La pandemia puede agravar la desnutrición materna e infantil, alerta un reciente estudio

Millones de niños y niñas podrían caer en una espiral de malnutrición como consecuencia de todo lo que ha supuesto la COVID-19, según prevé un estudio publicado recientemente en Nature Food.

En muchos países de ingresos bajos y medios, se prevé un gran aumento de la malnutrición materna e infantil. Además de los 3 000 millones estimados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), otros 141 millones de personas no podrían permitirse una dieta saludable debido a la COVID-19.

Así apunta esta nueva investigación, liderada por investigadores del consorcio Standing Together for Nutrition (ST4N), que predice que esta difícil situación podría empeorar si no se toman medidas urgentes. Los expertos esperan que la proporción de población que no puede permitirse ni siquiera la mitad del coste de una dieta saludable en los 63 países modelados haya aumentado del 43 al 50 %.

Se avecina una crisis nutricional sin precedentes. Si no se toman medidas inmediatas, en 2022 habrá 283 000 muertes adicionales relacionadas con la malnutrición en niños y niñas, lo que equivale a 225 pequeños más que mueren al día, explica Saskia Osendarp, primera autora.

“Nuestro informe modeliza los posibles impactos de la COVID-19 con el fin de orientar a los responsables para que tomen medidas basadas en evidencias sobre cómo mitigar los daños que probablemente tendrá esta enfermedad”, explica a SINC Saskia Osendarp, primera autora del artículo.

Las conclusiones muestran claramente que se avecina una crisis nutricional sin precedentes, más aún con la aceleración de la pandemia en muchos países de ingresos bajos y medios. Si no se toman medidas inmediatas, en 2022 habrá 283 000 muertes adicionales relacionadas con la malnutrición en niños y niñas, lo que equivale a 225 pequeños más que mueren al día”, añade.

Es más, entre los que sobreviven, otros 13,6 millones de niños y niñas corren el riesgo de sufrir desnutrición aguda y 3,6 millones más podrían sufrir retraso en el crecimiento en 2022. “Esto tendrá un impacto duradero en sus vidas, sus familias y sus países. Y, como en cualquier crisis, las mujeres y los más pequeños se ven afectados de forma desproporcionada. El futuro de toda una generación está en peligro”, alerta Osendarp.

Tres escenarios posibles, pero todos negativos

Los investigadores utilizaron herramientas de modelización para proyectar el impacto que la pandemia podría tener en la nutrición materno-infantil en los países menos enriquecidos entre 2020 y 2022 en tres contextos posibles: optimista, moderado y pesimista.

Considerando un escenario moderado para 2022, las alteraciones causadas por la COVID-19 podrían ser la causa de que 9,3 millones de niños adicionales (optimista=6,4 millones; pesimista=13,6 millones) tengan bajo peso para su altura, y 2,6 millones de niños (optimista=1,5 millones; pesimista 3,6 millones) baja altura para su edad.

Considerando un escenario moderado para 2022, la pandemia podrían ser la causa de que 9,3 millones de niños más tengan bajo peso para su altura, y 2,6 millones de niños más baja altura para su edad.

Este escenario también prevé 168 000 muertes infantiles adicionales (optimista=47.000; pesimista=283.000), 2,1 millones de casos de anemia materna (optimista=1 millón; pesimista=4,8 millones) y 2,1 millones de niños nacidos de madres con un índice de masa corporal bajo (optimista=1,4 millones; pesimista=3 millones).

Igualmente, las pérdidas de productividad futuras derivadas del aumento del retraso en el crecimiento, la emaciación y la mortalidad infantil podrían costar 29 700 millones de dólares (pesimista=44.300 millones de dólares). Y para mitigar estos efectos, calculan que se necesitarán 1 200 millones de dólares adicionales al año (pesimista=1 700 millones de dólares) en asignaciones presupuestarias en nutrición.

