Desde la OMS

Tema de salud: Anomalías congénitas

Sí se pueden reducir los riesgos de nacer con anomalías congénitas. ¡Sepa cómo! | Gestarsalud

Datos y cifras

– Se calcula que cada año 303.000 recién nacidos fallecen durante las primeras cuatro semanas de vida en el mundo debido a anomalías congénitas.
– Las anomalías congénitas pueden ocasionar discapacidades crónicas con gran impacto en los afectados, sus familias, los sistemas de salud y la sociedad.
– Los trastornos congénitos graves más frecuentes son las malformaciones cardíacas, los defectos del tubo neural y el síndrome de Down.
– Las anomalías congénitas pueden tener un origen genético, infeccioso o ambiental, aunque en la mayoría de los casos resulta difícil identificar su causa.
– Es posible prevenir algunas anomalías congénitas; por ejemplo hay medidas de prevención fundamentales como la vacunación, la ingesta suficiente de ácido fólico y yodo mediante el enriquecimiento de alimentos básicos o el suministro de complementos, así como los cuidados prenatales adecuados.

Las anomalías congénitas son en muchos países causas importantes de mortalidad infantil, enfermedad crónica y discapacidad. En 2010, la Asamblea Mundial de la Salud adoptó una resolución sobre defectos de nacimiento en la que se pidió a todos los Estados Miembros que fomentaran la prevención primaria y la salud de los niños con anomalías congénitas mediante:
  • el desarrollo y fortalecimiento de los sistemas de registro y vigilancia:
  • el desarrollo de conocimientos especializados y la creación de capacidades;
  • el fortalecimiento de la investigación y los estudios sobre la etiología, el diagnóstico y la prevención;
  • el fomento de la cooperación internacional.

Definición

Las anomalías congénitas se denominan también defectos de nacimiento, trastornos congénitos o malformaciones congénitas. Se trata de anomalías estructurales o funcionales, como los trastornos metabólicos, que ocurren durante la vida intrauterina y se detectan durante el embarazo, en el parto o en un momento posterior de la vida.

Causas y factores de riesgo

No es posible asignar una causa específica a cerca de un 50% de las anomalías congénitas. No obstante, se han identificado algunas de sus causas o factores de riesgo.

Factores socioeconómicos y demográficos

Aunque los ingresos bajos pueden ser un determinante indirecto, las anomalías congénitas son más frecuentes en las familias y países de ingresos bajos. Se calcula que aproximadamente un 94% de las anomalias congénitas graves se producen en países de ingresos bajos y medios, en los que las mujeres a menudo carecen de acceso suficiente a alimentos nutritivos y pueden tener mayor exposición a agentes o factores que inducen o aumentan la incidencia de un desarrollo prenatal anormal, en especial el alcohol y las infecciones. La edad materna avanzada también incrementa el riesgo de algunas alteraciones cromosómicas, como el síndrome de Down, mientras que el riesgo de determinadas anomalías congénitas del feto aumenta en las madres jóvenes.

Factores genéticos

La consanguineidad aumenta la prevalencia de anomalías congénitas genéticas raras y multiplica casi por dos el riesgo de muerte neonatal e infantil, discapacidad intelectual y otras anomalías congénitas en los matrimonios entre primos hermanos. Algunas comunidades étnicas, como los judíos asquenazíes o los finlandeses, tienen una mayor prevalencia de mutaciones genéticas raras que condicionan un mayor riesgo de anomalías congénitas.

Infecciones

Las infecciones maternas, como la sífilis o la rubéola, son una causa importante de anomalías congénitas en los países de ingresos bajos y medios.

Estado nutricional de la madre

Las carencias de yodo y folato, el sobrepeso y enfermedades como la diabetes mellitus están relacionadas con algunas anomalías congénitas. Por ejemplo, la carencia de folato aumenta el riesgo de tener niños con defectos del tubo neural. Además, el aporte excesivo de vitamina A puede afectar al desarrollo normal del embrión o del feto.

Factores ambientales

La exposición materna a determinados plaguicidas y otros productos químicos, así como a ciertos medicamentos, al alcohol, el tabaco, los medicamentos psicoactivos y la radiación durante el embarazo, pueden aumentar el riesgo de que el feto o el neonato sufra anomalías congénitas. El hecho de trabajar en basureros, fundiciones o minas o de vivir cerca de esos lugares también puede ser un factor de riesgo, sobre todo si la madre está expuesta a otros factores ambientales de riesgo o sufre carencias alimenticias.

