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¿Qué es la COVID persistente?, el síndrome que sufre el 42 % de los contagiados con el virus (+ Podcast, Video e Infografía)

¿Cuánto hemos aprendido en 17 meses del virus SARS-CoV-2, pero sobre todo de la enfermedad que provoca y se volvió una pandemia: la COVID-19? Cada vez que la comunidad científica avanza en certezas, nuevas interrogantes y nichos de investigación sobre el nuevo coronavirus— ya no tan nuevo— surgen, como demostración de que han muchas preguntas aún sin respuesta. Sin embargo, también existen evidencias irrefutables sobre lo peligroso que resulta el virus y sus consecuencias.

A los millones de contagios y muertes, las olas de confinamientos, las rutinas de vida alteradas, se han sumado las huellas que en el orden físico y sicológico ha dejado la pandemia. “Long COVID”, COVID persistente o post-COVID, son algunos de los términos con los que los expertos han comenzado a catalogar el síndrome que aparece en un amplio número de personas, y que se caracteriza por la persistencia de síntomas de COVID-19, semanas o meses después de haber contraído el virus.

Estos signos y síntomas también pueden reaparecer después de un tiempo sin ellos, y los especialistas alertan que no siempre están relacionados con cómo las personas pasaron la enfermedad en un inicio, y pueden presentarse tanto en pacientes leves como graves hospitalizados.

Las también llamadas “secuelas” del virus son tan variadas como preocupantes. Tanto en estudios internacionales como en los resultados arrojados por las investigaciones en el país, la gama de afectaciones en los convalecientes va desde alteraciones psicológicas, como la ansiedad, la depresión y los trastornos de adaptación; la astenia, es decir la debilidad o fatiga general que dificulta o impide a una persona realizar tareas que en condiciones normales hace fácilmente; el síndrome de fatiga crónica, hasta los dolores musculares. Asimismo se reporta en pacientes graves y críticos el daño pulmonar, seguido de daño renal y cardiovascular. Y se habla incluso de secuelas neurológicas. Todo ello en pacientes adultos, jóvenes, pero también en niños.

Sobre el SARS-CoV-2, las secuelas que provoca en los contagiados y el llamado síndrome post-COVID, Cubadebate conversó con los doctores Emilio Buchaca, especialista en medicina interna y subdirector del hospital Hermanos Ameijeiras y Narciso Argelio Jiménez Pérez, especialista de medicina interna, intensiva y emergencia, e infectólogo del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK).

—¿La comunidad médica internacional ha acuñado el término post-Covid, podríamos comenzar explicando de qué se trata?

—Dr. Emilio Buchaca: El término Poscovid se viene acuñando en la comunidad científica y en los medios de comunicación masiva como un estado prolongado donde hay persistencia de los síntomas, en un periodo que puede oscilar entre las 6 y las 12 semanas, que caracterizaron la etapa aguda de la enfermedad y que de alguna manera produce algún grado de limitación en los enfermos que han padecido esta enfermedad.

Los pacientes se vienen quejando en los diferentes reportes a nivel internacional y nacional, de síntomas persistentes en el sistema respiratorio alto como la tos, bastante frecuente, la disminución de la capacidad respiratoria (disnea), sobre todo ante pequeños esfuerzos en las primeras semanas. Ello tiene relación con hallazgos desde el punto de vista radiográfico o tomográfico, de lesiones que quedan como secuelas y que todavía estamos estudiando su impacto a largo plazo. Ya llevamos más de un año de pandemia y en los diferentes estudios que se han hecho dentro y fuera de Cuba, hay evidencia de lesiones residuales. Esto está en dependencia del grado de severidad de la enfermedad durante la fase aguda, lo cual no quiere decir que personas que hayan cursado la COVID-19 asintomáticos, o con manifestaciones clínicas leves, no presenten alguna lesión residual.

—¿Pudiéramos decir que todos los virus, normalmente en su curso, dejan secuelas o es una característica del SARS-CoV-2 y otros virus específicos?

