Divulgación

Jornada de Homenaje por el Día de la Ciencia y los Científicos Cubanos

La Jornada de Homenaje por el Día de la Ciencia y los Científicos Cubanos  que desde hace varios días se viene desarrollando en las diferentes facultades y centros de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana (UCMH), concluyó esta mañana con la celebración del acto correspondiente a la Facultad de Ciencias Médicas “Calixto García”, con la participación de los integrantes del equipo de expertos de la Junta de Acreditación Nacional (JAN) que por estos días realizan la evaluación institucional externa de la Universidad Medica capitalina en su aspiración de alcanzar la categoría de Universidad de Excelencia.

Con la presencia de la Dr. C. Marcia Esther Noda Hernández, secretaria Ejecutiva de la JAN, la Dr. C. Mairim Lago Queija, rectora de la UCMH, el Dr. Manuel Rivero Abella, director general de Salud de la Habana y la Dra. Magdemily Fallat Ramos, decana de la facultad sede, entre otros directivos y personalidades de la ciencia,  el acto devino justo reconocimiento al esfuerzo y la inteligencia colectiva  de estudiantes, profesores e investigadores de la facultad y de las instituciones de salud que la integran.

En este contexto, junto a los estudiantes y profesores reconocidos,  el Dr. Henry Luis Dávila Gómez , decano de la Facultad de la Isla de la Juventud recibió el título de Doctor en Ciencias Médicas, le  fue entregado el Premio “Juan Vela Valdés” al Dr. Cs. Horacio Inocencio Tabares Neyra, mientras que el  Dr. C. Guillermo Jesús Bernaza Rodríguez, era distinguido por ser ganador de Premio en la categoría de Artículo Científico en el Concurso Premio Anual de la Salud, el Dr. C. Osmany Alonso Ayala, por recibir reconocimiento de la World Scientist and University Rankings como uno de los científicos mas citado en Cuba en el 2024 y la Dr. C. Marlén Ivón Castellanos Fernández, como  Investigadora Destacada en 2024.

El Dr. C. Abel Collazo Sosa en su condición de Joven Investigador y Profesor Destacado en el 2024, al intervenir agradeció a la Facultad y a la Universidad por las oportunidades que le han brindado para su formación. La Dr. C. Marlene García Orihuela, presidenta del Consejo Científico de la Facultad “Calixto García”, pronunció las palabra finales de esta ceremonia de homenajes y reconocimientos que cerró a todo tren con la participación de la Colmenita.

Por: Lic. Cosme Moré Cuesta, Divulgación e Información UCMH.

Un estudio halla un nanocuerpo que confiere protección frente a la gripe aviar

La influenza continúa representando un desafío muy importante para la salud pública a nivel global, principalmente debido a las evoluciones y cambios que presenta este virus a lo largo de la temporada, lo que dificulta el desarrollo de una vacuna universal eficaz. En este contexto, la identificación de anticuerpos ampliamente neutralizantes y sus epítopos se ha convertido en una prioridad científica para avanzar en estrategias de prevención.

Los nanocuerpos, pequeñas moléculas de anticuerpos con características estructurales únicas y una alta capacidad de unión, han emergido como una herramienta prometedora para este propósito. En este contexto, un reciente estudio publicado en Nature Communications ha logrado aislar y purificar un nanocuerpo altamente específico contra la hemaglutinina (HA), una proteína clave en la infectividad del virus de la influenza. Este mostró afinidad hacia un subtipo H7 del virus de la influenza A, que ha causado brotes ocasionales con potencial zoonótico y amenaza pandémica. Este hallazgo abre nuevas posibilidades para el diseño de terapias dirigidas y el desarrollo de vacunas más eficaces, destacando el papel de los nanocuerpos como un recurso valioso en la lucha contra la influenza.

Los virus de la influenza A y B son los principales causantes de las epidemias estacionales que se producen anualmente, provocando entre 290.000 y 650.000 muertes en todo el mundo. A pesar de los esfuerzos de vacunación, la circulación constante de estos virus en la población humana, junto con su capacidad para mutar rápidamente, sigue representando una amenaza significativa para la salud pública global. Esta capacidad de adaptación hace que el control de la enfermedad sea un reto continuo para los sistemas sanitarios, que deben estar preparados ante posibles cambios en los virus que dificulten la efectividad de las vacunas actuales.

