Los aportes de los profesionales de la Salud al conocimiento científico en función del desarrollo de la Medicina cubana en beneficio de la población, fueron reconocidos en la premiación de la edición 47 del concurso Premio Anual de Salud.
Los destacados doctores Raúl Ambrosio Herrera Valdés, de Nefrología; María Idoris Cordero Escobar, de Anestesiología y Reanimación; Enrique Rogelio Arús Soler, de Gastroenterología; y Alina del Carmen González-Quevedo Monteagudo, de Bioquímica Clínica, recibieron el Premio al Mérito Científico por la Obra de la Vida, por sus destacados aportes científicos.
En la Salud, el desarrollo de la ciencia y la investigación constituye un eje estratégico, a partir de su estrecha relación con la actividad docente y asistencial, y en función de esta premisa fueron reconocidos otros 70 profesionales en diferentes categorías, además de entregarse a otros 33 el sello conmemorativo por el Aniversario 40 de la creación del Consejo Nacional de Sociedades Científicas de Salud.
En la jornada el Hospital Ortopédico Docente Fructuoso Rodríguez recibió la aprobación de su inscripción como Unidad de Desarrollo e Innovación, en el Registro Nacional de Entidades de Ciencia, Tecnología e Innovación.
José Ángel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, expresó que cada premio constituye un justo reconocimiento a la labor incansable de mujeres y hombres que ponen los resultados de sus investigaciones en función del bien común y del progreso humano.
De cómo seguir avanzando en estos tiempos difíciles sin renunciar a la idea fundacional de Fidel de que Cuba tenía que ser un país de hombres de ciencia y de pensamiento, versó el más reciente encuentro del Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Diaz-Canel Bermúdez, con representantes del sector de la salud y las ciencias.
Apenas 40 minutos después de regresar de sus sistemáticos recorridos por los municipios del país, esta vez por tres de la provincia de Villa Clara, el mandatario intercambió durante dos horas, en uno de los salones del Palacio de la Revolución, con más de medio centenar de trabajadores del sector de la Salud Pública, la biotecnología y centros de investigación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma).
Fue un diálogo que sirvió de preámbulo, en la propia jornada, al acto solemne donde se le entregó la Orden Carlos J. Finlay a 28 personalidades de estas áreas del conocimiento, todo en el contexto de las jornadas por la Ciencia Cubana. Y del que ahora queda como testigo el episodio 20 del pódcast Desde La Presidencia, conducido por el mandatario cubano.
Al caracterizar el encuentro, Díaz-Canel subrayaría que sirvió para que las mujeres y hombres de ciencia reunidos esta vez, abundaran sobre resultados y problemas, pero también para alertar sobre temas que menos se han tratado y a los cuales hay que seguir prestándoles atención desde la dirección del país.
Foto: Estudios Revolución
CIENCIAS PARA RESOLVER LOS PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE SALUD
Asistieron al intercambio la integrante del Comité Central del Partido y jefa del departamento de Atención al Sector Social, Susely Morfa González, el viceprimer ministro Eduardo Martínez Díaz, la Dra.C Mayda Mauri Pérez, presidenta de BioCubaFarma, y el ministro de Salud Pública, Dr. José Ángel Portal Miranda, quien condujo la conversación.
La formación y desarrollo de las nuevas generaciones en medicina, enfermería, farmacéutica, biotecnología y otras ciencias, fue un punto coincidente en las más de una docena de intervenciones.
El Dr. en Ciencias Marlon Pino, neurocirujano del hospital Hermanos Ameijeiras y coordinador del Consejo de Jóvenes de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC), grupo establecido por primera vez en los 164 años de fundación de la organización, abundó en los ejes de trabajo del consejo, que aúna a 64 muchachas y muchachos desde la interdisciplinariedad y la promoción del hacer científico.
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Otro ejemplo lo fue el propio doctor Pablo Quintero Álvarez, médico residente en el Instituto de Hematología e Inmunología que cursa el segundo año de la especialidad y que desde estudiante universatario se vinculó a la actividad científica y ahora avanza en un doctorado sobre las anemias hemolíticas hereditarias.
Jóvenes decididos y dedicados a hacer ciencia a favor de Cuba y el bienestar del pueblo, son también la mayoría de los autores del ventilador pulmonar de altas prestaciones genuinamente cubano.
