Hoy en dÃa, todo se ve afectado por la revolución digital: el impacto de las nuevas tecnologÃas en la mejora de la salud y el bienestar de los individuos, las comunidades y las poblaciones, no tiene precedentes. Los recientes logros tecnológicos han revolucionado la práctica clÃnica, desde la prevención hasta el diagnóstico, pasando por el seguimiento y gestión de la enfermedad, y han despertado un interés y un compromiso sin precedentes del público en la autogestión y el bienestar. La salud digital se define como el «uso de las tecnologÃas de la información y la comunicación para mejorar la salud humana, los servicios sanitarios y el bienestar de los individuos y las poblaciones».
Solo en Europa se han llevado a cabo decenas de proyectos de salud digital (1) y con el crecimiento de la tecnologÃa móvil para mejorar la salud y el bienestar (mHealth). Existe una oportunidad sin precedentes para transformar el sector sanitario y capacitar a los ciudadanos para que se hagan cargo de su propia salud (2).
Sin embargo, el desarrollo, la integración y la aplicación con éxito de las nuevas tecnologÃas y métodos requieren un cambio radical de los enfoques académicos y clÃnicos tradicionales y monodisciplinarios. Para aprovechar realmente estas oportunidades, transformar la asistencia sanitaria y mejorar el bienestar, necesitamos un nuevo enfoque de la ciencia y la investigación sanitaria. Sólo cuando se investigue conjuntamente, con el objetivo de resolver problemas del mundo real, la salud y la tecnologÃa estarán en condiciones de crear resultados con un impacto significativo en la prestación de la atención clÃnica y social y mejorar el bienestar de las personas y las poblaciones.
En primer lugar, los recientes avances tecnológicos facilitados por la creación de fuentes de grandes flujos de datos en tiempo real, las redes sociales y la modelización de enfermedades infecciosas son el centro de atención de la informática de salud pública, con el objetivo de reforzar la vigilancia de enfermedades, la alerta temprana, la preparación y la respuesta mediante la integración de los sistemas de vigilancia tradicionales con las nuevas fuentes de grandes flujos de datos. En segundo lugar, los avances en la fiabilidad y precisión de los dispositivos médicos y la tecnologÃa personalizada, junto con el auge de la tecnologÃa vestible y de seguimiento (MedTech), se han establecido rápidamente como la corriente principal que aumenta las oportunidades de atención personalizada, mejorando la autogestión y aportando el resultado deseable: el cambio de comportamiento. En tercer lugar, con más de 4.550 millones de personas en todo el mundo que utilizaban un teléfono móvil en 2014, las aplicaciones e intervenciones de mSalud potencian a los usuarios en el mundo desarrollado y están acelerando el acceso sin precedentes a las mejores pruebas y a los servicios sanitarios en los entornos de bajos y medios ingresos. En cuarto lugar, hace más de una década, Sir Muir Gray pronosticó que «el conocimiento es el mejor enemigo de la enfermedad: la aplicación de lo que ya sabemos tendrá un mayor impacto en la salud y la enfermedad que cualquier medicamento o tecnologÃa que probablemente se introduzca en la próxima década» (3). Un mejor uso de la tecnologÃa para captar, comprender y difundir el conocimiento es primordial para cumplir esta visión. Los recientes logros de la investigación en la ciencia de la web, la minerÃa y el análisis de datos, las ontologÃas médicas y los sistemas de recomendación ofrecen nuevas oportunidades para mejorar la difusión de pruebas, el asesoramiento médico y el desarrollo de sistemas inteligentes persuasivos personalizados. En quinto lugar, los juegos serios para la salud y el aprendizaje basado en el juego han cruzado el Rubicón de la tecnologÃa del entretenimiento a la educación y las intervenciones sanitarias, y se están estableciendo firmemente como herramientas educativas y de intervención sanitaria. Por último, ante la velocidad de las tecnologÃas de intercambio de datos y la ausencia de un marco legal, debemos entablar debates polÃticos que salvaguarden la privacidad individual, regulen el uso de los datos con fines comerciales y permitan al mismo tiempo un intercambio de datos transparente para la investigación.
Sin embargo, estos retos solo pueden alcanzarse mediante colaboraciones de investigación verdaderamente multidisciplinares.
Le proponemos la lectura del este artÃculo, donde se abordan los grandes retos de la salud digital.
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