Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente el cambio climático es la mayor amenaza para la salud humana. Prueba de ello es que 2023 ha sido el tercer año más cálido hasta la fecha y diferentes papers e informes han reflejado los riesgos que esto tiene en la salud. Por ello, urge actuar para mitigar la situación y sus efectos derivados.
En este contexto surge el concepto de salud planetaria. Este se refiere a un estado de bienestar físico, mental y social que permite el desarrollo óptimo del individuo, poniendo el foco en el respeto a los límites ambientales que salvaguarden el presente y futuro de la salud humana y del planeta.
Conscientes de ello, desde la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC), cuentan con un grupo de trabajo que aborda esta temática y, además, en la edición de este año de su programa formativo APDay han incluido una sesión referente a la salud planetaria.
Papel de los profesionales
La Atención Primaria (AP) tiene como objetivo garantizar el mayor nivel posible de salud incluyendo a toda la sociedad, con una atención equitativa en todo el proceso, desde la prevención hasta el seguimiento de las enfermedades.
En este sentido, Isabel Barrio Diez, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria en el Centro de Salud de Sárdoma (Vigo) y miembro del Programa de Salud Planetaria de la semFYC, destaca el papel de los
profesionales de la primera línea asistencial. “Teniendo en cuenta el papel que jugamos los profesionales de AP en la protección de la salud y promoción del bienestar, es evidente que tenemos que velar por cuidar la salud planetaria”.
Durante la sesión inaugural del APDay de semFYC que tuvo lugar a finales de febrero, se puso de manifiesto, como señala Barrio, “la necesidad de afrontar los retos de la salud planetaria desde las pequeñas acciones que cada uno puede hacer a nivel individual y que los médicos de AP podemos transmitir a nuestros pacientes. Tenemos que ser todos conscientes de que nuestra salud depende del medio ambiente y de que somos responsables del cuidado de los sistemas naturales; por ello, debemos conocer los beneficios colaterales que aportan las elecciones del día a día”.
“Teniendo en cuenta el papel que jugamos los profesionales de AP en la protección de la salud y promoción del bienestar, es evidente que tenemos que velar por cuidar la salud planetaria”.
En cuanto a si la sociedad está informada sobre la salud planetaria y su impacto, Barrio considera que “aunque en general todos lo estamos, pero mucha gente no tiene la conciencia”. A este respecto, puntualiza que “los jóvenes son mucho más conscientes porque han nacido en el medio de este problema”. En cambio, en personas de edad más avanzada apunta que “es más difícil hacerles entender ciertas cosas, por lo que hay que seguir
insistiendo”.
El documento ‘Nuevas perspectivas sobre la salud de los canadienses’, documento popularmente conocido como “Informe Lalonde”, en el que Marc Lalonde, abogado, que ejerció como Ministro de Salud y Bienestar de Canadá, plasmó de manera pionera un enfoque holístico de la salud, integrando la biología humana, el medio ambiente, el estilo de vida y la organización del cuidado de la salud.
Con estos y otros documentos como cimiento, el saber y trabajo en este ámbito ha ido evolucionando. Así, el grupo que tiene la semFYC sobre salud planetaria, explica Barrio, “trata de dar visibilidad y actuar desde la
importancia de los pequeños gestos que se pueden realizar a nivel individual”.
Herramientas desde AP
Para poder abordar de manera completa y global la salud planetaria, desde la semFYC aluden a la necesidad de realizar una anamnesis estructurada. En este proceso entran dos herramientas: la hoja verde y la historia clínica medioambiental. La hoja verde pretende ayudar a los profesionales en la detección o cribado de riesgos medioambientales. Al hablar de su implantación, para Barrio, es necesario abordar primero la situación actual de la Atención Primaria en la actualidad.
“En este contexto es muy difícil implementar este tipo de herramientas, aunque son absolutamente necesarias; los que estamos más implicados en la materia, trabajamos para lograrlo, pero necesitamos apoyo de los organismos superiores y la administración”, señala la experta. En este ámbito, la divulgación a los profesionales de AP resulta fundamental, puesto que con unas recomendaciones claras integradas en una entrevista que, desde la semFYC estiman podría durar entre cinco y siete minutos, se pueden recoger datos que no se incluyen de forma habitual en la historia del paciente.
Por otra parte, en cuanto a la Historia Clínica Medioambiental, su meta es diagnosticar y/o tratar la ‘herida medioambiental’. A pesar de su utilidad, Barrio indica que “el problema es que es más compleja y necesita más tiempo y entrenamiento”. Sin embargo, cree que hay que seguir insistiendo para “dar estas herramientas a conocer y quizá implantarlas en consultas como las de pediatría que es más fácil, porque se pueden aplicar en el control del niño sano, o en grupos como las embarazadas”.
Vea el texto completo en: Gaceta Médica. Por: Nieves Sebastián – 22 abril 2024.