—Dr. Emilio Buchaca: Desde que existen registros internacionales de grandes epidemias asociadas a virus, como la de la Influenza, por ejemplo, se reconoce la posibilidad del desarrollo de secuelas en los pacientes que padecen estas enfermedades virales habituales.

Es cierto que el comportamiento que está teniendo este virus y sus diferentes variantes, está expresando un curso más agresivo de las manifestaciones clínicas; por eso siempre insistimos en que es un virus que nos enseña todos los días, tanto en la fase aguda como en la convalecencia.

Se ha reconocido desde hace mucho tiempo que los virus respiratorios pueden tener secuelas. En el caso del SARS-CoV-2, es un virus con una alta incidencia y letalidad, asociado sobre todo a la presencia de comorbilidades y a la severidad e la enfermedad.

—Reportes  internacionales ya hablan incluso de una segunda pandemia, asociada al incremento de las enfermedades crónicas no transmisibles y otro tipo de patologías, complicaciones o secuelas dejadas por la COVID-19.

Dr. Emilio Buchaca: Ya hay varios grupos de trabajo en el mundo y en Cuba que se han visto precisados a crear áreas dentro de los hospitales y las instalaciones de salud para el seguimiento de las secuelas y las complicaciones de los sobrevivientes a la enfermedad. Definitivamente la COVID-19 va a establecer una nueva dinámica en el seguimiento de estos enfermos y la presencia de comorbilidades y el grado de control de estas. Por ello siempre insistimos en que el grado de control previo de las enfermedades crónicas no transmisibles determina también el curso de la enfermedad y el desarrollo de secuelas.

Lo primero y más importante es la prevención y que la persona asuma el alto riesgo que tiene de desarrollar complicaciones, un curso más agresivo de la enfermedad y secuelas, si tiene una o varias enfermedades crónicas que no estén bien compensadas. Estos son grupos vulnerables en los cuales hay que insistir mucho en las medidas de prevención.

—¿Cuáles son los resultados de los estudios realizados a convalecientes en Cuba? ¿Cuáles son los daños y las secuelas más frecuentes encontrados?

Dr. Narciso A. Jiménez: El Ministerio de Salud Pública tiene un protocolo de actuación para los pacientes convalecientes a nivel de la atención primaria de salud. Nosotros, como trabajamos en un centro de investigación, elaboramos un proyecto para medir el impacto de la infección por SARS-CoV-2 en los pacientes que egresaban de nuestra institución, el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK).

Desde julio de 2020 comenzamos a realizar las consultas de seguimiento de esos pacientes. Los evaluamos a las ocho semanas, luego a los seis meses y en general les hacemos un monitoreo de 12 meses.

Ya arribamos al año de seguimiento de algunos de ellos y eso nos ha dado la experiencia para poder caracterizan mejor el problema. Por ejemplo,  tenemos una población de convalecientes que, si bien tiene un rango de edad de 19 hasta 81 años, la media de edad de aquellos que habían tenido síntomas en la infección aguda era de 48,5 años, y los asintomáticos de 42, 6 años. Te das cuenta que siempre los asintomáticos son más jóvenes, con predominio de mujeres.

Este factor edad tiene extrema importancia en la evolución, tanto en la infección aguda como en la convalecencia. Es importante decir que el 42 % de los pacientes que sufren una infección por este virus desarrollan un síndrome post-Covid, y más llamativo aún es que el 30 % de los pacientes que eran asintomáticos desarrollan síntomas semanas después del diagnóstico. Resulta sorprendente que el 94,4 % de estos convalecientes muestran alguna lesión pulmonar, en las tomografías axiales computarizadas que se han realizado.

El 85,2 % de nuestros pacientes tuvieron una enfermedad leve,  en el 7,4 % fue moderada y en el 7,4 % fue grave. En esos graves era de esperar los hallazgos de lesiones en la radiografía de tórax, pero no tanto así en los asintomáticos, lo cual nos suscitó mucha curiosidad.

