Los antiinflamatorios no esteroideos para la osteoartritis de rodilla pueden empeorar el dolor con el tiempo

Responsable: Patricia Alonso Galbán

Dpto. Servicios Especiales de Información

El uso de fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) para la osteoartritis de rodilla puede empeorar la inflamación y el dolor con el tiempo, sugieren nuevos datos revelados en el Congreso Anual de la Radiological Society of North America (RSNA) de 2022.

La Dra. Johanna Luitjens, becaria postdoctoral en el Departamento de Radiología e Imágenes Biomédicas de la University of California, San Francisco, en Estados Unidos, dijo a Medscape Noticias Médicas que los antiinflamatorios no esteroideos se usan con frecuencia para tratar el dolor de la osteoartritis porque la inflamación es uno de los principales impulsores de la osteoartritis, pero no está claro si realmente ayudan a los resultados. Su estudio sugiere que no ayudan, y en realidad pueden empeorar los resultados.

En particular, este estudio analizó el impacto de los antiinflamatorios no esteroideos en la sinovitis, la inflamación de la membrana que recubre la articulación de la rodilla, mediante el uso de biomarcadores estructurales basados en resonancia magnética.

La osteoartritis, forma más común de artritis, afecta a más de 32 millones de adultos en los Estados Unidos y a más de 500 millones de personas en todo el mundo.

Sin terapia aprobada para reducir la progresión de la osteoartritis

Poco se sabe de los efectos a largo plazo de los antiinflamatorios no esteroideos en la progresión de la osteoartritis. Actualmente, no existe una terapia aprobada para curar la osteoartritis o para reducir su avance.

Pero la Dra. Luitjens anotó que la membrana sinovial medía el desarrollo y la progresión de la osteoartritis y puede ser un buen objetivo terapéutico.

Los investigadores estudiaron a los participantes de la cohorte de la Osteoarthritis Initiative (OAI) con osteoartritis de moderada a grave que usaron antiinflamatorios no esteroideos regularmente durante al menos 1 año entre el inicio y los 4 años de seguimiento. Todos los participantes tenían resonancia magnética 3T de alta calidad de la rodilla al inicio y después de 4 años. Las imágenes se calificaron para biomarcadores de inflamación, incluidos el grosor y la composición del cartílago.

La Dra. Luitjens y sus colaboradores estudiaron a 721 participantes que cumplían con los criterios de inclusión (129 con y 592 participantes sin uso regular de antiinflamatorios no esteroideos). Los datos disponibles no especificaron más las cantidades de antiinflamatorios no esteroideos utilizadas.

Al inicio del estudio, se observó una intensidad de señal significativamente más alta en la almohadilla de grasa infrapatelar (IFP) en los pacientes que usaron antiinflamatorios no esteroideos, en comparación con los controles (diferencia ajustada en la puntuación: 0,26; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: -0,5 a -0,129; p = 0,039).

Además, al final del periodo de estudio, hubo un aumento significativamente mayor en la intensidad de la señal de la almohadilla de grasa infrapatelar (diferencia ajustada en la puntuación: 0,46; IC 95%: 0,2 a 0,72; p < 0,001) y mayor aumento en la sinovitis por efusión (diferencia ajustada en la puntuación: 0,27; IC 95%: 0,06 a 0,47; p = 0,01) en usuarios de antiinflamatorios no esteroideos en comparación con los controles.

El tamaño de la almohadilla de grasa infrapatelar y la puntuación de proliferación sinovial (SPS) no difirieron significativamente entre los grupos al comienzo del estudio y no mostraron cambios significativos con el tiempo.

Los resultados no mostraron ningún beneficio a largo plazo del uso de antiinflamatorios no esteroideos. La inflamación de las articulaciones y la calidad del cartílago fueron peores al inicio del estudio en los participantes que tomaban antiinflamatorios no esteroideos en comparación con el grupo de control y empeoraron a los 4 años de seguimiento.

Fuerza de los límites de diseño

La Dra. Amanda E. Nelson, profesora asociada de Medicina en la División de Reumatología, Alergia e Inmunología en la Gillings School of Global Public Health en Chapel Hill, Estados Unidos, advirtió contra asumir causalidad, señalando que la Osteoarthritis Initiative (OAI) es un estudio observacional de cohortes. La Dra. Nelson no participó en el análisis de la Osteoarthritis Initiative (OAI) ni del de la Dra. Luitjens.

«[La Osteoarthritis Initiative (OAI) es] grande y bien conocida, pero no fue diseñada para comparar estos grupos, y este era un pequeño subconjunto», dijo a Medscape Noticias Médicas. Sin aleatorización, remarcó, es difícil juzgar los resultados.

«Puede ser que las personas que toman antiinflamatorios no esteroideos durante la duración del estudio hayan tenido más dolor y padezcan más enfermedades al principio, o hayan tenido más síntomas o hayan fallado otros tratamientos», agregó.

También dijo que los tamaños del efecto eran pequeños.

Anotó que medidas como la almohadilla de grasa infrapatelar se clasifican de 0 a 3, por lo que «la diferencia clínica de una diferencia de 0,26 en una escala de 0 a 3 es un poco incierta», señaló.

La Dra. Luitjens comentó que los investigadores intentaron ajustar los posibles factores de confusión, pero acordaron que se necesitan ensayos controlados aleatorios para asesorar mejor a los médicos y pacientes sobre los beneficios o daños del uso de antiinflamatorios no esteroideos para la osteoartritis.

Sopesando los riesgos en adultos mayores

La Dra. Una Makris, profesora asociada de medicina interna en la División de Enfermedades Reumáticas y la Escuela de Salud Pública del University of Texas Southwestern Medical Center en Dallas, Estados Unidos, señaló que los antiinflamatorios no esteroideos «no siempre son la opción más segura».

«Todavía tenemos una necesidad desesperada de fármacos modificadores de la enfermedad en la osteoartritis con ensayos aleatorios rigurosos para mostrar la eficacia de los resultados que son más significativos para los pacientes», dijo la Dra. Makris a Medscape Noticias Médicas, quien tampoco participó en el estudio.

«La osteoartritis es más común en los adultos mayores, quienes a menudo tienen múltiples comorbilidades, por lo que siempre debemos sopesar los riesgos, incluidos los efectos adversos conocidos que pueden amplificarse en los adultos mayores, y los beneficios con el objetivo de mejorar la función y reducir el dolor», dijo la Dra. Makris.

El uso de antiinflamatorios no esteroideos también debe considerarse en el contexto del índice de masa corporal, el riesgo cardiovascular, traumatismos o lesiones anteriores, uso de otros medicamentos y factores conductuales, incluida la actividad física, concluyó.

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