Trabajo periodístico

Confianza infinita: testimonio del Dr. Julio Teja

El Dr. Julio Teja Pérez se desempeñó como Ministro de Salud Pública de Cuba entre los años 1985 y 1995. Fue testigo excepcional del entusiasmo del comandante en jefe Fidel Castro por materializar logros en este sector. Uno de los más relevantes fue la implementación del Programa del Médico y la Enfermera de la Familia. Para hablar de cómo se fraguó esta idea, fuimos a verlo. Lo esperamos entre las plantas hermosas y los detalles curiosos que su esposa Alida ha colocado en el lugar exacto donde deben ir, en la terraza donde fue nuestra cita.

Fue allí donde compartimos la humildad y la sencillez de un hombre con casi 9 décadas de vida, que fue extraordinariamente valioso para este país.

Después nos daríamos cuenta de que también habíamos ido a disfrutar de su compañía: serena, sonriente, ya sin la energía de los años sobre los que conversábamos, pero con una pasión sorprendente, con un interés exquisito por no olvidar nada, con los modales y la buena educación que tanto nos conmueve a algunos.

Nos recibió su mirada verde y transparente —la misma, quizás, con la que en 1983 escuchó a Fidel—, cuando este lo llamó para hablar de cómo, en los países más desarrollados, la población accedía a los servicios de salud de una forma más cercana que en un hospital o un policlínico.

«Me admiraba que él supiera tanto de la medicina familiar en otras naciones y su sensibilidad hacia las embarazadas, los niños y las personas con discapacidad, cuya atención aquí aún presentaba dificultades», recordó. «Nos pidió entonces diez de los mejores médicos de Lawton, una comunidad que, para él, se parecía bastante al resto del país. Y empezamos el experimento. Su idea era que cada binomio de galeno y enfermera atendiera a 120 familias. Y así fue.»

A veces era Alida quien le recordaba anécdotas por contar, como aquellas veces en que él decidía quedarse a dormir en la oficina del Ministerio de Salud para estar cerca, cada vez que, en la madrugada, tenía que acudir al llamado del comandante.

«Fidel tenía la certeza de que todo lo que estábamos organizando iba a elevar la calidad de vida del pueblo. Se reunía una y otra vez con los médicos y enfermeras que, tanto en Lawton como en el Policlínico Plaza (hoy Cosme Ordóñez), iniciaban el programa. Iba a verlos, los mandaba a buscar al Palacio de la Revolución. Se obsesionó con que este modelo de atención primaria beneficiara integralmente a todas las familias cubanas. Por eso es tan importante mantener sus principios fundacionales y perfeccionarlos de acuerdo con el contexto actual. Es una tarea difícil, que el ministerio de salud no va a dejar de la mano nunca, porque se trabaja mucho en ello. Fidel siempre tuvo una confianza infinita en los médicos y enfermeras de la familia, y eso fue sabio» -me dijo Teja, acercándoseme como para que escuchara bien cada sílaba.

Particularmente hoy he recordado esta tarde compartida, desde su mirada transparente, entre el cariño y los refrigerios de Alida, y la presencia de Mara. Hoy, cuando la salud pública cubana sigue defendiendo sus esencias en medio de tantos desafíos, cobra aún más valor aquella charla. Escuchar al Dr. Teja fue como asomarse al corazón de un proyecto que nació del amor a la gente, de la mirada previsora de Fidel y del compromiso sin descanso de quienes lo hicieron realidad.

Esa tarde ya no está, pero su testimonio permanece: como una brújula que señala el camino y como un abrazo agradecido a quienes creen que el bienestar del pueblo es, también, una cuestión de ternura.

Por: Mylenys Torres Labrada.