Respecto a cómo quedaban desde el punto de vista inmunológico también los hallazgos fueron muy llamativos, porque la diferencia es abismal entre un paciente que tuvo una enfermedad con síntomas y los asintomáticos. Solo el 33, 3 % de los asintomáticos tenían anticuerpos totales para ese virus, comparado con un 92,6 % de los que tenían síntomas. Por lo que la conclusión fue que mientras más sintomático el enfermo, mayor número de anticuerpos tendrá contra el virus, mientras que los asintomáticos estarán más desprotegidos.

Hay que aclarar que la inmunidad no son solo anticuerpos, también puede tener respuesta celular. Esa respuesta de célula, si el individuo se pone en contacto con el virus, permite que estas manden a fabricar los anticuerpos que necesita la persona. Eso explicaría por qué ninguno de nuestros convalecientes se ha reinfectado. A cada uno de ellos le realizamos PCR en las consultas de seguimiento, para tener la evidencia de que no se trata de una reinfección y todos esos síntomas que presentan realmente son atribuibles a una infección post-COVID.

—Pero de lo que si no caben dudas a partir de estos resultados, es que es un error creer que al cursar de modo asintomático la enfermedad no se va a tener ningún daño.

—Dr. Narciso A. Jiménez: Un asintomático debería preocuparse más por una vacuna que uno que tuvo síntomas.

—¿Estamos hablando de secuelas que pudieran impedir realizar actividades diarias de la vida?

Dr. Narciso A. Jiménez: Las primeras semanas el problema es más generalizado, pues son muchas las personas que se quejan de disnea de esfuerzo: les falta el aire, cansancio fácil, incluso nos relatan que se levantan por la mañana y piensan que pueden asumir todas las tareas (estamos hablando de más de cuatro semanas después de haber sufrido la infección aguda) y después del medio día comienza un cansancio que los lleva a interrumpir sus labores. El final de la tarde es la hora más crítica.

— Según este estudio, ¿coinciden varias secuelas en un paciente?

—Dr. Narciso A. Jiménez: Sí. Según las observaciones que hemos hecho, esos daños se asocian más a condiciones previas de la salud, como mencionábamos anteriormente en relación a las comorbilidades. No tiene la misma repercusión el daño renal en un individuo joven que no tenía ningún daño renal, a aquel que ya padecía, por ejemplo, una glomerulopatía de base, por lo que en algunos se observa que empeoran esas enfermedades de base.

Nos preocupa mucho la afección del sistema nervioso, porque es la más frecuente.

— ¿Es posible que un paciente fallezca por secuelas de COVID-19?

Dr. Narciso A. Jiménez: Si el paciente era hipertenso y tenía una cardiopatía isquémica de base, y empeora ese estado clínico con la COVID-19, muy fácilmente puede darle un infarto del miocardio que lo pudiera llevar a la muerte, por ejemplo. Aunque no sea la causa directa del deceso, la COVID-19 sí es un factor que contribuye a acelerar esos procesos.

— Ya existen un primer grupo de resultados, ¿Cómo se prevé continuar la investigación? ¿Podríamos creer que este virus tiene secuelas que aún desconocemos?

Dr. Narciso A. Jiménez: Sin duda estamos comenzando y todos los días aprendemos y nos sorprendemos, por ejemplo, con pacientes de 32 años que tienen una afectación cardiaca, y estaban sanos previamente. Es muy preocupante. Los virus acostumbran mucho a hacer pericarditis; pero no solo vemos esta secuela, la cual estamos acostumbrados a encontrar después de una infección viral, sino también daño miocárdico, miocarditis focal, y ya son consecuencias mayores para la salud de las personas.

—Prácticamente todos los días en los partes de persona graves y críticas nos llama la atención que casi todas tienen padecimientos en común, como es la hipertensión arterial. Desde el punto de vista preventivo, ¿podríamos abundar en la importancia de mantener controlada la enfermedad?

