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La FDA propone exigir información nutricional a simple vista en el etiquetado frontal de los alimentos envasados

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) anuncia un paso importante para proporcionar información nutricional a los consumidores, al proponer que se exija un etiquetado frontal nutricional (FOP, por sus siglas en inglés) en la mayoría de los alimentos envasados. Esta propuesta desempeña un papel clave en las prioridades nutricionales de la agencia, que forman parte de un esfuerzo gubernamental para combatir la crisis de enfermedades crónicas del país. Si se aprueba, la propuesta ofrecería a los consumidores información a simple vista sobre el contenido de grasas saturadas, sodio y azúcares añadidos en los alimentos, tres nutrientes directamente relacionados con las enfermedades crónicas cuando se consumen en exceso.

El etiquetado frontal propuesto, también denominado «cuadro de información nutricional», ofrece información sobre el contenido de grasas saturadas, sodio y azúcares añadidos en un formato sencillo que muestra si el alimento tiene niveles «bajos», «medios» o «altos» de estos nutrientes. La etiqueta complementa la emblemática Etiqueta de Información Nutricional de la FDA, que ofrece a los consumidores información más detallada sobre los nutrientes de los alimentos.

Las enfermedades crónicas, como las enfermedades cardíacas, el cáncer y la diabetes, son la principal causa de discapacidad y muerte en los Estados Unidos. El 60 % de las personas en los Estados Unidos padecen al menos una enfermedad crónica. Estas enfermedades son también las principales causantes de los $4.5 billones anuales de gastos en atención médica del país. Numerosas investigaciones indican que el consumo excesivo de grasas saturadas, sodio y azúcares añadidos contribuye en gran medida a este problema.

En el suministro de alimentos existe una proliferación de los alimentos considerados ultraprocesados, que, a menudo, contienen niveles altos de estos nutrientes. El cuadro de información nutricional tiene el objetivo de proporcionar información accesible con el fin de ayudar a los consumidores a identificar de manera rápida y fácil qué alimentos pueden formar parte de una dieta saludable.

«La ciencia sobre las grasas saturadas, el sodio y los azúcares añadidos es clara», indicó el comisionado de la FDA, el Dr. Robert M. Califf, M.D. «Casi todo el mundo conoce o cuida a alguien con una enfermedad crónica que se genera como consecuencia, en parte, de los alimentos que comemos. Ya es hora de que facilitemos a los consumidores la tarea de darle un vistazo a un alimento, hacer una elección   y comprarlo. Esto se podría lograr al añadir una etiquetado frontal nutricional en la mayoría de los alimentos envasados. Estamos plenamente comprometidos a utilizar todos los medios que dispone la FDA para facilitar el acceso a la información nutricional, como parte de nuestros esfuerzos por promover la salud pública».

El cuadro de información nutricional propuesto se basa en un importante conjunto de investigaciones llevadas a cabo por la FDA, que incluyen una revisión de fuentes científicas, grupos de debate de los consumidores y un estudio experimental evaluado por pares. Si se aprueba, exigiría a los fabricantes de alimentos a añadir un cuadro de información nutricional en la mayoría de los productos alimenticios envasados tres años después de la fecha de entrada en vigor del dictamen final para las empresas con $10 millones o más en ventas anuales de alimentos, y cuatro años después de la fecha de entrada en vigor del dictamen final para las empresas con menos de $10 millones en ventas anuales de alimentos.

Vea la información completa.

La ciencia en los años duros

Estas notas han sido escritas en vísperas del 15 de enero (el Día de la Ciencia Cubana) de 2025, y cualquier reflexión, de prácticamente cualquier tema, para que sea útil y combativa, hay que ubicarla en el contexto, muy especial, del momento mundial y el momento cubano actual.

En el mundo es un momento en que un pequeño grupo de naciones “super-ricas”, y dentro de estas una oligarquía de personas “super-ricas”, además de riquezas indecentes, han acumulado poder político. El mundo ha visto con espanto a personajes vinculados a la nueva administración de Estados Unidos, hablar de retomar el control del Canal de Panamá, de absorber Groenlandia, de anexar Canadá, y de militarizar la política con los inmigrantes.

Hacia el exterior, ellos quieren el mundo bajo su control. Hacia el interior de Estados Unidos, quieren menores impuestos para los ricos y menor control democrático de la acumulación de riquezas (ya hoy en EE.UU. el 1 % más rico acumula más riquezas que el 90 % en la base de la pirámide), menor seguridad social y menor protección del medio ambiente.

