Celebración

Comunicado de la Sociedad Cubana de Obstetricia y Ginecología

La Sociedad Cubana de Obstetricia y Ginecología, desde hace varios lustros decidió, que cada 18 de enero, fecha que se conmemora el natalicio del general y Dr. Eusebio Hernández Pérez, Padre de la Obstetricia cubana, se le rindiera merecido tributo por lo que su vida y obra significan para la historia de nuestra Patria, las ciencias médicas y para nuestra especialidad.

El 18 de enero, por tanto, es un día de significación patriótica para los ginecobstetras cubanos, pero también de reconocimiento al trabajo abnegado de todos los que, de una forma u otra, participamos en el cuidado de la salud de la mujer cubana. Un día también, para que los estudiantes de Medicina conozcan que nuestra historia está llena de hombres como Eusebio Hernández Pérez, que constituyen un símbolo y paradigma para las nuevas generaciones.

La tasa de mortalidad infantil del pasado año 2024 fue de 7,1 x 1000 nacidos vivos y la mortalidad materna de 40,6 x 100 000 nacidos vivos, cifras que ponen de manifiesto las condiciones de salud heredadas después de la pandemia de covid-19 y la situación que atraviesa el país, en gran medida dada por el impacto del bloqueo impuesto por los Estados Unidos que limita la adquisición de medicamentos, insumos y equipamiento necesarios para la atención a la madre y el recién nacido, entre otras.

El 2024 fue un año difícil matizado por múltiples adversidades y carencias, y gracias al sacrificio, muchas veces extremo, el empeño, la constancia y consagración de nuestros profesionales junto a otras medidas adoptadas, entre las cuales destaca la publicación e incorporación de un Programa de Atención Materno Infantil renovado, acorde a conocimientos actualizados y experiencias acumuladas. Fueron acciones que permitieron mostrar los indicadores mencionados y son meritorios de un reconocimiento especial.

Los logros obtenidos por la salud cubana a través de tantos años, no pueden ser soslayados y son el acicate para nuevos empeños. La actualización científica constante, la unidad en los colectivos médicos, la responsabilidad, el humanismo, la interrelación efectiva entre los niveles de atención a la salud, la dedicación al trabajo y un mayor compromiso personal y social son los elementos que nos permitirán una atención de calidad a la mujer cubana y continuar mostrando indicadores de salud cada vez mejores.

Hay, en la historia de Cuba, hombres de persistente presencia, el General y Dr. Eusebio Hernández Pérez es uno de esos. Por eso hoy, le rendimos tributo en el 172 aniversario de su natalicio y no puede haber mejor ocasión para reconocer el trabajo realizado por los ginecobstetras y el personal de la salud en el 2024 y desearles, a todos, muchos éxitos en el año que recién comienza y el compromiso de tratar de mejorar todos los indicadores.

Sociedad Cubana de Obstetricia y Ginecología

Lecturas recomendadas:

Jornada de Homenaje por el Día de la Ciencia y los Científicos Cubanos

La Jornada de Homenaje por el Día de la Ciencia y los Científicos Cubanos  que desde hace varios días se viene desarrollando en las diferentes facultades y centros de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana (UCMH), concluyó esta mañana con la celebración del acto correspondiente a la Facultad de Ciencias Médicas “Calixto García”, con la participación de los integrantes del equipo de expertos de la Junta de Acreditación Nacional (JAN) que por estos días realizan la evaluación institucional externa de la Universidad Medica capitalina en su aspiración de alcanzar la categoría de Universidad de Excelencia.

Con la presencia de la Dr. C. Marcia Esther Noda Hernández, secretaria Ejecutiva de la JAN, la Dr. C. Mairim Lago Queija, rectora de la UCMH, el Dr. Manuel Rivero Abella, director general de Salud de la Habana y la Dra. Magdemily Fallat Ramos, decana de la facultad sede, entre otros directivos y personalidades de la ciencia,  el acto devino justo reconocimiento al esfuerzo y la inteligencia colectiva  de estudiantes, profesores e investigadores de la facultad y de las instituciones de salud que la integran.

