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Intervención sanitaria: algunas respuestas a interrogantes de la población

Desde que se conoce que Cuba cuenta con candidatos vacunales anti-COVID-19 seguros, con eventos adversos que por lo general son leves, y capaces de elevar los títulos de anticuerpos para proteger del SARS-CoV-2 y, en especial, de desarrollar formas graves de la enfermedad, las esperanzas de la población cubana han recibido varios nombres.

Actualmente, Abdala y Soberana 02 forman parte de la intervención sanitaria realizada en el país en grupos y territorios de riesgo, un proceso que si bien representa un estadio superior se enmarca en la estrategia de investigación y desarrollo de los candidatos vacunales cubanos, lo cual incluye también ensayos clínicos, estudios de intervención y vacunación de la población a partir del autorizo de uso de emergencia.

La realización de la intervención sanitaria debe contribuir a disminuir la cifra de enfermos y fallecidos y controlar la transmisión del virus, lo que posibilitará retornar a actividades económicas y sociales. Aún así, muchas son las dudas que permanecen en la población a propósito del inicio de este proceso el pasado 10 de mayo.

Al respecto, ofrecen algunas respuestas las doctoras Ileana Morales Suárez, directora de Ciencia e Innovación Tecnológica del Ministerio de Salud Pública, y María Elena Soto Entenza, jefa del Departamento de Atención Primaria de Salud.

¿Qué es una intervención sanitaria?

Son acciones que se realizan teniendo en cuenta la evidencia epidemiológica y la tecnología disponible -en este caso, candidatos vacunales- para la erradicación, eliminación, reducción de niveles de exposición, control de la transmisión natural o prevención de ocurrencia de epidemias, limitación de daños y/o reducción de la mortalidad.

¿Qué elementos justifican la intervención sanitaria en grupos y territorios de riesgo con los candidatos vacunales cubanos?

El proceso se lleva a cabo en el país a partir de la administración de 415 mil 161 dosis de ambos candidatos en un período de dos meses, los resultados en las primeras dos fases de los ensayos clínicos de estos inmunógenos y los datos preliminares aportados por los estudios de intervención.

Otros incentivos están determinados por la relación favorable de beneficios sobre riesgo, la compleja situación epidemiológica con el aumento de casos en los últimos días y el incremento de pacientes graves, críticos y los fallecidos, además de la aparición de nuevas variantes genéticas.

¿Por qué intervención sanitaria y no vacunación masiva?

No es vacunación masiva porque no se está haciendo en toda Cuba, se evalúa su comportamiento y tiene elementos éticos y organizativos acotados, lo cual incluye un protocolo de investigación, un Comité de Ética que avaló la intervención, y se realiza bajo el concepto de la voluntariedad y el consentimiento informado.

¿Cuándo se podrá hablar de vacunación masiva?

Se considerará vacunación masiva (a una escala poblacional) cuando se logre el autorizo de uso de emergencia con registro condicionado por parte de la autoridad reguladora, cuando eso ocurra, culmina lo que esté pasando en ese momento, ya sea la intervención sanitaria en grupos y territorios de riesgo, por eso la intervención tiene carácter temporal.

¿Es opcional participar en la intervención sanitaria?

La intervención sanitaria se realiza bajo el concepto de voluntariedad, es decir, todo el que esté de acuerdo en que se le apliquen los candidatos vacunales. Lo más importante es estar informados y si alguien tiene alguna duda puede acudir a su médico de familia o a las autoridades de los policlínicos para que lo oriente en cuanto a los beneficios de estos inmunógenos.

¿Pueden vacunarse quienes se encuentren con tratamientos de esteroides?

En el caso de tratarse de altas dosis debe consultarlo con su médico de familia, pero en bajas dosis o tratamientos esporádicos sí pueden recibir los candidatos vacunales.

¿Qué ocurre con los alérgicos al Tiomersal?

