
Mantenerse físicamente activo podría ayudar a aliviar el dolor continuo del cáncer. Esa es la conclusión a la que arribó un estudio de más de 10 600 personas con antecedentes de cáncer y más de 51 000 sin la enfermedad. El equipo integrado por investigadores de Estados Unidos y Australia, le preguntó a los participantes sobre su actividad física habitual y sus niveles de dolor.
Entre ambos grupos de participantes, una mayor actividad física se vinculó con un dolor menos intenso.
El alcance del vínculo entre la actividad y el dolor fue similar entre ambos grupos, lo que, según los investigadores, indica que el ejercicio puede reducir el dolor relacionado con el cáncer de la misma manera que lo hace con otros tipos de dolor.
Las directrices de E.E.U.U. recomiendan entre 2,5 y 5 horas a la semana de actividad aeróbica de intensidad moderada, o entre 1,25 y 2,5 horas de actividad vigorosa.
Entre los participantes que habían tenido cáncer, los que superaban estas directrices tenían un 16 % menos de probabilidades de reportar un dolor de moderado a intenso, en comparación con los que no cumplían con las directrices, encontró el estudio.
Los investigadores también encontraron que los participantes que eran constantemente activos o que se volvieron activos en la edad adulta mayor reportaron menos dolor que las personas que permanecieron inactivas. Los hallazgos de esta investigación se publicaron en la edición del 12 de febrero de la revista Cancer.