Archivos Anuales 2023

Nuevo estudio evalúa las características de la alopecia areata en la población hispanoamericana y latina

El promedio de edad de los pacientes hispanoamericanos y latinos con alopecia areata en el momento del diagnóstico era de 33 años, 24% presentaban atopia concomitante y 18% tenían una o más enfermedades autoinmunitarias coexistentes, en su mayoría artritis reumatoide.

Estas son algunas de las principales conclusiones de un análisis retrospectivo de pacientes hispanoamericanos y latinos de la University of California, Irvine, en Irvine, Estados Unidos, realizado por la Dra. Natasha Mesinkovska, del Departamento de Dermatología de la Unidad de Cuidados Intensivos, y sus coautoras. Los resultados fueron publicados en versión electrónica en Journal of the American Academy of Dermatology.

En un estudio reciente se examinó la epidemiología de la alopecia areata en pacientes negros, escribieron la Dra. Mesinkovska y las coautoras Celine Phong, estudiante de medicina de la unidad de cuidados intensivos, y la Dra. Amy J. McMichael, profesora de dermatología de la Wake Forest University, en Winston-Salem, Estados Unidos.[2] «Existe una necesidad similar no cubierta de describir las características de la alopecia areata en pacientes hispanoamericanos y latinos, la mayoría prevalente en California», añadieron.

A partir de revisiones de historias clínicas, códigos de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) y exploraciones físicas documentadas, identificaron retrospectivamente a 197 pacientes hispanoamericanos y latinos con diagnóstico de alopecia areata en la unidad de cuidados intensivos entre 2015 y 2022, incluyendo alopecia totalis y alopecia universalis.

Casi dos tercios de los pacientes con alopecia eran mujeres (63%) y su edad promedio en el momento del diagnóstico era de 33 años. La mayoría de los pacientes (79%) presentaban una alopecia areata de patrón irregular, 13% una alopecia areata de patrón difuso y solo 12% tenía afectación de cejas, pestañas o barba. La comorbilidad más frecuente en el conjunto de los pacientes era la atopia (24%), que incluía rinitis alérgica (12%), asma (10%) o dermatitis atópica (7%), o ambas.

Los autores observaron que 18% de los pacientes padecían una o más enfermedades autoinmunitarias coexistentes, sobre todo artritis reumatoide (9%) o enfermedad tiroidea (6%). Ningún paciente padecía celiaquía, miastenia grave o enfermedad inflamatoria intestinal, pero 43% tenía otra afección dermatológica.

En otros resultados, 22% de los pacientes presentaban déficit de vitamina D, 20% hiperlipidemia, 18% obesidad, 16% enfermedad por reflujo gastroesofágico y 12% anemia. Al mismo tiempo, se identificaron depresión, ansiedad o trastornos del sueño en 14% de los pacientes.

Vea la noticia completa en Medscape (debe estar registrado en el sitio).

¡Gestión de la infodemia en directo! Evento de narración en línea

La infodemia ha afectado de manera personal y profesional a los trabajadores de la salud y ha cambiado la forma en que los sistemas de salud han respondido a la pandemia de la COVID-19. El 26 de enero de 2023, la OMS presentará a tres Jefes de Infodemia para que cuenten sus propias experiencias sobre el manejo de la Infodemia durante la época de la COVID-19.

Este evento es gratuito y se presenta en asociación con la Story Collider, para promover la ciencia y la salud a través de narraciones de historias más eficaces.

ANTECEDENTES

Este programa en vivo es parte de varios eventos y actividades en línea que la OMS ha convocado para recopilar y analizar historias sobre el impacto de la infodemia de la COVID-19. El proyecto se lanzó en julio de 2022, con un debate sobre por qué contar historias no es solo una herramienta para promover conversaciones sobre ciencia, sino que también es una habilidad que todo jefe de infodemia debería tener. Mire la grabación de video del seminario web de apertura sobre este proyecto.

Después de este seminario web, la OMS lanzó un taller en línea de manejo de infodemia, para recopilar historias de los equipos de respuesta a emergencias y profesionales de la salud que experimentaron y manejaron la infodemia de la COVID-19. Ellos han pasado por talleres donde perfeccionaron sus habilidades de narración para comunicar información sobre infodemia, su impacto, y cómo contribuir a la práctica de su manejo.