Liderada su fabricación por la Empresa Combiomed, perteneciente al Grupo Empresarial Biocubafarma, fue fruto de la colaboración de instituciones de la biotecnología y la Salud, que enfrentaron las duras limitaciones impuestas por el bloqueo, que impidió, aún en medio de la pandemia de COVID-19, adquirir piezas y partes para unos equipos que son sostenes vitales de la vida.
Hoy, sin embargo, el país cuenta con 16 de estos equipos hechos en Cuba, los que han ventilado a más de 900 pacientes en hospitales de La Habana y en este año tienen previsto fabricar más unidades y extenderlas al resto del país, muestra de cuánto conocimiento y capacidad hay en el país para alcanzar la soberanía tecnológica en muchos campos a partir de la sapiencia, la ciencia, y la cooperación interinstitucional.
El doctor Frank Daniel Martos Benítez, médico intensivista, es testigo protagónico de este resultado científico y recordó cómo colegas de su especialidad, en varias salas de terapias, realizaron numerosos ensayos alineados con los técnicos de Biocubafarma y otros centros, al mismo tiempo que reunieron las evidencias científicas para demostrar la probidad de este equipamiento.
«De las carencias se aprende, se aprende mucho», afirmó el Dr. Frank, quien afirmó que en Cuba la ciencia se ha alineado con la salud pública para lograr el mayor de los resultados, que es salvar vidas, a la vez que ha sido un vínculo técnico, asistencial y científico, a nivel teórico, que ha permitido elevar la formación de doctorados y la publicación en revistas especializadas.
La Doctora en Ciencias Dagmar García Rivera, del Instituto Finlay de Vacunas (IFV), hizo la «historia de vida» de la vacuna cubana conjugada antineumocócica Quimi-Vio, un saber que permitió la fabricación por este centro de investigación de la vacuna Soberana contra la COVID-19, entre otros resultados y proyectos.
El buen hacer en el Instituto Finlay, y los desafíos a futuro, llevó a la Dr. García Rivera a reflexionar sobre la necesidad de buscar más resortes motivacionales para las nuevas generaciones («el llegar al corazón de los jóvenes científicos para garantizar las generaciones futuras de la ciencia cubana»), así como la mirada que habrá que tener con respecto al financiamiento de la ciencia, que en el caso del IFV tiene como buen ejemplo el uso que le han dado a la asignación recibida del Fondo Financiero de Ciencia e Innovación (FONCI) del Citma.
Los resultados que pueden lograrse a través de la cooperación y sinergias entre diferentes entidades cubanas, fue elogiada por el Doctor en Ciencias Roberto Balmaseda Manet, director del hospital ortopédico Fructuoso Rodríguez y uno de los autores principales de la cubana prótesis de cadera.
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El proyecto inició con un programa para prótesis parciales, ahora tienen un proyecto de prótesis total de cadera y también otro sobre prótesis de rodilla. Son innovaciones que facilitarán las respuestas a estas fracturas, cada día más frecuentas debido al envejecimiento de la población cubana.
Ha sido una iniciativa, dijo, donde han confluido, en función de las necesidades de la asistencia médica, el talento, la organización y la interacción entre entidades y personal médico y científico para seguir buscando calidad de vida y solución a los problemas de salud de nuestro pueblo.
Es un resultado, agregó, de un gran encadenamiento, que lidera el Ministerio de Salud Pública y el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, con su unión de industrias, y en la que participan universidades, hospitales, instituciones investigativas, y también el sector no estatal.
Hasta la fecha se han implantado estos dispositivos genuinamente cubanos a 412 pacientes con muy buenos resultados, y se han incluido a personas de más de 90 años y hasta de cien años de edad, subrayó el Dr. Balmaseda, que no pasó por alto que desde el Río Bravo hasta la Patagonia, no hay ningún país que fabrique prótesis generadas por su propia comunidad médica y científica.
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El Doctor en Ciencias Julio Baldomero Hernández, director de Investigaciones Clínicas del Centro de Ingenieria Genética y Biotecnología, orgulloso de ser un especialista de segundo grado en la atención primaria (un médico de la familia), enfatizó en la vocación primordial de estas ciencias en Cuba: dirigirse a resolver los problemas de salud fundamentales de la población, como lo relacionado con la oncología, la cardiología y las afecciones cerebrovasculares, las tres primeras causas de muerte aquí.