Durante el proceso organizativo y la planificación de la intervención sanitaria se tuvo en cuenta identificar a estas personas para las cuales se producen, desde la industria biofarmacéutica, lotes sin el compuesto y una vez que estén listos se les podrá aplicar.

Además, en cada vacunatorio hay un equipo de urgencia para en caso de ocurrir un evento adverso grave los voluntarios puedan ser atendidos de manera inmediata.

¿Se inmunizará a la población infantil como parte de la intervención sanitaria?

Los menores de edad no forman parte, pues para ellos se están diseñando ensayos clínicos diferentes que aún no han sido aprobados. En La Habana la intervención sanitaria comenzó por los municipios de Regla, Guanabacoa, La Habana de Este y San Miguel del Padrón, en las personas a partir de los 19 años de edad, empezando de forma escalonada por los mayores de 60 años para luego ir descendiendo en el rango etario hacia los de 40 a 59 y posteriormente de 19 a 39 años.

Mientras que en el resto del país se efectúa la intervención sanitaria en personal de salud, trabajadores del Grupo Empresarial BioCubaFarma y otros grupos y territorios de riesgo sin incluir a población en edad pediátrica.

¿Se podrán vacunar los extranjeros en la intervención sanitaria?

Hasta ahora la intervención sanitaria no contempla la vacunación de los extranjeros, solo están aprobados los estudiantes y residentes extranjeros permanentes en Cuba, con un consentimiento informado.

¿Cuáles son los beneficios de la intervención sanitaria?

Al recibir las tres dosis de Abdala (0-14-28 días) y de Soberana 02 (0-28-56 días) se incrementarán los títulos de anticuerpos en el organismo para combatir el SARS-CoV-2, evitar que las personas se enfermen y transiten a estadios graves de la enfermedad. De igual forma, esta inmunidad al lograr altas coberturas de vacunación permitirá cortar la transmisión.

¿Las personas vacunadas deben seguir cumpliendo los protocolos sanitarios?

La inmunización no se logra hasta la tercera dosis y cuando existan altas coberturas de vacunación, por lo que es preciso continuar con las medidas higiénicas y de distanciamiento y el uso del nasobuco o mascarilla sanitaria. Además de cuidar a nuestros niños y adultos mayores y evitar las aglomeraciones.

Por tanto, seguir cumpliendo las medidas sanitarias orientadas debe ser premisa fundamental del actuar de cada ciudadano cubano. Como insistía el Ministro de Salud Pública, Dr. José Angel Portal Miranda en sus redes sociales: “Que avancemos hacia una inmunización masiva de nuestra población no puede convertirse en motivo para descuidar ninguna de las medidas sanitarias que se han puesto en práctica por más de un año en el territorio nacional“.

Tomado de: Minsap

Cuba contra la COVID-19: cada jornada cuenta

Este día el país amanece con 27 mil 227 pacientes ingresados producto de la COVID-19, de ellos 4 mil 353 son sospechosos de la enfermedad, 16 mil 162 están en vigilancia y confirmados activos 6 mil 712, según informó en conferencia de prensa el doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (Minsap).

Los resultados son producto del análisis, este lunes, de 21 mil 995 muestras para PCR, de las cuales mil 244 resultaron positivas, acumulándose de esta forma 4 millones 037 mil 878 pruebas realizadas y 126 mil 755 personas positivas al virus.

Al inicio de la conferencia, el especialista del Minsap lamentó el fallecimiento de 12 pacientes como consecuencia del contagio, con los cuales el país llega a la lamentable cifra de 826 decesos, al tiempo que se atienden en las terapias intensivas 130 pacientes confirmados de ellos 40 críticos y 90 graves.

No obstante las cifras informadas en el día de hoy, resulta significativo que más de 440 mil 000 cubanos han sido vacunados como parte de la intervención sanitaria con los candidatos vacunales Abdala y Soberana 02 respectivamente.