En tal contexto, la nación cubana, más que a un bloqueo económico, se enfrenta a una guerra de reconquista, la que se les quedó pendiente desde la Enmienda Platt en 1901. Y nuestra batalla de defensa debemos darla en dos frentes (al menos) muy importantes: el de la ciencia y el de la cultura. Así lo dijo José Martí: “De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace. Ganémosla a pensamiento”.

¿Qué somos? La nación cubana no es una etnia, ni una religión única, ni una comunidad lingüística, ni un territorio conquistado a otros. No hemos llegado hasta aquí por procesos deterministas (“leyes”) o coyunturas de la historia. Somos una nación construida durante más de 200 años, con sacrificio, heroísmo y pensamiento, cohesionada por un proyecto de soberanía y justicia social.

La cultura, el acceso al conocimiento y a la capacidad de construir nuevo conocimiento (la ciencia) han estado siempre en las raíces de la nacionalidad cubana durante esos más de 200 años, y se sintetizan en el pensamiento de Félix Varela, de José Martí y de Fidel Castro.

Esa construcción histórica ha debido enfrentar siempre agresiones y dificultades. El proyecto de nación cubana y sus raíces éticas son los mismos, pero las amenazas y los desafíos han ido cambiando en cada momento. Quienes trabajamos en la ciencia tenemos que comprenderlos a fondo, para poder alinear eficazmente nuestros esfuerzos con las grandes tareas del momento, las cuales, es cierto que rebasan el espacio de la ciencia, pero también es cierto que contienen un componente grande de ciencia, tecnología e innovación, y no solamente en el campo de las ciencias naturales, sino muy especialmente en el campo de las ciencias sociales. Hay que continuar construyendo ese conocimiento sobre nosotros mismos y sobre nuestro tiempo.

Hoy en Cuba nos enfrentamos, al menos, a cinco grandes desafíos:

  • El desafío económico e industrial
  • El desafío alimentario
  • El desafío energético
  • El desafío demográfico y salubrista
  • El desafío cultural y de valores

No hay espacio en este breve artículo para discutirlos a fondo, pero quizás subrayar algunos de sus rasgos relevantes y tendencias pueda ayudar al lector a entender como conecta la ciencia, la tecnología y la innovación con la enorme diversidad de lo que hay que hacer.

La economía mundial ha cambiado mucho en las últimas décadas: ahora es mucho más global (economía interconectada) y mucho más tecnológica (economía del conocimiento). La economía cubana necesita crecer. No basta con ahorrar, ser eficientes, controlar y distribuir bien, hay que crecer en la producción de bienes y servicios; y especialmente de bienes y servicios que puedan cerrar su ciclo económico en las exportaciones y en la inserción en cadenas globales de valor. Esto quiere decir también bienes y servicios con un alto contenido de ciencia, tecnología e innovación.

El crecimiento es una función del capital que se genera con inversiones y de la cantidad de fuerza de trabajo, multiplicados por un factor que representa el cambio tecnológico. Inversiones no tenemos muchas y nuestra fuerza de trabajo siente hoy las presiones demográficas. La intensidad tecnológica de lo que hacemos es el factor que mejor podemos mover. Tarea para los científicos, los tecnólogos y los innovadores. Tarea que incluye la industrialización con tecnologías de la 4ª Revolución Industrial (la “Industria 4.0”, algunos les llaman “tecnologías profundas”) y el uso intensivo de la información y las comunicaciones.

Es una nueva industrialización, que ahora debe incluir en un lugar protagónico empresas basadas en la inteligencia artificial, el manejo masivo de datos, la biología sintética, la robótica, la “internet de las cosas”, los nuevos materiales, las nuevas formas de generar y almacenar energía, las nanotecnologías y otras ramas emergentes de la industria.

La producción de alimentos, dentro de los crecimientos productivos que necesitamos, es una tarea no solamente importante, sino también urgente. Y es un componente de la soberanía nacional. Ese crecimiento en la producción de alimentos hay que lograrlo con poca fuerza de trabajo rural, con suelos poco productivos, y bajo las presiones del cambio climático. De nuevo, es la tecnología el factor que está en nuestras manos mover, pero entendiendo como tecnología no solamente la que proviene de las ciencias naturales, sino también la que aborda los componentes sociales del sistema de producción y distribución de alimentos. Sin voluntad no es posible vencer, pero no avanzaremos solamente con la voluntad: hacen falta conocimientos nuevos.

