Archivos Anuales 2025

Vigilancia y prevención de los vectores del virus de Oropouche

El virus de Oropouche (OROV) es un patógeno del género Orthobunyavirus, la familia Peribunyaviridae y la especie Orthobunyavirus oropoucheense que se transmite a través de los artrópodos. Se aisló por primera vez en la isla Trinidad (Trinidad y Tabago) en 1955 y en 1961 se notificó en varios casos clínicos durante una epidemia en Belém (Brasil) que afectó a cerca de 11 000 personas.

En el documento Orientaciones provisionales para la vigilancia entomológica y las medidas de prevención de los vectores del virus de Oropouche, publicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el año 2024, se presenta una actualización de la situación epidemiológica del Oropuche en la Región de las Américas, con especial énfasis en los aspectos relacionados con sus vectores transmisores.

Entre ellos se discute la bionomía y el ciclo de vida de los vectores, los métodos de vigilancia y de captura y los estudios entomológicos durante una investigación de brote. Además, se presentan orientaciones sobre la conservación, el almacenamiento y el procesamiento del material entomológico recolectado.

La duración de la división celular es un marcador clave para la susceptibilidad al cáncer

Durante años, la investigación oncológica se ha centrado en los llamados «hallmarks» o características del cáncer: resistencia a la muerte celular (apoptosis), evasión de la eliminación por el sistema inmune o proliferación descontrolada, entre otros. Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que muchas células humanas portan mutaciones oncogénicas sin llegar a transformarse en cancerosas.

El misterio de este “escape” ha intrigado a la comunidad científica, que trata de comprender por qué unas células mutadas forman tumores y otras, portando las mismas alteraciones, no. El equipo investigador del estudio “Cell cycle duration determines oncogenic transformation capacity”, publicado en la revista Nature y en el que ha colaborado activamente David Santamaría del CIC, ha analizado diversos modelos animales de cáncer para abordar esta pregunta.

El estudio revela que la clave está en el tiempo que tarda una célula en completar su ciclo de división. Las células con un ciclo celular más corto son significativamente más susceptibles a transformarse en cancerosas, mientras que aquellas con ciclos más largos resisten la transformación, incluso en presencia de las mismas alteraciones genéticas.

Por ejemplo, en modelos de retinoblastoma (un cáncer ocular infantil), las células de origen tumoral presentaban un ciclo celular de solo 26 horas, frente a las más de 77 horas de las células resistentes del mismo tejido. Manipulaciones genéticas que aumentaban la duración total del ciclo celular lograban bloquear la aparición de tumores, sin alterar otras características clásicas del cáncer como la apoptosis, senescencia o la respuesta inmune. Este patrón se repitió en otros modelos: en el cáncer de pulmón o de pituitaria.

Un hallazgo transversal y aplicable a múltiples tipos de cáncer

La relación entre un ciclo celular corto y la propensión al cáncer se mantuvo constante independientemente del tipo tumoral estudiado, de la mutación oncogénica introducida o del momento de la iniciación del proceso tumoral. Así, la duración del ciclo celular se consolida como un marcador universal de susceptibilidad a la transformación cancerosa dentro de un mismo contexto biológico.

“Nuestros resultados explican por qué la mayoría de las células con mutaciones cancerígenas nunca llegan a formar tumores. El ciclo celular actúa como un verdadero ‘filtro’ biológico”, destaca David Santamaría, del Centro de Investigación del Cáncer.

Implicaciones para la prevención y el tratamiento

Este descubrimiento abre nuevas perspectivas en la prevención del cáncer. Si se logra modular farmacológicamente la duración total del ciclo celular de células “iniciadas” -aquellas con mutaciones peligrosas, pero aún no transformadas- podría ser posible reducir la incidencia de tumores en poblaciones de alto riesgo, como portadores de mutaciones hereditarias o fumadores.