En La Habana, provincia del país que presenta mayor complejidad epidemiológica y que para esta fecha reportó 600 nuevos contagios, a partir del último cierre se confirmaban 186 mil 499 personas vacunadas en solo cinco días, de las 397 mil 694 seleccionadas para formar parte de este primer momento del proceso en los municipios de San Miguel del Padrón, Habana del Este, Regla y Guanabacoa.

Estos datos fueron informados por el Ministro de Salud Pública, José Angel Portal Miranda, durante la reunión del grupo temporal de trabajo para la prevención y control del nuevo coronavirus, que encabeza el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y el miembro del Buró Político y Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz.

Lic. Oneidys Hernández Vidal
CNICM-Infomed

Más información:

– Minsap. Parte de cierre del día 17 de mayo a las 12 de la noche.
– Infomed. Infecciones por coronavirus. COVID-19

Las cinco vacunas de Cuba contra la COVID-19: la historia completa sobre Soberana 01/02/Plus, Abdala y Mambisa

A pesar de sus limitados recursos materiales, Cuba es responsable de desarrollar dos de las tan solo 23 vacunas contra el coronavirus que han iniciado ensayos de fase 3 en el mundo, y tiene otras tres en camino. Helen Yaffe (University of Glasgow) explica cómo funcionan las vacunas Soberana, Abdala y Mambisa; cómo se iniciará el proceso de vacunación en Cuba y en el extranjero; y cómo el país logró elaborarlas contra el tiempo y contra todas las adversidades.

Cuando la COVID‑19 llegó a Cuba, el Gobierno movilizó de inmediato a su extenso sistema de salud pública y a su industria de biotecnología líder a nivel mundial. Esta acción decisiva ha permitido que Cuba mantenga niveles muy bajos de contagios y mortalidad. En 2020, Cuba registraba un total de 12.225 casos de infección por coronavirus y 146 muertes en una población de 11,2 millones, lo que corresponde a una de las tasas más bajas del hemisferio occidental. Sin embargo, la reapertura de los aeropuertos en noviembre de 2020 provocó un nuevo aumento, y en enero de 2021 se registraron más infecciones que durante todo el año anterior. Pese a esto, para el 24 de marzo de 2021, Cuba registraba menos de 70.000 casos y 408 muertes. La mortalidad era de 35 por millón, en comparación con, por ejemplo, la tasa de 1.857 por millón de personas observada en Gran Bretaña. El índice de letalidad entre las personas infectadas era de tan solo el 0,59 %, en comparación con el 2,2 % promedio registrado en el mundo y el 2,9 % de Gran Bretaña.

Para entonces, Cuba había enviado 57 brigadas de profesionales médicos especializados del Contingente Internacional Henry Reeve para ofrecer tratamiento a 1,26 millones de pacientes con coronavirus en 40 países, lo que se suma a los 28.000 profesionales sanitarios cubanos que trabajan en 66 países del mundo. Luego, en marzo de 2021, Cuba inició los ensayos clínicos de fase 3 de dos vacunas de producción nacional contra el COVID‑19, con otras tres posibles candidatas en proceso de desarrollo. Estos logros son aún más extraordinarios si consideramos que desde 2017 el Gobierno de EEUU ha aplicado 240 nuevas sanciones, acciones y medidas que buscan endurecer el bloqueo de 60 años contra Cuba. Alrededor de 50 de estas medidas se implementaron durante la pandemia misma, con un costo para el sector sanitario que supera los $200 millones.

La historia completa de las vacunas de Cuba contra la COVID-19

A nivel mundial, se están desarrollando alrededor de 200 vacunas contra el COVID‑19, y 23 de ellas han avanzado a ensayos clínicos de fase 3 (hasta finales de marzo de 2021). Aunque ningún otro país latinoamericano ha desarrollado una vacuna propia, dos de los 23 ensayos de fase 3 actualmente en curso son cubanos: Soberana 02 y Abdala. Además, otras tres posibles vacunas cubanas están en fases anteriores de ensayo: Soberana 01, Soberana Plus y Mambisa. Entonces, ¿cómo ha logrado Cuba desarrollar cinco vacunas contra la COVID‑19 en tan poco tiempo?

