Un artículo que publica la revista European Journal of Preventive Cardiology evalúa la asociación entre el consumo de alimentos y bebidas con alto contenido de azúcares agregados y el riesgo de desarrollo de síndrome metabólico (SM). En los últimos 25 años, el aumento de la prevalencia de síndrome metabólico (SM) motivó la implementación de diversas medidas nutricionales destinadas a su prevención o tratamiento.
El informe da prueba de ello al centrarse en el seguimiento prolongado de una población adulta estadounidense compuesta por mujeres y hombres afroamericanos y blancos inscriptos en el programa Desarrollo de Riesgos de Arterias Coronarias en Adultos Jóvenes (Coronary Artery Risk Development in Young Adults Study – CARDIA).
Los autores plantearon que el consumo de una dieta con alto contenido de azúcares agregados también se asocia positivamente con el riesgo de SM incidente; por lo tanto, examinaron las fuentes de ingesta de carbohidratos (CH) y evaluaron el consumo de azúcares añadidos, alimentos ricos en carbohidratos y bebidas azucaradas y su relación con el desarrollo de SM en los participantes del estudio CARDIA.
Población evaluada
El estudio prospectivo CARDIA busca determinar el papel de los factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares. Comprende una cohorte de 18 a 30 años de edad inicial que permaneció en observación durante los últimos 30 años.
Entre las evaluaciones realizadas para el estudio, los participantes respondieron un cuestionario donde se definían los alimentos y bebidas consumidos en el mes anterior a la inclusión y en los exámenes de seguimiento realizados periódicamente.
Definición de síndrome metabólico
El síndrome metabólico se definió como la presencia de al menos tres de los cinco factores de riesgo siguientes:
1) glucosa plasmática en ayunas ≥100 mg/dl o en tratamiento farmacológico para hiperglucemia o diabetes.
2) HDL-C < 40 mg/dl en varones o <50 mg/dl en mujeres.
3) triglicéridos en ayunas ≥150 mg/dl o en tratamiento farmacológico para hipertrigliceridemia.
4) perímetro de cintura >102 cm en varones o >88 cm en mujeres.
5) presión arterial sistólica ≥130 mmHg o presión arterial diastólica ≥85 mmHg o tratamiento farmacológico para la hipertensión.
Azúcares y riesgos
El análisis incluyó los datos de 3 154 participantes, estratificados en quintiles de ingesta diaria de azúcares añadidos y bebidas azucaradas. Los individuos del quintil más alto de azúcares agregados tenían un riesgo de padecer síndrome metabólico un 51 % mayor que los del grupo con menor consumo diario.
Según el estudio, las personas que ingerían más productos con azúcares añadidos consumían menos alimentos integrales, fruta y sus jugos, verduras, legumbres, frutos secos, carne de aves, pescados y mariscos y más carnes rojas o procesadas y productos lácteos.
Los participantes del quintil más alto de ingesta diaria de bebidas azucaradas tenían un riesgo de síndrome metabólico un 38 % mayor que los que informaron menor consumo.
El HDL-C bajo se asoció significativamente en los quintiles crecientes de ingesta de alimentos y bebidas con azúcares agregados. Todos los componentes del SM, excepto la hiperglucemia o la diabetes, exhibieron una asociación significativa con los quintiles crecientes de consumo de bebidas endulzadas.
En un análisis que combinó el azúcar añadido procedente de alimentos y bebidas, el consumo elevado se asoció con un aumento de más del 50% del riesgo de SM. Además, el riesgo de SM aumentó de manera considerable a partir del consumo de 4,6 porciones al día de azúcar añadido procedente de alimentos y bebidas.
Solo la ingesta elevada de grandes cantidades de bebidas azucaradas se asoció con obesidad abdominal y elevaciones de presión arterial y triglicéridos.
Reflexiones y conclusiones
Numerosas investigaciones internacionales informaron resultados variados con las estrategias que alteraban el tipo o la calidad de los CH y las fuentes de alimentos relacionadas. Se publicaron recomendaciones sobre su calidad y sugerencias para limitar la ingesta de azúcares agregados a los alimentos.
Encuestas recientes sobre el estado nutricional de EE.UU. informaron que los adultos consumen aproximadamente el 47 % de la energía procedente de los carbohidratos. En particular, suelen consumir más del 25 % del contenido energético total en refrigerios y bebidas endulzadas con azúcar y la adición de sacarosa a las infusiones puede llegar a contribuir con alrededor del 35 % del total de los CH ingeridos.
De acuerdo con la hipótesis planteada, los investigadores confirman que el mayor consumo de alimentos y bebidas con CH agregados fue un predictor significativo de SM incidente a lo largo de 30 años de seguimiento en esta población de adultos jóvenes estadounidenses.
Revise el artículo completo en:
Rae K Goins, Lyn M Steffen, So-Yun Yi, Xia Zhou, Linda Van Horn, James M Shikany, James G Terry, David R Jacobs, Consumption of foods and beverages rich in added sugar associated with incident metabolic syndrome: the Coronary Artery Risk Development in Young Adults (CARDIA) study, European Journal of Preventive Cardiology, 2024;, zwad409.