Desde la OPS

La ocurrencia de variantes es esperable, pero la vigilancia debe continuar para monitorear posibles cambios en su comportamiento

La ocurrencia de variantes del virus SARS-CoV-2 que causa la COVID-19 es esperable, pero su vigilancia genética en la Región de las Américas debe continuar para detectar a tiempo cambios que puedan afectar las medidas de control, incluyendo a las vacunas, afirmó un grupo de expertos.

Durante un seminario para periodistas, expertos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) debatieron las cuestiones clave que plantean las variantes, tales como su impacto en la transmisibilidad, la gravedad de la COVID-19 y la eficacia de las vacunas contra ellas.

Las mutaciones son naturales en el proceso de evolución y adaptación de los virus, dijo Jairo Méndez Rico, asesor de la OPS sobre enfermedades víricas emergentes. Cuando estas variantes tienen un impacto o riesgo potencial para la salud pública, se consideran variantes de preocupación (VOC, por sus siglas en inglés). Las cuatro variantes de preocupación que se han detectado en las Américas incluyen las originadas en el Reino Unido (B 1.1.7), Sudáfrica (B.1.351), Brasil (P.1) e India (B.1.617).

Hasta ahora, 37 países y territorios han confirmado la presencia de una o más de las cuatro variantes de preocupación. La variante B.1.1.7 fue confirmada en 34 países; la variante B.1.351 en 17, la variante P.1 en 21 países, y la variante B.1.617 en ocho.

La aparición de mutaciones es un evento natural y esperado dentro del proceso evolutivo del virus. Estos cambios pueden suponer ventajas para que el virus logre sus «objetivos», que son tener una mayor capacidad para entrar en las células y luego replicarse, y tratar de escapar a la respuesta inmunitaria, ya sea natural o mediada por la vacuna, explicó Méndez.

Sin embargo, Méndez Rico sostuvo que «aunque algunas (variantes de preocupación) han demostrado una mayor capacidad de replicación y transmisión, no son más agresivas o graves». Explicó que, desde una perspectiva evolutiva, al virus no le interesa matar a su huésped. También dijo que «hasta ahora, no hay pruebas suficientes para inferir que las vacunas actualmente disponibles no funcionan contra estas variantes».

Cuanto mayor sea el nivel de transmisión del virus en las poblaciones, más probable será que se produzcan mutaciones virales y aparezcan nuevas variantes. Esta es una de las razones por las que frenar la transmisión es tan importante, añadió.

Los expertos recomendaron mantener todas las medidas de salud pública en los lugares donde circula el virus, independientemente de las variantes. Entre estas medidas, se encuentran el uso de mascarillas, mantener el distanciamiento físico de los demás, evitar los espacios cerrados y concurridos, abrir puertas y ventanas para la ventilación, la higiene de las manos y vacunarse cuando las vacunas estén disponibles. También recomendaron reforzar la vigilancia tanto epidemiológica como genómica para reducir la propagación del virus y sus posibles mutaciones.

Red Regional de Vigilancia Genómica de COVID-19

Cuando comenzó la pandemia en 2020, la OPS conformó la Red Regional de Vigilancia Genómica de COVID-19 con el fin de fortalecer la capacidad de secuenciación en los laboratorios participantes de las Américas, y establecer la secuenciación genómica rutinaria del SARS-CoV-2. La red se amplió significativamente para identificar y rastrear las variantes del virus y actualmente 22 países participan en ella, lo que ofrece una imagen mucho más robusta de las variantes que circulan en la región.

Además, como parte de la red, seis laboratorios regionales de referencia ayudan a los países con la secuenciación genómica de las variantes: Fiocruz en Brasil, el Instituto de Salud Pública en Chile, el InDRE en México, el Instituto Gorgas en Panamá, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) en Atlanta, y la Universidad de las Indias Occidentales en Trinidad y Tobago.

Los países de las Américas comenzaron a utilizar la vigilancia genómica durante los brotes de cólera hace años, y esto continuó con los brotes de influenza, chikungunya, Zika y fiebre amarilla. Esta larga experiencia se aplica ahora para seguir de cerca el SARS-CoV-2.

El doctor Sylvain Aldighieri, director de Incidente para COVID-19 en la OPS, dijo que es vital mantener coordinada la vigilancia genómica y epidemiológica «para detectar cualquier aumento inusual o inesperado de casos, de la letalidad o cambio en los patrones clínicos, porque estos aspectos pueden estar asociados a una variante particular. Por eso es muy importante la colaboración y el intercambio de información entre países», aseguró.

Fernando Motta, investigador de Fiocruz, destacó la importancia de sostener y fortalecer la colaboración entre los países a través de la red coordinada por la OPS para aumentar el número de secuencias representativas de la Región en las bases de datos mundiales, y para entender mejor la epidemiología molecular del virus.