En este contexto, junto a los estudiantes y profesores reconocidos,  el Dr. Henry Luis Dávila Gómez , decano de la Facultad de la Isla de la Juventud recibió el título de Doctor en Ciencias Médicas, le  fue entregado el Premio “Juan Vela Valdés” al Dr. Cs. Horacio Inocencio Tabares Neyra, mientras que el  Dr. C. Guillermo Jesús Bernaza Rodríguez, era distinguido por ser ganador de Premio en la categoría de Artículo Científico en el Concurso Premio Anual de la Salud, el Dr. C. Osmany Alonso Ayala, por recibir reconocimiento de la World Scientist and University Rankings como uno de los científicos mas citado en Cuba en el 2024 y la Dr. C. Marlén Ivón Castellanos Fernández, como  Investigadora Destacada en 2024.

El Dr. C. Abel Collazo Sosa en su condición de Joven Investigador y Profesor Destacado en el 2024, al intervenir agradeció a la Facultad y a la Universidad por las oportunidades que le han brindado para su formación. La Dr. C. Marlene García Orihuela, presidenta del Consejo Científico de la Facultad “Calixto García”, pronunció las palabra finales de esta ceremonia de homenajes y reconocimientos que cerró a todo tren con la participación de la Colmenita.

Por: Lic. Cosme Moré Cuesta, Divulgación e Información UCMH.

La ciencia en los años duros

Estas notas han sido escritas en vísperas del 15 de enero (el Día de la Ciencia Cubana) de 2025, y cualquier reflexión, de prácticamente cualquier tema, para que sea útil y combativa, hay que ubicarla en el contexto, muy especial, del momento mundial y el momento cubano actual.

En el mundo es un momento en que un pequeño grupo de naciones “super-ricas”, y dentro de estas una oligarquía de personas “super-ricas”, además de riquezas indecentes, han acumulado poder político. El mundo ha visto con espanto a personajes vinculados a la nueva administración de Estados Unidos, hablar de retomar el control del Canal de Panamá, de absorber Groenlandia, de anexar Canadá, y de militarizar la política con los inmigrantes.

Hacia el exterior, ellos quieren el mundo bajo su control. Hacia el interior de Estados Unidos, quieren menores impuestos para los ricos y menor control democrático de la acumulación de riquezas (ya hoy en EE.UU. el 1 % más rico acumula más riquezas que el 90 % en la base de la pirámide), menor seguridad social y menor protección del medio ambiente.

En tal contexto, la nación cubana, más que a un bloqueo económico, se enfrenta a una guerra de reconquista, la que se les quedó pendiente desde la Enmienda Platt en 1901. Y nuestra batalla de defensa debemos darla en dos frentes (al menos) muy importantes: el de la ciencia y el de la cultura. Así lo dijo José Martí: “De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace. Ganémosla a pensamiento”.

¿Qué somos? La nación cubana no es una etnia, ni una religión única, ni una comunidad lingüística, ni un territorio conquistado a otros. No hemos llegado hasta aquí por procesos deterministas (“leyes”) o coyunturas de la historia. Somos una nación construida durante más de 200 años, con sacrificio, heroísmo y pensamiento, cohesionada por un proyecto de soberanía y justicia social.

La cultura, el acceso al conocimiento y a la capacidad de construir nuevo conocimiento (la ciencia) han estado siempre en las raíces de la nacionalidad cubana durante esos más de 200 años, y se sintetizan en el pensamiento de Félix Varela, de José Martí y de Fidel Castro.

Esa construcción histórica ha debido enfrentar siempre agresiones y dificultades. El proyecto de nación cubana y sus raíces éticas son los mismos, pero las amenazas y los desafíos han ido cambiando en cada momento. Quienes trabajamos en la ciencia tenemos que comprenderlos a fondo, para poder alinear eficazmente nuestros esfuerzos con las grandes tareas del momento, las cuales, es cierto que rebasan el espacio de la ciencia, pero también es cierto que contienen un componente grande de ciencia, tecnología e innovación, y no solamente en el campo de las ciencias naturales, sino muy especialmente en el campo de las ciencias sociales. Hay que continuar construyendo ese conocimiento sobre nosotros mismos y sobre nuestro tiempo.