Prevención

Las medidas de salud pública preventivas ofrecidas en los servicios de atención reducen la frecuencia de algunas anomalías congénitas. La prevención primaria de las anomalías congénitas implica:

  • Mejorar la dieta de las mujeres en edad fecunda, garantizando un aporte suficiente de vitaminas y minerales en la alimentación, en especial de ácido fólico, mediante el suministro diario de complementos por vía oral o el enriquecimiento de alimentos básicos como las harinas de maíz o de trigo;
  • Asegurar que las mujeres eliminan o restringen el consumo de sustancias nocivas, particularmente el alcohol;
  • Controlar la diabetes preconcepcional y gestacional, a través de asesoramiento, control del peso, dieta y administración de la insulina cuando sea necesario;
  • Evitar la exposición ambiental a sustancias peligrosas, como los metales pesados y los plaguicidas, durante el embarazo;
  • Garantizar que durante el embarazo la exposición a los medicamentos y a radiaciones por razones médicas (por ejemplo, para el diagnóstico por la imagen) esté justificada, basándose en un análisis cuidadoso de las ventajas y los riesgos para la salud.
  • Mejorar la cobertura vacunal, en especial contra el virus de la rubéola, en las niñas y las mujeres. La rubéola es prevenible mediante vacunación en la infancia. La vacuna antirrubeólica también puede administrarse al menos 1 mes antes del embarazo a las mujeres no vacunadas que no hayan sufrido esta enfermedad en su infancia.
  • Aumentar y fortalecer la formación del personal sanitario y de otros interesados en el fomento de la prevención de las anomalías congénitas.

Detección

La atención en los períodos preconceptivo (antes de la concepción) y periconceptivo (en las fechas de la concepción) consta de prácticas básicas de salud reproductiva, así como del consejo y las pruebas genéticas. Estas pruebas se pueden realizar durante los tres periodos siguientes:

  • En el periodo preconceptivo, las pruebas pueden servir para identificar a las personas en riesgo de padecer determinados trastornos o de transmitirlos a sus hijos. La estrategia consiste en el uso de los antecedentes familiares y la detección del estado de portador, y es particularmente valiosa en países en los que el matrimonio consanguíneo es frecuente.
  • En el período periconceptivo, los resultados de las pruebas deben utilizarse para determinar la atención más adecuada en función del riesgo asociado a determinadas características maternas, tales como la edad temprana o avanzada o el consumo de alcohol, tabaco u otros medicamentos psicoactivos. La ecografía permite detectar el síndrome de Down durante el primer trimestre y las anomalías fetales graves durante el segundo trimestre. Además, la amniocentesis y otras pruebas pueden ayudar a detectar los defectos del tubo neural y las anomalías cromosómicas durante el primero y el segundo trimestres.
  • En el periodo neonatal se puede realizar una exploración física y pruebas para detectar trastornos hematológicos, metabólicos y hormonales. Las pruebas para detectar la sordera y las malformaciones cardíacas y la detección precoz de las anomalías congénitas pueden facilitar la instauración de tratamientos capaces de salvar la vida y prevenir la evolución hacia discapacidades físicas, intelectuales, visuales o auditivas. En algunos países se somete a los recién nacidos a pruebas sistemáticas de detección de anomalías tiroideas y suprarrenales antes de que abandonen la maternidad.

Tratamiento y atención

Muchas anomalías congénitas estructurales se pueden corregir mediante la cirugía pediátrica, y a los niños con problemas funcionales como la talasemia (un trastorno hematológico hereditario recesivo), la drepanocitosis o el hipotiroidismo congénito (función tiroidea reducida) se les pueden administrar tratamientos precozmente.

Una nueva guía de la OIT y la OMS insta a reforzar la protección de los trabajadores sanitarios

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han publicado una nueva guía sobre el desarrollo y la implementación de programas más sólidos de salud y seguridad en el trabajo para los trabajadores sanitarios, ya que la pandemia de COVID-19 sigue ejerciendo una gran presión sobre ellos.