«Nuestro laboratorio en Brasil desarrolló y estandarizó protocolos que fueran capaces de utilizarse teniendo en cuenta las diferentes tecnologías instaladas en los institutos de la red capaces de hacer secuenciación — desde las más antiguas metodologías hasta las de nueva generación — y al mismo tiempo generó capacidades junto con la OPS para poder apoyar mejor las necesidades de los países sin este tipo de tecnologías”, indicó Motta.

Además de coordinar la red, la OPS proporciona a los países y a los laboratorios reactivos, organiza sesiones de formación y actualización y cubre los costes de envío de las muestras de las variantes a los laboratorios de referencia.

La estrategia sirve para apoyar el desarrollo de protocolos de diagnóstico, proporcionar información para el desarrollo de vacunas y comprender mejor la evolución y la epidemiología molecular del virus del SARS-CoV-2.

Vea aquí el seminario de la OPS sobre variantes del SARS-CoV-2

El uso eficaz de impuestos a las bebidas azucaradas podría disminuir su consumo, según informe de OPS

Los impuestos selectivos sobre las bebidas azucaradas representan una política eficaz y basada en la evidencia para prevenir las enfermedades no transmisibles (ENT). Junto con los impuestos selectivos sobre los productos tabacaleros y sobre las bebidas alcohólicas, constituyen una herramienta para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) los recomienda para modificar los factores de riesgo comportamentales vinculados con la obesidad y las ENT, según se indica en el plan de acción mundial de la OMS.

Se ha dicho que los impuestos sobre las bebidas azucaradas representan una ganancia triple para los gobiernos, puesto que: 1) mejoran la salud de la población, 2) generan ingresos y 3) pueden reducir a largo plazo los correspondientes costos de atención de salud y pérdidas de productividad.

La tributación de las bebidas azucaradas se ha puesto en marcha en más de 73 países de todo el mundo. En la Región de las Américas, 21 Estados Miembros de la OPS aplican impuestos selectivos a nivel nacional sobre dichas bebidas y siete jurisdicciones de Estados Unidos de América las gravan con impuestos locales. Si bien el número de países que aplican impuestos selectivos nacionales sobre las bebidas azucaradas en la Región es prometedor, la mayoría de esos impuestos se podría ampliar para mejorar su incidencia en el consumo de bebidas azucaradas y en la salud.

En esta publicación se presentan algunos conceptos económicos relacionados con la justificación del uso de impuestos sobre las bebidas azucaradas, así como con los costos relacionados con la obesidad; algunas consideraciones clave sobre el diseño de impuestos, incluidos los tipos, bases y tasas correspondientes; una descripción del posible ingreso tributario y su asignación a fines específicos; la evidencia sobre la medida en que se prevé que dichos impuestos incidan en los precios y la demanda de las bebidas gravadas y su sustitución por bebidas no gravadas; y la respuesta a algunas preguntas frecuentes sobre los efectos económicos de la tributación de las bebidas azucaradas.

Vea el informe completo.

Hospitalizaciones y muertes por COVID-19 de adultos jóvenes se disparan en las Américas

Las hospitalizaciones y muertes de personas jóvenes están aumentando a medida que la pandemia por COVID-19 se acelera en las Américas, advirtió la doctora Carissa F. Etienne, Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

“Adultos de todas las edades — incluidos los jóvenes — se están enfermando gravemente y muchos de ellos están muriendo”, subrayó hoy Etienne durante la sesión informativa semanal.

Entre diciembre de 2020 y marzo de 2021, las tasas de mortalidad entre menores de 39 años en Brasil se duplicaron, se cuadruplicaron para las personas de entre 40 y 50 años, y se triplicaron para aquellos de entre 50 y 60 años. «Esto es trágico y las consecuencias son nefastas para nuestras familias, sociedades y futuro», aseveró.

La Directora de la OPS señaló que las tasas de hospitalización de población menor de 39 años aumentaron en más de 70 % en Chile durante los últimos meses. En Brasil las hospitalizaciones han sido más altas entre aquellos de 40 años. «En algunas zonas de Estados Unidos, hay más personas de entre 20 y 30 años hospitalizadas por COVID-19 que personas de 70 años», agregó.

«Durante gran parte de la pandemia, nuestros hospitales estaban llenos de adultos mayores con COVID-19, muchos de los cuales tenían condiciones preexistentes que los hacían más susceptibles a formas graves de la enfermedad, pero hoy, observando las unidades de cuidados intensivos de nuestra región, vemos que están llenas no sólo de pacientes de edad avanzada, sino también de gente más joven», detalló Etienne.

Dado que la población sana más joven tiene mayores probabilidades de sobrevivir la COVID-19, ésta puede permanecer en los hospitales durante semanas, aseveró. Por ello, los países deben estar preparados para el aumento de la demanda hospitalaria.

Aumentar la capacidad de las UCI

«Si las infecciones siguen aumentando a este ritmo, esperamos que en los próximos tres meses los países de nuestra región tengan que mantener e incluso aumentar aún más su capacidad de camas en las unidades de cuidados intensivos (UCI)», calculó.