Hoy en Cuba nos enfrentamos, al menos, a cinco grandes desafíos:

  • El desafío económico e industrial
  • El desafío alimentario
  • El desafío energético
  • El desafío demográfico y salubrista
  • El desafío cultural y de valores

No hay espacio en este breve artículo para discutirlos a fondo, pero quizás subrayar algunos de sus rasgos relevantes y tendencias pueda ayudar al lector a entender como conecta la ciencia, la tecnología y la innovación con la enorme diversidad de lo que hay que hacer.

La economía mundial ha cambiado mucho en las últimas décadas: ahora es mucho más global (economía interconectada) y mucho más tecnológica (economía del conocimiento). La economía cubana necesita crecer. No basta con ahorrar, ser eficientes, controlar y distribuir bien, hay que crecer en la producción de bienes y servicios; y especialmente de bienes y servicios que puedan cerrar su ciclo económico en las exportaciones y en la inserción en cadenas globales de valor. Esto quiere decir también bienes y servicios con un alto contenido de ciencia, tecnología e innovación.

El crecimiento es una función del capital que se genera con inversiones y de la cantidad de fuerza de trabajo, multiplicados por un factor que representa el cambio tecnológico. Inversiones no tenemos muchas y nuestra fuerza de trabajo siente hoy las presiones demográficas. La intensidad tecnológica de lo que hacemos es el factor que mejor podemos mover. Tarea para los científicos, los tecnólogos y los innovadores. Tarea que incluye la industrialización con tecnologías de la 4ª Revolución Industrial (la “Industria 4.0”, algunos les llaman “tecnologías profundas”) y el uso intensivo de la información y las comunicaciones.

Es una nueva industrialización, que ahora debe incluir en un lugar protagónico empresas basadas en la inteligencia artificial, el manejo masivo de datos, la biología sintética, la robótica, la “internet de las cosas”, los nuevos materiales, las nuevas formas de generar y almacenar energía, las nanotecnologías y otras ramas emergentes de la industria.

La producción de alimentos, dentro de los crecimientos productivos que necesitamos, es una tarea no solamente importante, sino también urgente. Y es un componente de la soberanía nacional. Ese crecimiento en la producción de alimentos hay que lograrlo con poca fuerza de trabajo rural, con suelos poco productivos, y bajo las presiones del cambio climático. De nuevo, es la tecnología el factor que está en nuestras manos mover, pero entendiendo como tecnología no solamente la que proviene de las ciencias naturales, sino también la que aborda los componentes sociales del sistema de producción y distribución de alimentos. Sin voluntad no es posible vencer, pero no avanzaremos solamente con la voluntad: hacen falta conocimientos nuevos.

La energía es lo que mueve la industria y el comercio en el mundo, y la pobreza energética es una de las grandes crisis de los países del sur, no solamente de Cuba. Los países del llamado “tercer mundo” donde vive el 80% de la población mundial, consumen solo el 25% de la energía. Lo sabíamos, pero también hay problemas nuevos. En la historia del siglo XX el crecimiento económico ha estado vinculado al crecimiento en el consumo de combustibles fósiles. Hoy son la fuente del 86% de la energía primaria que se consume en el mundo. La pospuesta industrialización del sur no puede repetir esa trayectoria.

Pero sabemos además que las energías renovables, en la forma en que las conocemos hoy, no tienen todavía capacidad de respuesta para lo que demandaría el desarrollo económico del sur. Este problema exige no solo transferencia de tecnología, sino también innovación “disruptiva” en la producción y el almacenamiento de energía, lo que no puede provenir de otra parte que de la investigación científica. Otra tarea más para los científicos y los tecnólogos.