Por otro lado, la propagación del virus H5N1, un subtipo de la influenza aviar, entre diversas especies animales, incluido el ganado, ha generado alarmas a nivel internacional debido a su potencial zoonótico y la posibilidad de que evolucione hacia una variante más transmisible entre humanos. Esta preocupación se ve reflejada en la vigilancia continua de estos brotes, dada su capacidad para causar infecciones graves en seres humanos. De manera similar, el virus de la influenza aviar A (H7N9), que circula principalmente en aves y aves de corral, ha causado más de mil infecciones humanas confirmadas en laboratorio, con una tasa de letalidad alarmante de aproximadamente el 39%, según el estudio. Aunque hasta el momento no se ha informado de transmisión de persona a persona de estos virus, su alta mortalidad subraya la necesidad de mantener medidas estrictas de control y vigilancia epidemiológica ante su posible expansión.

En este sentido, la novedosa investigación publicada en Nature y llevada a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad de Gotemburgo, ha identificado una molécula similar a un anticuerpo que demuestra ser capaz de proteger a los ratones de diversas cepas del virus de la gripe. Este descubrimiento podría representar un avance significativo en la lucha contra la influenza, ofreciendo nuevas posibilidades para el desarrollo de tratamientos más efectivos y vacunas de espectro más amplio.

La molécula, denominada E10, funciona de manera similar a los anticuerpos tradicionales y podría neutralizar una variedad de virus de la gripe, lo que sugiere que tiene el potencial de ofrecer una protección más universal frente a la mutabilidad constante de estos virus. Si los resultados obtenidos en modelos animales se trasladan a humanos, este hallazgo podría allanar el camino para terapias innovadoras y vacunas más eficaces que combatieran de manera más eficiente las epidemias estacionales y los brotes pandémicos de gripe.

Los investigadores aislaron este nanocuerpo altamente neutralizante con el objetivo de potenciar su eficacia terapéutica, para lo cual incorporaron un fragmento Fc humano a E10, lo que mejoró su similitud estructural con los anticuerpos humanos y permitió activar funciones efectoras, como la opsonización y la activación del sistema inmune. Este ajuste estructural amplía las posibilidades de E10 como una opción más eficiente para el tratamiento de la influenza.

Vea el artículo en:

Chen, ZS., Huang, HC., Wang, X. et al. Influenza A Virus H7 nanobody recognizes a conserved immunodominant epitope on hemagglutinin head and confers heterosubtypic protection. Nat Commun 16, 432 (2025).

La FDA propone exigir información nutricional a simple vista en el etiquetado frontal de los alimentos envasados

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) anuncia un paso importante para proporcionar información nutricional a los consumidores, al proponer que se exija un etiquetado frontal nutricional (FOP, por sus siglas en inglés) en la mayoría de los alimentos envasados. Esta propuesta desempeña un papel clave en las prioridades nutricionales de la agencia, que forman parte de un esfuerzo gubernamental para combatir la crisis de enfermedades crónicas del país. Si se aprueba, la propuesta ofrecería a los consumidores información a simple vista sobre el contenido de grasas saturadas, sodio y azúcares añadidos en los alimentos, tres nutrientes directamente relacionados con las enfermedades crónicas cuando se consumen en exceso.

El etiquetado frontal propuesto, también denominado «cuadro de información nutricional», ofrece información sobre el contenido de grasas saturadas, sodio y azúcares añadidos en un formato sencillo que muestra si el alimento tiene niveles «bajos», «medios» o «altos» de estos nutrientes. La etiqueta complementa la emblemática Etiqueta de Información Nutricional de la FDA, que ofrece a los consumidores información más detallada sobre los nutrientes de los alimentos.

Las enfermedades crónicas, como las enfermedades cardíacas, el cáncer y la diabetes, son la principal causa de discapacidad y muerte en los Estados Unidos. El 60 % de las personas en los Estados Unidos padecen al menos una enfermedad crónica. Estas enfermedades son también las principales causantes de los $4.5 billones anuales de gastos en atención médica del país. Numerosas investigaciones indican que el consumo excesivo de grasas saturadas, sodio y azúcares añadidos contribuye en gran medida a este problema.