Además, el hallazgo sugiere que las terapias dirigidas a prolongar el ciclo celular podrían bloquear la transformación maligna sin afectar a la mayoría de las células sanas, minimizando efectos secundarios.

Esta investigación redefine la comprensión de la resistencia natural al cáncer y sugiere que la duración del ciclo celular es un factor clave, hasta ahora poco explorado, en la prevención de la enfermedad. Este avance posiciona al CIC como referente internacional en la investigación de los mecanismos de inicio tumoral y abre la puerta a nuevas estrategias de prevención y tratamiento personalizados.

Leer texto completo del artículo en:

Chen, D., Lu, S., Huang, K. et al. Cell cycle duration determines oncogenic transformation capacity. Nature (2025). https://doi.org/10.1038/s41586-025-08935-x

Dormir 4 horas sin cansancio: el secreto está en los genes

Hay personas que pueden sentirse plenamente descansadas después de dormir solo entre cuatro y seis horas cada noche, y los genes podrían estar detrás de esta condición. Un equipo científico de Estados Unidos y China ha descubierto una nueva variante genética humana asociada al sueño corto natural.

Su descripción se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y, según los científicos, este hallazgo sirve para avanzar en la comprensión de la regulación del sueño y ofrecer, en un futuro, posibles dianas terapéuticas para mejorarlo.

Detrás del nuevo trabajo hay investigadores de la Universidad de California San Francisco (Estados Unidos) y de la Academia China de Ciencias.

Mutación del gen SIK3: clave en la regulación del sueño

Hasta ahora, la comunidad científica había relacionado cuatro genes con este tipo de sueño breve. En este nuevo estudio y mediante la secuenciación del exoma completo –parte del genoma que codifica para proteínas–, el equipo identificó otra mutación, en este caso dentro del gen SIK3.

Una vez identificada, los investigadores liderados por Ying-Hui Fu y Guangsen Shi constataron en experimentos de laboratorio que una mutación (N783Y) alteraba la estructura de la proteína SIK3, dificultando su capacidad para transferir moléculas de fosfato a otras proteínas, un proceso conocido por su implicación en la regulación del sueño.

Experimentos con ratones confirman efectos de la mutación N783Y

Para confirmar sus hallazgos, los autores generaron ratones portadores de la citada mutación y descubrieron que aquellos roedores mutantes dormían una media de 30 minutos menos cada noche, en comparación con los animales inalterados.

La modelización informática indicó después que la mutación provoca cambios estructurales que afectan a la capacidad de la proteína para transferir grupos fosfato.

La abundancia de la proteína era similar entre los ratones mutantes y los no alterados, lo que indica que los cambios en la fosforilación de la proteína –proceso por el que se agrega un grupo fosfato a una molécula– se debían a una actividad alterada de SIK3 y no a una alteración de los niveles de proteína, resume la revista.

Los resultados sugieren que SIK3 podría desempeñar un papel fundamental en la duración del sueño humano.

«Estos hallazgos amplían nuestra comprensión de las bases genéticas del sueño», escriben los autores en su artículo.

Resaltan, además, implicaciones más amplias de la actividad de las quinasas –enzimas– en la regulación del sueño en diferentes especies y «brindan mayor respaldo a posibles estrategias terapéuticas para mejorar la eficiencia del sueño», añaden los científicos.

Leer el texto completo del artículo en:

H. Chen, Y. Xing, C. Wan, Z. Zhang, Z. Shi, Y. Liang, C. Jin, Y. Chen, X. Zhou, J. Xu, L.J. Ptáček, Y. Fu, & G. Shi, The SIK3-N783Y mutation is associated with the human natural short sleep trait, Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A. 122 (19) e2500356122, https://doi.org/10.1073/pnas.2500356122 (2025).

