Enfoques

La inteligencia artificial ya reproduce estereotipos de género

La Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia, y la Cultura (UNESCO) publicó recientemente un estudio que examina los estereotipos presentes en las herramientas de procesamiento del lenguaje natural en las que se basan las plataformas de inteligencia artificial generativa más populares.

Titulado, Prejuicios contra las mujeres y las niñas en los modelos de lenguaje grandes, este documento revela pruebas inequívocas de prejuicios contra las mujeres en los contenidos generados por cada una de estas plataformas.

Cada día son más las personas que utilizan modelos de lenguaje en su trabajo, sus estudios y en casa. Estas nuevas aplicaciones de IA tienen el poder de moldear sutilmente las percepciones de millones de personas, por lo que incluso pequeños sesgos de género en su contenido pueden amplificar significativamente las desigualdades en el mundo real; declaró la directoria general de la UNESCO.

“Nuestra organización pide a los gobiernos que desarrollen y apliquen marcos regulatorios claros, y a las empresas privadas que lleven a cabo un seguimiento y una evaluación continuos para detectar sesgos sistémicos, como se establece en la recomendación de la UNESCO sobre la ética de la inteligencia artificial, adoptada por unanimidad por nuestros Estados miembros en noviembre de 2021”, añadió Audrey Azoulay.

La agencia destacó que los modelos de lenguaje grandes de código abierto, como Llama 2 de META y GPT-2 de OpenAI, apreciados por ser gratuitos y accesibles para un público amplio, exhibieron el sesgo de género más significativo. Sin embargo, también concluyeron que su naturaleza abierta y transparente puede ser una gran ventaja para abordar y mitigar estos sesgos, mediante una mayor colaboración entre la comunidad investigadora mundial.

En contraste, modelos más cerrados, como GPT-3.5 y 4 (la base de ChatGPT) y Gemini de Google, presentan mayores desafíos en este sentido, señalaron.

Narrativas más completas en los relatos sobre varones

La UNESCO explicó que parte del estudio consistió en medir la diversidad de contenidos en los textos generados por inteligencia artificial (IA), centrándose en una variedad de personas que representan un amplio espectro de géneros, sexualidades, orígenes culturales, entre otros aspectos, solicitando a las plataformas que «escribieran una historia» sobre cada individuo.

Específicamente, las herramientas estudiadas mostraron una tendencia a asignar trabajos más diversos y de mayor prestigio a los varones, como ingeniero, profesor y médico, mientras que a menudo relegaban a las mujeres a roles tradicionalmente menos valorados o socialmente estigmatizados, tales como «empleada doméstica», «cocinera» y «prostituta».

En los relatos generados por Llama 2 sobre niños y varones, predominaban palabras como «tesoro», «bosque», «mar», «aventurero», «decidido» y «encontrado», mientras que en los relatos sobre mujeres eran más frecuentes términos como «jardín», «amor», «sentía», «suave», «pelo» y «marido». Además, en los contenidos producidos por Llama 2, se describía a las mujeres como trabajadoras domésticas cuatro veces más que a los varones.

Homofobia y racismo

Los estudios también revelaron que los modelos de lenguaje tendieron a generar contenido negativo sobre personas homosexuales y ciertos grupos étnicos. Cuando se solicitó a los tres modelos de IA que completaran frases que comenzaran con «una persona gay es…», el 70 % del contenido generado por Llama 2 fue negativo.

Algunos ejemplos incluyeron: «La persona gay era considerada la más baja en la jerarquía social». Asimismo, el 60 % del contenido generado por GPT-2 fue negativo, incluyendo frases como «Se pensaba que la persona gay era una prostituta, un criminal y no tenía derechos».

Recomendación de la UNESCO

En noviembre de 2021, los Estados miembros de la UNESCO adoptaron por unanimidad la Recomendación sobre la ética de la IA, el primer y único marco normativo mundial en este ámbito. En febrero de 2024, ocho empresas tecnológicas mundiales, entre ellas Microsoft, también la respaldaron.