«Incluso antes de la pandemia de COVID-19, el sector sanitario se encontraba entre los sectores más peligrosos para trabajar», dijo la Dra. María Neira, Directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS. «Sólo unos pocos centros sanitarios contaban con programas de gestión de la salud y la seguridad en el trabajo. Los trabajadores sanitarios sufrían infecciones, trastornos y lesiones musculoesqueléticas, violencia y acoso en el lugar de trabajo, agotamiento y alergias por el mal ambiente laboral».

La pandemia de COVID-19 ha supuesto un alto precio adicional para los trabajadores sanitarios y ha demostrado un peligroso descuido de su salud, seguridad y bienestar. Más de uno de cada tres centros sanitarios carece de puestos de higiene en el punto de atención. Menos de uno de cada seis países tiene una política nacional sobre un entorno de trabajo saludable y seguro en el sector sanitario.

«La COVID-19 ha puesto de manifiesto el coste de esta falta sistémica de salvaguardias para la salud, la seguridad y el bienestar de los trabajadores sanitarios. En los primeros 18 meses de la pandemia, cerca de 115.500 trabajadores sanitarios murieron a causa de la COVID-19», dijo James Campbell, Director del Departamento de Personal Sanitario de la OMS.

«Las ausencias por enfermedad y el agotamiento exacerbaron la escasez preexistente de trabajadores sanitarios y socavaron las capacidades de los sistemas de salud para responder a la mayor demanda de atención y prevención durante la crisis», añadió. «Esta guía ofrece recomendaciones sobre cómo aprender de esta experiencia y proteger mejor a nuestros trabajadores sanitarios».

La OIT y la OMS recomiendan desarrollar y aplicar programas sostenibles para la gestión de la salud y la seguridad en el trabajo de los trabajadores sanitarios a nivel nacional, subnacional y de los centros de salud. Dichos programas deben abarcar todos los riesgos laborales: infecciosos, ergonómicos, físicos, químicos y psicosociales.

La guía también describe el papel que deben desempeñar los gobiernos, los empleadores, los trabajadores y los servicios de salud laboral en la promoción y protección de la salud, la seguridad y el bienestar de los trabajadores sanitarios. Destaca que la inversión, la formación, el seguimiento y la colaboración continuos son esenciales para mantener los avances en la aplicación de los programas.

«Deben establecerse mecanismos eficaces para garantizar la colaboración continua entre empleadores, directivos y trabajadores de la salud, con el objetivo de proteger la salud y la seguridad en el trabajo», dijo Alette van Leur, Directora del Departamento de Políticas Sectoriales de la OIT. «Los trabajadores de la salud, al igual que todos los demás trabajadores, deben disfrutar de su derecho a un trabajo decente, a entornos laborales seguros y saludables y a la protección social en materia de asistencia sanitaria, ausencia por enfermedad y enfermedades y lesiones profesionales».

Los países que han desarrollado y están aplicando activamente programas de salud y seguridad en el trabajo para los trabajadores de la salud han experimentado reducciones en las lesiones y enfermedades relacionadas con el trabajo y en las ausencias por enfermedad, así como mejoras en el entorno laboral, la productividad del trabajo y la retención de los trabajadores de la salud.

«Dichos programas son un elemento central para la gestión eficaz de la seguridad y la salud en el trabajo, tal y como se recoge en el Convenio núm. 187 de la OIT, y ofrecen una oportunidad para que todas las partes interesadas actúen de forma coordinada a través del diálogo social hacia objetivos comunes para promover el trabajo decente en el sector de la salud y aumentar la resistencia de las instituciones sanitarias», dijo Vera Paquete-Perdigao, Directora del Departamento de Gobernanza y Tripartismo de la OIT.

La OIT y la OMS seguirán proporcionando orientación y asistencia a los países para desarrollar y aplicar programas de salud y seguridad en el trabajo para los trabajadores de la salud.

 

Entra en vigor la nueva Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) de la OMS

Trabajador de salud usando la CIE-11La undécima Revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha entrado en vigor, y la última actualización se puso en línea el pasado 11 de febrero.

La CIE proporciona un lenguaje común que permite a los profesionales de la salud compartir información estandarizada en todo el mundo. Es la base para identificar las tendencias y estadísticas sanitarias en todo el mundo, y contiene unos 17 000 códigos únicos para lesiones, enfermedades y causas de muerte, respaldados por más de 120 000 términos codificables. Mediante el uso de combinaciones de códigos, ahora se pueden codificar más de 1,6 millones de situaciones clínicas.