Podcast Hablemos de salud:

Hablemos de Salud, es el podcast y videocast oficial de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Este es un espacio diseñado para brindarte información actualizada, basada en ciencia, sobre los temas de salud que nos afectan a todos en la región de las Américas. Aquí, expertos reconocidos comparten su conocimiento para que conozcas sobre las tendencias en salud pública, los últimos datos y las soluciones que pueden transformar vidas.

Tenemos a bien compartirles el podcast que hizo el equipo de Comunicaciones de la OPS dentro de la Serie de Podcasts “Hablemos de Salud”. Aquí nos sumergirnos en un tema que está revolucionando la atención médica: la telemedicina y la inteligencia artificial.

En los últimos años, estas tecnologías se han expandido en la región ampliando el acceso a la atención y apoyando el diagnóstico de enfermedades, pero también generan preguntas: ¿cómo funcionan? ¿son accesibles para todos? ¿Son seguras? Y… ¿podemos confiar en ellas?

Ver y oir el podcast Telemedicina e Inteligencia artificial ¿El futuro de la salud?

 

La inflamación del colon, detonante inicial de la producción de insulina en la obesidad

Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tohoku ha identificado un paso clave en la vía de señalización hepática ERK que estimula la producción de insulina. Aunque estudios anteriores del grupo ya habían analizado cómo el hígado envía señales al páncreas, este nuevo trabajo va un paso más atrás en la cadena: revela que todo comienza en el colon cuando se inflama como consecuencia de la obesidad.

Este hallazgo, publicado en JCI Insight, subraya el papel aún poco explorado del tracto gastrointestinal en la regulación de la glucosa en el organismo.

La insulina, producida por las células β del páncreas, actúa como una llave que permite la entrada de glucosa en las células para su uso como fuente de energía. En personas con obesidad, suele desarrollarse una resistencia a la insulina, lo que obliga al páncreas a aumentar su producción para compensar.

Este proceso se ve impulsado por señales neuronales entre órganos que se activan a través de la vía hepática ERK. Dado el vínculo estrecho entre obesidad y diabetes, entender en profundidad esta vía de señalización abre nuevas posibilidades para prevenir o tratar eficazmente esta enfermedad.

Cómo influye la inflamación del colon

En condiciones como la obesidad, donde existe resistencia a la insulina, las células β del páncreas aumentan su número y producción de insulina para mantener los niveles de glucosa estables, previniendo así el desarrollo de diabetes. Esta adaptación ha sido atribuida a factores humorales como la glucosa, la insulina y la proteína Serpin B1. Sin embargo, también participan señales neuronales, especialmente a través del nervio vago.

Se ha demostrado que la activación de la vía ERK (vía de las proteína cinasas) en el hígado promueve significativamente la proliferación de células β. Este proceso se produce mediante señales que viajan desde el hígado al sistema nervioso central por los nervios esplácnicos y de ahí al páncreas por los nervios vagos.

Estudios en modelos murinos han mostrado que bloquear esta vía interorgánica interrumpe la expansión de células β inducida por la obesidad. La estimulación del vago pancreático y la vía molecular FoxM1 también están implicadas en este proceso. No obstante, aún se desconoce cómo la obesidad activa esta red neuronal específica a través de la vía hepática ERK.

Para comprobar si la inflamación del colon provocada por la obesidad influye en la activación de la vía hepática ERK, los investigadores diseñaron una serie de experimentos exhaustivos. En una primera fase, administraron a ratones no obesos un fármaco que inducía inflamación colónica. Los resultados fueron reveladores: incluso sin obesidad, esta inflamación bastó para activar la vía hepática ERK, desencadenar la señalización neuronal y aumentar el número de células β pancreáticas.

A continuación, el equipo analizó ratones con obesidad inducida por una dieta rica en calorías. En estos animales se confirmó la presencia

Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tohoku ha identificado un paso clave en la vía de señalización hepática ERK que estimula la producción de insulina. Aunque estudios anteriores del grupo ya habían analizado cómo el hígado envía señales al páncreas, este nuevo trabajo va un paso más atrás en la cadena: revela que todo comienza en el colon cuando se inflama como consecuencia de la obesidad. Este hallazgo, publicado en JCI Insight, subraya el papel aún poco explorado del tracto gastrointestinal en la regulación de la glucosa en el organismo.