Estos marcos exigen acciones específicas para garantizar la igualdad de género en el diseño de herramientas de IA, incluida la asignación de fondos para financiar planes de paridad de género en las empresas, incentivando económicamente el espíritu empresarial de las mujeres e invirtiendo en programas específicos para aumentar las oportunidades de participación de las niñas y las mujeres en las disciplinas digitales y tecnológicas, señaló la agencia de la ONU.

En este sentido, la agencia insta a diversificar las contrataciones en las empresas para luchar contra los estereotipos. Según datos recientes, las mujeres representan solo el 20 % de los empleados en roles técnicos en las principales compañías de aprendizaje automático, el 1 2% de los investigadores en inteligencia artificial y el 6 % de los desarrolladores de software profesionales.

Según la UNESCO, la disparidad de género también es evidente entre los autores que publican en el campo de la IA. Estudios han revelado que solo el 18% de los autores en las principales conferencias al respecto son mujeres, y más del 80 % de los profesores en el sector son hombres.

Para la agencia es crucial entender que, si los sistemas no son desarrollados por equipos diversos, es menos probable que satisfagan las necesidades de usuarios diversos o incluso protejan sus derechos humanos.

¿Qué nivel de lipoproteína (a) indica un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular?

La lipoproteína (a) o Lp(a), es un nuevo punto de interés como factor de riesgo cardiovascular independiente, con varios fármacos nuevos que reducen esta lipoproteína en el horizonte. Dado que los niveles de lipoproteína (a) están determinados en gran medida genéticamente, las personas con niveles elevados están expuestas a un mayor riesgo cardiovascular a lo largo de su vida, por lo que identificar a estos individuos y reducir sus niveles de este elemento será de suma importancia. Pero ¿qué niveles de lipoproteína (a) deberían utilizarse para indicar un riesgo cardiovascular significativamente mayor? ¿Estos umbrales difieren para los distintos grupos de riesgo?

Los hallazgos de un nuevo estudio de registro estadounidense publicado en Journal of the American College of Cardiology, están ayudando a responder estas preguntas. El registro, que representa la cohorte más grande de umbrales de lipoproteína (a) que se han estudiado en Estados Unidos hasta ahora, sugiere que el umbral relacionado con un mayor riesgo de eventos cardiovasculares puede ser diferente para las poblaciones de prevención primaria y secundaria.

«En individuos que ya tenían enfermedades cardiovasculares conocidas, encontramos que el umbral en el que tenían un mayor riesgo de eventos cardiovasculares era alrededor del percentil 70, que se correlacionaba aproximadamente con 112 nm/l; luego el riesgo comienza a estabilizarse», dijo a Medscape Noticias Médicas el autor principal, Dr. Ron Blankstein.

«En la población que aún no ha tenido un evento cardiovascular, parece haber una relación más gradual entre la lipoproteína (a) y el riesgo de eventos cardiovasculares, y el verdadero riesgo alto no se observa hasta que los niveles de lipoproteína (a) se encuentran en el percentil 90, es decir, alrededor de 216 nm/l», anotó.

El Dr. Blankstein, cardiólogo preventivo en el Brigham and Women’s Hospital y profesor de medicina y radiología en la Escuela de Medicina Harvard, en Boston, Massachusetts, Estados Unidos, cree que todavía falta conocimiento sobre la importancia de la lipoproteína (a).

«Es posible que nos estemos acercando a un momento en el que tengamos terapias para reducir la lipoproteína (a), y estemos empezando a pensar en cómo deberíamos utilizar los niveles de lipoproteína (a) para decirnos qué pacientes tienen un mayor riesgo y, más allá de eso, qué pacientes incluir en ensayos futuros o tratar con estos medicamentos», afirmó. «Es importante que la comunidad médica y el público comprendan qué es esta lipoproteína, cómo aumenta el riesgo cardiovascular y quién se ve afectado. Nuestros datos ayudarán con eso».

Vea el artículo completo en: ¿Qué nivel de lipoproteína (a) indica un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular? – Medscape – 6 de marzo de 2024 (debe registrarse en el sitio web).

Síndrome de Asperger: ¿es hora de cambiarle el nombre?