Dr. Emilio Buchaca: Nosotros queremos insistir en el tema de las medidas preventivas, y en específico el control adecuado de las enfermedades crónicas no transmisibles que padece esa persona que se contagia.

En el desarrollo de las secuelas es importante que la población tenga claro que el grado de control de esta enfermedad crónica, o la aparición de alguna de ellas en la fase aguda de la COVID-19, establece un nuevo reto, primero para para esa persona que está padeciendo la enfermedad o sus secuelas, y en segundo lugar para el grupo de profesionales que tiene que tratar adecuadamente este problema de salud.

Es importante que las personas, ante síntomas persistentes de esta enfermedad, acudan a su médico de familia, donde hay las condiciones organizativas para poder dar seguimiento a nivel del área de salud y  a través de las comisiones municipales creadas dentro del protocolo nacional de atención al paciente convaleciente, para una evaluación integral.

— ¿Está prevista también la atención a las secuelas de carácter psicológico como el estrés y los trastornos del sueño?

Dr. Emilio Buchaca: Los trastornos del sueño, el insomnio, son de los más frecuentes que se reportan en el mundo. Los equipos de salud mental a nivel de las áreas de salud están preparados para abordar integralmente este tipo de secuelas y las personas deben acudir ante un especialista de presentarlos, pues no son daños menores.

— El SARS-CoV-2 ha venido a diluir las fronteras en cuanto a niveles de contagios y transmisión, pero ha marcado un hito también en relación a que se ha compartido la información científica de un modo del cual no había un precedente. Respecto a la evidencia sobre secuelas y convalecientes, ¿cuán útil le ha sido al grupo de especialistas el intercambio científico a nivel internacional?

Dr. Emilio Buchaca: Esto es un hecho inédito. Esta amarga experiencia que ya lleva más de un año ha dado la posibilidad, como un beneficio colateral, de socializar la información científica que se produce a diario y que es difícil a veces poderla filtrar críticamente, pues es mucho lo que se publica.

Ha habido un acceso a la información científica de alto nivel internacional y es una oportunidad que nuestros investigadores han tenido, para asimilar esa experiencia de los estudios básicos y clínicos en grupos de enfermos; y de nuestros investigadores poder publicar en relación al tema, tanto en el manejo de la enfermedad como de las secuelas.

— Una pregunta muy frecuente entre los pacientes convalecientes de la COVID-19 es ¿cuándo me vacuno, me podré vacunar?, en un escenario agudizado por la circulación de nuevas cepas. 

Dr. Narciso A. Jiménez: Los convalecientes sí se vacunarán en algún momento, pero aún se estudia el tiempo en que se deberá inmunizar a este grupo.

Está en curso en el Instituto de Hematología e Inmunología, en fase II, un ensayo clínico en convalecientes con el candidato vacunal Soberana Plus, que sería una dosis única. Es pionero en el mundo ese estudio.

Se supone que debe pasar como mínimo dos meses de la infección para poder recibir una vacuna. Pero lo que pedimos es paciencia y ecuanimidad, porque primero tenemos que tener la vacuna, el CECMED, es decir la autoridad reguladora, tiene que autorizarla y después que estén los resultados del estudio es que se organizará el plan de vacunas para los convalecientes.

La explicación de los expertos es clara. La mejor medida ante el coronavirus es evitar el contagio, porque no se trata solo de adquirir la infección y ser hospitalizado. Las consecuencias de contagiarse pueden acompañarnos largo tiempo, e incluso toda la vida.

Nasobuco, distanciamiento físico, lavado de manos, mantenerse  en casa y en espacios lo más ventilados posibles son simples acciones que pueden mantenernos a salvo de la “persistencia” de este virus.

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Directora de OPS llama a cerrar las brechas de acceso a vacunas COVID-19 ampliando su producción en América Latina y el Caribe

La Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne, llamó este miércoles a cerrar las «flagrantes brechas» en el acceso a las vacunas contra la COVID-19 en América Latina y el Caribe y a disminuir la dependencia excesiva en las importaciones, a través de la ampliación de la capacidad de producción regional de productos médicos, incluidas las vacunas.

