¿Cómo escribir las palabras exactas para que usted entre con esta periodista de Infomed, al Servicio de Oncopediatría del Instituto de Oncología y Radiobiología de La Habana, y sienta toda la calma y la alegría que allí se respira? ¿Qué energía tiene la payasa Celeste cuando se esconde, salta y provoca carcajadas en los pequeños que la siguen desde sus camas?
¿Cuánta ternura hay en la técnica de los instructores, que gracias a un proyecto de colaboración entre la casa de altos estudios Alanus en Alemania y la Universidad de las Artes de Cuba, enseñan a pintar a varios enanos, con pijama y suero puesto? ¿Cuál fue el momento exacto en el que la Jefa del Servicio (la doctora Mariuska) entró en el corazón de un Fabio, que desde sus 10 años y entre risas, disfruta «amenazarla» con decirle que va a llamar a su abuelo (que era militar) para que no le inyecten?
¿Cómo la más pequeña de todas las pacientes, sin ni siquiera aún caminar, aprendió a usar el estetoscopio de juguete igual que sus médicas lo hacen con ella?
Hablamos de un ambiente acogedor, óptimo para hacer más llevaderas las largas estadías, el impacto sicológico, los tratamientos de quimioterapia, los análisis repetidos… todo lo que representa el cáncer, entre pacientes de corta edad.
«Somos Centro de Referencia Nacional y atendemos a niños desde 1 y hasta 19 años, en su mayoría con tumores sólidos y linfomas», relata la Dra. Mariuska Forteza, que se enorgullece de contar con un colectivo de primera a su lado, en su mayoría mujeres, para enfrentar, desde la sensibilidad, el desafío de salvar vidas.

Con un total de 20 camas, 4 de ellas de aislamiento, la Sala recibe a pacientes de todas las provincias con diagnósticos difíciles y complejos, que por extensos períodos de tiempo permanecen en la institución y marcan la ruta de una medicina, que pretende alcanzar favorables resultados y una mejor calidad de vida en los pequeños internados. En circunstancias actuales, cuando Cuba enfrenta serias dificultades financieras, agravadas por el bloqueo de los Estados Unidos, para adquirir los tratamientos que combaten esta enfermedad, disponer de todos los insumos y tecnologías posibles, el colectivo de este servicio impone su paso:
«A través de un grupo de WhatsApp que tenemos, todos los días estamos pendientes a los problemas que pueda presentar cualquier compañero para que no falle la atención a nuestros niños, para que no se pierda un estudio o un medicamento deje de ponerse en la hora indicada» -dice Mariuska, una líder que presume de tener un colectivo unido y entregado.
En tanto, la Jefa de las enfermeras del servicio, la Licenciada Dayne Quintero, piensa que «permanecer laborando aquí es difícil, pero es bonito porque el esfuerzo que uno le dedica a servir, cuando lo hace de corazón, tienen su resultado. Tenemos enfermeras de muchos años, a quienes respetamos mucho. Y son nuestra guía para, aún cuando quisiéramos que tuviéramos más personal, dar lo mejor de sí».

Emergen así respuestas para cada pregunta: entre los cuadros que cuelgan algo más que paisajes y colores, acompañando cada procedimiento médico con una sonrisa, desafiando los tiempos difíciles con comprensión y alternativas, aliviando el dolor que sólo profesionales y técnicos tan diestros y sensibles como ellos, pueden aliviar.
*“El cáncer en Cuba ocupa la primera causa de muerte en el grupo de 1 a 4 años y la segunda en el de 5 a 19 años, lo que determina años de vida potenciales perdidos y un gran impacto a nivel psicológico, familiar y social”, según apunta el Dr. Carlos Alberto Martínez Blanco, Jefe de la Sección para el Control del Cáncer en el Ministerio de Salud Pública (Minsap).
Por: Mylenys Torres Labrada.