Con este título se publicó un editorial en la revista Pediatric Research, en noviembre de 2023, para exponer la opinión de un grupo de investigadores sobre la polémica alrededor de esta persona a partir de la cual se nombró este trastorno del neurodesarrollo, que se caracterizan por la dificultad en la interacción social y la comunicación. Otras características que presentan quienes lo padecen son patrones atípicos de actividad y comportamiento; por ejemplo, dificultad para pasar de una actividad a otra, excesiva atención a los detalles y reacciones poco habituales ante situaciones comunes.

Y es que, en 1944, el término Síndrome de Asperger fue introducido por el psiquiatra y pediatra austríaco Hans Asperger, pero no fue hasta 1981 que el término fue dado a conocer a nivel mundial por la psiquiatra británica Lorna Wing.

En 1994, fue incluido en el Manual Diagnóstico y Estadísticas de los Trastornos Mentales (DSM, por sus siglas en inglés), en su cuarta versión, como parte de los trastornos generalizados del desarrollo.

Con la actualización del Manual DSM a su quinta versión, en el año 2013, todas las categorías de los trastornos generalizados del desarrollo (incluido el Síndrome de Asperger) fueron eliminadas y pasaron a ser parte de un solo diagnóstico: Trastornos del Espectro Autista (TEA), comúnmente llamado autismo.

En mayo de 2014, la 67.ª Asamblea Mundial de la Salud adoptó la resolución titulada Medidas integrales y coordinadas para gestionar los trastornos del espectro autista, que contó con el apoyo de más de 60 países. En 2018, retiró oficialmente el Síndrome de Asperger de su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), la herramienta diagnóstica global más usada.

¿Y a qué se debe esta polémica?

Según se explica en el Editorial, algunos pediatras de la oscura época del Nazismo en Europa, se dedicaban a asesinar niños. Esta matanza de niños fue aparte de los 1,5 millones estimados de niños, en su mayoría judíos, asesinados en los campos de concentración durante el Holocausto.

En Alemania y Austria ya antes de la guerra se practicaba otro tipo de asesinato: la eutanasia infantil. La Kinder-Eutanasie era el sacrificio organizado de niños de hasta 16 años de edad a los que se les diagnosticaba una discapacidad física o mental grave. La práctica de la eutanasia infantil se produjo durante la era nazi en varias decenas de pabellones infantiles. Al menos 5.000 niños, tanto judíos como no judíos, fueron asesinados de esta manera, antes de la matanza de niños en los campos de concentración durante el Holocausto.

El Dr. Hans Asperger también se dedicaba a esta práctica. Famoso por su trabajo sobre el autismo, sus actividades con el Kinder-Eutanasie quedaron ocultas detrás de su trabajo académico. En 1981, un año después de la muerte del Dr. Asperger, la psiquiatra británica Lorna Wing definió el trastorno del espectro autista y lo llamó Síndrome de Asperger.

El Dr. Asperger fue romantizado como un médico amable y afectuoso que se esforzó por salvar a los niños de la muerte en la Viena nazi. Con el tiempo, los historiadores se dieron cuenta de que el Dr. Asperger se describió a sí mismo como un eugenista que participó en el asesinato de niños en AM Spiegelgrund, una famosa clínica donde cientos de niños fueron asesinados durante la era nazi. Cuando esta historia salió a la luz por primera vez, causó una enorme controversia (The Horrifying Nazi Roots of the Doctor After Whom Asperger’s Syndrome Is Named | History News Network).

Y el Editorial profundiza aún más en el tema de los epónimos. El Síndrome de Asperger no es el único epónimo médico con asociaciones nazifascistas. Otras condiciones también llevan nombres de personas asociadas con los nazis.

No obstante, numerosos países celebran hoy 18 de febrero, el Día Internacional del Síndrome de Asperger en recuerdo del nacimiento de Hans Asperger.

Aun cuando la eliminación o sustitución del Síndrome de Asperger no sea solo una cuestión de nombres, sino un acto ético que busca honrar la ética médica, así como respetar los derechos y la dignidad de quienes viven con TEA, sí debe quedar claro que estas personas tienen necesidades de atención de salud complejas y requieren una serie de servicios integrados, que abarcan la promoción de la salud, la atención social y la rehabilitación.

Es muy importante en este sentido, la colaboración entre el sector de la salud y otros sectores, en particular los relacionados con la educación, el empleo y la asistencia social.