En el suministro de alimentos existe una proliferación de los alimentos considerados ultraprocesados, que, a menudo, contienen niveles altos de estos nutrientes. El cuadro de información nutricional tiene el objetivo de proporcionar información accesible con el fin de ayudar a los consumidores a identificar de manera rápida y fácil qué alimentos pueden formar parte de una dieta saludable.

«La ciencia sobre las grasas saturadas, el sodio y los azúcares añadidos es clara», indicó el comisionado de la FDA, el Dr. Robert M. Califf, M.D. «Casi todo el mundo conoce o cuida a alguien con una enfermedad crónica que se genera como consecuencia, en parte, de los alimentos que comemos. Ya es hora de que facilitemos a los consumidores la tarea de darle un vistazo a un alimento, hacer una elección   y comprarlo. Esto se podría lograr al añadir una etiquetado frontal nutricional en la mayoría de los alimentos envasados. Estamos plenamente comprometidos a utilizar todos los medios que dispone la FDA para facilitar el acceso a la información nutricional, como parte de nuestros esfuerzos por promover la salud pública».

El cuadro de información nutricional propuesto se basa en un importante conjunto de investigaciones llevadas a cabo por la FDA, que incluyen una revisión de fuentes científicas, grupos de debate de los consumidores y un estudio experimental evaluado por pares. Si se aprueba, exigiría a los fabricantes de alimentos a añadir un cuadro de información nutricional en la mayoría de los productos alimenticios envasados tres años después de la fecha de entrada en vigor del dictamen final para las empresas con $10 millones o más en ventas anuales de alimentos, y cuatro años después de la fecha de entrada en vigor del dictamen final para las empresas con menos de $10 millones en ventas anuales de alimentos.

Vea la información completa.

Cuba y Rusia firman convenio de cooperación científica

El Instituto Engelhardt de Biología Molecular (EIMB), de la Academia de Ciencias de Rusia (RAS), y el Centro de Inmunoensayo del Grupo de las industrias biotecnológica y farmacéutica de Cuba, Biocubafarma, firmaron un convenio de cooperación para la investigación científica.

Este acuerdo está enfocado en la obtención de productos que son prioridades para la salud públicade ambos países, de acuerdo con una información que figura en el perfil de Facebook de Biocubafarma.

Al respecto, la presidenta de BioCubaFarma, Mayda Mauri, comentó que la consolidación de estos convenios es la expansión de la internacionalización de la actividad de investigación-desarrollo, lo cual constituye una prioridad de atención para esa entidad en materia de ciencia e innovación en este año 2025. La fuente destaca que el convenio también permitirá favorecer los procesos de desarrollo institucional del Centro de Inmunoensayo del Grupo de las industrias biotecnológica y farmacéutica de Cuba.

El Centro de Inmunoensayo es una empresa de Alta Tecnología que investiga, desarrolla, produce y comercializa productos y tecnologías para diagnóstico in vitro, equipos y accesorios destinados a la atención médica y a la pesquisa de enfermedades heredo-metabólicas, transmisibles y crónicas no transmisibles.

Otra de sus líneas de trabajo incluye la asistencia técnica a los laboratorios y capacitación al personal que los emplean en Cuba y en el resto del mundo.

La tecnología SUMA destaca entre los productos de esta empresa y se trata de un soporte tecnológico fundamental de importantes programas nacionales de salud como el Materno-Infantil para la atención prenatal y control de la transmisión madre-feto de patologías como el VIH y la hepatitis B, así como en el descubrimiento de malformaciones congénitas.

Biocubafarma es un grupo empresarial fundado el 27 de noviembre de 2012 por el Consejo de ministros de Cuba con el objetivo de producir medicamentos, equipos y servicios de alta tecnología destinados al mejoramiento de la salud del pueblo cubano y la generación de bienes y servicios exportables, como resultado del desarrollo científico técnico alcanzado por la isla caribeña.

