MINSAP

“Cuando se escriba la historia del enfrentamiento de Cuba a la COVID-19 ustedes serán inscritos como imprescindibles”, expresó este jueves 2 de diciembre, el Doctor José Angel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, al colectivo del Complejo Científico Ortopédico Internacional “Frank País” durante un acto de reconocimiento por la labor realizada en estos casi dos años de pandemia.

Señaló que los trabajadores de la institución, que recoge mucha historia y logros de la medicina cubana, son motivo de orgullo y los felicitó en nombre del gobierno, el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) y el pueblo cubano.

Ricardo Tarragona Reinoso, subdirector primero del Complejo “Frank País”, afirmó que cuando se inauguró el centro estaban muy lejos de pensar que se convertiría en un hospital anti-epidémico, y en 2020 asumieron la atención de pacientes con infección respiratoria aguda, sospechosos y positivos a COVID-19.

Tarea que retomarían en 2021 ante el aumento de casos en el país, primero con la atención a población adulta y de edades pediátricas para luego concentrarse en la asistencia a menores de edad, lo cual requirió de un proceso de reorganización en el hospital con el propósito de asistir a positivos al SARS-CoV-2 y pacientes con patologías que no podían esperar, como aquellos con lesiones tumorales.

El doctor precisó que en ese tiempo realizaron 352 cirugías y se atendieron a deportistas de alto rendimiento, a la vez que ingresaron por COVID-19 21 mil 285 pacientes y solo uno falleció.

Detalló que el personal de la institución también brindó asistencia en las unidades de terapia intensiva del Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí”, en la Unidad Central de Cooperación Médica, en las provincias de Ciego de Ávila y Guantánamo y en misiones internacionalistas en el extranjero como parte del Contingente “Henry Reeve”.

Nuestro hospital no solo se dedicó a la COVID-19, sino que sus profesionales se enfocaron en la superación, aumentaron las categorías científicas y el número de publicaciones en revistas de impacto internacional, además se retomaron y aprobaron proyectos de investigación y se realizaron acciones constructivas.

En la actividad, desarrollada como parte de las actividades de la jornada de homenaje al trabajador de la salud, los trabajadores destacados del Complejo “Frank País” fueron distinguidos por el ministro de Salud Pública y el doctor Roberto González Martín, director del centro.

Con una ovación de sus compañeros recibió el diploma Regla Molina Aldama, una mujer que durante 49 años se ha dedicado por entero a la enfermería, luego de que por decisión de su madre renunciara a ser deportista de alto rendimiento. “Nunca pensé ser enfermera, pero empecé la carrera y la amo, me encanta trabajar con los pacientes y en especial con los niños”, aseguró.

La experiencia durante la pandemia de la COVID-19 marcó su quehacer profesional, pues estuvo alrededor de 13 o 14 horas diarias al cuidado de positivos al virus, entre ellos enfermos graves, deambulantes, pacientes psiquiátricos y niños.

De igual forma, el doctor Santiago Badía González, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud, condecoró con la medalla “Hazaña Laboral” a un grupo de profesionales de la institución que regresaron recientemente a la Patria luego de cumplir misiones como parte del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve”.

Asimismo, el titular del MINSAP hizo entrega de un reconocimiento especial al Complejo Científico Ortopédico Internacional “Frank País” por su esfuerzo, entrega y dedicación a la salud del pueblo cubano en el enfrentamiento a la COVID-19.

Señor Presidente;

Doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud;

Excelencias:

Unir esfuerzos y voluntades por el bien de la humanidad no solo es urgente, sino que resulta moralmente impostergable.

Es una verdad que, con la aparición y posterior expansión de la COVID-19, se ha vuelto cada vez más evidente.

La ausencia de un esfuerzo coordinado a nivel mundial para hacer frente a la pandemia ha agravado su efecto mortal, al tiempo que ha agudizado las inequidades estructurales y los problemas globales.

Lamentablemente, entre las prioridades del injusto orden internacional imperante se ha relegado el derecho humano a la salud, lo cual deja graves consecuencias para la población en el planeta.

Tomando en cuenta esos hechos, es incuestionable la necesidad de perfeccionar la forma en que nos preparamos para enfrentar futuras pandemias y los instrumentos disponibles para ello, como es el caso del Reglamento Sanitario Internacional, que constituye una herramienta efectiva en la construcción de capacidades básicas de los estados para la prevención de eventos sanitarios de importancia nacional e internacional. No obstante su valía, a la luz de la actual situación epidemiológica, es inevitable reconocer que tiene limitaciones que resulta imprescindible corregir.

En tal sentido, apoyamos que la Organización Mundial de la Salud fortalezca su trabajo, enfocándose cada vez más en la protección de la vida y en el acceso de todos a la salud, en igualdad de condiciones.

Tengamos presente, que el resultado de nuestras deliberaciones debe llevarnos a un consenso para fortalecer la cooperación internacional, donde se tengan en cuenta las grandes diferencias estructurales existentes, tanto entre países, como al interno de estos.

Esas diferencias constituyen hoy el principal obstáculo para el acceso a la salud, sobre la base del respeto al principio de la igualdad soberana de los estados, y deben convertirse en eje conductor de nuestras negociaciones.

Lo que acordemos no puede obviar que en el enfrentamiento a las emergencias sanitarias no todos partimos de las mismas condiciones.

Las grandes brechas entre los sistemas de Salud del norte y el sur necesitan ser corregidas, y para lograrlo se requiere del firme compromiso de las naciones desarrolladas.

Igualmente, es urgente apoyar a los países de menos recursos para crear capacidades que permitan hacer frente a otras complejas situaciones epidemiológicas que puedan surgir.

Excelencias:

El mundo puede contar con la participación activa de Cuba en las negociaciones que sobre estos temas se realicen, las cuales deben conducirnos a un compromiso real y consensuado sobre cómo enfrentar próximas pandemias.

La inacción, el egoísmo, la politización y la imposición de una propuesta sobre otra de las que se hagan en este escenario, no nos conducirán a un mejor futuro.

La extrema situación sanitaria que vive el mundo, como consecuencia de la COVID-19, nos deja una gran enseñanza que debe ser asumida con responsabilidad por todas las naciones y sus gobiernos: Necesitamos trabajar juntos para que todos tengamos la oportunidad de estar a salvo.

Muchas gracias.