La industria de biotecnología de Cuba es única. Es de propiedad completamente estatal, libre de la participación de privados, con innovaciones dirigidas a atender las necesidades del sector de salud pública y que no buscan obtener ganancias en el mercado local. En ella colaboran docenas de instituciones de investigación y desarrollo que comparten sus recursos y conocimientos en lugar de competir, lo que facilita avanzar rápidamente de la investigación e innovación a los ensayos y la aplicación. Cuba tiene la capacidad para producir el 60‑70 % de los medicamentos que consume a nivel local, algo imprescindible dado el bloqueo de EEUU y el costo de los medicamentos en el mercado internacional. Además, hay una circulación continua y exhaustiva de información y personal entre universidades, centros de investigación y el sistema de salud pública. Todos estos elementos han demostrado ser esenciales en el desarrollo de las vacunas de Cuba contra la COVID‑19.

¿Cómo funcionan las vacunas de Cuba contra la COVID-19?

En el mundo se están desarrollando cinco tipos de vacunas contra la COVID-19:

  • Vacunas de vectores virales, que usan un virus no relacionado e inofensivo modificado para proporcionar material genético del SARS-CoV-2 (como las vacunas de Oxford AstraZeneca y Gamaleya [Sputnik V]))
  • Vacunas ARNm (ácido ribonucleico mensajero) que enseñan al sistema inmune a reconocer el virus (Pfizer y Moderna)
  • Vacunas inactivadas que contienen el virus SARS-CoV-2 ( inactivo (Sinovac/Butantan, SinoPharm, Bharat Biotec)
  • Vacunas atenuadas que contienen elSARS-CoV-2 (debilitado (Codagenix)
  • Vacunas de proteínas que contienen proteínas derivadas del SARS-CoV-2 (que desencadenan una respuesta inmunitaria (Novavax, Sanofi/GSK)

Las cinco vacunas cubanas en etapa de ensayos clínicos son de proteínas. Esto significa que contienen una parte de la proteína S utilizada por el virus para unirse a las células humanas, lo que genera anticuerpos neutralizantes que bloquean este proceso de unión.

La Dra. Marlene Ramírez González explicó al British Medical Journal que las vacunas cubanas son vacunas de subunidades, “uno de los enfoques más económicos y el tipo sobre el cual Cuba tiene la mayor cantidad de conocimientos y experiencia y la mejor infraestructura … [Estas] se basan solo en la parte [del antígeno de la COVID] que entra en contacto con el receptor celular [el dominio de unión al receptor], que es también la que induce la mayor cantidad de anticuerpos neutralizantes”. Agregó que, si bien las vacunas cubanas no son las únicas que usan esta estrategia, Soberana 02 es única entre las vacunas contra la COVID por otro motivo: combina el dominio de unión al receptor del antígeno con una forma inactivada de tétanos para potenciar la respuesta inmunitaria, lo que la convierte en la única “vacuna conjugada” contra la COVID‑19.

En un correo electrónico, Idania Caballero, Dra. en Ciencias Farmacéuticas de BioCubaFarma, señaló que estas vacunas están basadas en décadas de estudio de las ciencias médicas y trabajo con enfermedades infecciosas:

«La mortalidad por enfermedades infecciosas en Cuba, incluso durante el COVID, es inferior al 1%. Actualmente, Cuba vacuna contra 13 enfermedades con 11 vacunas, ocho de las cuales se producen en el país. Seis enfermedades se han erradicado gracias a los programas de vacunación. Las vacunas que se producen con estas tecnologías se han administrado incluso a niños en sus primeros meses de vida».