Los países deben contratar y capacitar a más trabajadores de salud y personal especializado, destacó. El personal de salud existente debe recibir apoyo «después de haber operado en ‘modo de crisis’ durante tanto tiempo», remarcó.

«Pero tampoco podemos ampliar indefinidamente la capacidad de las unidades de cuidados intensivos. Sencillamente, no hay suficiente personal de salud para contratar y capacitar a tiempo, lo que nos remite a una mejor opción: todos debemos volver a comprometernos con una respuesta integral basada en la prevención y mantener la atención de salud contra la COVID-19 y otras afecciones», sostuvo la doctora Etienne.

En ese sentido, instó a los países a continuar con las medidas de salud pública: distanciamiento social, uso de mascarillas y evitar reuniones en espacios cerrados. Asimismo, pidió «volver a dar prioridad a las pruebas de detección y al seguimiento de contactos en la atención primaria». Además, dijo, deberían iniciarse campañas de comunicación para recordarle a los más jóvenes que deben protegerse.

«Aunque las vacunas se están distribuyendo lo más rápido posible, no son una solución a corto plazo: no podemos confiar en las vacunas para reducir las infecciones cuando no hay suficientes vacunas para todos. Son una parte de la respuesta integral, que incluye la prevención a través de medidas de salud pública y la mejor preparación de los sistemas de salud», recalcó la directora de la OPS.

Aumento de las nuevas infecciones

En total, más de 1,3 millones de personas se infectaron con COVID-19 en las Américas en la última semana y más de 36 mil murieron por complicaciones relacionadas con la enfermedad.

«Casi el 40% de todas las muertes por COVID-19 notificadas la semana pasada tuvieron lugar aquí mismo, en nuestra región. Hoy, más países de América Latina que nunca están reportando más de mil casos de COVID-19 al día», lamentó Etienne.

Informó que las infecciones están aumentando rápidamente en las Guayanas, Argentina y Colombia, «donde los recuentos semanales de casos son cinco veces mayores a los del año pasado por estas fechas». En América Central, Guatemala está experimentando un aumento significativo de las infecciones, mientras que Costa Rica está informando de un récord de infecciones.

Puerto Rico y Cuba están impulsando las infecciones en el Caribe, aunque los casos también están aumentando en muchas islas más pequeñas. Casi el 70 % del total de casos de COVID-19 en Anguila se han notificado en los últimos diez días. Tras la erupción del volcán La Soufrière, los casos están aumentando en San Vicente y las Granadinas entre los desplazados internos.

Informe de la OPS: COVID-19 destaca la necesidad de fortalecer las autoridades regulatorias nacionales en América Latina y el Caribe

La pandemia de la COVID-19 ha demostrado la necesidad urgente de fortalecer las autoridades regulatorias nacionales en América Latina y el Caribe para garantizar la seguridad, calidad y eficacia de nuevos medicamentos, vacunas y dispositivos médicos, afirma un nuevo informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El documento muestra que las autoridades regulatorias nacionales varían sustancialmente en su capacidad para evaluar tecnologías y productos médicos. El reporte extrae lecciones de mejora de seis instituciones de la región, que la OPS ha designado como Autoridades Regulatorias Nacionales de Referencia (ARNR). Estas autoridades son ANMAT (Argentina), ANVISA (Brasil), ISP (Chile), INVIMA (Colombia), CECMED (Cuba) y COFEPRIS (México).

Las principales conclusiones son las siguientes:

  • Las sólidas capacidades regulatorias son el resultado de marcos legales y organizativos amplios, que dan a las ANR independencia técnica y fuertes mandatos para supervisar y sancionar las aprobaciones de productos farmacéuticos dentro de sus jurisdicciones.
  • Las recientes reformas de las autoridades regulatorias nacionales han supuesto una importante mejora del acceso a los medicamentos y de la transparencia.
  • Los recursos financieros y humanos de las autoridades regulatorias nacionales han permanecido relativamente estables durante los últimos cinco años en América Latina, mientras que el mercado farmacéutico ha aumentado tanto en valor como en volumen y en complejidad de los productos médicos.
  • La fabricación de productos médicos cada vez más complejos requiere una mayor vigilancia y control. La vigilancia posterior a la comercialización y la farmacovigilancia son una debilidad potencial de los sistemas.
  • Los avances de las autoridades regulatorias nacionales han ayudado a catalizar las mejoras en otros países y regiones. La creación del sistema regulatorio del Caribe y el sistema de trabajo conjunto de Centroamérica reflejan una mejora de la capacidad regulatoria.

El informe plantea su preocupación por la «falta limitada o total de marcos legales y organizativos para los sistemas de regulación en varios países». Anima a los países con menos capacidad a basarse, siempre que sea posible, en las evaluaciones y aprobaciones ya realizadas por una o varias ANR.

Descargue el informe en español; 17 páginas (255.0Kb)

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