Investigadores del Broad Institute del MIT y Harvard, la Escuela de Medicina de Harvard y el Hospital McLean (EE.UU.) han descubierto un conjunto sorprendentemente similar de cambios en la actividad genética en el tejido cerebral de personas con esquizofrenia y de adultos mayores.
Estos cambios sugieren una base biológica común para el deterioro cognitivo que a menudo se observa en personas con esquizofrenia y ancianos. Así, en un estudio publicado en Nature, el equipo describe cómo analizaron la expresión genética en más de un millón de células individuales del tejido cerebral post mortem de 191 personas.
Los autores señalan que los cerebros humanos varían de unas personas a otras y a lo largo del tiempo; esta variación aún no se entiende en términos celulares. Por ello, el estudio ha intentado describir una relación entre las neuronas corticales y los astrocitos corticales de los seres humanos, para lo cual se utilizó la secuenciación de ARN de un solo núcleo para analizar el córtex prefrontal de 191 donantes humanos de entre 22 y 97 años de edad, entre los que había individuos sanos y personas con esquizofrenia.
El análisis de factores latentes de estos datos reveló que, en las personas cuyas neuronas corticales expresaban con mayor intensidad genes que codifican componentes sinápticos, los astrocitos corticales expresaban con mayor intensidad genes distintos con funciones sinápticas y genes para sintetizar colesterol, un componente de las membranas sinápticas suministrado por los astrocitos. A esta relación se denominó Programa de Astrocitos y Neuronas Sinápticas (SNAP).
En la esquizofrenia y el envejecimiento -dos afecciones que implican un declive de la flexibilidad y plasticidad cognitivas- las células despojadas de SNAP: astrocitos, neuronas glutamatérgicas (excitadoras) y neuronas GABAérgicas (inhibidoras) mostraron todas ellas una expresión reducida de SNAP en grados correspondientes.
Los distintos componentes astrocíticos y neuronales de SNAP implicaban genes en los que se concentraban fuertemente factores genéticos de riesgo de esquizofrenia.
Para su sorpresa, los investigadores también encontraron que SNAP variaba mucho incluso entre personas sin esquizofrenia, lo que sugiere que SNAP podría estar involucrado en diferencias cognitivas en humanos sanos. Gran parte de esta variación se explica por la edad; SNAP disminuyó sustancialmente en muchas personas mayores, pero no en todas, incluidas personas con y sin esquizofrenia.
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