Vea también: Fallece el destacado médico y revolucionario cubano, Doctor Julio Teja Pérez. Minsap – 9 julio 2025

Realizan con éxito nuevo trasplante renal en el Instituto de Nefrología de Cuba

1. Una historia de amor y de ciencia

Un trasplante de riñón de un donante vivo acaba de marcar un nuevo hito en el Instituto de Nefrología de Cuba “Dr. Abelardo Buch López”: un hijo le donó un riñón a su madre para devolverle la vida. Y por eso no fue solo una cirugía, sino una declaración de principios, una expresión de lo que puede lograrse cuando se conjugan ciencia, voluntad y amor.

La paciente, una matancera de 50 años con enfermedad renal crónica, había tenido que andar ya el escabroso camino de la hemodiálisis.

Los detalles nos los ofrece el Jefe de la Unidad de Trasplantes del Instituto, el Dr. Christian Leyva de la Torre, quien encabezó el equipo multidisciplinario de nefrólogos, cirujanos, urólogos, anestesistas y enfermeras que luego de una evaluación exhaustiva asumió la cirugía del donante —de unas cinco horas—, particularmente compleja por tratarse de un joven con mucha masa muscular y de complexión fuerte, lo que exigió un abordaje técnico meticuloso. Y luego: la operación a su mamá, quien fue trasladada a terapia intensiva, como dicta el protocolo. Evolucionó de forma favorable y ahora recibe un seguimiento riguroso.

«Históricamente —nos refiere el profesor auxiliar, especialista de Primer Grado en Nefrología y de Segundo Grado en Medicina Interna— en la institución se realizó aproximadamente el 40 % de los trasplantes renales que se hacían en el país cada año. Después de la COVID-19 esta actividad quirúrgica decayó; actualmente tratamos de elevar el número, lo cual exige crear mejores condiciones en las terapias, la adquisición de todos los insumos y otras necesidades. Este es un ejemplo de la voluntad existente en la institución de devolverles calidad de vida a pacientes con insuficiencia renal crónica».

2. La voz que dijo: «¡Comiencen!»

La voz que marcó el inicio de ambos procedimientos fue la de la Dra. Raquel Rondón Reytor, anestesióloga y jefa del salón de operaciones. Con apenas 32 años, dirige con firmeza los pasos dentro de ese espacio donde se lucha cuerpo a cuerpo por la vida.

«Son cirugías largas, agotadoras, trabajosas, pero con un fin muy humano… Ese día hay mucho personal en el salón. También se requiere de mucho material; se gasta más del doble de lo normal de todo… Pero todos nos regocijamos al ver orinar inmediatamente al uréter, tras conectar la vena y la arteria a la vejiga. Eso es señal de que todo va bien, que el paciente va a salir orinando del salón», relató, con la satisfacción de quien ama profundamente su labor.

Raquel se convirtió en anestesióloga a los 28 años. Su familia —su madre, su hermana y su esposo— se enorgullecen de ella. «Mi especialidad es muy dedicada, pero también muy bonita. Es una de las más completas de la medicina», afirma.


3. «Mi hijo me devolvió la vida»

Misleivy Martínez Zulueta todavía no se explica cómo es posible que, tras una cirugía tan compleja como un trasplante renal, no haya sentido dolor fuerte ni haya necesitado analgésicos. Dice que puede deberse a que el nuevo riñón que ahora la mantiene con vida pertenece a su único hijo, Evelio Joel Hernández Martínez, de 28 años.

—»Fue su decisión. Me costó mucho aceptarlo porque no es fácil, pero él siempre estuvo muy dispuesto. Sé que es un gran ser humano, y ahora es mi salvador»—dice, emocionada.

El joven, exintegrante del equipo de béisbol Cocodrilos de Matanzas, es licenciado en Cultura Física y cursa actualmente una maestría. Trabaja en Varadero y hoy, ya de alta, se recupera en casa junto a su esposa, su hija y su abuela.

—»Cuando salí de terapia intensiva, tras cinco días, lo vi por primera vez en la sala. Nos abrazamos, le di las gracias por ese gesto tan valiente, tan humano. Me dijo: Mamá, yo hice lo que tenía que hacer por ti. Te debo la vida y quiero disfrutarla a tu lado».