Tras señalar que sólo el 3 % de la población de América Latina y el Caribe ha completado su esquema de vacunación contra la COVID-19 hasta el momento, la doctora Etienne afirmó que la escasez de vacunas es un «síntoma de la dependencia excesiva de América Latina y el Caribe» en las importaciones de suministros médicos esenciales. Menos del 4 % de los productos médicos utilizados durante la respuesta a la COVID-19 han procedido de estos países, agregó.

«Ampliar la capacidad de América Latina y el Caribe para fabricar suministros médicos estratégicos — especialmente vacunas — es una necesidad, tanto para nuestra población como por una cuestión de seguridad de salud».

Etienne destacó que existen las «capacidades esenciales» para ampliar tal producción: instituciones académicas y de investigación sólidas, capacidad de manufactura y sistemas reguladores, así como un mecanismo eficaz de adquisición. Argentina, Brasil, Cuba y México cuentan con instalaciones de fabricación de vacunas bien establecidas, algunas de las cuales se están actualizando para producir vacunas COVID-19, indicó.

«Debemos aumentar la producción a lo largo de toda la cadena de valor de las vacunas; desde los insumos que las componen hasta los viales y jeringas que nos ayudan a distribuirlas, sin comprometer la calidad», aseveró.

La directora de la OPS añadió que la región debe «abrazar la promesa de las tecnologías de ARNm», que son la base de las vacunas altamente eficaces de Moderna y Pfizer contra la COVID-19, pero que también podrían utilizarse para otras vacunas. Recalcó también que, a este respecto, «la OPS está trabajando de cerca con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su centro de transferencia de tecnología de vacunas de ARNm contra la COVID-19».

La OPS también está en conversaciones con socios regionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización de Estados Americanos (OEA) y sus Estados Miembros para asegurar que los países interesados en ampliar la manufactura de productos médicos cuenten con recursos y apoyo, manifestó Etienne. Argentina, Chile y Perú están entre los países que ya han mostrado interés.

«Para que esto funcione», expresó, «necesitamos una escala, un compromiso de compra de productos fabricados en la región y una garantía de que los productos circularán libremente y sin restricciones de exportación — incluso durante las emergencias». El Fondo Rotatorio de la OPS «está preparado para ayudar a adquirir y distribuir estos productos a lo largo de la región, tal como se ha hecho durante los últimos 40 años», afirmó.

«Hace tiempo que se requiere una red de fabricación regional que se apoye en nuestras fortalezas nacionales y que esté respaldada por compromisos financieros sostenibles», agregó. «También es nuestra mejor esperanza para una solución de largo plazo, porque COVID-19 no será el último virus que ponga a prueba nuestros sistemas de salud».

La OPS ha entregado más de 12 millones de dosis de vacunas a países de América Latina y el Caribe adquiridas mediante el Mecanismo COVAX, la alianza mundial para la distribución equitativa de las vacunas contra la COVID-19. Otras 770 mil dosis están en camino a países de América Central y del Caribe, remarcó la directora de la OPS.

Situación epidemiológica en la región

La directora de la OPS también se refirió al elevado número de víctimas de la pandemia, acentuando que en la última semana hubo más de 1,2 millones de nuevos casos de COVID-19 y unas 31 mil muertes en el continente americano.

Aunque las infecciones por COVID-19 han disminuido en general en el último mes en la región, los nuevos casos y las muertes siguen aumentando en muchos países. En varios países del Caribe, como Bahamas, Haití y Trinidad y Tobago, se han duplicado las muertes por COVID-19 en la última semana. Costa Rica, Panamá y algunas partes de Honduras están informando de un aumento muy significativo de las nuevas infecciones.

