Reconocimiento

Teresita Rodríguez Obaya: Una vida por la ciencia

En el lobby del Centro de Inmunología Molecular (CIM) una placa con los nombres de sus fundadores recubre gran parte de la pared. Entre los primeros puestos está Teresita de Jesús Rodríguez Obaya, quien inauguró la prestigiosa institución como jefa del Departamento de Control de la Calidad.

Una de las frases iniciales de nuestro encuentro revela el amor por el sitio donde labora hace tres décadas: “el CIM es como mi hijo, es un amor similar”.

Lo mismo podría decir de NeuroEpo, un fármaco que bajo el nombre de NeuralCIM ha registrado resultados alentadores en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas.

En su caso particular, el vínculo con este medicamento tiene estrechos lazos afectivos, pues se involucró en su desarrollo mientras buscaba un remedio para el Alzheimer de su madre, figura esencial en la formación del carácter humilde y ávido de conocimiento de quien hoy se desempeña comogerente del producto NeuroEpo en el CIM.

¿Cómo surgió la vocación científica? Primeras experiencias

Amelia, una pedagoga brillante, sembró desde el hogar en la pequeña Teresita el gusto por la buena literatura y la música. En el ámbito personal, el modelo a seguir de aquella niña fue, desde siempre, su madre.

Ya en la adolescencia, la hoy científica tenía como referentes a Madame Curie y Carlos J. Finlay, aunque se sintió libre de experimentar en disímiles actividades antes de decidirse por la Medicina.

Fue líder juvenil de varias organizaciones e, incluso, formó parte de un equipo de baloncesto, pero le había prometido a su mamá estudiar una carrera universitaria. Siempre tuvo sus metas claras.

La apuesta por la Medicina se concretó luego de un triste acontecimiento familiar, cuando su tía materna falleció, a los 38 años.

“No me entraba en la cabeza cómo llegaba a ese final una mujer joven, que había sido deportista y tenía una vitalidad extraordinaria. Cuando murió me propuse ser médico para estudiar las enfermedades. Ya en mi mente estaba la idea de hacer ciencia”, dice.

En tercer año de la carrera, una leucemia provocó la muerte de un estudiante de piano que ella atendía. Había llegado a identificarse con aquel muchacho, casi de su edad, con quien conversaba a menudo.

Aunque los choques emocionales fueron fuertes, ambas experiencias moldearon el interés de la joven por desentrañar las causas que pueden llevar a una persona a morir a tan corta edad.

Entonces surgió la inclinación por la Anatomía Patológica, área que respondía a esa pregunta, y que estudió durante sus años universitarios, bajo la tutela del eminente patólogo Agustín Paramio, “el primero que me enseñó a hacer ciencia”, como ella misma diría.

Su curso fue el de la primera graduación masiva de médicos, después del triunfo de la Revolución.

Pero desde antes, en sexto año de la carrera, se había vinculado a la vida profesional en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), específicamente, en el área de Biología Celular e Histopatología.

Iniciaba también por aquel entonces la actividad en la docencia. “Estoy convencida de que un buen investigador tiene que ser profesor. Es la única manera de aprender a comunicarse, y los científicos necesitan llegar a las personas”, afirma tras la experiencia de 42 años en las aulas.

En el CNIC fue la primera persona joven en hacer un doctorado, a los 33 años. “Durante ese proceso aprendí a dibujar, a realizar fotografías y otras actividades, en apariencia distantes de la profesión, pero que me ayudaron a perfeccionar el trabajo. El científico siempre debe tener ese ánimo de conocer”, comenta, mientras esgrime el descubrimiento constante como filosofía de vida.

Años después, la ya Doctora en Ciencias Teresita Rodríguez Obaya se incorporó al Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, como parte del Departamento de Microscopía Electrónica.

Integró el equipo encargado de desarrollar el primer anticuerpo monoclonal en el país, llamado T1.

Luego dirigió un pequeño grupo que estudiaba los tumores epiteliales, y estuvo de forma temporal al frente del Departamento de Anatomía Patológica y en la subdirección técnica.

En ese tiempo, abrió la primera consulta de punción de aguja fina (el llamado BAF), introdujo la tecnología SUMA para la realización de análisis, entre otras innovaciones.

