vocación, pero la nuestra está directamente vinculada al dolor ajeno. Por eso siempre repito:

“El médico tiene que amar su profesión. Todo lo que se haga en esa dirección es poco. AMOR, esa es la clave.” Ese espíritu de servicio y humanidad es el mayor legado que podemos dejar a las nuevas generaciones.

—¿Cómo se refleja hoy la huella de aquel primer curso revolucionario?

Nos sentimos orgullosos de lo alcanzado. De los más de 400 graduados, incluidos estomatólogos:

  • 107 fueron internacionalistas en más de 50 países.
  • 124 alcanzaron categorías docentes.
  • 28 obtuvieron categorías de investigador.
  • 38 recibieron categorías científicas.
  • 52 ocuparon cargos directivos en hospitales y centros asistenciales, incluyendo fundadores de institutos y 3 viceministros.
  • 11 asumieron responsabilidades políticas, entre ellos 3 diputados.
  • Y 4 fueron reconocidos como Héroes del Trabajo de la República de Cuba.

Todo eso demuestra que el juramento que hicimos en el Pico Turquino, donde la Patria se eleva hasta tocar el cielo, no fue solo palabras, sino una forma de vida.

Sesenta años después, aquel juramento sigue latiendo en las manos y la conciencia de quienes, como el Dr. Cs. José Hurtado, hicieron de la medicina un acto de amor y de lealtad a su pueblo. Su historia no solo evoca el pasado glorioso de la Revolución, sino que inspira a las nuevas generaciones a mantener vivo el compromiso de sanar, enseñar y defender la vida, dondequiera que un cubano lleve su bata blanca.

Por: Mylenys Torres Labrada.

DrC. Dr. Cs. José Hurtado

Dr. Cs. José Hurtado

Dr. Cs. José Hurtado

Fallece en La Habana el destacado médico y científico cubano José Emilio Fernández Brito

El día 13 de noviembre de 2025 falleció en esta capital el Dr. José Emilio Fernández-Brito Rodríguez a los 90 años de edad.

Nacido el 22 de mayo del 1935 en la Ciudad de La Habana, se graduó de Doctor en Medicina en 1960, Especialista de Primer Grado en Anatomía Patológica en 1965 y especialista de Segundo Grado en 1979.

Su larga trayectoria de excelencia academia y científica tuvo momentos cumbre. En 1976 fue nombrado Profesor Titular y en 1981 se le otorga la categoría de Investigador Titular. Obtuvo el Grado Científico de Doctor en Ciencias Médicas en 1985 y de Doctor en Ciencias en 1987 en la Universidad Humboldt de Berlín, Alemania.

Fue Profesor Consultante del Instituto de Patología Rudolf Virchow House, de la Facultad de Medicina Charité de la Universidad Humboldt de Berlín, Alemania.

Su membrecía en la Academia de Ciencias de Cuba desde 1998 contribuyó al desarrollo de importantes actividades científicas internacionales. Fue miembro de la Real Academia de Medicina de Andalucía, España desde el año 2000.

La Universidad de Ciencias Médicas de la Habana le confirió la categoría de Profesor Consultante en el año 2000.

Lo distinguieron con el título de Doctor Honoris Causa del Instituto Mexicano de Enseñanza e Investigación en Medicina, Avalado por el Instituto Politécnico Nacional de México. Doctor Honoris Causa de la Universidad Mayor de San Marcos, Perú 2006.

En el año 2008 es nombrado Investigador de Mérito del Ministerio de Salud Pública de Cuba y Profesor de Mérito de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana.

Durante su fructífera vida profesional ocupó diversas responsabilidades administrativas, docentes y de investigación a nivel nacional e internacional. Se desempeñó además como presidente del Consejo Científico de la Universidad de Ciencias Médicas de la Habana y Vicecoordinador de la Rama de Biomedicina de la Academia de Ciencias de Cuba.

La actividad desarrollada durante décadas como director del Centro de Investigaciones y Referencias de Aterosclerosis de la Habana (CIRAH) de la Universidad de Ciencias Médicas de la Habana fue una de sus obras más destacadas, la que quedará para las actuales y futuras generaciones.

Publicó más de 300 artículos y libros. Fue Miembro de Honor de 26 Sociedades Científicas Internacionales y cubanas y Profesor invitado en varias Universidades del mundo.

Entre sus múltiples distinciones y reconocimientos destacan la Orden Carlos J Finlay y Frank País, la Distinción por la Educación Cubana; Medalla Piti Fajardo; Premio Internacional Cátedra Robert Koch (Alemania); Medalla José Tey; Medalla 30 Aniversario de la Academia de Ciencias de Cuba. Orden y medalla Don Santiago Ramón y Cajal del Colegio Nacional de Bariatría, México y Orden y medalla Demetrio Sodí Pallares de la Asociación Mexicana para el estudio dela Aterosclerosis y el Síndrome Metabólico.