La energía es lo que mueve la industria y el comercio en el mundo, y la pobreza energética es una de las grandes crisis de los países del sur, no solamente de Cuba. Los países del llamado “tercer mundo” donde vive el 80% de la población mundial, consumen solo el 25% de la energía. Lo sabíamos, pero también hay problemas nuevos. En la historia del siglo XX el crecimiento económico ha estado vinculado al crecimiento en el consumo de combustibles fósiles. Hoy son la fuente del 86% de la energía primaria que se consume en el mundo. La pospuesta industrialización del sur no puede repetir esa trayectoria.

Pero sabemos además que las energías renovables, en la forma en que las conocemos hoy, no tienen todavía capacidad de respuesta para lo que demandaría el desarrollo económico del sur. Este problema exige no solo transferencia de tecnología, sino también innovación “disruptiva” en la producción y el almacenamiento de energía, lo que no puede provenir de otra parte que de la investigación científica. Otra tarea más para los científicos y los tecnólogos.

El problema demográfico y salubrista también demanda pensamiento e innovación, empezando por el desafío de desentrañar sus causas, en las condiciones específicas de Cuba en el siglo XXI, en lo cual la función de las ciencias sociales, y en especial las ciencias de la salud, es determinante. El cambio demográfico en Cuba nos lleva a una “pirámide invertida” (más viejos que jóvenes) que tiene grandes y diversas consecuencias. Una de ellas es la estructura de la morbilidad y la mortalidad, ahora a expensas de las llamadas “enfermedades crónicas no-trasmisibles” (cáncer, enfermedades cardiovasculares y neurológicas, diabetes, etc.) que reclaman tratamientos más complejos y de mayor duración; y esto ocurre precisamente en el momento en que los costos de los medicamentos y de la atención médica se disparan en el mundo, presionados por las leyes del mercado.

Esa disociación, al menos en su magnitud actual también es algo nuevo. Las enfermedades infecciosas y la mortalidad infantil aprendimos a enfrentarlas con éxito, pero ahora vamos a necesitar nuevo pensamiento científico y nuevas estrategias en la salud pública y en las industrias vinculadas a la salud, para responder al crecimiento de las enfermedades crónicas en una población envejecida. Estas patologías dependen mucho de estilos de vida y no es posible abordarlas solamente desde el reduccionismo propio de las ciencias naturales: exigen una participación cada vez mayor de las ciencias sociales. Aquí hay también caminos propios que construir, demandantes de ciencia, tecnología e innovación.

La amenaza a la cultura y los valores atraviesa y complejiza todos los problemas mencionados. Son retos que no se pueden enfrentar “con las armas melladas del capitalismo” (como nos decía el Che), ni con ingenuidades pasivas ante las deformaciones (las espontáneas y las diseñadas) a las que nos conducen los tsunamis de banalidades, noticias falsas, deconstrucciones históricas, apelación a reflejos primitivos, y celebración de individualismos, y a donde nos llevan las industrias de la desinformación y las llamadas “redes sociales” (más bien antisociales).

Habrá que emprender esta tarea en un contexto de crecientes conexiones económicas, políticas, mediáticas y culturales con el mundo en toda su diversidad, las cuales pueden ser enriquecedoras, pero también retadoras y pueden operar diluyendo la cultura cubana. Igualmente, a lo que sucede con los combustibles fósiles y la industria, los modelos del siglo XX ya no bastan para los retos del siglo XXI.

Este desafío ha crecido a tal velocidad que ya no es posible encontrar referentes históricos válidos sobre cómo enfrentarlo (el campo socialista europeo no los encontró). Nos demandará mucha creatividad y muchas conexiones con nuestras propias raíces históricas, que no pueden ser construidas por nadie más que por nuestros científicos sociales, educadores y comunicadores. De ello depende también la propia ciencia: las aptitudes cognitivas humanas solo pueden desarrollarse en el seno de una cultura que las produjo, las preservó y las trasmitió.

A estos cinco desafíos habría que sumar un sexto, que los atraviesa a todos, que es el desafío de la gestión de la ciencia, la tecnología y la innovación.

Necesitaremos más ciencia, mucha, pero no basta tampoco con “sembrar ciencia”. También hay que llevar la creatividad científica hasta la solución de problemas concretos, y ese camino pasa no solamente por las instituciones académicas y las universidades: pasa también por las empresas, principalmente por las empresas estatales.

