
Ha sido difícil que Armando Cádiz me diga que sí, es que no me lo ha dicho… he sido yo quien terminé escribiéndole que «si un día le escuchara a mi jefe decir las cosas que el entonces Director de la Empresa de Laboratorios Farmacéuticos AICA, Antonio Emilio Vallín, me había dicho de él… ya me podría arrojar al malecón». Accedió así a enviarme su currículum, pero me advirtió que es un hombre más que común…
Y fíjense si es «común» este Licenciado en Ciencias Biológicas, entrenado en Inmunología y Biofísica de Proteínas por tutores alemanes en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), que se convirtió en el fundador y principal investigador en el desarrollo de la producción de los hemoderivados en Cuba.
En la primera planta aplicó la tecnología de producción de albumina (1974), la inmunoglobulina intramuscular (1975) y la inmunoglobulina anti Rh (1983), utilizando métodos alcohólicos. Estas tecnologías se aplicaron en una segunda planta, inaugurada en 1988 en colaboración con la URSS. Cádiz fue Director de ambos sitios en diferentes períodos. Y junto a otros valiosos compañeros, logró producciones no sólo para su utilización en el país, sino que representaron altos ingresos exportables.
La inmunoglobulina de uso intravenoso aquí desarrollada fue una de las primeras moléculas de este tipo en el mundo, empleada para salvar vidas en el tratamiento de púrpuras trombocitopénicas inmunológicas, necrolisis epidérmicas, síndromes de guillain barre , esclerosis múltiple, miastenias gravis, epilepsias, dermatomiositis, problemas de cáncer y como coadyuvante, en sepsis.
La importancia de producir albumina, por su parte se confirma al ser utilizada en cirugías, edemas, quemados, cirrosis y otras enfermedades hepáticas, inmunoglobulinas hiperinmunes para el conflicto Rh entre el feto y la madre y otros padecimientos. Por sobradas razones hoy Cádiz posee la Orden Carlos J. Finlay y decenas de distinciones como innovador destacado, investigador titular, miembro de la Academia de Ciencias de Cuba, autor de 2 libros, más de 10 monografías y 60 trabajos científicos en revistas nacionales e internacionales, tutor de alrededor de 90 tesis y conferencista en más de 150 eventos científicos. Ya jubilado de la Planta de Hemoderivados (que pertenece a AICA), aporta sus útiles conocimientos como contratado.
¿Y qué son los hemoderivados?
La sangre está compuesta por glóbulos rojos, blancos y plaquetas que tienen diferentes funciones en el organismo y “nadan” en un líquido amarillo-naranja que se llama plasma, compuesto por cientos de proteínas. Los hemoderivados son parte de esas proteínas que se purifican y se convierten en medicamentos muy importantes para salvar vidas. También son muy caros a nivel mundial por eso a la sangre se le llama el oro rojo. Hay pocas plantas en el mundo y están en países desarrollados, pues la tecnología de obtención y la infraestructura necesaria dependen de un alto financiamiento y un alto nivel científico-técnico.
Actualmente Cuba mantiene una de estas plantas en producción, y las perspectivas son mejorarle equipamiento y capacidades ya en los predios de AICA. Pero en todos estos empeños «el profe Cádiz», su disposición a cualquier hora, su hiperactividad, su desinterés, su capacidad para transmitir conocimientos, enseñar y sortear obstáculos han sido vitales.
De ahí que el propio exdirector de AICA, no esté de acuerdo con el protagonista de éstas líneas en eso de autodefinirse como alguien común y me dijera «Cádiz?: Cualquier cosa menos común».
Enhorabuena hoy Infomed ha compartido su historia, aunque él insista en que más lo merecen los muchachos jóvenes de la Planta de Hemoderivados, esos que «sin luz ni transporte -dice- van a trabajar todos los días, y garantizan la producción y las investigaciones».
Por: Mylenys Torres Labrada.
Excelente profesor, ser humano y un enamorado de crear salud y bienestar!