Los talleres recibieron más de 500 inscripciones de 110 países para 80 plazas, en cuatro talleres de habilidades de narración de historias en inglés, francés y español. Los participantes seleccionados recibieron 6 horas de capacitación en talleres con capacitación individual adicional para convertir sus experiencias en historias. Después del taller de un mes, se invitó a los participantes a grabar y enviar sus historias a un proyecto de investigación sobre los impactos de la infodemia del COVID-19 en los socorristas.

Las historias enviadas fueron tan interesantes que la OMS decidió invitar a algunos de los participantes a compartirlas con una audiencia más amplia. Se han planificado tres presentaciones de narración en vivo con tres historias cada una entre noviembre y febrero de 2023. Este es el tercer programa de narración de historias, después del primero en inglés en noviembre de 2022 y el segundo en francés en diciembre de 2022.

Regístrese para recibir el flash informativo sobre el manejo de infodemia de la OMS.

Inscríbase en el evento.

 

Mediante el análisis de huellas dactilares detectan esquizofrenia con una fiabilidad de 70 %

Un equipo de investigadores en España diseñó una herramienta de inteligencia artificial que logró distinguir las huellas dactilares de personas con esquizofrenia de las huellas dactilares de personas sanas, con una fiabilidad de 70%. Ya que las huellas digitales se mantienen estables durante toda la vida, esta herramienta podría utilizarse tanto para la detección de la enfermedad cuando se dan las primeras sospechas de esquizofrenia como para predecir su aparición desde mucho antes, según los resultados de un estudio.

«El diagnóstico definitivo de la esquizofrenia requiere un mínimo de 6 meses y frecuentemente sus síntomas se confunden con otras enfermedades de salud mental, como el trastorno bipolar. Por ello es tan importante este hallazgo, pues permitirá orientar el tratamiento de manera precoz», explicó Raymond Salvador, Ph. D., autor del estudio e investigador de la fundación FIDMAG Hermanas Hospitalarias.

El especialista señaló que el uso de esta herramienta podría estar dirigido a las personas que comienzan con síntomas de la enfermedad o que incluso se presentan en urgencias con un primer episodio psicótico, pero también puede ser de utilidad para personas con riesgo genético significativo.

Hasta ahora este es el primer estudio que utiliza inteligencia artificial, concretamente aprendizaje profundo, para determinar el potencial del análisis de las huellas dactilares para diagnosticar esquizofrenia.

Vea el texto completo y participe del debate en: Mediante el análisis de huellas dactilares detectan esquizofrenia con una fiabilidad de 70% – Medscape – 5 de enero de 2023 (debe registrarse en el sitio).

Declaración del Grupo Consultivo Técnico sobre la Evolución del Virus SARS-CoV-2 acerca de la reunión celebrada el 3 de enero sobre la situación de la COVID-19 en China

El Grupo Consultivo Técnico sobre la Evolución del Virus SARS-CoV-2 se reúne periódicamente para examinar las pruebas científicas más recientes sobre las variantes circulantes del SARS-CoV-2 y asesora a la OMS acerca de si está justificado introducir cambios en las estrategias de salud pública. El Grupo Consultivo Técnico se reunió el 3 de enero de 2023 para analizar la situación de la COVID-19 en China continental.

Durante la reunión, científicos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de China presentaron datos genómicos de lo que describieron como casos importados así como adquiridos localmente de infecciones por SARS-CoV-2. Con respecto a las infecciones adquiridas localmente, los datos presentados se basaban en más de 2000 genomas recopilados y secuenciados a partir del 1 de diciembre de 2022. El análisis del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de China mostró un predominio de los linajes BA.5.2 y BF.7 de la variante ómicron entre las infecciones adquiridas localmente. En conjunto, los linajes BA.5.2 y BF.7 representaron el 97,5% de todas las infecciones locales, según la secuenciación genómica. También se detectaron otros sublinajes conocidos de la variante ómicron, si bien en porcentajes bajos. Estas variantes son conocidas y han estado circulando en otros países, y en la actualidad el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de China no ha notificado ninguna variante nueva.