Posteriormente integró el Grupo de Anticuerpos Monoclonales, dentro del propio hospital, que sería la antesala del CIM.

El CIM: Su otro retoño

“Cuando se fue a inaugurar este nuevo centro, Agustín (Lage) me dijo que me necesitaba como jefa del Departamento de Control de la Calidad. Aquello me sonó raro, porque el concepto de calidad que tenía era de algo muy rutinario, donde no se hacía ciencia. ¡Qué equivocada estaba!”, recuerda.

“Nos asesoramos con los profesores de Ingeniería Industrial de la Cujae. Recibimos clases de Estadística, y realizamos muchos experimentos. Por supuesto, yo era la primera que iba a todas las lecciones, junto con mis muchachos. En nuestro departamento se desarrollaron después decenas de maestrías, tesis de doctorado y otros trabajos de investigación”, dice la Rodríguez Obaya, quien exigió desde el principio que sus subordinados estuvieran vinculados a los productos desde su concepción.

Cómo no sentir al CIM como hijo propio,si ayudó a construirlo, tras no pocos viajes en bicicleta en pleno período especial, para diseñar su departamento junto a los arquitectos, y asegurarse de que supliera las necesidades básicas de la especialidad.

Cómo no hacerlo, si aún atesora su pluma, aquella que le prestó al Comandante en Jefe para que firmara en el acto de inauguración del inmueble.

Entre las responsabilidades que asumió como parte de esta institución, le encargaron participar en el proceso de transferencia de tecnología en China y la India, con la apertura de empresas para el desarrollo de medicamentos en esos países.

De vuelta en Cuba, fue asesora científica del Laboratorio de Anticuerpos de Experimentación del CIM y, al jubilarse, se enteró de que se estaba trabajando con la NeuroEpo actual. Ya Amelia, su madre, padecía Alzheimer.

“Hablé con Daniel, el gerente del producto, y me puso como gerente de la parte preclínica. Se lo empecé a administrar a mi mamá, pero, lamentablemente, ya tenía la enfermedad muy avanzada”, recuerda.

NeuroEpo: Una terapia de esperanza

El NeuroEpo se elabora a partir de una molécula que normalmente existe en el organismo, pero está en déficit en quienes presentan enfermedades neurodegenerativas.

Su primer ensayo en la enfermedad de Alzheimer comenzó en diciembre de 2016, e incluyó a 174 pacientes.

Entre los resultados fundamentales, el fármaco no solo detuvo la progresión de la enfermedad, sino que algunos pacientes también mejoraron.

“Cuatro años después de que esos pacientes salieran de sus ensayos clínicos, la enfermedad no ha mostrado signos de progreso, lo cual es importantísimo, porque nos da la medida de que existe una especie de barrera de contención”, afirma la Doctora en Ciencias.

En su criterio, la NeuroEpo, junto a las vacunas contra la COVID-19, son ejemplos de la importancia de la colaboración entre disímiles industrias, que era el objetivo de Fidel cuando creó el polo científico.

“Fue fundamental poder trabajar de conjunto en el desarrollo del fármaco, porque a veces un producto requiere mucha colaboración, en materia de otras técnicas e, incluso, de diseño de experimentación”, sostiene.

“Lograr esa cohesión es muy raro en otro país. No suele existir, porque las empresas compiten todo el tiempo. Aquí, sin embargo, lo que importa es el producto, y todo se pone en función de su desarrollo”, afirma.

A consideración de la profesora, ese es uno de los factores que ha permitido consolidar la industria biotecnológica nacional, a pesar de los obstáculos económicos.

Mujer de ciencia

En su vida profesional, Teresita Rodríguez Obaya se ha sentido atraída por tres temas de investigación fundamentales: la diferenciación celular, la oncología y la neurología. Aunque no ha podido trabajar el primero, se siente realizada.

Su forma de ser se aleja bastante del estereotipo de los científicos como personas encerradas en su campo de conocimiento.

Teresita es lectora voraz de textos de ciencia ficción, aprecia la música de distinto tipo y todo lo nuevo que despierte su interés. No soporta la mentira ni calla ante una injusticia.

