
Las emergencias como las catástrofes naturales, las pandemias o los conflictos afectan de manera desproporcionada a las personas mayores, exacerbando aún más su vulnerabilidad. Es crucial tener en cuenta sus necesidades en la planificación y respuesta ante emergencias, ya que suelen tener problemas de movilidad, enfermedades crónicas o aislamiento social. Estos factores pueden dificultar su capacidad para acceder a la ayuda, evacuar de forma segura o recibir a tiempo atención médica oportuna y servicios de asistencia. Además, el estrés y el caos de las emergencias pueden aumentar el riesgo de malos tratos a las personas mayores, ya sean físicos, emocionales, económicos o por negligencia.
Con el lema «Las personas mayores en el punto de mira de las emergencias», el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez de este 2024 pone de relieve la urgente necesidad de proteger y ofrecer asistencia a las personas mayores durante las crisis.
Servirá también para destacar la importancia de la educación y la formación del personal de emergencias, los cuidadores y el público en general.
¿Sabías que…?
Se calcula que en 2050 una de cada seis personas tendrá 65 años o más, lo que hará a las personas mayores aún más vulnerables a la violencia. Aproximadamente 1 de cada 6 personas mayores de 60 años sufrieron algún tipo de abuso en entornos comunitarios.
El maltrato de las personas mayores puede conllevar graves lesiones físicas y consecuencias psicológicas prolongadas, y se prevé un aumento del problema por el envejecimiento de la población en muchos países.
El 82 % de las muertes estimadas por la pandemia de COVID-19 en todo el mundo se produjeron entre personas de 60 años o más.
Edadismo
El edadismo afecta a la forma en que pensamos, sentimos y actuamos hacia los demás y hacia nosotros mismos en función de la edad. Constituye un poderoso obstáculo para el desarrollo de políticas y programas adecuados para mayores y jóvenes, y tiene profundas consecuencias negativas para la salud y el bienestar de las personas mayores. Lanzada por la Organización Mundial de la Salud, la campaña «Combatir el edadismo» pretende cambiar el discurso sobre la edad y el envejecimiento y ayudar a crear un mundo para todas las edades.
La protección de nuestros ancianos
Entre 2019 y 2030, se prevé que el número de personas de 60 años o más aumente en un 38 %, de mil millones a 1,4 mil millones, superando en número a la juventud a nivel mundial, y este crecimiento será especialmente mayor y más rápido en las regiones en vías de desarrollo, y requiere que se preste mayor atención a los desafíos específicos que afectan a las personas mayores, incluso en el campo de los derechos humanos.
El maltrato de las personas mayores es un problema social que existe en los países en desarrollo y desarrollados y, por lo general, no se notifica suficientemente en todo el mundo. Tan solo en unos pocos países desarrollados hay tasas de prevalencia o estimaciones, que se sitúan entre un 1 % y un 10 %. Aunque se desconoce la magnitud del maltrato de los ancianos, su importancia social y moral es indiscutible. Por este motivo, este problema requiere una respuesta mundial multifacética que se centre en la protección de los derechos de las personas de edad.
Las formas de definir, detectar y resolver el maltrato de las personas mayores tienen que enmarcarse en el contexto cultural y considerarse junto con los factores de riesgo que tienen una especificidad cultural. Desde una perspectiva sanitaria y social, si los sectores de atención primaria de salud y los servicios sociales no están bien preparados para detectar y resolver el problema, el maltrato de los ancianos seguirá estando semioculto.
Envejecimiento
La población mundial envejece. El número de personas mayores, es decir, aquellas de 60 años o más, se ha incrementado durante los últimos años en casi todos los países y regiones. Se prevé que dicho aumento se acelere en las décadas venideras.
El envejecimiento de la población está a punto de convertirse en una de las transformaciones sociales más significativas del siglo XXI, con consecuencias para casi todos los sectores de la sociedad, entre ellos, el mercado laboral y financiero, la demanda de bienes y servicios, como la vivienda, el transporte y la protección social, así como la estructura familiar y los vínculos intergeneracionales.
En algunos países, las personas mayores son vistas cada vez más como agentes que contribuyen al desarrollo, cuya capacidad para actuar en su propio beneficio y en el de sus sociedades debe integrarse en las políticas y programas a todos los niveles. En las próximas décadas, es muy probable que muchos países se enfrenten a presiones fiscales y políticas en relación con los sistemas públicos de asistencia sanitaria, pensiones y protección social para una población de edad cada vez más avanzada.
La Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030) es una oportunidad para reunir a los gobiernos, la sociedad civil, las agencias internacionales, los profesionales, la academia, los medios de comunicación y el sector privado durante diez años de acción concertada, catalizadora y colaborativa para mejorar las vidas de las personas mayores, sus familias y las comunidades en las que viven.