Hasta el 3 de enero, se han enviado 773 secuencias procedentes de China continental a la base de datos EpiCoV, administrada por la Iniciativa GISAID, la mayoría de las cuales (564 secuencias) se recopilaron a partir del 1 de diciembre de 2022. De estas, sólo 95 están etiquetadas como casos adquiridos localmente y 187 como casos importados, mientras que en 261 no se dispone de esta información. En lo que atañe a los casos adquiridos localmente, el 95% pertenecen a los linajes BA.5.2 o BF.7. Esta información concuerda con los genomas de viajeros procedentes de China que otros países han enviado a la base de datos EpiCoV, administrada por la Iniciativa GISAID. Los datos de las secuencias de acceso público no muestran ninguna variante o mutación de importancia nuevas.

Tomando conocimiento de la información compartida hasta la fecha, el Grupo Consultivo Técnico sobre la Evolución del Virus SARS-CoV-2 reitera la necesidad crítica y la importancia de realizar análisis adicionales, así como de poner en común los datos de las secuencias, a fin de comprender la evolución del SARS-CoV-2 y la aparición de mutaciones o variantes preocupantes. Esto debería llevarse a cabo con independencia de si a una secuencia se le asigna un linaje Pango o no. La mejor manera de hacerlo es introduciendo rápida y periódicamente los datos en bases de datos de acceso público. Mantener unos niveles elevados de vigilancia genómica representativa en China y en todo el mundo, anotar las secuencias genómicas incluyendo los metadatos clínicos y epidemiológicos relevantes y compartir rápidamente dichos datos son las piedras angulares de una evaluación oportuna del riesgo a escala mundial.

La OMS seguirá manteniendo una estrecha vigilancia de la situación en la República Popular China y en todo el mundo e insta a todos los países a que no bajen la guardia, vigilen y notifiquen las secuencias y realicen análisis independientes y comparativos de los diferentes sublinajes de la variante ómicron, comprendida la gravedad de la enfermedad que causan. En este momento, el Grupo Consultivo Técnico sobre la Evolución del Virus SARS-CoV-2 también está evaluando la proporción cada vez mayor del recombinante XBB.1.5 en los Estados Unidos de América y en otros países. Se está efectuando una evaluación actualizada de los riesgos de la forma recombinante XBB.1.5, que complementará la declaración anterior.

El Grupo Consultivo Técnico sobre la Evolución del Virus SARS-CoV-2 se reúne periódicamente y continúa evaluando los datos disponibles sobre la transmisibilidad, la gravedad clínica y el potencial de escape inmunitario de las variantes, incluidas las posibles consecuencias en el diagnóstico, los trataientos y la eficacia de las vacunas a la hora de prevenir infecciones y/o enfermedades graves.

La Universidad de La Habana en su cumpleaños 295

El 5 de enero de 1728 se fundó la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana, el primer centro de educación superior de Cuba, que ahora cumple 295 años con el nombre reconocido por todos: Universidad de La Habana, centro con una historia y una presencia en el imaginario del cubano incuestionables.

Aquella “Real y Pontificia” nacía en el contexto del dominio colonial español y, por tanto, dentro de los cánones propios del sistema. Su sede era el espacio que ocupaba el convento de San Juan de Letrán y se creaba bajo la regencia de los padres dominicos, lo que explica el nombre de la institución.

Esta condición se mantuvo hasta la secularización, en 1842, cuando debió variar su denominación por Real y Literaria Universidad de La Habana, aunque mantenía la misma sede, de la cual se trasladó en 1902 a la Colina de Aróstegui, para ocupar lo que había sido la Pirotecnia Militar española y asumir el nombre de Universidad de La Habana.

A partir de entonces comenzaría, con diferentes ritmos de ejecución, la construcción de los edificios propios, de los cuales el primero fue el Aula Magna, inaugurada en 1911 y que exhibe en su interior frescos del pintor Armando Menocal, guarda las cenizas de Félix Varela y más recientemente la mascarilla mortuoria de Julio Antonio Mella, como parte de un patrimonio de gran simbolismo.

