¿Por qué las lágrimas al recibir el Premio al Mérito Científico por la obra de toda la vida?, le preguntó Infomed y él reaccionó al instante: «Me emocionó pensar en que hasta ahora en el mundo de la ortopedia cubana, solamente le han conferido éste título a mi profesor y padre Alfredo Ceballos… y porque a veces lo entregan casi al morir». Y rió con resuelto tono de picardía.
Quien así se confiesa es el Doctor Roberto Balmaseda Manent, uno de los médicos más internacionales de Cuba, a razón de que ha tenido la oportunidad de operar en países como México, Argentina, Perú, Guatemala, Angola, Tanzania, Venezuela, Estados Unidos, Francia, República Checa, Japón e Inglaterra.
Para él lo más interesante y aportador de tales experiencias ha sido compartir con cirujanos de otras culturas. Para nosotros quizás haya algo más en eso, algo que roza con el orgullo nacional y con el prestigio que ha ganado la escuela cubana de medicina, algo que nos dignifica y hasta conmueve.
Nuestro entrevistado fue uno de los fundadores en Cuba de la Operation Walk, una organización humanitaria médica de voluntarios, fundada en 1996, que cuenta con 20 equipos que han realizado más de un centenar de misiones en 25 países, incluyendo nuestro país, y han atendido a miles de personas en el mundo.
De pequeño era sólo Robertico, el menor de dos hermanos nacidos en San Antonio de los Baños, hijos de la maestra Nydia y de Diego, el ginecólogo del pueblo. Su sueño siempre fue ser médico, y eso lo consiguió en 1977. Ni siquiera sus resultados como deportista de alto rendimiento opacaron una pasión que primero le inclinó por la cirugía, pero que se definió cuando su hermano, que hacía Ortopedia y Traumatología, le invitó a ver operar al Profesor Julio Martínez Páez. «Ese día giró el rumbo de mi vida hacia el arte de la ortopedia» y lo dice con la nostalgia de fiesta.
Hoy este Especialista de II Grado en Ortopedia y Traumatología, Doctor en Ciencias, Profesor e Investigador Titular y Miembro de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba, nunca ha podido separar o definir si le gusta más tratar a niños o adultos, porque su gran propósito es ayudar.
Y luego sí es directo: «La especialización dentro de la especialidad que más disfruto es la cirugía del pie». Todo a partir de que ha introducido, con excelentes resultados, una técnica quirúrgica para la corrección de lo que comúnmente conocemos como «pie plano»: el pie valgo evolutivo de la infancia.
Su proyecto científico más reciente es la primera prótesis cubana de cadera. Surge por la necesidad de solventar la escasez de estos implementos, debido al férreo bloqueo impuesto por los Estados Unidos y ya ha beneficiado a más de 300 pacientes con muy buenos resultados. También así surgió el fijador externo plástico circular para tratar fracturas, el cual fue premiado en la Clínica Mayo, de Estados Unidos y en Japón; o el fijador externo lineal de plástico para tratar las fracturas de cadera, nacido en plena pandemia de COVID-19, cuando no se contaba con suficientes niveles de sangre para operar y no se podía usar anestesia general ni espinal.
Si alguien le pregunta qué es lo que más dolor le causa él responde que «no poder lograr el éxito deseado, es devastador». Si pensamos en algo que le falta por hacer nos sorprende: «creo que estoy comenzando, trataré de aprovechar lo que me queda por vivir para adquirir conocimientos y poder ayudar a más personas». Si de satisfacciones más personales intentáramos saber: «citaría a mis 6 hijos, de los cuales tres son médicos y uno de ellos ortopédico».
Si nos dijera las máximas por las que rige su vida, se permite recordar algunos de los Consejos de Esculapio, que íntegramente recibió de su padre: «Piensa mientras estás a tiempo; pero si, indiferente a la fortuna, a los placeres de la juventud; si sabiendo que te verás solo entre las fieras humanas, tienes un alma bastante estoica para satisfacerse con el deber cumplido sin ilusiones; si te juzgas bien pagado con la dicha de una madre, con una cara que sonríe porque ya no padece, o con la paz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte; si ansías conocer al hombre, penetrar todo lo trágico de su destino… ¡hazte médico, hijo mío!».
Para él, el premio recién otorgado por el Ministerio de Salud Pública, ha sido «una emoción no esperada y un compromiso a superarme y aportar más a la salud de mi pueblo. Para mí ser médico es un privilegio».
Por: Mylenys Torres.
Felicitaciones y muy bien merecido el reconocimiento y condecoración de tal magnitud. El Premio al Mérito Científico por la obra de toda la vida es el significado de toda su labor, desde una persona amable, alegre, compañero, colega, que ha estado presente para apoyar, ayudar, enseñar, escuchar y muchas otras acciones que favorecen al ser humano desde todas las aristas.
Felicitaciones profesor, «Doctor Balmaseda».
Con orgullo, agradecimiento, amor y cariño, una enfermera, una licenciada, una madre, una compañera de trabajo.