El problema demográfico y salubrista también demanda pensamiento e innovación, empezando por el desafío de desentrañar sus causas, en las condiciones específicas de Cuba en el siglo XXI, en lo cual la función de las ciencias sociales, y en especial las ciencias de la salud, es determinante. El cambio demográfico en Cuba nos lleva a una “pirámide invertida” (más viejos que jóvenes) que tiene grandes y diversas consecuencias. Una de ellas es la estructura de la morbilidad y la mortalidad, ahora a expensas de las llamadas “enfermedades crónicas no-trasmisibles” (cáncer, enfermedades cardiovasculares y neurológicas, diabetes, etc.) que reclaman tratamientos más complejos y de mayor duración; y esto ocurre precisamente en el momento en que los costos de los medicamentos y de la atención médica se disparan en el mundo, presionados por las leyes del mercado.

Esa disociación, al menos en su magnitud actual también es algo nuevo. Las enfermedades infecciosas y la mortalidad infantil aprendimos a enfrentarlas con éxito, pero ahora vamos a necesitar nuevo pensamiento científico y nuevas estrategias en la salud pública y en las industrias vinculadas a la salud, para responder al crecimiento de las enfermedades crónicas en una población envejecida. Estas patologías dependen mucho de estilos de vida y no es posible abordarlas solamente desde el reduccionismo propio de las ciencias naturales: exigen una participación cada vez mayor de las ciencias sociales. Aquí hay también caminos propios que construir, demandantes de ciencia, tecnología e innovación.

La amenaza a la cultura y los valores atraviesa y complejiza todos los problemas mencionados. Son retos que no se pueden enfrentar “con las armas melladas del capitalismo” (como nos decía el Che), ni con ingenuidades pasivas ante las deformaciones (las espontáneas y las diseñadas) a las que nos conducen los tsunamis de banalidades, noticias falsas, deconstrucciones históricas, apelación a reflejos primitivos, y celebración de individualismos, y a donde nos llevan las industrias de la desinformación y las llamadas “redes sociales” (más bien antisociales).

Habrá que emprender esta tarea en un contexto de crecientes conexiones económicas, políticas, mediáticas y culturales con el mundo en toda su diversidad, las cuales pueden ser enriquecedoras, pero también retadoras y pueden operar diluyendo la cultura cubana. Igualmente, a lo que sucede con los combustibles fósiles y la industria, los modelos del siglo XX ya no bastan para los retos del siglo XXI.

Este desafío ha crecido a tal velocidad que ya no es posible encontrar referentes históricos válidos sobre cómo enfrentarlo (el campo socialista europeo no los encontró). Nos demandará mucha creatividad y muchas conexiones con nuestras propias raíces históricas, que no pueden ser construidas por nadie más que por nuestros científicos sociales, educadores y comunicadores. De ello depende también la propia ciencia: las aptitudes cognitivas humanas solo pueden desarrollarse en el seno de una cultura que las produjo, las preservó y las trasmitió.

A estos cinco desafíos habría que sumar un sexto, que los atraviesa a todos, que es el desafío de la gestión de la ciencia, la tecnología y la innovación.

Necesitaremos más ciencia, mucha, pero no basta tampoco con “sembrar ciencia”. También hay que llevar la creatividad científica hasta la solución de problemas concretos, y ese camino pasa no solamente por las instituciones académicas y las universidades: pasa también por las empresas, principalmente por las empresas estatales.

Y tendremos que encontrar con mucha creatividad, formas novedosas de financiar la ciencia, la tecnología y la innovación, de conectarlas con el mundo empresarial cubano y con el exterior, haciendo crecer el componente de productos y servicios de tecnología alta y media en nuestras exportaciones.

Nuestros centros científicos y universidades tienen que involucrarse más directamente en el proceso de transformación productiva. Esa tarea contiene componentes nuevos y en contextos nuevos.

El mismo objetivo del fortalecimiento de la empresa estatal socialista, del que depende la base económica del socialismo, y en última instancia también la justicia social, además de comprensión y voluntad política, requiere pensamiento científico e innovación. La combinación eficiente entre una propiedad centralizada en manos del pueblo, representado por el Estado, y una gestión descentralizada y flexible es un problema todavía no resuelto por las ciencias económicas, ni siquiera en el plano conceptual.