La ciencia en los años duros

Estas notas han sido escritas en vísperas del 15 de enero (el Día de la Ciencia Cubana) de 2025, y cualquier reflexión, de prácticamente cualquier tema, para que sea útil y combativa, hay que ubicarla en el contexto, muy especial, del momento mundial y el momento cubano actual.

En el mundo es un momento en que un pequeño grupo de naciones “super-ricas”, y dentro de estas una oligarquía de personas “super-ricas”, además de riquezas indecentes, han acumulado poder político. El mundo ha visto con espanto a personajes vinculados a la nueva administración de Estados Unidos, hablar de retomar el control del Canal de Panamá, de absorber Groenlandia, de anexar Canadá, y de militarizar la política con los inmigrantes.

Hacia el exterior, ellos quieren el mundo bajo su control. Hacia el interior de Estados Unidos, quieren menores impuestos para los ricos y menor control democrático de la acumulación de riquezas (ya hoy en EE.UU. el 1 % más rico acumula más riquezas que el 90 % en la base de la pirámide), menor seguridad social y menor protección del medio ambiente.

En tal contexto, la nación cubana, más que a un bloqueo económico, se enfrenta a una guerra de reconquista, la que se les quedó pendiente desde la Enmienda Platt en 1901. Y nuestra batalla de defensa debemos darla en dos frentes (al menos) muy importantes: el de la ciencia y el de la cultura. Así lo dijo José Martí: “De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace. Ganémosla a pensamiento”.

¿Qué somos? La nación cubana no es una etnia, ni una religión única, ni una comunidad lingüística, ni un territorio conquistado a otros. No hemos llegado hasta aquí por procesos deterministas (“leyes”) o coyunturas de la historia. Somos una nación construida durante más de 200 años, con sacrificio, heroísmo y pensamiento, cohesionada por un proyecto de soberanía y justicia social.

La cultura, el acceso al conocimiento y a la capacidad de construir nuevo conocimiento (la ciencia) han estado siempre en las raíces de la nacionalidad cubana durante esos más de 200 años, y se sintetizan en el pensamiento de Félix Varela, de José Martí y de Fidel Castro.

Esa construcción histórica ha debido enfrentar siempre agresiones y dificultades. El proyecto de nación cubana y sus raíces éticas son los mismos, pero las amenazas y los desafíos han ido cambiando en cada momento. Quienes trabajamos en la ciencia tenemos que comprenderlos a fondo, para poder alinear eficazmente nuestros esfuerzos con las grandes tareas del momento, las cuales, es cierto que rebasan el espacio de la ciencia, pero también es cierto que contienen un componente grande de ciencia, tecnología e innovación, y no solamente en el campo de las ciencias naturales, sino muy especialmente en el campo de las ciencias sociales. Hay que continuar construyendo ese conocimiento sobre nosotros mismos y sobre nuestro tiempo.

Hoy en Cuba nos enfrentamos, al menos, a cinco grandes desafíos:

  • El desafío económico e industrial
  • El desafío alimentario
  • El desafío energético
  • El desafío demográfico y salubrista
  • El desafío cultural y de valores

No hay espacio en este breve artículo para discutirlos a fondo, pero quizás subrayar algunos de sus rasgos relevantes y tendencias pueda ayudar al lector a entender como conecta la ciencia, la tecnología y la innovación con la enorme diversidad de lo que hay que hacer.

La economía mundial ha cambiado mucho en las últimas décadas: ahora es mucho más global (economía interconectada) y mucho más tecnológica (economía del conocimiento). La economía cubana necesita crecer. No basta con ahorrar, ser eficientes, controlar y distribuir bien, hay que crecer en la producción de bienes y servicios; y especialmente de bienes y servicios que puedan cerrar su ciclo económico en las exportaciones y en la inserción en cadenas globales de valor. Esto quiere decir también bienes y servicios con un alto contenido de ciencia, tecnología e innovación.