La Universidad, desde la perspectiva constructiva, fue creciendo con presencia neoclásica, presidida por la escultura del Alma Mater (1919-1920), el edificio del Rectorado (1921) y la monumental escalinata (1927) con sus 88 escalones y cuatro tramos de descanso que constituyen la imagen icónica de la universidad habanera. El desarrollo de los acontecimientos llevó a que esa imagen se convirtiera en símbolo de lucha del pueblo cubano, no solo por una Universidad científica, a tono con el desarrollo de la ciencia y la pedagogía, sino por una sociedad más justa y con plena soberanía.

Esta Universidad que cumple 295 años ha transitado por diferentes etapas en su vida interna y en su inserción en la sociedad. En su origen, tenía cinco facultades: Teología, Cánones, Leyes o Derecho Civil, Medicina y Artes o Filosofía y como grados se podía obtener el de Bachiller, Licenciado, Doctor y Maestro de Artes.

El cambio más importante se produjo con la secularización, cuando las facultades fueron Jurisprudencia, Medicina, Farmacia y Filosofía con los grados de Bachiller, Licenciado y Doctor; esta estructura varió en 1863 con las facultades de Jurisprudencia, Medicina, Farmacia, Filosofía y Letras y Ciencias Naturales, que significaba la inclusión de una nueva carrera.

No obstante, el cambio más significativo se produjo durante la ocupación militar de los Estados Unidos (1899-1902) con el conocido Plan Varona –por Enrique José Varona, que lo preparó– pues introdujo carreras “modernas”, como la ingeniería y cambió la estructura por facultades y escuelas, donde estaban las facultades de Letras y Ciencias, Medicina y Farmacia, y Derecho, que en 1929 pasó a ser Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.

La estructura de la Universidad tendría algunas modificaciones durante el período de la República burguesa; sin embargo, la transformación fundamental se produjo con el triunfo de la Revolución en 1959 y, en especial, con la reforma universitaria de 1962. Este cambio sustancial respondía a una vieja aspiración de algunos sectores y grupos universitarios de avanzada.

La Universidad de La Habana, en sus distintas etapas, estuvo insertada en la historia de la nación cubana, en especial cuando esa nación se fue formando y consolidando, de modo que en su interior se manifestaron aspiraciones por poner el centro al nivel del desarrollo científico de su época y también fue espacio de expresión de las luchas por la independencia y por una sociedad con mayores grados de justicia social, en lo cual hubo momentos muy significativos.

En la Universidad de la época colonial hay nombres muy emblemáticos, como los de Tomás Romay o José Agustín Caballero, pero ya en el tiempo de las luchas independentistas, nombres de egresados como los de Carlos Manuel de Céspedes e Ignacio Agramonte se convertirían en grandes símbolos nacionales. Ya en los años cincuenta del siglo XIX, se habían producido expresiones de rebeldía ante la metrópoli y, cuando se inició la Revolución de 1868, hubo una significativa incorporación de universitarios a la contienda. No fue casual que se decidiera por las autoridades españolas modificar el plan de estudios bajo el criterio de que había que “españolizar” la Universidad, pues era un foco de “laborantismo” y destacaban la ausencia notable de estudiantes y profesores que, consideraban, se habían unido a los insurrectos.

En el siglo XX, ya en la Colina, la Universidad de La Habana pasó por el gran movimiento de la reforma universitaria que, hacia 1923, tuvo su mayor esplendor con un líder como Julio Antonio Mella, quien comprendió que más que una reforma había que realizar cambios esenciales en la Universidad, para lo cual era necesaria una revolución social. El proceso revolucionario de los años treinta tendría, a su vez, en la Colina uno de sus baluartes.

La composición clasista del estudiantado era compleja pues, aunque era un centro estatal, el acceso al pago de matrícula y los gastos que implicaba realizar esos estudios superiores solo estaban al alcance de las clases media y alta; no obstante siempre hubo grupos que lucharon porque la casa de altos estudios se apartara del ambiente politiquero –pues era usada también dentro de las luchas por puestos políticos– y por facilitar el acceso de sectores populares, así como porque el centro cumpliera también un papel social de extender el conocimiento a la sociedad en general.