Las infecciones están creciendo en Bolivia y Guayana Francesa, mientras que la «tendencia a la baja» de las semanas anteriores en Brasil se ha detenido. «A pesar de las reducciones generales en la mayoría de los países sudamericanos, en algunos focos de Argentina y Uruguay se duplicaron los casos y las muertes durante la última semana«, detalló.

Las condiciones de la pandemia han cambiado profundamente en Estados Unidos, «donde la cobertura generalizada [de vacunación] ha llevado a una fuerte reducción de las infecciones, muertes y hospitalizaciones por COVID-19», dijo Etienne. «Los avances que estamos viendo en Estados Unidos son testimonio del poder de las vacunas seguras y eficaces contra la COVID, pero subrayan la importancia vital de acelerar el acceso a las vacunas en toda nuestra región, para que otros países puedan inmunizar completamente a sus poblaciones«.

«Necesitamos urgentemente más vacunas para América Latina y el Caribe, una región que ha sido puesta a prueba por esta pandemia», subrayó.

Cuba se une a la celebración por el Día Internacional del Ensayo Clínico

La pandemia de la COVID-19 provocó que la comunidad científica centrara sus esfuerzos en el desarrollo de medicamentos y vacunas para cortar la transmisión del SARS-CoV-2 y sus efectos sobre la salud humana. Tras esos empeños de la ciencia las personas también han adquirido conocimientos y términos que para muchos eran desconocidos, entre ellos el de ensayo clínico.

Cada 20 de mayo, desde 2005, los científicos de todo el mundo celebran el Día Internacional del Ensayo Clínico, con el objetivo de dar a conocer al público en qué consiste la labor científica detrás de una vacuna o un medicamento para una enfermedad concreta.

La fecha alude al primer ensayo clínico de la historia, realizado por el doctor escocés James Lind en 1747, que sentó las bases para la investigación clínica al tratar de identificar la ausencia de la vitamina C como causa del escorbuto que afectaba a los marineros de la Armada Británica.

A pesar de la presencia del nuevo coronavirus en Cuba, el Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos (Cencec), subordinado al Ministerio de Salud Pública (Minsap), participa del control, diseño y conducción de los 105 ensayos que actualmente se desarrollan en todo el territorio nacional, de ellos, 43 están destinados al tratamiento del cáncer.

Con respecto a la COVID-19, desde marzo de 2020 al 20 de abril de 2021, la máxima dirección del Minsap aprobó 28 ensayos clínicos para prevenir y tratar la enfermedad, de ellos cuatro terminaron en el 2020 y 24 se encuentran en algunas de sus etapas de desarrollo; un proceso que puede durar unos 10 o 12 años entre las diferentes etapas y su administración a escala poblacional.

De igual forma, se han registrado 46 estudios –no  todos ensayos clínicos– para tratar el virus, 14 de ellos pertenecen al Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología y 10 al Instituto Finlay de Vacunas, y en unos 22 tiene participación el Cencec.

¿Qué es un ensayo clínico?

Un ensayo clínico es una metodología de investigación que se realiza con la participación de seres humanos como voluntarios, para evaluar el efecto de una intervención de medicamentos, equipos o dispositivos médicos en un problema de salud concreto.

A este se llega una vez vencidos los estudios preclínicos (de farmacología y toxicología) en células y luego en animales de laboratorio, los de formulación y estabilidad del producto farmacéutico, a partir de las regulaciones establecidas, explicó Yamilé Cachimaille Benavides, jefa del departamento de ensayos clínicos del Cencec.

Esos resultados se presentan a la autoridad reguladora, el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed), para iniciar el ensayo clínico, aunque no es suficiente con un solo estudio para completar el desarrollo clínico de un producto farmacéutico, sino que se necesitan de varios y ahí es donde intervienen las fases.

La primera fase busca evaluar la seguridad del producto, identificar reacciones adversas y si son tolerables o no por los seres humanos, es decir, evaluar los posibles riesgos. Para la segunda fase se estudia el efecto (respuesta inmune en el caso de vacunas), las dosis y los eventos adversos, o sea, la seguridad, que está presente en todo momento. En cuanto a la tercera, se enfoca en la eficacia clínica y se solicita el registro sanitario del medicamento; mientras que en la cuarta fase (pos registro) se persigue la efectividad.