Retador también será encontrar las formas de gestión de las nuevas pequeñas y medianas empresas estatales de base tecnológica, que están llamadas a ser un dispositivo conector entre la ciencia y la economía. Tendrán que surgir nuevos actores económicos, pero más allá de eso, necesitaremos desplegar creatividad en los mecanismos de conexión entre esos actores. No es suma sino integración. Es nada menos que un despliegue creativo de nueva institucionalidad.

Ha sido siempre así en otras tareas. El objetivo de elevar los indicadores de salud implicó desde los años 60 el desarrollo de instituciones para eso: universidades de ciencias médicas, hospitales, policlínicos, institutos de salud, programa del médico de la familia, industrias de la salud etc. El objetivo de garantizar educación masiva y de calidad implicó también un despliegue de nuevas instituciones: escuelas, universidades, institutos pedagógicos, escuelas de arte, contingentes de maestros, etc.

Durante décadas Fidel se dedicó “con delectación de artista” a la creación de esas instituciones.

La conexión de la ciencia con la economía, la construcción de una economía basada en el conocimiento y la inserción de la economía cubana en la economía mundial demandarán cada vez más un despliegue de nuevas empresas para construir esas conexiones. Y esas empresas deberán construir, como exigen las tecnologías de hoy, redes de inserción internacional distribuida, desde la propia empresa.

En junio de 1892, preparando la Guerra Necesaria, José Martí decía en una carta dirigida a los presidentes de los clubes revolucionarios en Cayo Hueso: “La obra es de ahora, y extraordinaria, y hay que atenderla ahora, con un esfuerzo extraordinario”.

Digámonos nosotros eso mismo en este Día de la Ciencia de 2025.

Por: Agustín Lage Dávila.

Del 15 al 17 de enero, Feria Innovación para el Desarrollo

Con una amplia participación de La Habana, la capital cubana acogerá del 15 al 17 de enero la Feria Innovación para el Desarrollo, en el contexto de la jornada por el Día de la Ciencia Cubana.

En su sede en el Palacio de las Convenciones, el encuentro reunirá a actores diversos del escenario nacional, con potencialidad para mostrar resultados y favorecer la ejecución de hojas de rutas encaminadas a lograr el impacto necesario como solución innovadora en las prioridades.

Este será un espacio de intercambio, en la modalidad presencial, en el que los participantes podrán realizar presentaciones, conferencias y charlas vinculadas a la innovación y participar de una muestra expositiva donde se expondrán resultados alcanzados en las diferentes actividades socioeconómicas.

La feria, con 50 estand y 120 expositores, tendrá como ejes temáticos Salud y biotecnología, Informática y transformación digital, Servicios, Turismo y desarrollo sostenible, Construcción y redes hidráulicas, Electroenergético, Desarrollo industrial, Logística integrada del transporte, Educación, cultura y servicios profesionales, Producción de alimentos y Desarrollo territorial.

Según se dio a conocer, las provincias presentarán 304 innovaciones, con mayor representación La Habana (74), Sancti Spíritus y Villa Clara (24 cada una), y Pinar del Río (23). En el caso de las entidades nacionales, se expondrán 383 innovaciones, de ellas 51 del Ministerio de Comunicaciones, 49 del Ministerio del Turismo, 35 del Ministerio del Comercio Interior y 32 de los ministerio de Energía y Minas y de la Construcción.

En esta primera edición de la feria, pospuesta en dos ocasiones anteriores debido a la contingencia energética y los efectos de los huracanes Oscar y Rafael, se prevé la participación de delegados de las 15 provincias y el municipio especial Isla de la Juventud, así como de entidades nacionales.

La feria tiene como propósitos proporcionar un espacio de excelencia para compartir experiencias nacionales en torno a la innovación como herramienta estratégica para el desarrollo, fortaleciendo las alianzas entre actores diversos, difundir los resultados alcanzados por los diferentes sectores, a partir de la gestión de ideas para una innovación integral; enfatizar en el carácter social de la innovación y abordar la innovación en el desarrollo territorial/local como base para la implementación a ese nivel, de la gestión de Gobierno basada en ciencia e innovación.

