El estado epiléptico es una emergencia neurológica definida como una convulsión que dura más de 5 minutos. Es la urgencia neurológica más frecuente en niños y se asocia a una morbilidad y mortalidad significativas.
El tratamiento inicial de las convulsiones se centra en la estabilización del paciente, seguida de medicación para poner fin a la convulsión. Las benzodiacepinas, el levetiracetam, la fosfenitoína, el ácido valproico y otros anticonvulsivos pueden detener eficazmente el estado epiléptico.
Existe un estrecho pero importante diagnóstico diferencial, que incluye la crisis psicógena no epiléptica prolongada, el estado distónico y el estado epiléptico no convulsivo. Las pruebas de laboratorio, la neuroimagen y la electroencefalografía pueden ser útiles en la evaluación del estado epiléptico. Las secuelas incluyen déficits neurológicos focales, deterioro cognitivo y problemas de conducta.
Los pediatras desempeñan un papel importante en el reconocimiento precoz y el tratamiento del estado epiléptico, previniendo así los daños agudos y crónicos que pueden asociarse al estado epiléptico.
El propósito de este artículo es resumir las medidas para prevenir el estado epiléptico en niños de alto riesgo e interrumpir eficazmente las convulsiones prolongadas.