Una encuesta de más de 12.000 mujeres en edad reproductiva encontró que 1 de cada 3 habÃa experimentado cambios en sus ciclos y sÃntomas menstruales durante la pandemia de COVID-19. Los niveles de estrés notablemente más altos que los puntos de referencia prepandémicos podrÃan estar afectando la menstruación.[1]
Esto tiene implicaciones para las mujeres que intentan concebir o que luchan contra la infertilidad, comentó Shannon M. Malloy, investigadora y asociada de datos de Ovia Health, una empresa de tecnologÃa de salud para mujeres y familias en Boston. Malloy presentó este estudio en el Congreso de la American Society for Reproductive Medicine (ASRM) 2021.
La COVID-19 ha introducido nuevos estresores psicosociales, interpersonales y ambientales. La pandemia es «uno de los desastres más estresantes y colectivamente experimentados que la sociedad moderna ha visto», destacó Malloy. Una vez imaginada como un evento puntual en el tiempo, la COVID-19 se ha arraigado en la vida diaria en el futuro previsible.
Las investigaciones han demostrado que el estrés crónico a largo plazo produce niveles altos de cortisol, que pueden alterar la endocrinologÃa y la regulación de los ciclos menstruales. Esto puede hacer que formar una familia sea aún más desafiante, dijo Malloy. Los médicos y otros proveedores de salud siempre han tomado en cuenta el estrés al tratar a los pacientes, pero nunca en este nivel de estrés crónico y episódico.
Encuesta examina el impacto en la tecnologÃa de reproducción asistida
Ovia Health decidió investigar la relación entre el estrés percibido y el ciclo menstrual y los cambios en los sÃntomas durante la pandemia de COVID-19, para ver cómo podrÃa afectar la tecnologÃa de reproducción asistida.
Desde marzo de 2020 hasta abril de 2021, los usuarios de la aplicación móvil Fertility de Ovia Health en Estados Unidos participaron en una encuesta. Los Ãtems capturaron cambios en el patrón y la sintomatologÃa de la menstruación e incluyeron la versión de 4 Ãtems de la Escala de Estrés Percibido (PSS-4). Una prueba t pareada evaluó las diferencias entre los grupos (con cambios menstruales frente a ningún cambio menstrual). La encuesta preguntó a las participantes qué cambios notaron en su ciclo menstrual y por qué pensaban que los patrones o sÃntomas del ciclo cambiaron.
Un tercio informó cambios en el ciclo y sÃntomas
Entre 12.302 encuestadas, 1 de cada 3 (36 %) informó cambios en el ciclo o los sÃntomas; 87 % dijo que su ciclo comenzó temprano o tarde; 29 % informó sÃntomas más fuertes durante la menstruación, como dolor lumbar, calambres o cambios en la secreción y 27 % dijo que el sangrado era más abundante durante la menstruación.
Estos resultados son similares a otros estudios que investigan el efecto del estrés episódico en la menstruación, señaló Malloy.
Quienes informaron cambios en el ciclo menstrual o en los sÃntomas obtuvieron una puntuación más alta en promedio en el PSS-4, en comparación con aquellas que no informaron ningún cambio (8,5 frente a 8,3, respectivamente; p < 0,05). Los puntajes de PSS-4 en todos los ámbitos fueron notablemente más altos en todas las encuestadas, independientemente de la irregularidad del ciclo/sÃntoma, en comparación con la evaluación comparativa prepandémica en poblaciones similares.
Poco más de la mitad (55 %) pensaba que el estrés contribuÃa a su patrón de ciclo menstrual y/o cambios en los sÃntomas, mientras que 33 % apuntaba a cambios en la salud mental, como depresión o ansiedad. «Curiosamente, muchas usuarias creÃan que la vacuna contra la COVID-19 afectaba los cambios en los sÃntomas del ciclo menstrual», añadió Malloy.
No hay una asociación definitiva entre la vacuna y la menstruación
Si bien los efectos secundarios conocidos de la vacuna incluyen dolor en el brazo, fiebre, fatiga y mialgia, algunas mujeres han informado cambios en su ciclo menstrual, manifestó el Dr. Mark P. Trolice, profesor de obstetricia y ginecologÃa en University of Central Florida y director de IVF Center, en Orlando, Estados Unidos.
«La reacción de la respuesta inmune a la vacunación en lugar de la vacuna podrÃa ser el factor implicado», destacó el Dr. Trolice, que no participó en el estudio.
Actualmente no existe una asociación directa entre la vacuna y los efectos posteriores sobre la menstruación, continuó. «La mayorÃa de las mujeres experimenta la reanudación de los intervalos normales 1 mes después de la vacunación. Además no hay evidencia creÃble que vincule la vacuna con la infertilidad».
«Sin embargo, la investigación en esta área es vital y está en curso», agregó.
Los médicos pueden ayudar con el estrés
La interrupción del ciclo menstrual es especialmente frustrante para las mujeres que intentan formar una familia, indicó Malloy. Los proveedores de salud pueden estar observando más irregularidades menstruales en sus pacientes y viendo que más pacientes tienen dificultades para concebir por sà mismas y recurren a la tecnologÃa de reproducción asistida.
Los médicos no pueden hacer que la COVID-19 desaparezca, pero podrÃan ayudar a las pacientes haciendo un mejor trabajo al integrar las pruebas de cribado de salud mental, refiriendo a las pacientes a tratamientos que optimicen los resultados del tratamiento de la concepción y la fertilidad, puntualizó Malloy.
La encuesta fue limitada porque sus preguntas no consideraron los criterios de diagnóstico adecuados para la irregularidad, en comparación con los cambios autoinformados. Pero destaca la necesidad de realizar más investigación sobre el efecto de la pandemia en la menstruación y de la vacuna en la menstruación. «En agosto National Institutes of Health comprometieron 1,6 millones de dólares para explorar esta asociación. Esperamos ver cuáles son sus resultados» concluyó Malloy.
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