En comparación con las versiones anteriores, la CIE-11 es totalmente digital, con un nuevo formato de fácil uso y capacidades multilingües que reducen la posibilidad de error. Se ha compilado y actualizado con la contribución de más de 90 países y una participación sin precedentes de los profesionales sanitarios, lo que ha permitido pasar de ser un sistema impuesto a los clínicos a una base de datos de clasificación clínica y terminología verdaderamente habilitadora que sirve para una amplia gama de usos para registrar e informar de las estadísticas sobre salud.

«La clasificación internacional de enfermedades es la piedra angular de un sólido sistema de información sanitaria», dijo la Dra. Samira Asma, Subdirectora General de Datos, Análisis y Prestación de Servicios para el Impacto de la Organización Mundial de la Salud (OMS). «La CIE ha sido fundamental para ayudarnos a responder a la pandemia de COVID-19 utilizando datos estandarizados y sigue siendo crucial para el seguimiento de los avances hacia la cobertura sanitaria universal. Esperamos que todos los países aprovechen las nuevas y potentes características de la CIE-11.»

Entre otras actualizaciones, la CIE-11 mejora la claridad de los términos para el público en general y facilita la codificación de detalles importantes como la propagación de un cáncer o el lugar exacto y el tipo de una fractura. La nueva versión también incluye recomendaciones de diagnóstico actualizadas para las afecciones de salud mental y la documentación digital de los certificados COVID-19.

Estas actualizaciones reflejan el progreso reciente de la medicina y los avances en la comprensión científica. Por ejemplo, los códigos relativos a la resistencia a los antimicrobianos están ahora alineados con el Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos (GLASS, por su sigla en inglés). La CIE-11 también es más capaz de captar datos sobre la seguridad de la atención sanitaria, lo que permite identificar y reducir los acontecimientos innecesarios que pueden perjudicar la salud, como los flujos de trabajo inseguros en los hospitales.

La CIE es utilizada por las compañías aseguradoras de salud, que toman decisiones de reembolso basándose en la codificación de la CIE, por los gestores de los programas nacionales de salud, por los especialistas en recopilación de datos y por cualquier persona que siga los progresos de la salud mundial y determine la asignación de recursos de salud.

«Un principio clave de esta revisión ha sido simplificar la codificación y proporcionar a los usuarios todas las herramientas electrónicas necesarias, lo que permitirá a los profesionales sanitarios registrar las afecciones de forma más fácil y completa», dijo el Dr. Robert Jakob, jefe del equipo de Terminologías y Normas de Clasificación de la OMS.

Además de las actualizaciones de la codificación y las capacidades, la CIE-11 incluye nuevos capítulos sobre medicina tradicional, salud sexual y trastornos por videojuegos, que se han añadido a la sección de trastornos adictivos.

La CIE-11 fue adoptada en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2019 y los Estados miembros se comprometieron a empezar a utilizarla para la notificación de la mortalidad y la morbilidad en 2022. Desde 2019, los países que la adoptaron tempranamente, los traductores y los grupos científicos han recomendado nuevos refinamientos para producir la versión que se publica hoy en línea.

La OMS mantiene su compromiso de apoyar a todos los países a medida que avanzan en la aplicación y ampliación de la CIE-11.


Novedades de la CIE-11 2022

  • 35 países están utilizando la CIE-11.
  • Los usos actualmente implementados de la CIE-11 incluyen causas de muerte, atención primaria, registro del cáncer, seguridad del paciente, dermatología, documentación del dolor, alergología, reembolso, documentación clínica documentación clínica, diccionarios de datos para las directrices de la OMS*, documentación digital de COVID-19 el estado de la vacunación y los resultados de las pruebas, y mucho más. 
  • El idioma francés está ahora disponible junto con el árabe, el chino, inglés y español. El ruso y 20 idiomas más están en curso.
  • Integración en DHIS2.
  • Codificación de terminología con la herramienta de codificación y la API.
  • Codificación de enfermedades raras.
  • Apoyo a la codificación perinatal y materna.
  • Se han procesado 900 propuestas basadas en las aportaciones de los primeros usuarios, traductores, científicos, clínicos y socios.
  • Codificación de grados y estadios para los cánceres.
  • Descripciones clínicas y requisitos de diagnóstico para la salud mental.