El crecimiento es una función del capital que se genera con inversiones y de la cantidad de fuerza de trabajo, multiplicados por un factor que representa el cambio tecnológico. Inversiones no tenemos muchas y nuestra fuerza de trabajo siente hoy las presiones demográficas. La intensidad tecnológica de lo que hacemos es el factor que mejor podemos mover. Tarea para los científicos, los tecnólogos y los innovadores. Tarea que incluye la industrialización con tecnologías de la 4ª Revolución Industrial (la “Industria 4.0”, algunos les llaman “tecnologías profundas”) y el uso intensivo de la información y las comunicaciones.

Es una nueva industrialización, que ahora debe incluir en un lugar protagónico empresas basadas en la inteligencia artificial, el manejo masivo de datos, la biología sintética, la robótica, la “internet de las cosas”, los nuevos materiales, las nuevas formas de generar y almacenar energía, las nanotecnologías y otras ramas emergentes de la industria.

La producción de alimentos, dentro de los crecimientos productivos que necesitamos, es una tarea no solamente importante, sino también urgente. Y es un componente de la soberanía nacional. Ese crecimiento en la producción de alimentos hay que lograrlo con poca fuerza de trabajo rural, con suelos poco productivos, y bajo las presiones del cambio climático. De nuevo, es la tecnología el factor que está en nuestras manos mover, pero entendiendo como tecnología no solamente la que proviene de las ciencias naturales, sino también la que aborda los componentes sociales del sistema de producción y distribución de alimentos. Sin voluntad no es posible vencer, pero no avanzaremos solamente con la voluntad: hacen falta conocimientos nuevos.

La energía es lo que mueve la industria y el comercio en el mundo, y la pobreza energética es una de las grandes crisis de los países del sur, no solamente de Cuba. Los países del llamado “tercer mundo” donde vive el 80% de la población mundial, consumen solo el 25% de la energía. Lo sabíamos, pero también hay problemas nuevos. En la historia del siglo XX el crecimiento económico ha estado vinculado al crecimiento en el consumo de combustibles fósiles. Hoy son la fuente del 86% de la energía primaria que se consume en el mundo. La pospuesta industrialización del sur no puede repetir esa trayectoria.

Pero sabemos además que las energías renovables, en la forma en que las conocemos hoy, no tienen todavía capacidad de respuesta para lo que demandaría el desarrollo económico del sur. Este problema exige no solo transferencia de tecnología, sino también innovación “disruptiva” en la producción y el almacenamiento de energía, lo que no puede provenir de otra parte que de la investigación científica. Otra tarea más para los científicos y los tecnólogos.

El problema demográfico y salubrista también demanda pensamiento e innovación, empezando por el desafío de desentrañar sus causas, en las condiciones específicas de Cuba en el siglo XXI, en lo cual la función de las ciencias sociales, y en especial las ciencias de la salud, es determinante. El cambio demográfico en Cuba nos lleva a una “pirámide invertida” (más viejos que jóvenes) que tiene grandes y diversas consecuencias. Una de ellas es la estructura de la morbilidad y la mortalidad, ahora a expensas de las llamadas “enfermedades crónicas no-trasmisibles” (cáncer, enfermedades cardiovasculares y neurológicas, diabetes, etc.) que reclaman tratamientos más complejos y de mayor duración; y esto ocurre precisamente en el momento en que los costos de los medicamentos y de la atención médica se disparan en el mundo, presionados por las leyes del mercado.

Esa disociación, al menos en su magnitud actual también es algo nuevo. Las enfermedades infecciosas y la mortalidad infantil aprendimos a enfrentarlas con éxito, pero ahora vamos a necesitar nuevo pensamiento científico y nuevas estrategias en la salud pública y en las industrias vinculadas a la salud, para responder al crecimiento de las enfermedades crónicas en una población envejecida. Estas patologías dependen mucho de estilos de vida y no es posible abordarlas solamente desde el reduccionismo propio de las ciencias naturales: exigen una participación cada vez mayor de las ciencias sociales. Aquí hay también caminos propios que construir, demandantes de ciencia, tecnología e innovación.

La amenaza a la cultura y los valores atraviesa y complejiza todos los problemas mencionados. Son retos que no se pueden enfrentar “con las armas melladas del capitalismo” (como nos decía el Che), ni con ingenuidades pasivas ante las deformaciones (las espontáneas y las diseñadas) a las que nos conducen los tsunamis de banalidades, noticias falsas, deconstrucciones históricas, apelación a reflejos primitivos, y celebración de individualismos, y a donde nos llevan las industrias de la desinformación y las llamadas “redes sociales” (más bien antisociales).