Cachimaille Benavides señaló que cada momento de la investigación se diferencia en cuanto a la cantidad de personas que se exponen, al inicio son menos y más homogéneos, luego la muestra es mayor y más heterogénea. A medida que avanzan las fases también las condiciones son menos experimentales, con criterios de selección muy restringidos al principio y más flexibles después, acorde con la seguridad demostrada.

¿Cuándo el Cecmed aprueba un ensayo clínico?

Detrás de la aprobación de un fármaco, ya sean medicamentos, productos biológicos, biotecnológicos, naturales u homeopáticos, además de equipos y dispositivos médicos existe un proceso estricto de evaluación, con la presentación de la documentación necesaria al Cecmed y la revisión del producto, teniendo en cuenta los estudios preclínicos realizados en animales y toda la información de los ensayos clínicos realizados, expresó la Máster en Ciencias Olga Lidia Jacobo Casanueva, directora de la institución.

Acerca del proceso, detalló que lo primero es cumplir los requisitos implementados en la Regulación 21 de 2008 del centro donde se establece que el protocolo clínico debe ser revisado y avalado por un Comité de Ética en la Investigación Clínica, organización independiente integrada por profesionales, médicos y científicos cuya responsabilidad es asegurar la protección de los derechos, la seguridad y el bienestar de los seres humanos involucrados en un estudio.

De igual forma, constituyen requerimientos la aprobación del Minsap como órgano rector de las investigaciones clínicas en el país, y la inscripción en el Registro Público Cubano de ensayos clínicos, actividad que le corresponde al Cencec.

El expediente a presentar debe contener básicamente toda la información relacionada con el desarrollo del candidato vacunal, proceso de producción, controles y especificaciones de calidad, formulación de la vacuna, composición, fabricación de lotes y estabilidad.

Asimismo, incluye la información referida a los estudios toxicológicos en animales, estudios de dosis y los farmacológicos, así como los detalles vinculados al protocolo clínico relacionados con el diseño, selección de los sujetos, objetivos del estudio, sitios clínicos participantes, esquema de tratamiento, eventos adversos, variables a controlar, recolección de la información y manejo de datos, entre otros aspectos, explicó Jacobo Casanueva.

Insistió en que una vez registrado el producto, la labor del Cecmed no queda ahí, sino que se mantiene la vigilancia en el mercado para saber cuál es su comportamiento. Si aparece algún evento adverso o en el caso de que presente una falla de calidad puede  investigar, tomar muestras y hacer un dictamen, además tienen la potestad para retirar cualquier lote.

Tanto el Cencec como el Cecmed y el Minsap trabajan día a día por implementar ensayos clínicos de calidad, que tributen a resultados investigativos favorables y novedosos en aras de contribuir a una mejor salud del pueblo cubano. En el Día Internacional del Ensayo Clínico llegue la felicitación y reconocimiento a todos los profesionales cubanos que dedican su labor a la realización de estas investigaciones.

Inauguran banco de leche humana en el hospital pediátrico William Soler

Con motivo del Día Mundial de la Donación de Leche Humana y en aras de apoyar, proteger e incentivar la lactancia en el país, fue inaugurado hoy un novedoso banco de leche materna en el Hospital Pediátrico William Soler de La Habana.

A la apertura del importante espacio asistieron Brandao Co, representante de la Unicef en Cuba; doctor Santiago Badía González, secretario general del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Salud; autoridades del Partido Comunista de Cuba y del gobierno en la provincia.

«Este centro estará especializado en la ejecución de actividades de recolección de leche materna, su selección, clasificación, procesamiento, control de calidad, almacenaje y distribución bajo prescripción médica», explicó el doctor Pablo Roque Peña, coordinador nacional del Programa de Lactancia Materna y Banco de Leche Humana.