Como líder, es ejemplo. Valora la cercanía con quienes le rodean, para conocer sus aspiraciones y favorecer su realización.“Para dirigir hay que motivar”, esa es su máxima.

Sobre el papel de la mujer en la ciencia, comenta que ha evolucionado de manera favorable en los últimos años.

“Aunque cuando comencé había muchas mujeres en el sector, los puestos directivos, en su mayoría, estaban ocupados por hombres. Este panorama se ha transformado, gracias al lugar que hemos ido ganando en la sociedad, por mérito propio”, explica.

“En el mismo CIM hay un alto por ciento de mujeres dirigiendo hoy en día. La equidad es cada vez más significativa, y la propia Revolución ha favorecido ese reconocimiento paulatino”, asegura.

¿Cuál sería el mensaje a las niñas que se quieren dedicar a la ciencia?, es la última pregunta de nuestro encuentro.

—“Cuando alguien tiene un sueño, debe luchar por él. No puede detenerse por ninguna adversidad, y para eso es fundamental la dedicación.

“También hay que ser integral. La ciencia no puede ocupar toda nuestra atención, porque la vida existe, y el joven tiene que disfrutar su juventud, sin perder de vista sus metas. Sueñen y crezcan, sin dejar de vivir a plenitud la época que les ha tocado. Eso es importante”.

Por la Salud, ciencia pertinente y profunda

Los aportes de los profesionales de la Salud al conocimiento científico en función del de­sarrollo de la Medicina cubana en beneficio de la población, fueron reconocidos en la premiación de la edición 47 del concurso Premio Anual de Salud.

Los destacados doctores Raúl Ambrosio Herrera Valdés, de Nefrología; María Idoris Cordero Escobar, de Anestesiología y Reanimación; Enrique Rogelio Arús Soler, de Gastroenterología; y Alina del Carmen González-Quevedo Monteagudo, de Bioquímica Clínica, recibieron el Premio al Mérito Científico por la Obra de la Vida, por sus destacados aportes científicos.

En la Salud, el desarrollo de la ciencia y la investigación constituye un eje estratégico, a partir de su estrecha relación con la actividad docente y asistencial, y en función de esta premisa fueron reconocidos otros 70 profesionales en diferentes categorías, además de entregarse a otros 33 el sello conmemorativo por el Aniversario 40 de la creación del Consejo Nacional de Sociedades Científicas de Salud.

En la jornada el Hospital Ortopédico Docente Fructuoso Rodríguez recibió la aprobación de su inscripción como Unidad de Desarrollo e Innovación, en el Registro Nacional de Entidades de Ciencia, Tecnología e Innovación.

José Ángel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, expresó que cada premio constituye un justo reconocimiento a la labor incansable de mujeres y hombres que ponen los resultados de sus investigaciones en función del bien común y del progreso humano.

Desde la Presidencia: El desarrollo de la ciencia en Cuba es impresionante

De cómo seguir avanzando en estos tiempos difíciles sin renunciar a la idea fundacional de Fidel de que Cuba tenía que ser un país de hombres de ciencia y de pensamiento, versó el más reciente encuentro del Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Diaz-Canel Bermúdez, con representantes del sector de la salud y las ciencias.

Apenas 40 minutos después de regresar de sus sistemáticos recorridos por los municipios del país, esta vez por tres de la provincia de Villa Clara, el mandatario intercambió durante dos horas, en uno de los salones del Palacio de la Revolución, con más de medio centenar de trabajadores del sector de la Salud Pública, la biotecnología y centros de investigación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma).

Fue un diálogo que sirvió de preámbulo, en la propia jornada, al acto solemne donde se le entregó la Orden Carlos J. Finlay a 28 personalidades de estas áreas del conocimiento, todo en el contexto de las jornadas por la Ciencia Cubana. Y del que ahora queda como testigo el episodio 20 del pódcast Desde La Presidencia, conducido por el mandatario cubano.

Al caracterizar el encuentro, Díaz-Canel subrayaría que sirvió para que las mujeres y hombres de ciencia reunidos esta vez, abundaran sobre resultados y problemas, pero también para alertar sobre temas que menos se han tratado y a los cuales hay que seguir prestándoles atención desde la dirección del país.