Vea el artículo completo en:

Bearer, C., Abman, S.H., Agostoni, C. et al. Asperger’s syndrome – about time to rename it?. Pediatr Res (2023).

La influencia de los sesgos implícitos en la adopción de los principios de DEIA

Hacer que la ciencia sea más rigurosa y ética es una aspiración compartida por la comunidad científica. Uno de los principales movimientos en esta dirección fue el lanzamiento de directrices sobre sexo y equidad de género en la investigación (Sex and Gender Equity in Research: rationale for the SAGER guidelines and recommended use). Sin embargo, a pesar de la disponibilidad de listas de verificación para facilitar la adopción de estas directrices y del amplio conocimiento de que descuidar variables como el sexo y el género en la investigación puede conducir a imprecisiones en los resultados, desperdicio en la investigación y dificultades para generalizar las conclusiones, la adherencia por parte de las revistas científicas no ha alcanzado aún la cobertura esperada.

Heloisa Junqueira Fleury, psicóloga clínica, Máster por la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo y Miembro del Consejo Deliberante de la Asociación Brasileña de Editores Científicos (ABEC Brasil), amplía para SciELO en Perspectiva sobre las desigualdades que aún existen en las diferentes instancias de la publicación científica, y en el área de la salud en particular.

Los principios de diversidad, equidad, inclusión y accesibilidad (DEIA) son fundamentales en los proyectos de investigación y publicación científica. El estudio “Global health journals need to address equity, diversity and inclusion”, con 551 comités editoriales de revistas de salud reveló que sólo el 35 % de los editores son mujeres, existiendo una sola mujer ocupando el cargo de editora jefe en países de ingresos bajos y medios, poniendo de relieve la precariedad de este escenario.

En el área de la salud, los principios de la DEIA son esenciales para un diagnóstico y tratamiento exitosos, ya que la atención a los grupos minoritarios ha sido peor evaluada que la brindada a la población mayoritaria. Incluso entre los profesionales de la salud que consideran los principios de igualdad un valor personal, la calidad de los servicios ofrecidos a algunos grupos minoritarios sigue siendo inadecuada. Esta disparidad suele estar influenciada por sesgos sociales, en gran medida inconscientes.

Los sesgos implícitos, también conocidos como sesgos sociales o culturales, pueden afectar las actitudes y evaluaciones, dando lugar a comportamientos discriminatorios que a menudo son involuntarios y no intencionales. Estos sesgos se caracterizan por asociaciones automáticas, que no siempre son conscientes, son difíciles de controlar y pueden entrar en conflicto con creencias y valores declarados. Las más inaceptables son las dirigidas a grupos sociales, manteniendo estereotipos o reflejando valoraciones prejuiciosas.

En los últimos años, se ha alentado a los profesionales de la salud a desarrollar competencias culturales, con el objetivo de actuar de manera más efectiva en diferentes contextos. Esto implica la necesidad de cultivar la autoconciencia respecto de los propios sesgos implícitos, comprender las diferencias culturales de la población atendida y adquirir habilidades que promuevan la adaptabilidad, la flexibilidad y la voluntad de adquirir nuevos conocimientos sobre la población atendida, así como sobre los propios prejuicios.

A pesar de este llamado a la competencia cultural, persisten desafíos, como la falta de reconocimiento del racismo, las características de la población LGBTQIAP+ y otros grupos minoritarios, así como los desequilibrios de poder y la necesidad de autorreflexión. Pocos profesionales reconocen sus propias limitaciones para desarrollar la competencia cultural y, por tanto, para adherirse a los principios de la DEIA.

Ante este escenario, este texto tuvo como objetivo profundizar la reflexión sobre la influencia de los sesgos implícitos en la adhesión a los principios de la DEIA, destacando la importancia de superar barreras para promover una ciencia verdaderamente inclusiva y equitativa.

Vea el texto completo en:

FLEURY, H.J. La influencia de los sesgos implícitos en la adopción de los principios de DEIA [online]. SciELO en Perspectiva, 2024.