Dijo que, con el apoyo de la Unicef, en los últimos 15 años, el sistema cubano de salud ha trabajado intensamente en el fortalecimiento de su red de centros de este tipo, conformada por 14 servicios distribuidos en 13 provincias de todo el territorio nacional, lo cual también impacta en la reducción de la morbilidad y mortalidad neonatal.

Con la puesta en marcha de este centro, Cuba iniciará importantes líneas de trabajo e investigación como es el uso de la leche materna pasteurizada en los pacientes con anomalías intestinales quirúrgicas y en los cardiópatas, señaló el especialista.

Destacó que la disponibilidad del preciado alimento dotará a esta  institución médica de alimentación óptima para bebés con un peso inferior a los mil 500 gramos o los que requieran una cirugía fundamentalmente intestinal.

Brandao Co, representante de la Unicef en Cuba, significó que la nación caribeña tiene muchas lecciones que mostrar al resto de los países del mundo por la atención a los infantes, y este espacio es un ejemplo de la promoción del derecho a la salud de los niños y niñas, especialmente de los más vulnerables.

«Desde la Unicef sentimos con gran agrado poder contribuir en el desarrollo de esta excelente institución y cooperar en la mejora de la calidad de la atención médica a los infantes», subrayó. 

Pese a la pandemia de COVID-19, tan solo el pasado año el sistema de bancos de leche humana en el país beneficiaron a 4 mil 476 niños en terapias neonatales y pediátricas, y asistieron a más 42 mil madres, de ellas 10 mil 500 se convirtieron en donantes, las cuales aportaron 2179 litros del alimento.

Constituida Cátedra Multidisciplinaria de Inmunología «Dr. Antonio María Béguez»

La Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba constituyó la Cátedra Multidisciplinaria de Inmunología «Dr. Antonio María Béguez», cuya presentación fue parte de las actividades nacionales por el Día de la Inmunología, el pasado 29 de abril.

La Cátedra es un órgano colectivo asesor de los Vicedecanatos Académico y de Ciencia e Innovación Tecnológica y Postgrado de la Facultad de Medicina No. 1, que aglutina a docentes, médicos y estomatólogos especialistas, otros profesionales y estudiantes con los objetivos de:

  • Profundizar en la vida y obra del Dr. Antonio María Béguez César y el Dr. Tomás Romay Chacón. y sus legados para las nuevas generaciones de investigadores.
  • Aglutinar al personal científico y docente del Capítulo de la Sociedad Cubana de Inmunología, que compartan interés por el tema de la Cátedra y puedan potencializar el desarrollo de los educandos con tutorías sistemáticas.
  • Trabajar en acciones que garanticen la unificación de los miembros del Movimiento de Alumnos Ayudantes de Inmunología y las ciencias afines desde el Departamento de Extensión Universitaria.
  • Investigar en las esferas del conocimiento relacionadas con la inmunología, y otras ciencias afines, resumidas en las líneas de trabajo de un Grupo Científico Estudiantil.
  • Convocar a estudiantes a través de un Proyecto FEU, a fin de que puedan emplear parte de su tiempo en una superación académica, cultural y política de alto valor para su formación integral mediante actividades de extensión universitaria.

La estructura de dirección de la Cátedra quedó conformada de la siguiente manera:

  • Presidenta: Profesora Dra. Isabel Martén Powell
  • Vicepresidentas: Profesora Dra. Virgen Yaneisis Gros Ochoa; Estudiante Diana Esperanza Monet Alvarez. Estudiante de 4to Año de la carrera Medicina, Alumna Ayudante de Inmunología, Revisora de las revistas científicas estudiantiles UNIMED y HolCien.
  • Secretarios: Dr. Héctor José Pérez Hernández. Residente de Primer Año de Inmunología; Estudiante Leonardo Fernández Martinez. Estudiante de 4to Año de Medicina, Alumno Ayudante de Inmunología.
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