Las vacunas Soberana son producidas por el Instituto Finlay en alianza con el Centro de Inmunología Molecular y el Centro Nacional de Biopreparados. El nombre “Soberana” refleja su importancia económica y política para la isla: sin su producción nacional, Cuba tendría grandes dificultades para acceder a vacunas extranjeras, ya sea debido a su costo en los mercados internacionales o a raíz del prolongado embargo de EEUU. El mecanismo de acción de estas vacunas consiste en insertar información genética en células de mamíferos superiores. Soberana Plus es la primera vacuna para pacientes con COVID‑19 convalecientes que inicia la etapa de ensayos clínicos.

Las otras vacunas, Abdala y Mambisa (una vacuna intranasal sin agujas), están siendo producidas por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). Abdala recibe su nombre de un poema del héroe nacional José Martí, y Mambisa recibe su nombre en honor a los soldados que lucharon contra el dominio español a mediados y finales del siglo XIX. Estas vacunas insertan información genética en un microorganismo unicelular menos evolucionado (la levadura Pichia pastoris), y su desarrollo se basa en la amplia experiencia y el impresionante historial del CIGB, cuyas vacunas contra la hepatitis B se usan en Cuba desde hace 25 años.

Al concentrarse en el desarrollo de diferentes plataformas tecnológicas para la elaboración de vacunas, las instituciones participantes han evitado competir por recursos. Caballero explica que “Cuba tiene la capacidad de producir dos cadenas de vacunas independientes, con más de 90 millones de vacunas al año, a la vez que mantiene la producción de otros productos para el mercado nacional y para exportación”. Las vacunas de Cuba requieren tres dosis; sin embargo, dado que se mantienen estables a temperaturas de 2 a 8°C, no es necesario realizar una inversión adicional en equipos de refrigeración especializados.

¿Cómo funcionan los ensayos de vacunas de fase 3 en Cuba?

Hacia fines de marzo, ya se estaban realizando los ensayos de fase 3 de Soberana 02 y Abdala, cada uno con decenas de miles de voluntarios adultos en regiones con una elevada incidencia de COVID‑19. Soberana 02 se está administrando en La Habana, y Abdala, en Santiago de Cuba y Guantánamo. El análisis y el seguimiento de los pacientes que participan en los ensayos de fase 3 continuará hasta enero de 2022 para estudiar si las vacunas previenen la transmisión, cuánto dura la inmunidad, y responder otras preguntas a más largo plazo que los fabricantes a nivel global no han podido responder debido a la necesidad urgente de poner vacunas eficaces a disposición del público.

Otros 150.000 trabajadores sanitarios de La Habana están recibiendo las inyecciones de Soberana 02 como parte de un “estudio de intervención”, que es un tipo de ensayo que puede autorizarse una vez que la seguridad del fármaco ha sido demostrada en la fase 2. Los estudios de intervención no incorporan el uso de doble enmascaramiento ni de placebo. Además, 120.000 trabajadores sanitarios del occidente de Cuba recibirán Abdala en las próximas semanas. Otros estudios de intervención que se realizarán en la capital comprenden la vacunación de 1,7 millones de personas de La Habana, lo que equivale a la mayoría de la población adulta de la ciudad, para fines de mayo de 2021; es decir, para entonces dos millones de cubanos habrán completado su proceso de vacunación.

Suponiendo que estos ensayos tengan resultados satisfactorios, en junio comenzará una campaña de vacunación nacional que dará prioridad según los factores de riesgo y la edad (inicialmente a personas de 60 años y mayores). Para fines de agosto de 2021, el Gobierno espera haber vacunado a seis millones de cubanos, lo que representa a más de la mitad de la población total. Antes del cierre de 2021, Cuba espera estar entre los pocos países del mundo que habrán vacunado a toda su población.

Los investigadores médicos cubanos también confían en tener la capacidad y la experiencia para adaptar las formulaciones y tecnologías de las vacunas, como también los protocolos, para enfrentar nuevas variantes. Pero por ahora, el siguiente paso es lanzar un nuevo estudio en el que participarán niños y adolescentes de 5 a 18 años y comenzar los ensayos de fase 2 para Soberana 01 y Soberana Plus.