También ha sido esencial el apoyo de su esposo, Evelio Joel Hernández Serra, quien ha estado a tiempo completo durante todo el proceso.

Misleivy es trabajadora social en el Ministerio de Trabajo en Matanzas, donde atiende casos de vulnerabilidad social, madres con varios hijos, adultos mayores, personas con discapacidad y menores con conductas inadecuadas. «Me gusta mucho mi trabajo», dice.

—»Estoy muy agradecida con el equipo médico, en especial con el doctor Christian, un gran profesional y mejor ser humano. También con los residentes del servicio, que constantemente nos trataron, bajo su supervisión. Y a todos en el instituto».

Recuerda con especial cariño también a la doctora Vionahilda, quien la diagnosticó en la sala de Nefrología del Hospital Provincial de Matanzas “Faustino Pérez”, y a la doctora Idania, del Laboratorio Clínico, que siempre estuvo pendiente de sus complementarios.

—»Agradezco a todos los que han estado presentes en este proceso. He sentido mucho apoyo y eso me ha dado fuerzas».

Y un poco más de fuerzas para creer en el amor de la familia y en el poder de la ciencia tenemos ahora todos.

Por: Mylenys Torres Labrada.

25 años en el corazón de Antigua y Barbuda

Hace un cuarto de siglo, una pequeña brigada de enfermeros cubanos arribó a Antigua y Barbuda con una misión tan clara como solidaria: llevar allí salud y esperanza. Hoy la colaboración médica cubana en la nación caribeña, que consta de dos islas principales, separadas por aproximadamente 40 km y de varias islas más pequeñas, ha salvado a miles de vidas y se ha convertido en ejemplo de cooperación Sur-Sur.

El Dr. Yusmany Martínez Llópiz es el jefe actual de la BMC, un granmense que asume esta como su segunda misión internacionalista. Es rápido en sus
respuestas, hábil y seguro en sus decisiones, generoso a la hora de ofrecer talento y esfuerzo para que todo funcione bien.

— ¿Cómo ha evolucionado la colaboración desde los inicios hasta ahora?

— «Comenzamos con enfermería, pero en 2015 se incorporaron nuevas especialidades médicas y se realizó la Operación Milagro, que devolvió la
vista a más de 1,300 personas. Durante la pandemia de COVID-19 reforzamos con más colaboradores y fuimos muy útiles para la nación. Hoy somos una brigada multidisciplinaria integrada por médicos y licenciados (farmacia, laboratorio, microbiología, citohistología, ortopedia, enfermería y estomatología) además de un electromédico. Estamos presentes en hospitales claves como el Sir Lester Bird, el Clarevue, el Anna Thomas de Barbuda, y en centros comunitarios de salud».

— ¿Qué impacto real tiene la brigada en el sistema de salud de Antigua y Barbuda?

— «Nuestros licenciados en enfermería están en casi todos los servicios hospitalarios: terapia intensiva, hemodiálisis, cirugía, maternidad, oncología… en hemodiálisis el 37% del personal de enfermería es cubano; en terapia intensiva la mitad del equipo médico lo conforma nuestra brigada. De los 4 médicos que laboran en Barbuda, 3 son cubanos. Y en áreas como hematología o cardiología, tenemos los únicos especialistas de todo el país. Nuestra labor es visible y profundamente valorada».

— Recién celebraron el cumpleaños 25 de la brigada. ¿Cómo se sumaron a éste las autoridades del país?