Foto: Estudios Revolución

CIENCIAS PARA RESOLVER LOS PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE SALUD

Asistieron al intercambio la integrante del Comité Central del Partido y jefa del departamento de Atención al Sector Social, Susely Morfa González, el viceprimer ministro Eduardo Martínez Díaz, la Dra.C Mayda Mauri Pérez, presidenta de BioCubaFarma, y el ministro de Salud Pública, Dr. José Ángel Portal Miranda, quien condujo la conversación.

La formación y desarrollo de las nuevas generaciones en medicina, enfermería, farmacéutica, biotecnología y otras ciencias, fue un punto coincidente en las más de una docena de intervenciones.

El Dr. en Ciencias Marlon Pino, neurocirujano del hospital Hermanos Ameijeiras y coordinador del Consejo de Jóvenes de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC), grupo establecido por primera vez en los 164 años de fundación de la organización, abundó en los ejes de trabajo del consejo, que aúna a 64 muchachas y muchachos desde la interdisciplinariedad y la promoción del hacer científico.

Foto: Estudios Revolución

Otro ejemplo lo fue el propio doctor Pablo Quintero Álvarez, médico residente en el Instituto de Hematología e Inmunología que cursa el segundo año de la especialidad y que desde estudiante universatario se vinculó a la actividad científica y ahora avanza en un doctorado sobre las anemias hemolíticas hereditarias.

Jóvenes decididos y dedicados a hacer ciencia a favor de Cuba y el bienestar del pueblo, son también la mayoría de los autores del ventilador pulmonar de altas prestaciones genuinamente cubano.

Liderada su fabricación por la Empresa Combiomed, perteneciente al Grupo Empresarial Biocubafarma, fue fruto de la colaboración de instituciones de la biotecnología y la Salud, que enfrentaron las duras limitaciones impuestas por el bloqueo, que impidió, aún en medio de la pandemia de COVID-19, adquirir piezas y partes para unos equipos que son sostenes vitales de la vida.

Hoy, sin embargo, el país cuenta con 16 de estos equipos hechos en Cuba, los que han ventilado a más de 900 pacientes en hospitales de La Habana y en este año tienen previsto fabricar más unidades y extenderlas al resto del país, muestra de cuánto conocimiento y capacidad hay en el país para alcanzar la soberanía tecnológica en muchos campos a partir de la sapiencia, la ciencia, y la cooperación interinstitucional.

El doctor Frank Daniel Martos Benítez, médico intensivista, es testigo protagónico de este resultado científico y recordó cómo colegas de su especialidad, en varias salas de terapias, realizaron numerosos ensayos alineados con los técnicos de Biocubafarma y otros centros, al mismo tiempo que reunieron las evidencias científicas para demostrar la probidad de este equipamiento.

«De las carencias se aprende, se aprende mucho», afirmó el Dr. Frank, quien afirmó que en Cuba la ciencia se ha alineado con la salud pública para lograr el mayor de los resultados, que es salvar vidas, a la vez que ha sido un vínculo técnico, asistencial y científico, a nivel teórico, que ha permitido elevar la formación de doctorados y la publicación en revistas especializadas.

La Doctora en Ciencias Dagmar García Rivera, del Instituto Finlay de Vacunas (IFV), hizo la «historia de vida» de la vacuna cubana conjugada antineumocócica Quimi-Vio, un saber que permitió la fabricación por este centro de investigación de la vacuna Soberana contra la COVID-19, entre otros resultados y proyectos.

El buen hacer en el Instituto Finlay, y los desafíos a futuro, llevó a la Dr. García Rivera a reflexionar sobre la necesidad de buscar más resortes motivacionales para las nuevas generaciones («el llegar al corazón de los jóvenes científicos para garantizar las generaciones futuras de la ciencia cubana»), así como la mirada que habrá que tener con respecto al financiamiento de la ciencia, que en el caso del IFV tiene como buen ejemplo el uso que le han dado a la asignación recibida del Fondo Financiero de Ciencia e Innovación (FONCI) del Citma.