La vacuna Pan-Corona de Cuba y China estará dirigida a múltiples cepas de la COVID-19

El CIGB de Cuba también se ha asociado con colegas de China para trabajar en una nueva vacuna llamada Pan-Corona, diseñada para ser eficaz contra diferentes cepas del coronavirus. La idea es que esta vacuna estimule la generación de anticuerpos mediante el uso de partes conservadas del virus, en lugar de aquellas tendientes a la variación (junto con partes dirigidas a la respuesta celular). Cuba aporta la experiencia y el personal, mientras que China proporciona el equipo y los recursos. La investigación se llevará a cabo en el Centro de Innovación Biotecnológica de Yongzhou en la provincia china de Hunan, creado el año pasado con equipos y laboratorios diseñados por especialistas cubanos. Gerardo Guillén, director de Investigaciones Biomédicas de CIGB, cree que este abordaje “podría proteger contra las emergencias epidemiológicas causadas por nuevas cepas del coronavirus que puedan surgir en el futuro”. El proyecto se edifica sobre casi dos décadas de colaboración en el área de ciencias médicas entre Cuba y China, lo que incluye cinco empresas conjuntas en el sector de biotecnología.

Una vacuna para el Sur Global

Los profesionales cubanos han recibido diez medallas de oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en el transcurso de 26 años, y sus productos biotecnológicos ya estaban siendo exportados a 49 países antes de la pandemia, entre los que se incluyen vacunas empleadas en los programas de vacunación de América Latina. Cuba ha declarado que sus vacunas contra la COVID‑19 también se exportarán a otros países. Esto brinda esperanza a naciones de bajos y medianos ingresos que simplemente no pueden afrontar el costo de vacunar a su población a los altos precios fijados por las principales compañías farmacéuticas (entre $10 y $30 por dosis). El caso de la multinacional estadounidense Pfizer es incluso peor: recientemente, se la acusó de “intimidar” a los países latinoamericanos para que dejaran activos soberanos, como edificios de embajadas y bases militares, en garantía contra el costo de cualquier proceso judicial que pudiera haber en el futuro en relación con las vacunas de la compañía.

Mediante un acuerdo con el Instituto Pasteur de Irán, 100.000 iraníes participarán en los ensayos clínicos de fase 3 de Soberana 02, y otros 60.000 se inscribirán en Venezuela. Otros países, entre ellos México, Jamaica, Vietnam, Pakistán e India han manifestado interés en las vacunas cubanas, al igual que la Unión Africana (en nombre de las 55 naciones africanas). Es probable que Cuba aplique una escala móvil al establecer el precio de exportación de las vacunas contra la COVID‑19, de manera que refleje la capacidad de pago del importador, como ocurre cuando cobra los servicios de profesionales médicos en el extranjero.

Lo que Cuba ha logrado es extraordinario, pero, como enfatiza Caballero, “sin el bloqueo injusto de EEUU, Cuba pudo haber obtenido incluso mayores y mejores resultados”. Cuba invierte una proporción pequeña comparada con la inversión de Gran Bretaña y Estados Unidos en atención sanitaria, pero al maximizar sus escasos recursos, el país ha conseguido organizar una respuesta altamente efectiva a la pandemia global. La clave del éxito cubano no ha sido la intervención estatal en sí misma, sino la naturaleza de esa intervención: el sistema socialista de este país establece que se debe priorizar el bienestar social por sobre las ganancias privadas.

Tal vez no sea una lección que otros países estén preparados para oír, pero la asistencia internacional brindada por Cuba durante la pandemia muestra los beneficios de la solidaridad y la cooperación globales cuando se trata de abordar problemas que afectan al mundo entero.

Notas:
• Las opiniones expuestas son de los autores y no reflejan la postura de LSE
• Este artículo se basa parcialmente en el capítulo 5 (“The curious case of Cuba’s biotech revolution”) del nuevo libro de Helen Yaffe: We Are Cuba! How a Revolutionary People Have survived in a Post-Soviet World (Yale University Press, 2020)
• Traducción de Andrea Riffo

 

Tomado de LSE Latin America and Caribbean.