Eso sí, para los autores es posible que las repercusiones en la nutrición se ajusten más al escenario pesimista, dada la rápida propagación de nuevas variantes agresivas del SARS-CoV-2: “Los gobiernos y los donantes deberían dar prioridad a las intervenciones nutricionales como parte de la respuesta global a la COVID-19”.

La nutrición, clave en la respuesta mundial a la pandemia

No es la primera vez que estos especialistas alertan del peligro. El pasado año publicaron un estudio en The Lancet  que ya ponía en el mapa estas dramáticas cifras, aunque ahora la previsión es mucho peor.

“El impacto inmediato de la pandemia en la vida de los más pequeños ha hecho retroceder el reloj de la nutrición al menos diez años”, valora Lawrence Haddad, coorganizador de ST4N. “Pero también les amenaza con menos probabilidades de sobrevivir a la siguiente enfermedad, de obtener buenos resultados en la escuela y con más riesgo de vivir en la pobreza cuando sean adultos”.

Según los autores, las proyecciones de gasto sugieren que la ayuda oficial al desarrollo para los sectores relacionados con la nutrición no volverá a los niveles de 2019 hasta 2030 como muy pronto. E incluso entonces, no será suficiente.

“La recesión económica generalizada ha hecho que los más pobres sean aún más pobres y que el número de personas que luchan por acceder a alimentos nutritivos aumente cada día. Esto es absolutamente evitable, tenemos herramientas y soluciones. Necesitamos inversiones y acciones audaces. Es hora de que la acción nutricional forme parte de todas las respuestas frente a la COVID-19”, continúa Haddad.

“Asegurar una buena nutrición para todos –especialmente para niños, adolescentes y madres embarazadas y lactantes– es crucial para salvar vidas y asegurar la salud y el desarrollo futuro de familias y naciones. Acertar con la nutrición hoy determinará si las consecuencias de la pandemia se sufrirán durante meses, años o décadas”, concluye Saskia de Pee, del Programa Mundial de Alimentos de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

La COVID-19 ataca más a los pacientes con malnutrición

De la misma forma que la pandemia empeorará la situación de la población más desfavorecida, las personas con COVID-19 con antecedentes de desnutrición pueden tener una mayor probabilidad de morir y de necesitar ventilación mecánica, según un estudio publicado en Scientific Reports.

Utilizando los registros médicos de 8 604 niños y 94 495 adultos que fueron hospitalizados con COVID-19 en Estados Unidos entre marzo y junio de 2020, los autores observaron cómo aquellos pacientes con un diagnóstico previo de malnutrición tenían mayores probabilidades de padecer la enfermedad de forma grave.

Según los autores, las intervenciones de salud pública dirigidas a las personas con mayor riesgo de desnutrición pueden mitigar la mayor probabilidad de covid-19 severa en este grupo.

Mortalidad por cáncer gástrico y tendencias temporales en Cuba. 2007- 2017

El estudio de la mortalidad es una herramienta fundamental para la toma de decisiones en salud. El cáncer gástrico es el cuarto tumor maligno más frecuente en el mundo.

Este trabajo publicado en el más reciente número de la Revista Habanera de Ciencias Médicas, tuvo como objetivo caracterizar la mortalidad por cáncer gástrico y determinar cambios en la tendencia de la mortalidad en Cuba entre 2007 y 2017.

Se realizó un estudio observacional, descriptivo y transversal en Cuba, en el período 2007-2017. El universo estuvo constituido por el total de fallecidos en el país cuya causa básica de muerte recogida en el certificado de defunción fue el cáncer gástrico. Los datos procedieron de la base de datos de mortalidad, digitalizadas por la Dirección de Registros Médicos y Estadísticas del Ministerio de Salud Pública. Para el estudio de la tendencia se utilizó la técnica estadística de regresión segmentada (jointpoint regression versión 4.7).

En el período se registraron 9 370 defunciones, 79,6 % eran adultos mayores de 60 años, el sexo masculino con 61,0 %. Las tasas específicas de mortalidad por grupos de edad aumentan después de la sexta década de la vida.