Y tendremos que encontrar con mucha creatividad, formas novedosas de financiar la ciencia, la tecnología y la innovación, de conectarlas con el mundo empresarial cubano y con el exterior, haciendo crecer el componente de productos y servicios de tecnología alta y media en nuestras exportaciones.

Nuestros centros científicos y universidades tienen que involucrarse más directamente en el proceso de transformación productiva. Esa tarea contiene componentes nuevos y en contextos nuevos.

El mismo objetivo del fortalecimiento de la empresa estatal socialista, del que depende la base económica del socialismo, y en última instancia también la justicia social, además de comprensión y voluntad política, requiere pensamiento científico e innovación. La combinación eficiente entre una propiedad centralizada en manos del pueblo, representado por el Estado, y una gestión descentralizada y flexible es un problema todavía no resuelto por las ciencias económicas, ni siquiera en el plano conceptual.

Retador también será encontrar las formas de gestión de las nuevas pequeñas y medianas empresas estatales de base tecnológica, que están llamadas a ser un dispositivo conector entre la ciencia y la economía. Tendrán que surgir nuevos actores económicos, pero más allá de eso, necesitaremos desplegar creatividad en los mecanismos de conexión entre esos actores. No es suma sino integración. Es nada menos que un despliegue creativo de nueva institucionalidad.

Ha sido siempre así en otras tareas. El objetivo de elevar los indicadores de salud implicó desde los años 60 el desarrollo de instituciones para eso: universidades de ciencias médicas, hospitales, policlínicos, institutos de salud, programa del médico de la familia, industrias de la salud etc. El objetivo de garantizar educación masiva y de calidad implicó también un despliegue de nuevas instituciones: escuelas, universidades, institutos pedagógicos, escuelas de arte, contingentes de maestros, etc.

Durante décadas Fidel se dedicó “con delectación de artista” a la creación de esas instituciones.

La conexión de la ciencia con la economía, la construcción de una economía basada en el conocimiento y la inserción de la economía cubana en la economía mundial demandarán cada vez más un despliegue de nuevas empresas para construir esas conexiones. Y esas empresas deberán construir, como exigen las tecnologías de hoy, redes de inserción internacional distribuida, desde la propia empresa.

En junio de 1892, preparando la Guerra Necesaria, José Martí decía en una carta dirigida a los presidentes de los clubes revolucionarios en Cayo Hueso: “La obra es de ahora, y extraordinaria, y hay que atenderla ahora, con un esfuerzo extraordinario”.

Digámonos nosotros eso mismo en este Día de la Ciencia de 2025.

Por: Agustín Lage Dávila.

Bienvenida a expertos designados por la Junta de Acreditación Nacional para la evaluación eterna de la UCMH

En actividad realizada en el Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas “Victoria de Girón”, la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana (UCMH) dio la bienvenida el pasado lunes a los más de 20 expertos designados por la Junta de Acreditación Nacional (JAN) para la evaluación de la calidad de todos los procesos que tienen lugar en este centro de enseñanza superior.

El recibimiento por toda la comunidad universitaria, en especial del estudiantado, estuvo cargado de las iniciativas y el entusiasmo que caracteriza a los jóvenes de las Ciencias Médicas en la capital.

Luego de la foto oficial, quedó inaugurado el Sitial Histórico y Patrimonial de la UCMH.  Este primer paso abre las puertas a un ambicioso proyecto que pretende atesorar, visibilizar y socializar la grandiosidad de la historia oculta detrás de cada acontecimiento, de cada personalidad y de cada recinto universitario. La Universidad de Ciencias Médicas de La Habana también aspira también a la excelencia en su historia patrimonial.

El presidente de la FEU José Manuel Luperón, a teatro lleno les dio la bienvenida e inmediatamente irrumpió la Colmenita con su siempre refrescante y colorido espectáculo que movió a todos de sus asientos.

A continuación fueron presentados cada uno de los evaluadores, mientras que la Dr. C.  Marcia Noda Hernández, secretaria ejecutiva de la JAN, explicaba a los presentes los basamentos técnicos y prácticos del proceso de evaluación, así como los elementos básicos del programa que ejecutará el equipo de expertos durante toda la semana.

Correspondió a la Dr. C. Mairim Lago Queija, en su condición de Rectora de la UCMH, realizar la presentación de su estructura, funcionamiento y de cómo se ha venido preparando la institución y todos sus componentes para enfrentar este proceso. La UCMH recibió sendos reconocimientos del Comité Provincial de la UJC y el Sindicato de Trabajadores de la Salud de la Habana.