La insulina, producida por las células β del páncreas, actúa como una llave que permite la entrada de glucosa en las células para su uso como fuente de energía. En personas con obesidad, suele desarrollarse una resistencia a la insulina, lo que obliga al páncreas a aumentar su producción para compensar.

Este proceso se ve impulsado por señales neuronales entre órganos que se activan a través de la vía hepática ERK. Dado el vínculo estrecho entre obesidad y diabetes, entender en profundidad esta vía de señalización abre nuevas posibilidades para prevenir o tratar eficazmente esta enfermedad.

Cómo influye la inflamación del colon

En condiciones como la obesidad, donde existe resistencia a la insulina, las células β del páncreas aumentan su número y producción de insulina para mantener los niveles de glucosa estables, previniendo así el desarrollo de diabetes. Esta adaptación ha sido atribuida a factores humorales como la glucosa, la insulina y la proteína Serpin B1. Sin embargo, también participan señales neuronales, especialmente a través del nervio vago.

Se ha demostrado que la activación de la vía ERK en el hígado promueve significativamente la proliferación de células β. Este proceso se produce mediante señales que viajan desde el hígado al sistema nervioso central por los nervios esplácnicos y de ahí al páncreas por los nervios vagos.

Estudios en modelos murinos han mostrado que bloquear esta vía interorgánica interrumpe la expansión de células β inducida por la obesidad. La estimulación del vago pancreático y la vía molecular FoxM1 también están implicadas en este proceso. No obstante, aún se desconoce cómo la obesidad activa esta red neuronal específica a través de la vía hepática ERK.

Para comprobar si la inflamación del colon provocada por la obesidad influye en la activación de la vía hepática ERK, los investigadores diseñaron una serie de experimentos exhaustivos. En una primera fase, administraron a ratones no obesos un fármaco que inducía inflamación colónica. Los resultados fueron reveladores: incluso sin obesidad, esta inflamación bastó para activar la vía hepática ERK, desencadenar la señalización neuronal y aumentar el número de células β pancreáticas.

A continuación, el equipo analizó ratones con obesidad inducida por una dieta rica en calorías. En estos animales se confirmó la presencia de inflamación en el colon, así como la activación de la vía ERK en el hígado y un incremento de las células β, lo que refuerza la conexión entre inflamación intestinal, señalización interorgánica y regulación de la insulina.

Este estudio aporta una pieza clave que faltaba en la comprensión de la vía de señalización: demuestra que el hígado detecta el estado de obesidad a través de la inflamación en el colon, la cual actúa como el detonante inicial de la proliferación de células β durante el desarrollo de la obesidad.

Estos hallazgos abren nuevas perspectivas sobre los mecanismos que regulan la expansión de estas células para mantener niveles adecuados de glucosa en sangre. Además, podrían allanar el camino hacia nuevas estrategias terapéuticas y preventivas frente a la diabetes.

de inflamación en el colon, así como la activación de la vía ERK en el hígado y un incremento de las células β, lo que refuerza la conexión entre inflamación intestinal, señalización interorgánica y regulación de la insulina.

Este estudio aporta una pieza clave que faltaba en la comprensión de la vía de señalización: demuestra que el hígado detecta el estado de obesidad a través de la inflamación en el colon, la cual actúa como el detonante inicial de la proliferación de células β durante el desarrollo de la obesidad.

Estos hallazgos abren nuevas perspectivas sobre los mecanismos que regulan la expansión de estas células para mantener niveles adecuados de glucosa en sangre. Además, podrían allanar el camino hacia nuevas estrategias terapéuticas y preventivas frente a la diabetes.

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