— «Se hizo una exposición fotográfica que fue inaugurada en el Parlamento y luego expuesta en el Hospital Sir Lester Bird. Tuvimos el honor de contar
con autoridades como el Gobernador General Sir Rodney Williams, el Primer Ministro Gaston Browne, el Ministro de Salud Molwyn Joseph, entre muchos otros. Todos coincidieron en destacar el papel heroico y humano de Cuba en estos 25 años. Fue emocionante escuchar palabras que reconocen no solo nuestro trabajo, sino el espíritu con el que lo hacemos. El Gobernador General Sir Rodney Williams indicó que 25 años atrás cuando Antigua y Barbuda se dirigió a Cuba solicitando su apoyo para la atención de salud, ésta no envió personal médico, sino que desde esa fecha envía verdaderos héroes que lejos de su tierra y familia salvan vidas en su país. Por su parte el Primer Ministro Gaston Browne ratificó la posición de su gobierno de amistad y solidaridad con el pueblo y gobierno cubanos en su lucha contra el criminal bloqueo económico impuesto por EE.UU., reiteró el llamado a que se nos excluya de la llamada lista de países patrocinadores del terrorismo y calificó las campañas de difamación contra la colaboración médica cubana como insostenibles calumnias».

— ¿Y qué desafíos enfrentan hoy como brigada?

— «Seguimos superándonos en cuanto al idioma. Otro reto es mantener una atención de excelencia, sin quejas, con capacitación constante. Aquí no
solo se viene a curar, se viene a dejar en alto a Cuba».

— ¿Qué mensaje quiere enviar al pueblo cubano y al mundo desde Antigua y Barbuda?

— «Esta brigada es una muestra de cuánto se puede lograr con vocación, formación y principios. Y que la salud no puede ser un privilegio, sino un
derecho. Seguiremos aquí, mientras haya una vida por salvar y una esperanza por sembrar. La colaboración médica cubana en Antigua y Barbuda no es solo un programa: es un testimonio de resistencia, de solidaridad, de humanidad».

Por: Mylenys Torres Labrada.

Premian Maestría en Gestión de la Información y el Conocimiento en Salud en Foro de Innovación 2025

El programa de Maestría en Gestión de la Información y el Conocimiento en Ciencias de la Salud obtuvo premio de relevante en el Foro por la Innovación 2025, desarrollado en el Centro Nacional de Información de las Ciencias Médicas (CNICM). A decir de la Coordinadora de esta propuesta formativa, la Dra.C. Grisel Zacca González, ya se avanza en el cuarto curso, con un colectivo de profesores de reconocido prestigio y con alumnos de todo el país, lo que da cuenta del interés y la demanda acumulada durante años por parte del personal del Sistema Nacional de Salud.

El objetivo central es ofrecer herramientas actualizadas para la gestión de la información y el conocimiento, en un contexto cada vez más mediado por las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), el trabajo en red, la globalización y los nuevos entornos del conocimiento científico.

La maestría busca fortalecer las competencias de los participantes en procesos como la obtención, depuración, almacenamiento, distribución y protección de la información, así como en la gestión del conocimiento, integrando tanto el saber tácito como el explícito para generar productos y servicios de alto valor para el sistema de salud. Entre los resultados esperados en los egresados se destacan: la capacidad de gestionar información y conocimiento para la toma de decisiones clínicas, docentes, investigativas y gerenciales; el liderazgo en proyectos de transformación digital que impacten positivamente la eficiencia del sistema, el desarrollo de investigaciones científicas en el área, la comunicación efectiva de los resultados; y la generación de liderazgo académico en el campo.

Uno de los aspectos más novedosos de la maestría es su modalidad de Educación a Distancia, la primera de su tipo en el sector cubano de la salud. Se desarrolla a través del Aula Virtual de Salud, un entorno donde los estudiantes interactúan de forma autónoma y colaborativa, guiados por un cuerpo docente que facilita el aprendizaje. La plataforma permite la participación activa mediante foros, wikis, tareas interactivas, glosarios colaborativos y autoevaluaciones, que promueven la construcción conjunta del conocimiento.

Este programa no solo representa una opción académica de calidad, sino también una apuesta estratégica por el fortalecimiento del subsistema nacional de información en salud, con una visión de futuro anclada en la transformación digital, la ciencia abierta y la excelencia profesional.

Por: Mylenys Torres Labrada.

