Los resultados de este informe muestran claramente que en 2020, un año dominado por la aparición de la COVID-19 y sus crisis sanitarias y económicas asociadas, los gobiernos de todo el mundo estuvieron a la altura del desafío. Los fuertes aumentos del gasto público en salud en todos los niveles de renta de los países apuntalaron el incremento del gasto sanitario hasta un nuevo máximo de 9 billones de dólares estadounidenses (aproximadamente el 11% del PIB mundial). En general, el gasto público en sanidad aumentó y compensó el descenso del gasto de bolsillo. Es importante señalar que el aumento del gasto sanitario público formó parte de una respuesta fiscal mucho más amplia a la pandemia. En los países de renta alta y de renta media-alta, el gasto en protección social también aumentó bruscamente, ya que los gobiernos intentaron proteger a la población de los efectos económicos de la pandemia. En contraste con la sanidad y la protección social, el crecimiento del gasto en educación fue relativamente moderado. Los países se enfrentan al reto adicional de mantener el aumento del gasto público en sanidad y otros sectores sociales ante el deterioro de las condiciones macroeconómicas y el aumento del servicio de la deuda. Esto incluye también el reto de mantener la ayuda exterior a los países de renta baja, que es esencial para reducir la pobreza, garantizar el acceso a los servicios sanitarios y reforzar la preparación ante las pandemias.
Descargue el documento en PDF (4.7 MB)