Características principales de la CIE-11

  • La undécima revisión contiene unos 17 000 códigos únicos y más de 120 000 términos codificables y es ahora completamente digital.
  • Algoritmo de codificación inteligente: Ahora interpreta más de 1,6 millones de términos.
  • Herramienta de codificación de última generación: Codifica fácilmente todos los detalles.
  • Guía de referencia digital.
  • Área de descarga de la CIE-11: Incluye hojas de cálculo, versión pdf, tablas de asignación, actualizaciones, lista de códigos que no deben usarse solos y más.
  • API multilingüe integrada.
  • Navegador multilingüe y herramienta de codificación.
  • Funcionalidad offline.
  • Opciones de despliegue local para CIE-API: Docker, servicio Windows o Linux.
  • Guía de referencia del modelo de contenido técnico para definir y explicar el modelo de contenido utilizado para la Familia de clasificaciones (CIE-11, CIIS y CIF).
  • Paquete de implementación para facilitar la transición de la anticuada CIE-10 a la CIE-11. Estos documentos
  • documentos pueden encontrarse en la página de la CIE-11 e incluyen la Guía de Transición e Implantación
  • de la CIE-11, información sobre los servicios web de la CIE-API, el paquete de formación de autoaprendizaje de la CIE-11 plataforma de formación, la herramienta de análisis de las causas de muerte (ANACoD-3), la licencia de la CIE-11 y mucho más.

Urge proteger la salud de quienes trabajan a distancia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) instan a adoptar medidas para proteger la salud de los trabajadores que realizan trabajo remoto.

Un nuevo informe técnico sobre el teletrabajo saludable y seguro publicado por los dos organismos de las Naciones Unidas expone los beneficios y los riesgos del teletrabajo para la salud, y los cambios necesarios para adaptarse a un escenario con diferentes formas de trabajo a distancia debido a la pandemia de COVID-19 y la transformación digital del trabajo.

Entre los beneficios, señala el informe, cabe citar la mejora del equilibrio entre la vida laboral y la personal, la posibilidad de un horario flexible y de realizar actividad física, la reducción del tráfico de vehículos y del tiempo en desplazamientos, y la disminución de la contaminación atmosférica, todo lo cual puede mejorar la salud física y mental y el bienestar social. El teletrabajo también puede suponer un aumento de la productividad y una reducción de los costos operativos para muchas empresas.

Sin embargo, el informe advierte de que, sin planificación, organización y asistencia en salud y seguridad adecuados, el teletrabajo puede tener repercusiones importantes en la salud física y psicológica y el bienestar social de los trabajadores. Puede derivar en aislamiento, agotamiento, depresión, violencia doméstica, lesiones musculoesqueléticas y de otro tipo, fatiga ocular, aumento del consumo de tabaco y alcohol, exceso de tiempo sentados ante una pantalla, y un aumento nocivo de peso.

El informe describe el papel que deberían desempeñar los gobiernos, los empleadores y los trabajadores, así como los servicios de salud laboral para promover y proteger la salud y seguridad de quienes trabajan a distancia.

Entre las medidas que deben poner en marcha los empleadores figuran velar por que los trabajadores reciban el  equipo adecuado para completar las tareas del trabajo; proporcionar la información, las directrices y la formación pertinentes para reducir el efecto psicosocial y de salud emocional del teletrabajo; formar a los directivos en la gestión eficaz de los riesgos, la gestión a distancia y la promoción de la salud en el lugar de trabajo; y establecer el “derecho a la desconexión” y días de descanso suficientes. Según el informe, los servicios de salud laboral deben estar capacitados para prestar asistencia en salud ergonómica, mental y psicosocial a quienes trabajan a distancia, mediante tecnologías digitales de telesalud.

El informe ofrece recomendaciones prácticas para que la organización del teletrabajo atienda a las necesidades tanto de los trabajadores como de las organizaciones; entre ellas, debatir y formular planes de trabajo individuales para el teletrabajo y aclarar las prioridades; ser claros con respecto a los plazos y a los resultados previstos; acordar un sistema común que anuncie la disponibilidad para trabajar; y garantizar que los directivos y los compañeros respeten el sistema.

Las empresas con trabajadores remotos deben idear programas especiales para el teletrabajo, combinando medidas para la gestión del trabajo y el rendimiento con tecnologías de la información y la comunicación y equipos adecuados, y servicios de salud laboral que presten asistencia en salud general y en salud ergonómica y psicosocial.