Bajo el sol de Gambia: la huella solidaria de la medicina cubana

Desde 1996 especialistas cubanos de la salud escriben una historia de solidaridad en Gambia, uno de los países más pequeños y pobres del continente africano. Acerca de los desafíos, los logros y el sentido humano de esta misión, conversamos con el Dr. Juan Oquendo, actual jefe de la brigada médica cubana allí.

—Doctor Oquendo ¿qué alcance tiene hoy la brigada médica en Gambia?

—»Nuestra presencia se ha mantenido en Gambia de manera ininterrumpida desde 1996. En 1998 también se incorporó una brigada de docentes cubanos que trabajan en la Universidad de Ciencias Médicas del país. Ha sido una labor sostenida y profundamente humana. Hoy la brigada trabaja en los principales hospitales públicos del país, pero también en zonas muy apartadas, incluso en regiones orientales con temperaturas extremas que superan los 48 grados. En esas zonas, no solo atendemos a ciudadanos gambianos, sino también a pacientes de Senegal y Guinea-Bissau, que viven cerca de las fronteras y saben que hay médicos cubanos en los hospitales rurales».

—¿Qué tipo de atención ofrece la brigada en esas condiciones?

—Nuestra labor no se limita a la consulta. Realizamos también actividad quirúrgica y ginecobstétrica, lo cual representa un verdadero reto por la escasez de recursos que enfrenta el país. Nuestros especialistas en Medicina General Integral atienden a la población pediátrica, aembarazadas, a adultos mayores, a pacientes con enfermedades crónicas… Es un trabajo asistencial diario, muy exigente, pero necesario sobre todo con los niños, al no existir aquí personal especializado para su atención, los resultados
de nuestro esfuerzo han contribuido a la reducción de la mortalidad materno infantil en el país, ese es uno de nuestros grandes logros, y eso nos alienta y recompensa».

—¿Cómo mantienen la coordinación y el respaldo en un entorno tan complejo?

—Desde la dirección de la brigada mantenemos visitas sistemáticas a todas las regiones donde trabajan nuestros colaboradores, y les brindamos información y orientación constante. Nos guiamos por las estrategias del Ministerio de Salud Pública de Gambia y adaptamos nuestro accionar para cumplir con el mayor rigor posible».

—¿Y en el ámbito de la docencia médica, qué papel juega Cuba?

—»Es muy importante. Nuestros profesionales también laboran en la Universidad de Ciencias Médicas de Gambia. Hemos implementado alternativas para mantener una alta calidad docente: reforzamos la preparación metodológica, promovemos la superación idiomática, y contamos con comités académicos y consejos científicos que elevan el nivel de exigencia y calidad del trabajo formativo. Contamos de manera implementada, con el proceso doctoral y está acreditado por la Universidad de Gambia».

—¿Qué representa para usted dirigir esta misión médica?

—»Para mí es un honor. Esta brigada realiza una labor formidable. Nuestros médicos y profesores convierten su trabajo en algo hermoso. Sanar, enseñar y resistir… ese es nuestro día a día aquí. Y hacerlo en condiciones difíciles, lejos de casa, en medio del calor y la escasez, lo hace aún más valioso».

—¿Cómo valora el impacto de esta cooperación en el contexto del bloqueo a Cuba?

—»Esta misión es también una expresión de la dignidad del pueblo cubano frente al bloqueo. A pesar de las dificultades, seguimos demostrando que la salud no tiene fronteras. Es una manera de reafirmar que la solidaridad no se detiene, que aún en medio de las limitaciones se puede hacer mucho por otros».

—¿Algún mensaje que desee compartir?

—»Sí. Agradezco profundamente el esfuerzo de cada uno de los colaboradores que integran esta brigada. Su entrega, su ética, su espíritu solidario son el verdadero corazón de esta misión. En Gambia, bajo un sol implacable, florece la solidaridad cubana».

Por: Mylenys Torres Labrada.

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