 

 

Cuba contra la COVID-19: cada jornada cuenta

Si bien unas 186 499 personas han recibido la primera de las tres dosis del candidato vacunal Abdala, como parte de la intervención sanitaria en grupos y territorios de riesgo que inició el pasado 12 de mayo en los municipios habaneros de San Miguel del Padrón, Habana del Este, Regla y Guanabacoa, aún queda mucho por cuidarse y hacer para lograr la contención de la pandemia.

Esto se demuestra en el hecho de que el día de hoy se diagnosticaran mil 057 nuevos casos de COVID-19 a partir del análisis de 22 mil 779 muestras en los laboratorios de biología molecular del país, y si bien es un número inferior de contagios con respecto al día anterior -176 menos-, continúa siendo una cifra elevada comparada con los esfuerzos realizados por el país para detener el avance del virus.

El doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (Minsap), informó en la habitual conferencia de prensa que hasta la fecha se acumulan 4 millones 015 mil 883 muestras realizadas para el diagnóstico del SARS-Cov-2 y 125 mil 511 personas diagnosticadas con la enfermedad.

En el espacio televisivo el especialista del Minsap informó que se encuentran ingresados 27 mil 509 pacientes, de ellos 3 mil 968 son sospechosos de estar infectados con el virus, 16 mil 649 están en vigilancia y 6 mil 892 es la cifra de las personas confirmadas en la actualidad con la COVID-19.

Según la información más reciente sobre el tema ofrecida por el Minsap 6 mil 766 de las personas ingresadas presentan una evolución clínica estable, por lo que se atienden en las terapias intensivas 126 pacientes confirmados, 40 críticos y 86 graves.

Lamentablemente suman 814 los fallecidos por la COVID-19 en Cuba desde el inicio de la pandemia en el país en marzo de 2020 al tiempo que ya suman 117 mil 749 pacientes recuperados.

Lic. Oneidys Hernández Vidal
CNICM-Infomed

Más información:

– Minsap. Parte de cierre del día 16 de mayo a las 12 de la noche.
– Infomed. Infecciones por coronavirus. COVID-19

La ocurrencia de variantes es esperable, pero la vigilancia debe continuar para monitorear posibles cambios en su comportamiento

La ocurrencia de variantes del virus SARS-CoV-2 que causa la COVID-19 es esperable, pero su vigilancia genética en la Región de las Américas debe continuar para detectar a tiempo cambios que puedan afectar las medidas de control, incluyendo a las vacunas, afirmó un grupo de expertos.

Durante un seminario para periodistas, expertos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) debatieron las cuestiones clave que plantean las variantes, tales como su impacto en la transmisibilidad, la gravedad de la COVID-19 y la eficacia de las vacunas contra ellas.

Las mutaciones son naturales en el proceso de evolución y adaptación de los virus, dijo Jairo Méndez Rico, asesor de la OPS sobre enfermedades víricas emergentes. Cuando estas variantes tienen un impacto o riesgo potencial para la salud pública, se consideran variantes de preocupación (VOC, por sus siglas en inglés). Las cuatro variantes de preocupación que se han detectado en las Américas incluyen las originadas en el Reino Unido (B 1.1.7), Sudáfrica (B.1.351), Brasil (P.1) e India (B.1.617).

Hasta ahora, 37 países y territorios han confirmado la presencia de una o más de las cuatro variantes de preocupación. La variante B.1.1.7 fue confirmada en 34 países; la variante B.1.351 en 17, la variante P.1 en 21 países, y la variante B.1.617 en ocho.

La aparición de mutaciones es un evento natural y esperado dentro del proceso evolutivo del virus. Estos cambios pueden suponer ventajas para que el virus logre sus «objetivos», que son tener una mayor capacidad para entrar en las células y luego replicarse, y tratar de escapar a la respuesta inmunitaria, ya sea natural o mediada por la vacuna, explicó Méndez.