El programa de la Feria de Innovación para el Desarrollo, organizada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), incluye el Foro de innovación, el Taller Sistema de Gestión de Gobierno basado en Ciencia e Innovación, Taller de inteligencia artificial, conferencias magistrales, paneles Estructuras dinamizadoras de la innovación, Desarrollo local y otros, Sesión del Consejo Juvenil de Innovación, premiaciones y firmas de acuerdos.

A su vez, comprende la entrega de los Premios Nacionales a la Innovación, los Premios Especiales del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en el período 2022-2023 y la entrega de reconocimientos por parte de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR), entre otros.

La Habana resultó seleccionada como la provincia sede del acto nacional por el Día de la Ciencia Cubana, que se celebrará el próximo 15 de enero, por sus resultados en 2024 y su desempeño sostenido en la ciencia, la innovación, y la implementación del sistema de programas y proyectos.

Agasajan labor de higienistas y epidemiólogos en Cuba

En saludo al Día del Higienista y Epidemiólogo en Cuba fueron reconocidos el pasado 8 de enero, profesionales del sector por su respaldo invaluable para prever, diagnosticar, enfrentar y erradicar diversas enfermedades transmisibles y no transmisibles.

Blanca Terry Berro, presidenta de la Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología, expresó en el encuentro sostenido en el Hospital “Fructuoso Rodríguez”, que esta especialidad tiene un impacto directo en el análisis de situaciones de salud, la vigilancia epidemiológica, la investigación causal y la evaluación de programas de tecnología contextualizados.

Uno de los principales méritos del higienista-epidemiólogo en la actualidad apunta a la articulación y alianzas con el modelo del médico y enfermera de la familia, a través de la inserción de saberes y labores en el marco del grupo básico de trabajo en los diferentes espacios de acción comunitarios, apuntó.

La especialista subrayó que la historia de la Higiene y la Epidemiología quedó totalmente marcada por la pandemia de la covid-19, la cual implicó el desafío de enfrentarse a una nueva enfermedad.

En este tiempo se potenciaron protocolos valiosos y tácticos que exigieron un elevado protagonismo en el gremio cuando fue preciso desarrollar sistemas modernos de informatización y, sobre todo, la formación de recursos humanos a un ritmo más acelerado y actualizado con el enfoque de una sola salud, agregó.

Terry Berro aseguró que el país cuenta con una estrategia bien definida donde el reto fundamental está en consolidar y unir la capacidad innovadora de todos los factores en torno a los organismos de la Administración Central del Estado, para buscar soluciones sostenibles y sustentadas por la investigación y el conocimiento científico de higienistas y epidemiólogos.

La doctora en Ciencias Médicas Silvia Martínez ofreció una conferencia magistral sobre la historia de la Higiene y Epidemiología en Cuba, con logros alcanzados en la disminución de la mortalidad infantil, inocuidad de los alimentos, erradicación de enfermedades como poliomielitis, difteria, sarampión, parotiditis, tosferina y rubéola; meningitis pos parotiditis, control a enfermedades trasmisibles y la ejecución del Programa Nacional de Inmunización con 17 vacunas que protegen contra 16 enfermedades y cuatro formas graves, de ellas 10 de producción nacional.

La Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología entregó un certificado que acredita como nuevos miembros de esta organización a 10 trabajadores de la salud.

En las palabras de clausura, la doctora Carilda Peña García, viceministra de Salud Pública, manifestó que temas sanitarios complejos desafían hoy en todo el mundo los sistemas de salud como la reemergencia de enfermedades trasmisibles como las arbovirisis y la tuberculosis.

Peña García llamó a elevar la superación profesional para hacer frente a cada escenario epidemiológico, con énfasis en la prevención, el control y oportuno diagnóstico.

Asistieron a la actividad los doctores Reinol Delfín García Moreiro, viceministro de Salud Pública y Mario Cruz Peñate, representante de la Organización Panamericana de la Salud en Cuba.

Cada 4 de enero se celebra el Día del Higienista-Epidemiólogo Cubano en homenaje al nacimiento del destacado salubrista Juan Guiteras Gener, quien describió los primeros casos de dengue en el país, en su estudio “El dengue en Cuba, su importancia y su diagnóstico con la fiebre amarilla”. [Por: Claudia María Delgado Torres]

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