En igual sentido se refirieron eminentes profesores como la Dra.C. Teresita Rodríguez, del Centro de Inmunología Molecular; el Dr. Luis Martín Rodríguez, del Instituto de Oncología, y el Doctor en Ciencias Alberto Erconvaldo Cobián, de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba y presidente de la Sociedad Cubana de Psicología de la Salud, entre otros.
CIENCIA Y SALUD: COMBINACIÓN DE SABERES Y UNIDAD
En la despedida del intercambio, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, subrayó la coincidencia de ideas y sentimientos entre el nutrido grupo de representantes de la medicina, la enfermería, la biotecnología, la psicología y otras ciencias estrechamente vinculadas a la Salud cubana, muestra, dijo, de una combinación de saberes y sobre todo de unidad.
Entre ustedes, dijo, coinciden dos categorías, una es la tradición y otra es la Revolución. Y es que siempre, en el pensamiento cubano, hay una regularidad: que el pensamiento científico siempre ha estado, por lo general, involucrado, coincidente, con lo mejor del pensamiento político, con lo más revolucionario.
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Es una tradición, reflexionó, que está en los pedagogos, desde Varela hasta Martí, que está en los científicos, y por supuesto ya en época de Revolución, además, está el pensamiento visionario de Fidel.
Y es verdad —añadió— que en Cuba hay una tradición científica, hay una ciencia que no podemos negar antes de la Revolución; pero lo que propició la Revolución como proyecto emancipador y humanista en el desarrollo de la ciencia cubana realmente es impresionante.
Tenemos, reiteró, un desarrollo científico impresionante, muy superior para la pequeña Isla que somos, y eso tiene que ver mucho con las políticas sociales en la Revolución, con el acceso universal a la educación, a la educación superior, con la posibilidad de que el hijo de cualquier familia, sin ninguna distinción, pudiera llegar a ser un científico.
La ciencia en Cuba, añadió, también tiene un ecosistema impresionante. Tenemos más de 91 000 trabajadores involucrados en las actividades de ciencia, tecnología e innovación; hay más de ocho mil investigadores certificados; hay 272 entidades de ciencia y tecnologías en diferentes modalidades —empresariales, presupuestadas, presupuestada con tratamiento especial.
También tenemos 39 instituciones autorizadas para programas de doctorado, fundamentalmente en la educación, en la educación superior. Desde el año 1965 —continúo enumerando Díaz-Canel Bermúdez— se contabilizan por las estadísticas la formación de más de 19 600 doctores en ciencias, tanto en el extranjero como aquí, y hoy se considera que entre ocho mil y nueve mil están en activo.
Y —enfatizó— el 47 por ciento de esos doctores son mujeres. Y las mujeres, reflexionó, también es otro tema que habla de Revolución y de emancipación. Según estadísticas sobre la mujer en la ciencia cubana, representan el 50 por ciento del potencial científico, aunque otras dicen que son más del 50 por ciento. Las mujeres son el 69,2 por ciento del personal de la Salud Pública.
Y todo eso habla del valor de nuestras mujeres científicas y nuestras jóvenes científicas, expuso el Jefe de Estado, quien precisó más adelante que 51 000 féminas participan hoy en las actividades de ciencia y tecnología. Un papel protagónico del que también son partícipes las y los jóvenes en todo el país, a los que dedicó otra larga reflexión.
Al redondear las experiencias vividas en la tarde de este jueves junto a más de medio centenar de trabajadores de la Salud y las ciencias, Díaz-Canel ratificó la validez del concepto de resistencia creativa.
De esa resiliencia que siempre ha caracterizado a Cuba y su Revolución, que en la salud, dijo, tiene que ver mucho con el aporte de las y los científicos, de su sabiduría, su pasión y su ética, otro de los elementos «que distingue al científico cubano».
Al final de sus palabras, Díaz-Canel felicitó a la comunidad médica y científica cubana por su altruismo, por su visión humanista, por su consagración. Ponderó especialmente que la mayoría son profesores. Ustedes, les dijo, «han educado, han enseñado, transmiten valores a sus estudiantes, se convierten en paradigma de sus estudiantes».
