Numerosas dimensiones de la salud humana se ven influenciadas de manera beneficiosa por la actividad fÃsica, incluida la salud neurológica. Múltiples lÃneas convincentes de evidencia indican que la actividad fÃsica, especialmente el ejercicio aeróbico, es un potente estÃmulo para la neurogénesis, protege las nuevas neuronas y refuerza la cognición y el rendimiento cerebral.
No obstante, ciertos tipos de actividad fÃsica también pueden provocar daño cerebral agudo y posibles secuelas neurodegenerativas.
La red médica Intramed analiza el tema a través de un artÃculo publicado en Handbook of Clinical Neurology 2018;158:3-10 que nos invita a comprender cómo se ha adaptado a lo largo de la historia nuestro cerebro a la actividad fÃsica. ¿Por qué somos vulnerables a las conmociones cerebrales o impactos repetitivos en la cabeza?
Si bien el conocimiento de los mecanismos inmediatamente responsables de un fenómeno biológico es necesario para explicar cómo existe ese fenómeno, solo la teorÃa de la evolución y los datos pueden explicar por qué existe. Por lo tanto, se deduce que una comprensión cientÃfica satisfactoria de por qué las actividades deportivas son necesarias y potencialmente peligrosas para la salud del cerebro humano requiere una perspectiva evolutiva.
El objetivo de este trabajo es proporcionar respuestas a tres preguntas. Primero, ¿para qué tipo de actividad fÃsica estamos los humanos adaptados? Segundo, ¿cómo han co-evolucionado los cerebros humanos con los patrones de actividad fÃsica? Y tercero, ¿para qué tipos de actividad fÃsica los cerebros humanos están mal o inadecuadamente adaptados?
Para mostrar que los humanos están adaptados para ciertos tipos de actividad fÃsica, es útil recordar a Darwin y su teorÃa de la selección natural.
La selección natural es el resultado de tres fenómenos:
- todos los organismos tienen rasgos que varÃan;
- algunos de estos rasgos se heredan;
- los organismos compiten por los recursos.
La profunda intuición de Darwin fue que, con el tiempo, los rasgos hereditarios que mejoran o dificultan la capacidad de un organismo para competir y producir descendencia se vuelven más o menos comunes a lo largo de las generaciones.
EspecÃficamente, los humanos están bien adaptados para actividades que requieren resistencia en lugar de potencia y para actividades que son raras o están ausentes en otros primates y mamÃferos, como la capacidad de caminar y correr largas distancias a velocidades relativamente rápidas en condiciones cálidas y áridas.
Los patrones únicos de actividad fÃsica de los humanos comenzaron una vez que los linajes de humanos y chimpancés se separaron de nuestro último ancestro común hace entre 8 y 5 millones de años.
Vea el artÃculo completo en: El deporte y el cerebro humano. Intramed. ArtÃculos – 26 septiembre 2022 (debe registrarse en el sitio web)