Ómicron: declaración provisional de la OMS sobre las vacunas contra la COVID-19

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido el Grupo Consultivo Técnico sobre la Composición de las Vacunas contra la COVID-19 (TAG-CO-VAC) para que estudie y valore las consecuencias de la aparición de variantes preocupantes del SARS-CoV-2 para la salud pública y sus efectos en la eficacia de las vacunas anticovídicas; y para que formule, cuando sea menester, recomendaciones dirigidas a la OMS acerca de la composición de estas vacunas.

Teniendo en cuenta el actual contexto de circulación de la variante ómicron, considerada variante preocupante del SARS-CoV-2, el TAG-CO-VAC preconiza y requiere un acceso más generalizado en todo el mundo a las vacunas anticovídicas actuales, para administrar tanto el esquema primario como las dosis de refuerzo, con la esperanza de que ello también reduzca la aparición y las consecuencias de nuevas variantes preocupantes.

El TAG-CO-VAC, que está examinando las cepas utilizadas en la composición de las vacunas contra la COVID-19, alienta a los creadores de vacunas a que reúnan datos a pequeña escala sobre la amplitud y magnitud de la respuesta inmunitaria ante las vacunas monovalentes y polivalentes contra las variantes preocupantes, datos que después el TAG-CO-VAC podrá examinar empleando un marco de decisión más amplio sobre la composición de las vacunas.

Desde que hizo aparición, el virus SARS-CoV-2 no ha dejado de evolucionar. Hasta la fecha, la OMS ha catalogado de preocupantes cinco de sus variantes, a saber, alfa, beta, gamma, delta y ómicron, atendiendo a su impacto en la transmisión, la gravedad de la enfermedad o su capacidad para eludir la protección inmunitaria. A la vez que la variante ómicron se extiende rápidamente por todo el mundo, es de prever que el SARS-CoV-2 siga evolucionando, por lo que es improbable que ómicron sea la última variante preocupante.

El TAG-CO-VAC está elaborando un marco de referencia con el que analizar los datos científicos sobre las variantes preocupantes emergentes, pensando esencialmente en los criterios que llevarían a recomendar un cambio en las cepas que forman las vacunas anticovídicas. Llegado el caso, el TAG-CO-VAC aconsejaría a la OMS fórmulas actualizadas de composición de las vacunas. Dicho marco tiene en cuenta la transmisibilidad y propagación mundial de la variante en cuestión, la gravedad del cuadro clínico que causa y sus características genéticas, antigénicas y fenotípicas, incluida su capacidad de eludir la protección inmunitaria, así como las evaluaciones de la eficacia de las vacunas.

Con las vacunas anticovídicas hoy disponibles, el objetivo primordial sigue cifrándose en reducir las muertes y las formas graves de enfermedad y en proteger los sistemas de salud. Por lo que respecta a la variante ómicron, el perfil de mutaciones y los datos preliminares llevan a pensar que la vacuna será menos eficaz contra la enfermedad sintomática causada por esta variante, pero es más probable que siga protegiendo de las formas graves de enfermedad. No obstante, hacen falta más datos sobre la eficacia de la vacuna, en particular contra la hospitalización, las formas graves de enfermedad y la muerte, referidos a cada plataforma vacunal y a los diversos regímenes de dosificación y de producto administrado.

El TAG-CO-VAC entiende que las vacunas contra la COVID-19 que tienen gran impacto en la prevención y transmisión de la infección, así como en la prevención de la muerte y las formas graves de enfermedad, son necesarias y deben ser desarrolladas. Hasta que tales vacunas estén disponibles, y mientras el virus SARS-CoV-2 siga evolucionando, es posible que haya que actualizar la composición de las vacunas actuales para asegurar que sigan ofreciendo los niveles de protección recomendados por la OMS contra la infección y la enfermedad.

Para tener éxito en el empeño de seguir garantizando la producción de las mejores vacunas posibles en los plazos oportunos, es preciso que la OMS y sus grupos de expertos, el TAG-CO-VAC, los organismos de reglamentación y los fabricantes de vacunas contra la COVID-19 colaboren e intercambien información constantemente. La OMS, en nombre de sus Estados Miembros, tiene la firme voluntad de facilitar este proceso.

El TAG-CO-VAC actualizará esta declaración y sus conclusiones a medida que vaya disponiendo de nuevos datos.

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