Se incrementa las tendencia del cáncer gástrico en los 16 años de estudio, lo que puede estar influenciado por el envejecimiento, y otros factores asociados no investigados en este estudio.

Vea el artículo en: Gámez Sánchez D, Dueñas Moreira O, Alfonso Saguet K, González Guerra QM. Mortalidad por cáncer gástrico y tendencias temporales en Cuba. 2007- 2017. Rev haban cienc méd [Internet]. 2021 [citado 1 Ago 2021];, 20(4):[aprox. 0 p.]. Disponible en: http://www.revhabanera.sld.cu/index.php/rhab/article/view/3369

Lactancia materna segura durante la pandemia de COVID-19

Si ya eres mamá o estás embarazada, es natural que te hayas preguntado qué es lo más seguro para tu bebé durante el brote de la pandemia COVID-19.

Las pruebas están profundamente a favor de la lactancia materna. El contacto piel con piel y la lactancia materna temprana y exclusiva ayudan al bebé a desarrollarse, por lo que no hay razón para interrumpirla como consecuencia del virus. Hasta la fecha, no se ha detectado la transmisión de casos activos de la COVID-19 (el virus causante de la infección) a través de la leche materna ni de la lactancia.

Estas son algunas respuestas a las preguntas habituales que se hacen las nuevas y las futuras madres. Con ellas pretendemos ayudar a proporcionarte la experiencia más segura para ti y para tu bebé, tanto si estás sana como si tienes indicios o síntomas de la COVID-19.

¿Debería seguir la lactancia materna durante la pandemia?

Por supuesto. La leche materna contiene anticuerpos beneficiosos para mantener a los bebés sanos y protegidos de muchas infecciones. Los anticuerpos y los factores bioactivos de la leche materna pueden combatir la infección de la COVID-19, incluso si el bebé ha sido expuesto al virus.

Practica con tu recién nacido el contacto piel con piel. Al colocarlo cerca de ti, facilitas la iniciación temprana a la lactancia materna, lo que también reduce la mortalidad neonatal. El tiempo cuenta, de manera que se recomienda el inicio de la lactancia materna durante la primera hora tras el parto.

Si tu bebé tiene 6 meses o es menor de esa edad, debes alimentarlo exclusivamente de leche materna. Cuando ya haya cumplido los seis meses, continúa con la leche materna y con alimentos complementarios saludables.

¿Debería mantener la lactancia materna si tengo, o sospecho tener la COVID-19?

Sí, continúa la lactancia materna pero con las debidas precauciones. Estas incluyen: llevar mascarilla; lavarse las manos con agua y jabón, o con un desinfectante para manos con base de alcohol, antes y después de tocar a tu bebé; y, sistemáticamente, limpiar y desinfectar todas las superficies que hayas tocado. Solo necesitas lavarte el pecho en caso de que hayas tosido sobre él. De no ser así, no es necesario que te lo laves cada vez que alimentes a tu bebé.

¿Debería recibir la vacuna COVID-19 si estoy amamantando?

Los investigadores están estudiando actualmente las vacunas contra la COVID-19 en mujeres que están amamantando, pero todavía hay información limitada en este momento. La OMS recomienda la vacunación en mujeres lactantes que forman parte de un grupo prioritario, como las trabajadoras de la salud, por ejemplo. La lactancia puede continuar después de la vacunación y sigue siendo una de las mejores formas de proteger a tu hijo de enfermedades y ayudarlo a mantenerse saludable.

¿Pueden contraer la COVID-19 los bebés alimentados con leche materna?

Hasta la fecha, no se ha detectado la transmisión de casos activos del SARS-CoV-2 a través de la lactancia, aunque los científicos siguen analizando la leche materna.

¿Qué debería hacer si no me siento bien para darle el pecho a mi bebé?

Si te sientes demasiado enferma para darle el pecho a tu bebé, intenta proporcionarle la leche materna por otros medios seguros. Por ejemplo, trata de extraerte la leche y dársela a tu niño con una cuchara o una taza limpia. También puedes plantearte alimentarlo con la leche de una madre donante, si está alternativa existe en tu región. Habla con tu asesor de lactancia o profesional sanitario sobre las opciones a tu alcance.