Veintiocho prominentes hombres y mujeres de ciencia fueron condecorados en la tarde del pasado jueves con la Orden Carlos J. Finlay, en acto encabezado por el Primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
La Orden fue entregada a investigadores de los ministerios de Salud Pública; Ciencia, Tecnología y Medioambiente, del Interior y del Grupo Biocubafarma, a través del Decreto Presidencial número 950 y 952, y a propuesta de los titulares del Minsap y el Citma.
Como escenario el Salón Portocarrero del Palacio de la Revolución, la entrega de la condecoración fue realizada por el presidente cubano, así como por los miembros del Buró Político, Manuel Marrero Cruz, primer ministro, y Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba.
La Carlos J. Finlay se confiere a ciudadanos cubanos y extranjeros en reconocimiento a extraordinarios méritos y valiosos aportes al desarrollo de las ciencias naturales o sociales, a actividades científicas o de investigación, que hayan contribuido de forma excepcional al progreso de las ciencias y en beneficio de la humanidad, y en especial a la preservación y mejoramiento de la salud y el bienestar del pueblo.
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La ceremonia fue un homenaje a mujeres y hombres con un elevado desempeño científico y aportes significativos en sus áreas de conocimiento.
El Dr. Santiago Dueñas Carrera destacó que en la historia de Cuba hay suficientes e importantes ejemplos de personas dedicadas a la ciencia, y entre ellos brilla el Dr. Carlos J. Finlay, por lo que agradeció, en nombre de los laureados, la entrega de esta Orden, a la vez que es una responsabilidad, dijo, con los cientos y cientos de mujeres y hombres que hoy hacen ciencia en Cuba.
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Subrayó que la entrega era un reconocimiento al trabajo colectivo y a la dedicación de profesionales de diferentes áreas del conocimiento que trabajan desde un enfoque científico e innovador, por lo que ahora el reto que se nos impone, señaló, es alcanzar mayores impactos en el hacer científico.
Es reto, añadió, encontrar soluciones a las problemáticas que Cuba enfrenta como sociedad; y urgen resultados de la comunidad científica de todas las ramas de la sociedad. El Dr. Dueñas Carrera exaltó también el trabajo con los jóvenes, porque la juventud, expresó, es relevo y eslabón fundamental para fomentar el desarrollo.
Durante la clausura de la I Feria de Innovación para el Desarrollo Sostenible fueron reconocidos expertos de la ciencia cubana, proyectos comunitarios, actores económicos e instituciones que por su accionar y buenos resultados destacaron en el contexto nacional e internacional en el año 2024.
De manos del Dr.C. Eduardo Martínez Díaz, Vice Primer Ministro de la República de Cuba y del Ministro de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Dr. Armando Rodríguez Batista, recibieron el Premio Nacional de Innovación Tecnológica las siguientes propuestas:
– Desarrollo del soporte analítico para las vacunas Soberana 02 y Soberana Plus, desarrollado por el Instituto Finlay de Vacunas.
– Establecimiento a escala industrial del proceso productivo de la síntesis en fase sólida de péptidos como nueva plataforma nacional para la producción de nuevos fármacos, aplicada en el Ingrediente Farmacéutico Activo del producto JUSVINZA, desarrollado por Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.
– Tecnología de fabricación de polvos abrasivos para el pulido de pisos y terrazos, a partir de procesamiento aluminotérmico de residuales industriales y minerales cubanos, ejecutada por la Universidad Central ¨Marta Abreu¨ de Las Villas con su Centro de Investigaciones de Soldadura y la Empresa de Materiales de Construcción de Villa Clara.
– NEREA-Productos y Tecnologías Innovadoras para la agricultura cubana, ejecutada por Universidad de La Habana junto a su Instituto de Ciencia y Tecnología de Materiales y la Fundación Universitaria de Innovación y Desarrollo.
– Programa U33 para el análisis de redes eléctricas de subtransmisión y distribución, ejecutada Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas y su Centro de Estudios Electroenergéticos, el Despacho Nacional de Carga de la Unión Nacional Eléctrica y la Empresa de Tecnología de la Información y la Automática de la provincia de Sancti Spíritus.
– Instrumentos e indicadores para la evaluación de Bancos de Leche Humana en Cuba, por Escuela Nacional de Salud Pública.