Habrá que emprender esta tarea en un contexto de crecientes conexiones económicas, políticas, mediáticas y culturales con el mundo en toda su diversidad, las cuales pueden ser enriquecedoras, pero también retadoras y pueden operar diluyendo la cultura cubana. Igualmente, a lo que sucede con los combustibles fósiles y la industria, los modelos del siglo XX ya no bastan para los retos del siglo XXI.

Este desafío ha crecido a tal velocidad que ya no es posible encontrar referentes históricos válidos sobre cómo enfrentarlo (el campo socialista europeo no los encontró). Nos demandará mucha creatividad y muchas conexiones con nuestras propias raíces históricas, que no pueden ser construidas por nadie más que por nuestros científicos sociales, educadores y comunicadores. De ello depende también la propia ciencia: las aptitudes cognitivas humanas solo pueden desarrollarse en el seno de una cultura que las produjo, las preservó y las trasmitió.

A estos cinco desafíos habría que sumar un sexto, que los atraviesa a todos, que es el desafío de la gestión de la ciencia, la tecnología y la innovación.

Necesitaremos más ciencia, mucha, pero no basta tampoco con “sembrar ciencia”. También hay que llevar la creatividad científica hasta la solución de problemas concretos, y ese camino pasa no solamente por las instituciones académicas y las universidades: pasa también por las empresas, principalmente por las empresas estatales.

Y tendremos que encontrar con mucha creatividad, formas novedosas de financiar la ciencia, la tecnología y la innovación, de conectarlas con el mundo empresarial cubano y con el exterior, haciendo crecer el componente de productos y servicios de tecnología alta y media en nuestras exportaciones.

Nuestros centros científicos y universidades tienen que involucrarse más directamente en el proceso de transformación productiva. Esa tarea contiene componentes nuevos y en contextos nuevos.

El mismo objetivo del fortalecimiento de la empresa estatal socialista, del que depende la base económica del socialismo, y en última instancia también la justicia social, además de comprensión y voluntad política, requiere pensamiento científico e innovación. La combinación eficiente entre una propiedad centralizada en manos del pueblo, representado por el Estado, y una gestión descentralizada y flexible es un problema todavía no resuelto por las ciencias económicas, ni siquiera en el plano conceptual.

Retador también será encontrar las formas de gestión de las nuevas pequeñas y medianas empresas estatales de base tecnológica, que están llamadas a ser un dispositivo conector entre la ciencia y la economía. Tendrán que surgir nuevos actores económicos, pero más allá de eso, necesitaremos desplegar creatividad en los mecanismos de conexión entre esos actores. No es suma sino integración. Es nada menos que un despliegue creativo de nueva institucionalidad.

Ha sido siempre así en otras tareas. El objetivo de elevar los indicadores de salud implicó desde los años 60 el desarrollo de instituciones para eso: universidades de ciencias médicas, hospitales, policlínicos, institutos de salud, programa del médico de la familia, industrias de la salud etc. El objetivo de garantizar educación masiva y de calidad implicó también un despliegue de nuevas instituciones: escuelas, universidades, institutos pedagógicos, escuelas de arte, contingentes de maestros, etc.

Durante décadas Fidel se dedicó “con delectación de artista” a la creación de esas instituciones.

La conexión de la ciencia con la economía, la construcción de una economía basada en el conocimiento y la inserción de la economía cubana en la economía mundial demandarán cada vez más un despliegue de nuevas empresas para construir esas conexiones. Y esas empresas deberán construir, como exigen las tecnologías de hoy, redes de inserción internacional distribuida, desde la propia empresa.

En junio de 1892, preparando la Guerra Necesaria, José Martí decía en una carta dirigida a los presidentes de los clubes revolucionarios en Cayo Hueso: “La obra es de ahora, y extraordinaria, y hay que atenderla ahora, con un esfuerzo extraordinario”.

Digámonos nosotros eso mismo en este Día de la Ciencia de 2025.

Por: Agustín Lage Dávila.

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