Los resultados que pueden lograrse a través de la cooperación y sinergias entre diferentes entidades cubanas, fue elogiada por el Doctor en Ciencias Roberto Balmaseda Manet, director del hospital ortopédico Fructuoso Rodríguez y uno de los autores principales de la cubana prótesis de cadera.

Foto: Estudios Revolución

El proyecto inició con un programa para prótesis parciales, ahora tienen un proyecto de prótesis total de cadera y también otro sobre prótesis de rodilla. Son innovaciones que facilitarán las respuestas a estas fracturas, cada día más frecuentas debido al envejecimiento de la población cubana.

Ha sido una iniciativa, dijo, donde han confluido, en función de las necesidades de la asistencia médica, el talento, la organización y la interacción entre entidades y personal médico y científico para seguir buscando calidad de vida y solución a los problemas de salud de nuestro pueblo.

Es un resultado, agregó, de un gran encadenamiento, que lidera el Ministerio de Salud Pública y el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, con su unión de industrias, y en la que participan universidades, hospitales, instituciones investigativas, y también el sector no estatal.

Hasta la fecha se han implantado estos dispositivos genuinamente cubanos a 412 pacientes con muy buenos resultados, y se han incluido a personas de más de 90 años y hasta de cien años de edad, subrayó el Dr. Balmaseda, que no pasó por alto que desde el Río Bravo hasta la Patagonia, no hay ningún país que fabrique prótesis generadas por su propia comunidad médica y científica.

Foto: Estudios Revolución

El Doctor en Ciencias Julio Baldomero Hernández, director de Investigaciones Clínicas del Centro de Ingenieria Genética y Biotecnología, orgulloso de ser un especialista de segundo grado en la atención primaria (un médico de la familia), enfatizó en la vocación primordial de estas ciencias en Cuba: dirigirse a resolver los problemas de salud fundamentales de la población, como lo relacionado con la oncología, la cardiología y las afecciones cerebrovasculares, las tres primeras causas de muerte aquí.

En igual sentido se refirieron eminentes profesores como la Dra.C. Teresita Rodríguez, del Centro de Inmunología Molecular; el Dr. Luis Martín Rodríguez, del Instituto de Oncología, y el Doctor en Ciencias Alberto Erconvaldo Cobián, de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba y presidente de la Sociedad Cubana de Psicología de la Salud, entre otros.

CIENCIA Y SALUD: COMBINACIÓN DE SABERES Y UNIDAD

En la despedida del intercambio, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, subrayó la coincidencia de ideas y sentimientos entre el nutrido grupo de representantes de la medicina, la enfermería, la biotecnología, la psicología y otras ciencias estrechamente vinculadas a la Salud cubana, muestra, dijo, de una combinación de saberes y sobre todo de unidad.

Entre ustedes, dijo, coinciden dos categorías, una es la tradición y otra es la Revolución. Y es que siempre, en el pensamiento cubano, hay una regularidad: que el pensamiento científico siempre ha estado, por lo general, involucrado, coincidente, con lo mejor del pensamiento político, con lo más revolucionario.

Foto: Estudios Revolución

Es una tradición, reflexionó, que está en los pedagogos, desde Varela hasta Martí, que está en los científicos, y por supuesto ya en época de Revolución, además, está el pensamiento visionario de Fidel.

Y es verdad —añadió— que en Cuba hay una tradición científica, hay una ciencia que no podemos negar antes de la Revolución; pero lo que propició la Revolución como proyecto emancipador y humanista en el desarrollo de la ciencia cubana realmente es impresionante.

Tenemos, reiteró, un desarrollo científico impresionante, muy superior para la pequeña Isla que somos, y eso tiene que ver mucho con las políticas sociales en la Revolución, con el acceso universal a la educación, a la educación superior, con la posibilidad de que el hijo de cualquier familia, sin ninguna distinción, pudiera llegar a ser un científico.

La ciencia en Cuba, añadió, también tiene un ecosistema impresionante. Tenemos más de 91 000 trabajadores involucrados en las actividades de ciencia, tecnología e innovación; hay más de ocho mil investigadores certificados; hay 272 entidades de ciencia y tecnologías en diferentes modalidades —empresariales, presupuestadas, presupuestada con tratamiento especial.