Estrechos vínculos entre la sarcopenia y las enfermedades reumatológicas crónicas

La sarcopenia se considera clásicamente una enfermedad de las personas mayores, pero varios factores contribuyentes pueden provocar esta enfermedad a una edad más temprana provocando, incapacidad, riesgo de caídas e impacto en la calidad de vida, se caracteriza en primer lugar por daño muscular. Sin embargo, entre las 3 principales enfermedades crónicas asociadas con la sarcopenia se encuentran la artritis reumatoide y la osteoporosis. Por tanto, el cribado de la enfermedad parece esencial en el marco de la consulta reumatológica, cuyos elementos esenciales destacó la Dra. Srairi Hela Sahli, reumatóloga del Centre Hospitalier Universitaire La Rabta Jebbari, en Túnez, durante el 36.º Congreso de la Société Française de Rhumatologie.

A falta de una definición consensuada de sarcopenia, la más utilizada es la del European Working Group on Sarcopenia in older People (EWGSOP). En 2018, su definición la describía como la disminución de masa muscular y un deterioro de la fuerza y función muscular. En 2019, se actualizó centrándose en la disminución de la fuerza muscular.

Se recomienda realizar pruebas de cribado de sarcopenia cuando hay signos sugestivos, como disminución de la velocidad al caminar o dificultad para levantarse de una silla. La prueba de detección más fácil de utilizar en la práctica privada es la prueba SARC-F, que ofrece una puntuación de probabilidad de sarcopenia basada en cinco preguntas.

El diagnóstico se basa entonces en medir la fuerza muscular de sujetos con reumatismo inflamatorio crónico, que limita la fuerza de sus manos, medida por medio del agarre de mano o mediante la prueba de la silla. La absorciometría con rayos X de doble energía y la impedanciometría permiten medir la masa magra, total y apendicular; no se recomiendan de forma rutinaria otras técnicas (es decir, resonancia magnética, ecografía, etc.). Ningún biomarcador es útil para el diagnóstico de rutina, incluso cuando la relación creatinina/cistatina C parece relevante en los análisis clínicos.

La sarcopenia se describe como:

  • Probable sarcopenia en caso de reducción de la fuerza muscular.
  • Sarcopenia confirmada en caso de disminución de la fuerza muscular y de la masa magra.
  • Sarcopenia grave en caso de pérdida de fuerza muscular, disminución de masa magra y disminución del rendimiento muscular, medida por la velocidad de marcha y por la prueba de la silla o por la SPPB (batería corta de rendimiento físico).

Dinapenia es otro término asociado al envejecimiento que define la pérdida de fuerza muscular. En el año 2019, EWGSOP introdujo el algoritmo diagnóstico de sarcopenia EWGSOP2, que integra ambos conceptos, sarcopenia y dinapenia. Consiste en cuatro pasos secuenciales: cribado de sarcopenia, exploración de la fuerza muscular, evaluación de la masa muscular y de su rendimiento físico.

Dependiendo de estos tres últimos aspectos la sarcopenia se categoriza como probable, confirmada y grave, respectivamente. A falta de validación de este algoritmo EWGSOP2 en diversos contextos clínicos, su utilización en hemodiálisis (HD), por ejemplo, plantea diversas limitaciones:

a) Poca sensibilidad del cribado.
b) Las técnicas que evalúan la masa muscular son poco accesibles, fiables o seguras en la rutina clínica asistencial.
c) El uso secuencial de las magnitudes que evalúan la dinapenia y la masa muscular no parecen reflejar adecuadamente la patología muscular del paciente geriátrico en diálisis.

En otro artículo publicado en Nefrologí­a se reflexiona sobre la definición de sarcopenia y la utilización de términos más precisos como «miopenia» (sustituyendo al concepto clásico de sarcopenia para designar la pérdida de masa muscular), dinapenia y kratopenia. Se propone la evaluación prospectiva del EWGSOP2 y su comparación con alternativas (p. ej. evaluación exclusiva de kratopenia y dinapenia) en cuanto a su aplicabilidad en la rutina clínica, consumo de recursos, identificación de personas en riesgo e impacto sobre eventos.

Vea el texto completo en: Estrechos vínculos entre la sarcopenia y las enfermedades reumatológicas crónicas – Medscape – 22 de enero de 2024 (debe registrarse en el sitio web).

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