La lucha por la reforma universitaria fue emblemática en esos propósitos, como se plasmó en los acuerdos del Primer Congreso Nacional Revolucionario de Estudiantes, donde hubo expresiones antimperialistas de gran significación, y que plasmó el propósito de la universidad científica y de que los estudiantes tenían derechos y también deberes.

Los años que siguieron al proceso revolucionario de los años treinta fueron de logros y de grandes conflictos. Se alcanzó el reconocimiento de la autonomía universitaria, aunque eso no fue garantía de que no se utilizaran esos predios para las contiendas políticas por espacios de poder. También se logró un porciento de matrícula gratis (no mayor del 20 y con acreditación de la pobreza), pero también el campus universitario fue espacio de enfrentamientos de los grupos del llamado “bonche”, con su extrema violencia, y los que se le enfrentaban en defensa de la universidad que se soñaba.

En esos tiempos, en el seno estudiantil se manifestaban grupos con sentido revolucionario, tanto en los objetivos internos como en los de la sociedad, con comités Pro Reforma Agraria, Contra la Discriminación Racial, entre otros, y por metas más amplias como Pro Democracia en República Dominicana o Pro Independencia de Puerto Rico. Esa era la Universidad donde estudió el joven Fidel Castro, junto a otros como Alfredo Guevara, Baudilio Castellanos o Lionel Soto.

La crisis que se vivió en el país después del golpe de Estado de 1952 también tuvo en el estudiantado universitario un fuerte opositor. La FEU pasó a una primera línea de combate desde el propio año 1952, aportando nuevos mártires y símbolos en la historia nacional.

En los años de la República burguesa, en general, la Universidad de La Habana dejó honda huella y figuras icónicas como Julio Antonio Mella, Rafael Trejo, José Antonio Echeverría, Fructuoso Rodríguez, entre otros muchos que están en el panteón de héroes y mártires de la patria, junto a profesores como Raúl Roa o Elías Entralgo. El triunfo revolucionario de 1959 daría un giro fundamental al centro.

La reforma universitaria fue la concreción de las aspiraciones de lo mejor de esa historia. La ley de reforma se aprobó el 10 de enero de 1962 en homenaje a Mella, y en el acto de inicio del curso escolar, el 9 de febrero, el ministro de Educación, Armando Hart, exclamó: “¡Mella ha vencido!” Se iniciaba una nueva etapa, en la cual la Universidad se abría a todos, para lo cual se implementó un sistema de becas, al tiempo que se concebía a las universidades como centros científicos, de creación de nuevos conocimientos y de acceso gratuito.

La estructura de facultades –Ciencias, Humanidades, Tecnología, Ciencias Médicas y Ciencias Agropecuarias– y escuelas creó nuevas carreras y especialidades, donde se agrupó a una buena parte de la intelectualidad de la época. Además, la Universidad se vinculó a la población por medio de planes extensionistas, con los cursos para trabajadores y otras formas de realizar su función social.

La estructura de las universidades cambió en 1976, pues desaparecieron las escuelas y funcionan facultades y departamentos, pero la labor investigativa y la extensionista son parte de su razón de ser. Hoy, la Universidad de La Habana comparte el espacio con centros de educación superior en todas las provincias, en el afán de formar profesionales para el desarrollo del país y se integra con centros de investigaciones en proyectos científicos.

Ya no es la Universidad del siglo XIX donde las féminas no podían entrar –la primera en conseguirlo fue casi un escándalo–, o la de la primera mitad del siglo XX, con bajas matrículas, la mayoría masculina y, generalmente, con notable ausencia de sectores populares.

Los logros en el campo científico, expresados en premios y reconocimientos, son notables. Su lugar entre las similares del continente muestra que es un centro que crece continuamente. Su participación en el desarrollo científico del país y en las labores sociales la hacen digna de su historia. En sus 295 años, es una Universidad joven con ánimos para continuar aportando en las transformaciones y avances de la sociedad cubana.

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