También tenemos 39 instituciones autorizadas para programas de doctorado, fundamentalmente en la educación, en la educación superior. Desde el año 1965 —continúo enumerando Díaz-Canel Bermúdez— se contabilizan por las estadísticas la formación de más de 19 600 doctores en ciencias, tanto en el extranjero como aquí, y hoy se considera que entre ocho mil y nueve mil están en activo.

Y —enfatizó— el 47 por ciento de esos doctores son mujeres. Y las mujeres, reflexionó, también es otro tema que habla de Revolución y de emancipación. Según estadísticas sobre la mujer en la ciencia cubana, representan el 50 por ciento del potencial científico, aunque otras dicen que son más del 50 por ciento. Las mujeres son el 69,2 por ciento del personal de la Salud Pública.

Y todo eso habla del valor de nuestras mujeres científicas y nuestras jóvenes científicas, expuso el Jefe de Estado, quien precisó más adelante que 51 000 féminas participan hoy en las actividades de ciencia y tecnología. Un papel protagónico del que también son partícipes las y los jóvenes en todo el país, a los que dedicó otra larga reflexión.

Al redondear las experiencias vividas en la tarde de este jueves junto a más de medio centenar de trabajadores de la Salud y las ciencias, Díaz-Canel ratificó la validez del concepto de resistencia creativa.

De esa resiliencia que siempre ha caracterizado a Cuba y su Revolución, que en la salud, dijo, tiene que ver mucho con el aporte de las y los científicos, de su sabiduría, su pasión y su ética, otro de los elementos «que distingue al científico cubano».

Al final de sus palabras, Díaz-Canel felicitó a la comunidad médica y científica cubana por su altruismo, por su visión humanista, por su consagración. Ponderó especialmente que la mayoría son profesores. Ustedes, les dijo, «han educado, han enseñado, transmiten valores a sus estudiantes, se convierten en paradigma de sus estudiantes».

Desde la Presidencia. Ep.20 | El desarrollo de la ciencia en Cuba es impresionante (Video)

Reconocen con la Orden Carlos J. Finlay a destacados científicos

Veintiocho prominentes hombres y mujeres de ciencia fueron condecorados en la tarde del pasado jueves con la Orden Carlos J. Finlay, en acto encabezado por el Primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

La Orden fue entregada a investigadores de los ministerios de Salud Pública; Ciencia, Tecnología y Medioambiente, del Interior y del Grupo Biocubafarma, a través del Decreto Presidencial número 950 y 952, y a propuesta de los titulares del Minsap y el Citma.

Como escenario el Salón Portocarrero del Palacio de la Revolución, la entrega de la condecoración fue realizada por el presidente cubano, así como por los miembros del Buró Político, Manuel Marrero Cruz, primer ministro, y Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba.

La Carlos J. Finlay se confiere a ciudadanos cubanos y extranjeros en reconocimiento a extraordinarios méritos y valiosos aportes al desarrollo de las ciencias naturales o sociales, a actividades científicas o de investigación, que hayan contribuido de forma excepcional al progreso de las ciencias y en beneficio de la humanidad, y en especial a la preservación y mejoramiento de la salud y el bienestar del pueblo.

Foto: Estudios Revolución

La ceremonia fue un homenaje a mujeres y hombres con un elevado desempeño científico y aportes significativos en sus áreas de conocimiento.

El Dr. Santiago Dueñas Carrera destacó que en la historia de Cuba hay suficientes e importantes ejemplos de personas dedicadas a la ciencia, y entre ellos brilla el Dr. Carlos J. Finlay, por lo que agradeció, en nombre de los laureados, la entrega de esta Orden, a la vez que es una responsabilidad, dijo, con los cientos y cientos de mujeres y hombres que hoy hacen ciencia en Cuba.

Foto: Estudios Revolución

Subrayó que la entrega era un reconocimiento al trabajo colectivo y a la dedicación de profesionales de diferentes áreas del conocimiento que trabajan desde un enfoque científico e innovador, por lo que ahora el reto que se nos impone, señaló, es alcanzar mayores impactos en el hacer científico.