Sin embargo, Méndez Rico sostuvo que «aunque algunas (variantes de preocupación) han demostrado una mayor capacidad de replicación y transmisión, no son más agresivas o graves». Explicó que, desde una perspectiva evolutiva, al virus no le interesa matar a su huésped. También dijo que «hasta ahora, no hay pruebas suficientes para inferir que las vacunas actualmente disponibles no funcionan contra estas variantes».

Cuanto mayor sea el nivel de transmisión del virus en las poblaciones, más probable será que se produzcan mutaciones virales y aparezcan nuevas variantes. Esta es una de las razones por las que frenar la transmisión es tan importante, añadió.

Los expertos recomendaron mantener todas las medidas de salud pública en los lugares donde circula el virus, independientemente de las variantes. Entre estas medidas, se encuentran el uso de mascarillas, mantener el distanciamiento físico de los demás, evitar los espacios cerrados y concurridos, abrir puertas y ventanas para la ventilación, la higiene de las manos y vacunarse cuando las vacunas estén disponibles. También recomendaron reforzar la vigilancia tanto epidemiológica como genómica para reducir la propagación del virus y sus posibles mutaciones.

Red Regional de Vigilancia Genómica de COVID-19

Cuando comenzó la pandemia en 2020, la OPS conformó la Red Regional de Vigilancia Genómica de COVID-19 con el fin de fortalecer la capacidad de secuenciación en los laboratorios participantes de las Américas, y establecer la secuenciación genómica rutinaria del SARS-CoV-2. La red se amplió significativamente para identificar y rastrear las variantes del virus y actualmente 22 países participan en ella, lo que ofrece una imagen mucho más robusta de las variantes que circulan en la región.

Además, como parte de la red, seis laboratorios regionales de referencia ayudan a los países con la secuenciación genómica de las variantes: Fiocruz en Brasil, el Instituto de Salud Pública en Chile, el InDRE en México, el Instituto Gorgas en Panamá, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) en Atlanta, y la Universidad de las Indias Occidentales en Trinidad y Tobago.

Los países de las Américas comenzaron a utilizar la vigilancia genómica durante los brotes de cólera hace años, y esto continuó con los brotes de influenza, chikungunya, Zika y fiebre amarilla. Esta larga experiencia se aplica ahora para seguir de cerca el SARS-CoV-2.

El doctor Sylvain Aldighieri, director de Incidente para COVID-19 en la OPS, dijo que es vital mantener coordinada la vigilancia genómica y epidemiológica «para detectar cualquier aumento inusual o inesperado de casos, de la letalidad o cambio en los patrones clínicos, porque estos aspectos pueden estar asociados a una variante particular. Por eso es muy importante la colaboración y el intercambio de información entre países», aseguró.

Fernando Motta, investigador de Fiocruz, destacó la importancia de sostener y fortalecer la colaboración entre los países a través de la red coordinada por la OPS para aumentar el número de secuencias representativas de la Región en las bases de datos mundiales, y para entender mejor la epidemiología molecular del virus.

«Nuestro laboratorio en Brasil desarrolló y estandarizó protocolos que fueran capaces de utilizarse teniendo en cuenta las diferentes tecnologías instaladas en los institutos de la red capaces de hacer secuenciación — desde las más antiguas metodologías hasta las de nueva generación — y al mismo tiempo generó capacidades junto con la OPS para poder apoyar mejor las necesidades de los países sin este tipo de tecnologías”, indicó Motta.

Además de coordinar la red, la OPS proporciona a los países y a los laboratorios reactivos, organiza sesiones de formación y actualización y cubre los costes de envío de las muestras de las variantes a los laboratorios de referencia.

La estrategia sirve para apoyar el desarrollo de protocolos de diagnóstico, proporcionar información para el desarrollo de vacunas y comprender mejor la evolución y la epidemiología molecular del virus del SARS-CoV-2.

Vea aquí el seminario de la OPS sobre variantes del SARS-CoV-2

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