Personalidades de la ciencia y de otras esferas, vinculadas a la Universidad Médica capitalina, ofrecieron ante el plenario, sus valoraciones sobre el sostenido crecimiento y desarrollo que ha venido experimentando la misma a traves de los años. Se encontraba presentes en el recibimiento el Dr. C. Reinol Delfín García Moreiro, viceministro de Salud Pública, acompañado de otros directivos del MINSAP, el MES y de instituciones directamente vinculadas a la Universidad Medica; representantes de organizaciones políticas, de masas y del Gobierno en la capital; vicerrectores, decanos, profesores, trabajadores y estudiantes de las diferentes facultades de este centro de altos estudios, principales protagonistas de sus procesos formativos.

Se iniciaron también en la jornada en diferentes salones, los intercambios para el análisis y discusión de las variables y los impactos de cada una de ella en el ámbito universitario y fuera de sus muros.

En la Casa Estudiantil, los evaluadores en horas de la tarde sostuvieron un interesante intercambio con los líderes estudiantiles, que inicialmente fue matizado con la intervención de un grupo de pioneros de la Escuela Primaria “Adolfo González”, que integran el proyecto “Regalando Sonrisas”.

Por: Lic. Cosme Moré Cuesta, Divulgación e Información UCMH.

Comienza proceso de evaluación de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana por la Junta de Acreditación Nacional

La Universidad de Ciencias Médicas de La Habana (UCMH) da la bienvenida este lunes 13 de enero en la Facultad de Ciencias Médicas “Victoria de Girón” a los más de 20 expertos designados por la Junta de Acreditación Nacional (JAN) para la evaluación institucional de la calidad de todos los procesos que tienen lugar en este centro de enseñanza superior. La UCMH se ha venido preparando desde hace varios años para  someterse como institución a este ejercicio de evaluación externa que se extenderá hasta el próximo viernes 17 de enero, en su aspiración por alcanzar la categoría de Universidad de Excelencia.

El programa de la supervisión comprende la presentación de exámenes de las disciplinas de Marxismo e Historia; controles a clases y a otras actividades; realización de exámenes integradores de las carreras, visita a Facultades y Centros de Posgrado de la UCMH; presentación de las actividades de las cátedras honoríficas, multidisciplinarias y proyectos comunitarios; encuentros  con líderes  científicos, jefes de proyectos y coordinadores de programas de posgrado y de la comisión nacional de carrera; así como la presentación de cada variable y encuentros con líderes estudiantiles entre otras.

En este contexto también se realizará la evaluación externa a la carrera de Medicina de la Facultad de Ciencias Médicas “Miguel Enríquez”.

Las conclusiones de la visita tendrán lugar el viernes 17 a las 12 del mediodía.

 

Ciberseguridad 2025: Desafíos y amenazas en torno al nuevo año que se nos avecina

Con la evolución constante de las tecnologías y las tácticas de los ciberdelincuentes, las organizaciones y los individuos deben estar preparados para enfrentar una serie de amenazas emergentes. En el más reciente número de la columna Código Seguro de Cubadebate, el ingeniero informático Antonio Hernández Domínguez explora algunos de los desafíos más significativos que se anticipan para este nuevo año que recién empieza hoy 1ero de enero.

En 2025, las amenazas serán más automatizadas, más inteligentes, más perturbadoras e incluso destructivas. Los actores estatales irán más allá y utilizarán los ciberataques contra infraestructuras críticas porque no pueden lograr efectos estratégicos a través de medios más tradicionales. También veremos más de lo mismo por parte de los delincuentes, que seguirán aprovechándose de la explosión de aplicaciones Fintech (tecnología financiera) orientadas al consumidor.

Antes de considerar las ciberamenazas que nos esperan en el 2025, es importante tener en cuenta el probable panorama cibernético de este año, determinado por las tendencias actuales de la evolución tecnológica, los cambios políticos y el entorno en general.

Suponiendo que el despliegue de las tecnologías de punta continúe, es probable que se produzca un aumento del despliegue de sistemas híbridos de hardware/software parcialmente terminados, con algunos errores, en todos los aspectos de nuestra infraestructura tecnológica, con el conocimiento de que estos sistemas pueden parchearse y actualizarse después de que se envíen a los clientes. Será habitual que los sistemas recién adquiridos e implantados realicen actualizaciones de software inmediatamente después de su primera puesta en marcha. Esto permitirá una comercialización más rápida, pero el resultado neto será una mayor informatización con sistemas menos maduros y menos fiables.