– Caracterización Genética de aislamientos de SARS-CoV-2 y su aplicación en las evaluaciones de productos biofarmacéuticos cubanos contra la COVID-19 realizada Entidad Ejecutora Principal: Centro de Investigaciones Científicas de la Defensa Civil.
– Compendio de innovaciones en el manejo y control de los recursos hídricos para un desarrollo sostenible, ejecutada Empresa de Aprovechamiento Hidráulico de Ciego de Ávila, perteneciente al Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.
– Estrategia organizacional para la implementación del programa de control de hipertensión en el primer nivel de atención, ejecutada por el Hospital Universitario “General Calixto García”.
Además, recibieron el Premio Especial por su Impacto Científico:
– Nasalferón, nueva formulación que estimula marcadores de respuesta inmunológica innata a nivel de mucosa y a nivel sistémico, para el tratamiento profiláctico y terapéutico de la infección por SARS-CoV-2 del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.
– Consideraciones anatómicas, físicas y matemáticas en los Abordajes Endoscópicos Mínimamente Invasivos para tumores complejos de la base craneal del Hospital Hermanos Ameijeiras.
– Eficacia y seguridad de la vacuna anti COVID-19 Abdala en adultos y en población pediátrica del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.
– Desarrollo del soporte analítico para las vacunas SOBERANA 02 y SOBERANA Plus del Instituto Finlay de Vacunas.
Mientras por su impacto social fueron premiados:
– Cirugía bilateral simultánea de la catarata por facoemulsificación del Instituto Cubano de Oftalmología “Ramón Pando Ferrer”.
– Una ruta de trabajo para los observatorios demográficos. Camino para la implementación de la Política de Atención a la Dinámica Demográfica en Cuba y Migraciones y dinámica demográfica. Desafíos para la sociedad cubana; ambos del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana como entidad ejecutora principal.
Después de lustros de justas negociaciones y a la zaga de una trayectoria que se dibuja de orgullo en el rostro de las generaciones de médicos que se formaron bajo su rigor, el doctor Emilio Alfonso Lastre Arrieta recibe la condición de profesor emérito, como reconocimiento del ministro de Educación Superior, y se convierte en el primer galeno tunero con tales distinciones.
El homenaje se extiende como rúbrica a sus méritos personales y a la destacada trayectoria que lo signa en los salones de clases. Con igual fidelidad le antecede toda una vida dedicada a hurgar en la Psiquiatría, desde las principales afecciones y los derroteros que más mueven y convocan a la población del Balcón del Oriente Cubano.
Lastre, como cariñosamente lo conoce todo el sector de la Salud, es fundador de la docencia en Las Tunas con un rico currículo, en el que despuntan tres líneas de investigación terminadas. Avala su cabello encanecido el Premio Anual de Salud, máxima distinción entre las filas de batas blancas y varios reconocimientos provinciales en su bregar académico.
Como especialista de Segundo Grado en Psiquiatría, le movió la meta de convertirse primero en profesor consultante, labor que matiza su constancia dentro y fuera del hospital Clodomira Acosta, incluso ahora, cuando los años lo han obligado al descanso, pero sigue activo y prestigia el movimiento docente que allí se fomenta.
No es casual que esta categoría especial inicie en la provincia con un galeno que lleva bajo la piel la verdadera sensibilidad de ayudar y reconfortar. Lastre recorrió las sendas de una maestría en Longevidad Satisfactoria y sus aportes destacan en la atención de los pacientes con conducta suicida, adicción al alcohol y geriátricos con trastornos psiquiátricos.
Son muchos quienes lo recuerdan otrora como presidente del Comité Científico en la Dirección Provincial de Salud o como jefe del servicio de Psiquiatría. Otros, más allegados, conocen sus dotes como asesor metodológico, incluso, fuera de Cuba, en Guinea Bissau, Etiopía, Timor Leste y Venezuela.
Con beneplácito acoge la comunidad académica tunera el homenaje al doctor de la sabiduría infinita, la cortesía y las maneras consideradas de atender desde la sensibilidad y el respeto. En su modestia, aclara que este reconocimiento es solo la impronta que deja un padre a sus tres hijos médicos, el camino que les ha querido compartir.