Es reto, añadió, encontrar soluciones a las problemáticas que Cuba enfrenta como sociedad; y urgen resultados de la comunidad científica de todas las ramas de la sociedad. El Dr. Dueñas Carrera exaltó también el trabajo con los jóvenes, porque la juventud, expresó, es relevo y eslabón fundamental para fomentar el desarrollo.

Premian lo más relevante de la ciencia y la innovación de Cuba en 2024

Durante la clausura de la I Feria de Innovación para el Desarrollo Sostenible fueron reconocidos expertos de la ciencia cubana, proyectos comunitarios, actores económicos e instituciones que por su accionar y buenos resultados destacaron en el contexto nacional e internacional en el año 2024.

De manos del Dr.C. Eduardo Martínez Díaz, Vice Primer Ministro de la República de Cuba y del Ministro de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Dr. Armando Rodríguez Batista, recibieron el Premio Nacional de Innovación Tecnológica las siguientes propuestas:

– Desarrollo del soporte analítico para las vacunas Soberana 02 y Soberana Plus, desarrollado por el Instituto Finlay de Vacunas.

– Establecimiento a escala industrial del proceso productivo de la síntesis en fase sólida de péptidos como nueva plataforma nacional para la producción de nuevos fármacos, aplicada en el Ingrediente Farmacéutico Activo del producto JUSVINZA, desarrollado por Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.

– Tecnología de fabricación de polvos abrasivos para el pulido de pisos y terrazos, a partir de procesamiento aluminotérmico de residuales industriales y minerales cubanos, ejecutada por la Universidad Central ¨Marta Abreu¨ de Las Villas con su Centro de Investigaciones de Soldadura y la Empresa de Materiales de Construcción de Villa Clara.

– NEREA-Productos y Tecnologías Innovadoras para la agricultura cubana, ejecutada por Universidad de La Habana junto a su Instituto de Ciencia y Tecnología de Materiales y la Fundación Universitaria de Innovación y Desarrollo.

– Programa U33 para el análisis de redes eléctricas de subtransmisión y distribución, ejecutada Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas y su Centro de Estudios Electroenergéticos, el Despacho Nacional de Carga de la Unión Nacional Eléctrica y la Empresa de Tecnología de la Información y la Automática de la provincia de Sancti Spíritus.

– Instrumentos e indicadores para la evaluación de Bancos de Leche Humana en Cuba, por Escuela Nacional de Salud Pública.

– Caracterización Genética de aislamientos de SARS-CoV-2 y su aplicación en las evaluaciones de productos biofarmacéuticos cubanos contra la COVID-19 realizada Entidad Ejecutora Principal: Centro de Investigaciones Científicas de la Defensa Civil.

– Compendio de innovaciones en el manejo y control de los recursos hídricos para un desarrollo sostenible, ejecutada Empresa de Aprovechamiento Hidráulico de Ciego de Ávila, perteneciente al Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.

– Estrategia organizacional para la implementación del programa de control de hipertensión en el primer nivel de atención, ejecutada por el Hospital Universitario “General Calixto García”.

Además, recibieron el Premio Especial por su Impacto Científico:

– Nasalferón, nueva formulación que estimula marcadores de respuesta inmunológica innata a nivel de mucosa y a nivel sistémico, para el tratamiento profiláctico y terapéutico de la infección por SARS-CoV-2 del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.

– Consideraciones anatómicas, físicas y matemáticas en los Abordajes Endoscópicos Mínimamente Invasivos para tumores complejos de la base craneal del Hospital Hermanos Ameijeiras.

– Eficacia y seguridad de la vacuna anti COVID-19 Abdala en adultos y en población pediátrica del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.

– Desarrollo del soporte analítico para las vacunas SOBERANA 02 y SOBERANA Plus del Instituto Finlay de Vacunas.

Mientras por su impacto social fueron premiados:

– Cirugía bilateral simultánea de la catarata por facoemulsificación del Instituto Cubano de Oftalmología “Ramón Pando Ferrer”.

– Una ruta de trabajo para los observatorios demográficos. Camino para la implementación de la Política de Atención a la Dinámica Demográfica en Cuba y Migraciones y dinámica demográfica. Desafíos para la sociedad cubana; ambos del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana como entidad ejecutora principal.

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