No debemos olvidar que el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de los Estados Unidos (NIST) define una ciberamenaza como «un evento o condición que tiene el potencial de causar la pérdida de activos y las consecuencias indeseables o el impacto de dicha pérdida». Teniendo en cuenta la definición anterior y los escenarios tecnológicos probables, sospecho que veremos un aumento de los ataques con objetivos financieros y políticos.

En el aspecto financiero, se esperan más robos y extorsiones. En el aspecto político, se esperan más ataques dirigidos a deslegitimar a los gobiernos. Podría tratarse de operaciones de información, como las realizadas contra las redes sociales como Facebook y Twitter, que tanta cobertura han recibido, o de ataques contra infraestructuras con el objetivo de deslegitimar a los gobiernos demostrando que no pueden proteger a sus ciudadanos. En concreto, se esperan amenazas contra sistemas integrados, amenazas contra la exactitud e integridad de la información en sistemas orientados al consumidor y el uso de cibersistemas para la recopilación de inteligencia (por ejemplo, vigilancia y robo de información).

Otras estadísticas apuntan a que las ciberamenazas seguirán estando orientadas al dinero, pero las amenazas políticas (influir e interferir en los sistemas políticos nacionales) proliferarán en todo el mundo. Las nuevas ciberamenazas procederán también de los miles de millones de dispositivos de muy bajo coste de la Internet de las Cosas (IoT) lanzados al mercado con seguridad cero, especialmente en las ciudades inteligentes. Obviamente, el 5G permitirá nuevos ataques de mayor velocidad con ataques de difusión masiva. Las criptomonedas también serán muy buenas candidatas para el hackeo, incluidas las políticas gubernamentales para regularlas.

Las vulnerabilidades de seguridad relacionadas con el software seguirán encabezando los problemas más importantes que debemos resolver, incluso en 2025. Aunque ahora sabemos lo que hay que hacer para que la seguridad del software funcione, todavía nos queda mucho camino por recorrer para hacer realmente esas cosas.

La desinformación y la falsificación de los datos seguirán siendo grandes problemas de ciberseguridad en 2025. Las vulnerabilidades del aprendizaje automático serán una nueva realidad en 2025. Si empezamos a trabajar en soluciones de ciberseguridad basadas en inteligencia artificial (IA) de inmediato, podemos evitar algunos problemas reales que tendremos en un futuro no muy lejano.

Empezaremos el año con una oleada de ataques de nivel básico en torno a la criptomoneda, la criptominería y el ransomware, que habrá remitido en gran medida en 2025. En su mayor parte, se espera que los puntos finales y los sistemas operativos estén razonablemente reforzados, razonablemente parcheados y sean objetivos menos probables para los adversarios. Sin dudas entonces, el foco de atención seguirá desplazándose del acceso (es decir, la persistencia en un host, el acceso a nivel de sistema operativo) al compromiso de los datos. Los datos están donde está el dinero; los datos se pueden conseguir en grandes cantidades cuando los encuentras. Los atacantes seguirán buscando formas de entrar en los almacenes de datos de interés y encontrar maneras de monetizarlos si son ciberdelincuentes o utilizarlos para operaciones de inteligencia si proceden del sector gubernamental.

La otra amenaza girará en torno a las operaciones de información. A medida que Internet se ha ido democratizando con el paso de los años, la capacidad de un adversario para aprovechar diversas plataformas como parte de una operación de información a gran escala se ha disparado. En este caso, el ataque es en gran medida no técnico, pero utiliza medios técnicos para su ejecución. Como la mayoría de los ataques, por una pequeña inversión, los atacantes obtienen un enorme beneficio.

El ransomware ha sido una de las amenazas más persistentes en los últimos años, y se espera que en 2025 evolucione aún más. Los atacantes no solo encriptarán datos, sino que también manipularán bases de datos para introducir errores, afectando la confianza en la información corporativa. Además, el ransomware como servicio facilitará el acceso a estas herramientas a atacantes inexpertos, aumentando la frecuencia de incidentes.

La IA jugará un papel dual en la ciberseguridad. Por un lado, será una herramienta poderosa para detectar y prevenir ataques. Por otro lado, los ciberdelincuentes utilizarán IA para crear deepfakes prácticamente irreconocibles, utilizados para desinformación o extorsión. La capacidad de la IA para aprender y adaptarse rápidamente plantea un desafío significativo para los defensores de la ciberseguridad.

Continúe la lectura en: La columna Código Seguro de Cubadebate.

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