La extracción de leche materna también es importante para mantener tu producción, de manera que puedas volver a darle el pecho a tu hijo cuando te sientas mejor. No hay intervalo fijo de tiempo de espera después de que se sospeche o confirme tener la COVID-19.

Si extraerte la leche u obtenerla por medio de una mamá donante te resulta imposible, puedes (si está aceptado culturalmente) recurrir a un ama de cría o darle a tu bebé leche maternizada, siempre y cuando esté correctamente preparada, sea fiable y fácilmente disponible.

¿Debería darle el pecho a mi niño si está enfermo?

Continúa dándole el pecho a tu niño o niña aunque esté enfermo/a. Tanto si tu pequeño contrae la COVID-19 como cualquier otra enfermedad, es importante seguir alimentándolo con leche materna. La lactancia refuerza el sistema inmunológico de tu bebé y a través de la leche materna tú le pasas a él tus anticuerpos, ayudándolo a combatir las infecciones.

¿Qué precauciones debo tomar durante la lactancia materna?

Asegúrate de seguir las directrices del lavado de manos. Debes lavártelas con agua y jabón antes y después de tocar a tu bebé. También puedes utilizar un desinfectante para manos con base de alcohol. Es también importante que limpies y desinfectes todas las superficies que hayas tocado.

Además, debes lavar habitualmente los extractores de leche materna, los recipientes de almacenamiento de leche y los utensilios para la alimentación del bebé después de cada uso.

Más información:

Proteger la lactancia materna: una responsabilidad compartida

La Semana Mundial de la Lactancia Materna, instaurada oficialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en 1992, es actualmente el movimiento social más extendido en defensa de la lactancia materna. Se celebra en más de 120 países, del 1 al 7 de agosto, aniversario de la Declaración de Innocenti, firmada por la OMS y UNICEF en agosto de 1990.

Este año, para la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2021, la Alianza Mundial para la Acción sobre Lactancia Materna (WABA, por sus siglas en inglés) ha seleccionado el tema: «Proteger la lactancia materna: una responsabilidad compartida», el cual está alineado con el área temática 2 de la campaña de la Semana Mundial de la Lactancia Materna-Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, que destaca los vínculos entre la lactancia materna y la supervivencia, la salud y el bienestar de las mujeres, los niños y las naciones.

WABA afirma que los objetivos de este año son:

  • Informar a las personas sobre la importancia de proteger la lactancia materna.
  • Anclar el apoyo a la lactancia materna como una responsabilidad vital de salud pública.
  • Interactuar con individuos y organizaciones para un mayor impacto.
  • Impulsar la acción en la protección de la lactancia materna para mejorar la salud pública.

El embarazo y la lactancia son un momento especialmente vulnerable para las mujeres trabajadoras y sus familias. Las mujeres embarazadas y lactantes requieren protección especial para prevenir daños a su salud o a la de sus bebés, y necesitan tiempo suficiente para dar a luz, recuperarse y amamantar a sus hijos. Al mismo tiempo, también necesitan protección para garantizar que sus puestos de trabajo no se ven amenazados por el embarazo o la licencia de maternidad.

La protección de la maternidad es clave para permitir la lactancia materna y empoderar a los padres para una implementación exitosa de las prácticas recomendadas de lactancia materna. La OPS/OMS recomienda que los países implementen y apliquen el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna a todos los niveles. Es vital garantizar que las madres lactantes no sean blanco de la industria, el marketing o los profesionales de la salud pública que quieren poner en peligro su lactancia materna mediante la promoción de la alimentación con fórmula.