El profesor Fernández Brito recibió el Premio al Mérito Científico por la Obra de toda la vida del MINSAP, fue por muchos años presidente del Jurado Nacional del Premio Anual de Salud, presidente del CPSCS de La Habana, presidente del Consejo Científico de la UCMH, fundador y presidente de la Sociedad Cubana de Aterosclerosis e iniciador del CIRAH y la carrera certificativa de Diplomado, maestría y doctorado. Hombre integral, afable y excelente persona, infatigable trabajador y científico.

Con su partida, la salud pública pierde a un gran médico, excelente científico y un formador de generaciones de profesionales y paradigma para las actuales y futuras generaciones de profesionales de la salud.

Más información

José Emilio Fernández-Brito. SOCUSAP

 

 

Sesionó encuentro entre CNICM y OPS para la presentación de proyectos

El pasado martes 11 de noviembre el Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas (CNICM) presentó ante representantes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) una propuesta de proyectos.

Por la OPS Regional estuvieron presentes Juan Carlos Díaz, especialista en Salud digital, Infraestructura de datos y Telemedicina; y Víctor Rodríguez, de Salud digital, Campus Virtual de Salud y Asesoría de proyectos. Por OPS Cuba, participaron Lena López, especialista en Sistemas de servicios de salud y Roxana González, de Gestión de información y conocimientos.

El encuentro tuvo lugar a las 2:00 p.m. en la Biblioteca Médica Nacional.



Froilán Leyva Matos: el milagro de encender luces en el polvo

En algún rincón polvoriento de Haití, donde las montañas se abrazan con las nubes y la tierra huele a esperanza y a desesperación a partes iguales, Froilán Leyva Matos se ha convertido en un faro de vida para los más olvidados. Como un eco lejano de la solidaridad que su país ha regalado a tantas naciones, él ha llevado consigo una medicina que no solo cura cuerpos, sino que sana el alma herida de un pueblo.

Desde que llegó, el 31 de enero de 2024, este médico cubano de 37 años ha sido testigo de la lucha diaria de los haitianos, pero también de la inmensa gratitud que brota de sus corazones.

“Adonde nunca había llegado un médico, llegamos nosotros, los cubanos”, dice, con la mirada fija en la lejanía. Y se transporta a cualquier escena diaria, donde le dedican, cada vez que va, las canciones más sentimentales que ha escuchado en su vida: aquellos que ya estaban acostumbrados a que los milagros no existían, hasta que él —y su pulóver con la imagen del Che— aparecen en sus propias casas.

La jornada comienza con el canto del gallo y termina cuando la luna ya ha subido por completo. Cada mañana, el consultorio se llena de pacientes que confían en la medicina cubana. Por las tardes, él y su equipo recorren los barrios para identificar riesgos, promover la salud y transformar hábitos que durante siglos han condenado a la población. “Hemos cambiado costumbres, estilos de vida… la prevención aquí salva vidas todos los días”, explica.

“Fundamos los primeros consultorios médicos comunitarios en este país, atendiendo gratuitamente a la población y logrando modificar las principales enfermedades transmisibles. Ha sido un impacto increíble: llevamos la salud hasta las casas”, cuenta.

Graduado como médico general integral en 2015, Froilán vive jornadas intensas en el consultorio Anse d’Hainault 1, en el departamento de la Grand Anse, donde atiende a más de 4 300 habitantes.

Ha desarrollado un programa de desparasitación que incluyó a más de 4 000 personas. Gracias a la alianza con un pastor luterano, consiguió medicamentos para distribuirlos gratuitamente entre los más necesitados.

“En lo que he logrado a partir de las indicaciones de la jefatura de la misión médica cubana aquí, mucho ha tenido que ver la unión que hemos propiciado con líderes religiosos y de comunidad, magistrados y alcaldes.”

“Los niños me quieren mucho, y en ellos veo reflejado al mío, que a veces hasta se pone celoso, pues le envío muchas fotos con los pequeños cargados o en medio de las actividades que organizo en la comunidad.”

“Desarrollamos un programa para erradicar la anemia en las embarazadas; eso se convirtió luego en un trabajo científico con resultados a nivel nacional y con un impacto increíble en la población. También un programa de lactancia materna para que las gestantes aprendan cómo es lactar y sus beneficios.”

Aprender el creol fue un reto, así como convivir con una cultura donde las mujeres cargan el peso de la supervivencia. “Es duro verlas hacer esfuerzos inhumanos mientras los hombres no trabajan”, dice con tristeza.

“Me encanta ayudar, es algo que siempre me ha caracterizado”, resume. Hoy, lleva 21 meses sin ver a su familia —aunque en las noches les dedica tiempo: a su esposa, a su hijo de ocho años y a su madre, que lo esperan en Jiguaní, Granma—, “ellos son mi fuerza”, confiesa.

Mientras Froilán sigue entregando tiempo, ciencia y corazón a una comunidad que antes no conocía la palabra médico. Donde las montañas se abrazan con las nubes, en medio de una pobreza que abruma, él continúa encendiendo pequeñas luces.

Quizás, cuando regrese a Cuba, creerá escuchar esas canciones que ahora le sacan lágrimas, en medio del polvo que desde hace 27 años es testigo de la cooperación médica cubana en Haití. Allí estará su huella.

Froilán Leyva Matos

Froilán Leyva Matos

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