Lactancia materna durante la pandemia de COVID-19

La OPS/OMS sigue recomendando que se cumplan las pautas estándar de alimentación infantil durante la pandemia de COVID-19:

  • Inicio de la lactancia materna dentro de una hora después del nacimiento,
  • Lactancia materna exclusiva hasta que los bebés tienen seis meses de edad, y
  • continuación de la lactancia materna junto con alimentos complementarios nutricionalmente adecuados y seguros, hasta los dos años de edad o más allá.

Los beneficios de la lactancia materna y la crianza de la interacción madre-bebé para prevenir la infección y promover la salud y el desarrollo son especialmente importantes cuando los servicios de salud y otros servicios comunitarios se ven interrumpidos o limitados.

Se debe apoyar a las madres y los bebés para que permanezcan juntos y practiquen el contacto piel con piel y/o el cuidado de canguro, independientemente de que ellos o sus bebés tengan o no una infección por el virus COVID-19 sospechosa, probable o confirmada. Se debe proporcionar asesoramiento sobre lactancia materna, apoyo psicosocial básico y apoyo práctico de alimentación a todas las mujeres embarazadas y madres con bebés y niños pequeños.

Vea más información sobre la SMLM 2021

OPS: América Latina y el Caribe podrían enfrentar una «avalancha de problemas de salud» si continúa interrupción de servicios de salud

La pandemia por la COVID-19 ha interrumpido los servicios de salud esenciales en la mayoría de los países y territorios de América Latina y el Caribe, lo cual representa una amenaza para la inmunización de los niños y la atención de las mujeres embarazadas y de las personas con enfermedades crónicas, advirtió la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne.

«Por lo tanto, llamamos a los países a que aseguren que sus respuestas a la COVID-19 no dejen atrás otros servicios de salud esenciales, como las inmunizaciones de rutina», afirmó la doctora Etienne en la sesión informativa semanal de la OPS. «Estos servicios no son opcionales», indicó, y añadió que la OPS está ayudando a los países a «ajustar y repensar cómo se presta la atención esencial en el primer nivel».

La directora de la OPS detalló que más de 300 mil niños, sobre todo en México y Brasil, no han recibido vacunas de rutina, «dejándolos vulnerables a infecciones mortales que son prevenibles».

«La cobertura de la primera dosis de las vacunas contra el sarampión se redujo un 10% en ocho países de las Américas, incluyendo Venezuela, Panamá y Brasil, y cayó hasta un 20% en Surinam», continuó. «Si no revertimos estas tendencias, nos arriesgamos a una avalancha de problemas de salud peores».

Agregó que, en una encuesta reciente sobre los servicios de salud esenciales en la región, el 97% de los países y territorios participantes informaron sobre interrupciones, mientras que el 45% informó de interrupciones en al menos la mitad de ellos.

«En poco tiempo, la COVID-19 no será la única crisis sanitaria que demande la atención de los países», advirtió Etienne.

La OPS apoya a los países de la región en la búsqueda de alternativas para la prestación de servicios de salud. Muchos sistemas de salud, incluidos los de Chile y Perú, han adoptado la telemedicina, refirió, mientras que otros han puesto en marcha programas de extensión comunitaria para que los pacientes puedan recibir atención médica mientras están en sus casas.

La directora de la OPS aconsejó a los países que contraten y capaciten a más personal para que todos los trabajadores salud dispongan de las herramientas y los recursos necesarios para prestar una atención segura. Afirmando que los trabajadores de la salud deben ser «justamente compensados por sus extraordinarios esfuerzos», subrayó que Chile aprobó recientemente un aumento de salario para los prestadores de servicios de salud quienes han sido fundamentales en la respuesta a la COVID-19.

«Sabemos que las consecuencias económicas de esta pandemia están obligando a los países a tomar decisiones difíciles sobre las prioridades de la inversión pública, pero no podemos permitirnos recortar recursos en salud», enfatizó.

En ese sentido, consideró que «invertir ahora en el primer nivel de atención es una opción inteligente para poder revertir las tendencias de forma más eficiente y equitativa que esperar a que surjan las crisis sanitarias». Y destacó: «como dice el refrán, ‘una onza de prevención vale más que una libra de cura».

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